Francisco Morán
Pueden pasar. Están en lo que será la celda de Casal. Estamos bosquejando lo que será este sitio. Será un cuarto, una celda, y también una galería, un museo, una biblioteca. Como en la celda de Casal, aquí habra una «nube de fotografías», además de reproducciones en files pdf de ediciones facsimilares de los tres libros de poemas del poeta: Hojas al viento, Nieve y Bustos y Rimas. Los visitantes podrán leer también todas las prosas – crónicas, cuentos, crítica literaria, semblanzas, cartas, etc – incluidas aquellas menos conocidas: las crónicas de La Caricatura y las dos que publicamos en un número de Cuban Studies y que no han vuelto a reproducirse.
Habrá una sección dedicada a testimonios y anecdotarios.
En el interior de la celda reconstruiremos – hasta donde esto nos sea posible – La Habana de Casal, no solo con fotografías, sino también con descripciones de los viajeros y testimonios de la época.
El visitante curioso podrá ver las pocas imágenes que se conservan de lo que fue la casa donde nació (Cuba 4), y de la de Prado 111, donde murió el poeta.
Tan pronto como podamos pondremos a disposición de todos ustedes el documental Dónde está Casal, de Jorge Luis Sánchez, y lo que se conserva del documental Hojas al viento.
Crearemos una sección bibliográfica que debe llegar a ser la más completa de su tipo, y reproduciremos además – íntegramente – algunos de los ensayos y artículos más importantes escritos sobre Casal.
Algunas de las pertenencias del poeta se irán exhibiendo poco a poco y añadiendo a la “vitrina” del museo.
Este sitio, tal como lo hemos concebido, no será una mera sección de la revista, sino una habitación aparte, y a la que habrá que llegar de otro modo. Quizá por el boquete de una tumba, o por entre las páginas de un libro, o a través de espejos o de camerinos. Una vez aquí, el lector-visitante empezará a descubrir caminos, gavetas, osarios-vitrinas, la biblioteca, la sala de proyecciones: la ciudad.
Por ahora, estamos aquí, perplejos, mirando las paredes vacías, los escombros, los huecos, las cosas perdidas llenándolo todo. No se trata, sin embargo, de llenar esos huecos, o de disimularlos, sino de darles sentido.