Dos poemas de Jorge Yviricu

     Nacido en Pinar del Río en 1944 y educado en Cuba y los Estados Unidos, después de una larga carrera docente el Dr. Jorge Yviricu es ahora profesor emérito de Lenguas Modernas en la Universidad Estatal de California en Bakersfield. Ha publicado ensayos de crítica literaria sobre novelistas y poetas iberoamericanos así como poemas y cuentos de su propia factura. Su trabajo más reciente es una traducción del poema “Divertimento (ma non troppo),” de José Kozer, que apareció este año en la revista australiana Mascara Literary Review.
     Sobre los dos poemas que nos envía, el autor ha expresado lo siguiente: “Vi el cuadro de Vasilij Vereshchagin sobre la venta del niño esclavo en la Galería Tretyakov de Moscú, y me impresionó tanto que al llegar a San Petersburgo me surgió a borbotones el poema.  El otro sobre el bacha lo escribí al volver a casa, después de adentrarme en la obra del pintor ruso, pero no se me ocurrió cuando estaba en Moscú comprar reproducciones de sus pinturas. A propósito, que yo sepa la del bacha sólo existe en blanco y negro, y es de una foto que le tomaron antes de destruirla.”

La venta del niño esclavo                                                      

(ante un cuadro de Vasily Vereshchagin)                  

Desde la oscuridad se observa
a diestra
al sirviente que al abrir la puerta
consigue que la claridad
te ofrezca entero
al centro
sobre la alfombra oriental
un viejo procaz
turbante inflado 
largas barbas angora
sarta en mano
escudriña ambicioso el menudo cuerpo
que para él de frente
y para ti de lado
se exhibe esbelto 
nalguitas de apretado marfil
brazos abiertos en entrega ansiosa
piernas contorneadas
de placer certero 
sólo te imaginas
lo sabes aunque no quieras
la codicia oculta de los ojos sopesantes
pozos de avidez
de los dedos que juegan
con las cuentas nacaradas   
junto al viejo
a siniestra
un viejo mercader le susurra al oído y gesticula
de nuevo te imaginas
un precio
la tierna edad
el tamañito de la presa enhiesta 
encadenando un brazo
entrenado sin duda
al placer de otros
muchos otros si éste
a tu pesar quizás
te rechace
te repudie
tu futuro ante ti
incierto
y a la vez
seguro.

 

El bacha y sus admiradores                                        

(ante la foto de un cuadro de Vasily Vereshchagin) 

Dos traseros en escorzo a rayas multicolores
te imaginas
enmarcan en el centro del cuadro
ensimismado
a un chico ataviado de mujer
el bacha
que en persa significa niño o adolescente imberbe
en el Asia Central se venden
desde los tiempos remotos 
Bagoas el de Alejandro
como antes de Darío sería un bacha
piensas
en un caftán de largas mangas
sobre las piernas acuclilladas
espera su suerte vestido de novia
muñeca hierática
pasmado en su mueca de indiferencia o miedo
te preguntas
el tiempo pausa para decidir
una subasta quizás
alguien que lo adquiera y se lo lleve
tras la puerta esbozada en la esquina superior
a su alrededor un círculo
vicioso  
de ocho gañanes barbudos
todos de camisón y gorro
en frenesí de colores brillantes
acechando a cuclillas
miradas salaces y bromas
colmillos al aire en derroche de hormonas
sobre alfombras color grana y cojines carmesí
dos nichos mudos en la pared comparan
la frágil alfarería policromada
con la belleza del bacha
que pronto se acabará
sabes que el cuadro ya no existe
lo destruyeron
por inquietante por ofensivo
en la pacata San Petersburgo de entonces
sólo dejando la escuálida foto de la pintura
de una muñeca delicuescente
cuya mirada
te habitará.