Representaciones del personaje del negro en la narrativa cubana. Una perspectiva desde los estudios subalternos

Carlos Uxo González; Madrid: Editorial  Verbum, 2010

Jorge Camacho, University of South Carolina-Columbia

     En las últimas décadas una nueva generación de críticos e historiadores se han dado a la tarea de analizar desde diversos puntos de vista, el tema del negro y de la esclavitud en Cuba. Para ello se han enfocado en el sistema colonial, la historia de discriminación racial, y las tensiones que surgen en estas representaciones entre el escritor y los sujetos de los que hablaba. El libro de Carlos Uxo Representaciones del personaje del negro en la narrativa cubana es un buen ejemplo de este esfuerzo.
     El libro se apoya en los estudios subalternos y traza el origen y desarrollo de estas ideas desde su origen en la India hasta su acomodamiento en los estudios hispanoamericanos en los EEUU. En el primer capítulo, Uxo expone las principales ideas teóricas de este grupo, establece las diferencias entre ellos y los críticos poscoloniales, y discute los postulados teóricos de  Gransci, Ángel Rama, Foucault, Beverley y otros, en la medida en que estos han ayudado a conformar este campo de interpretación en la Academia.  A partir de esta introducción, Uxo deja establecido cuál será su modo de leer estas narraciones, lo cual quiere decir que no se enfocará ni en la estética ni en los textos que les sirven de base o las referencia  a estos escritores, sino en las perspectivas ideológicas, las tensiones raciales que subyacen en estas obras, y el poder que se ejerce  directa o indirectamente a través de estas representaciones.
     En el segundo capítulo, como una forma de brindar un contexto más amplio a las novelas estudiadas Uxo hace un recuento de las políticas y prácticas a través de las cuales se han visto al negro en Cuba, desde su llegada como esclavos en el siglo XVI hasta el triunfo y establecimiento de la revolución de 1959. Este capítulo, a pesar de ser algo denso, tiene la virtud de resumir en pocas páginas los principales acontecimientos que influyeron en el estatus del negro durante la colonia, la república y la revolución, y por eso a veces uno espera que la explicación se extienda un poco más, o que Uxo conecte directamente estos sucesos con las obras narrativas que discute. Uxo en cambio no se detiene en detalles y deja que sea los historiadores (principalmente Gloria García, Rafael Duharte Jiménez y Alejandro De la Fuente) quienes cuenten la historia.
     A diferencia entonces de este capítulo, el que le sigue tratará principalmente de la narrativa de los siglos XIX y XX, y de las obras más representativas que toman al negro como personaje. En estas narraciones Uxo destaca el modo en que los autores, casi todos blancos, subsumían a los negros bajo categorías estereotipadas, criticaban al sistema esclavista o manifestaban sus propias limitaciones. Algunos de los autores que discute en este capítulo son Silvestre de Balboa, Manzano, Villaverde, Tanco y Bosmeniel, Anselmo Suárez y Romero, Martín Morúa Delgado, Manuel Cofiño, Alejo Carpentier y Exilia Saldaña. Si pensamos entonces que en un solo capítulo se discuten escritores tan dispares y alejados en el tiempo comprendemos que la discusión no puede ser muy dilatada y que por tanto la mayoría de los comentarios se reducen a opiniones ya sabidas, y divergentes sostenida antes por la crítica.  
     Algo distinto sin embargo, ocurre en el capítulo cuarto, donde el autor se enfoca en la narrativa más reciente de la revolución, los llamados Novísimos, un grupo de jóvenes surgidos a finales de la década del 1980 y de quienes se ha escrito mucho menos. En términos de la estructura del libro esto crea un desbalance con los otros capítulos donde se estudian, no una década sino varios siglos de literatura. Además, este apartado es mucho más inclusivo en términos de temática que los anteriores ya que trata aspectos que no aparecen en aquellos otros (por razones obvias de época) como el homosexualismo, los freakies, la marginalidad, y las distintas definiciones de esta generación. Se habla de tópicos como la “renovación estilística” o el “nuevo papel” del escritor que si bien amplían el marco contextual donde podríamos entender la forma en que el negro es representado o no representado por estos autores, es de todas formas un cambio significativo en el modo en que está dividida la discusión de estos materiales en el libro. Para resumir entonces, para un lector poco familiarizado con la bibliografía que existe sobre el negro como personaje en la narrativa cubana, este libro será una buena introducción y una mirada rápida y bien informada de los tópicos principales que han dominado este tema.