Circuitos de intercambio cultural México-Estados Unidos

Marco A. Martínez, Princeton University

 

     Los más de 3,000 kilómetros de frontera que separan México y Estados Unidos, así como los más de 200 años de historias compartidas, han generado una dinámica continua de encuentros, desencuentros y reconocimientos mutuos. El contacto continuo entre los dos países ha producido diferentes formas de intercambio cultural, algunas de ellas basadas en afectos y solidaridades en común, así como otras basadas en una constante negociación, desigual, violenta y muchas veces impositiva, en torno a la definición del otro. La variedad de discursos que se han gestado históricamente a partir del desplazamiento binacional impone la necesidad de reflexionar en torno a la imposibilidad, así como al continuo deseo, de establecer identidades fijas para sus participantes. En el ámbito cultural e intelectual, específicamente, el desplazamiento de artistas por ambos lados de la frontera ha significado la creación, acceso y rechazo, a redes y circuitos culturales desde donde se han desarrollado distintas dinámicas de intercambio de conocimiento. Dichos espacios han funcionado para crear narrativas, y contra-narrativas, en el plano del orden simbólico del reconocimiento mutuo.
     Conceptualmente las redes artísticas e intelectuales se pueden definir bajo la propuesta de Eduardo Devés-Valdés como “el conjunto de personas ocupadas en los quehaceres del intelecto que se contactan, se conocen, intercambian trabajos, se escriben, elaboran proyectos comunes, mejoran los canales de comunicación y sobre todo establecen lazos de confianza recíprocas.” (22) Para entender su operatividad el sociólogo Randal Collins establece que dichos mecanismos se concatenan en dos dimensiones, por una parte de forma vertical a través del tiempo y las generaciones por nexos maestro-discípulo, o por medio de un agente específico que funciona como centro gestor y operativo. (256) Dichos mecanismos de relación contienen intrínseca una relación de poder desigual entre el centro y sus miembros. Este tipo de mecanismos son usados por gobiernos y corporaciones multinacionales para crear, fijar, promover y perpetuar arquetipos funcionales para el discurso hegemónico. Por otra parte, las redes y circuitos artísticos e intelectuales también se pueden desarrollar a partir de vínculos horizontales entre miembros de la misma generación, quienes se consideran iguales entre sí, lo que tiende a evitar la jerarquización. (257) Por lo general, este tipo de interacción se logra fuera de canales institucionales o corporativos y proporcionan un espacio donde el diálogo fluye y rompe barreras geográficas. Así, cuando la gente se conoce se establecen relaciones horizontales de reconocimiento mutuo que responden a lealtades, fidelidades u oposiciones a problemáticas en común
     Tentativamente, y a grossomodo, se puede proponer que el estudio de las redes culturales entre México y los Estados Unidos, esto es los caminos a través de los que se han establecido canales de diálogo entre ambos países, se han desarrollado por medio de empresas particulares o colectivas que operan tanto de forma vertical como horizontal. La pertenencia o la exclusión a dichos dispositivos culturales ha sido uno de los principales generadores de conflicto y creación de nuevas formas de dialogar. El conjunto de ensayos que componen este dossier plantean, sin querer limitar, distintas aproximaciones al estudio de la relación cultural binacional de dos eternos extraños conocidos.

Bibliografía

Collins, Randall. Sociology of Philosophies: A Global Theory of Intellectual Change. Cambridge, Mass.: Belknap Press of Harvard University Press, 1988.

Devés-Valdés, Eduardo. Redes intelectuales en América Latina. Hacia la constitución de una continuidad intelectual. Santiago, Chile: Universidad de Santiago, 2007.