Alejo Carpentier en Le Phare de Neuilly: Tres crónicas nuevas en francés
Jorge Camacho, University of South Carolina-Columbia
En 1933 Alejo Carpentier publicó tres crónicas en la revista francesa Le Phare de Neuilly, que dirigía entonces Lisa Deharme, la esposa de Paul Deharme, un amigo de Carpentier, y con quien colaboró en la radio francesa hasta que regresó a Cuba. Desde entonces estas crónicas no se habían vuelto a publicar y se desconocía su contenido. Solo se sabía de ellas lo que el propio Carpentier le contó a su madre en una de sus cartas privadas, esto es, que había publicado dos artículos en Le Phare de Neuilly, uno titulado “Juan de Zabaleta,” y el otro “Jardines de cemento,” pero que no podía mandárselos en aquella oportunidad porque solamente tenía un ejemplar de la revista. En la carta donde Carpentier dice esto, los editores de la correspondencia con su madre – Graziella Pogolotti y Rafael Rodríguez Beltrán – ponen a pie de página la siguiente aclaración: “no tenemos referencia de estos dos artículos” (Cartas 359), y en efecto, ninguno de ellos aparece en las bibliografías que se han compilado hasta ahora sobre el cubano.(1) Este hecho se explica en parte por el olvido inmerecido en que cayó la revista, y por el poco interés, diría yo, en la etapa francesa de su obra. En Le Phare de Neuilly, sin embargo, publicaron importantes figuras del surrealismo, que más tarde firmaron el famoso “une cadavre” (Barnet 327). Carpentier, recordemos, fue uno de ellos. La revista, además, publicó un manifiesto contra la guerra y la amenaza fascista, otra de las mayores preocupaciones de Carpentier y de la mayoría de los intelectuales europeos en aquel momento. ¿Qué crónicas de Carpentier aparecen entonces en esta revista y de qué tratan?
El artículo titulado “Les problèmes de la nature de Juan de Zabaleta” es realmente una traducción que hizo Carpentier de algunos pasajes de la obra de este escritor español del siglo XVII. Para esto, Carpentier tuvo que apoyarse en su madre, que vivía entonces en Cuba. En una carta que le envía desde París, por ejemplo, Carpentier le ruega que fuera a visitar la casa de unos amigos, los Quevedo, y que copiara varios fenómenos naturales que explica Juan de Zabaleta en su Obras históricas, políticas, filosóficas y morales (1679). Al parecer los Quevedos, quienes eran amigos de la familia Carpentier, tenían en su casa una edición muy antigua de este libro y según las indicaciones del escritor, la madre primero debería pedírselos prestado, pero si no se lo daban por ser tan viejo, de todas formas debía copiar los pasajes allí mismo. Además de lo engorrosa que debió ser esta tarea para la madre, vale destacar que en los comentarios privados de Carpentier hay cierto encubrimiento de los motivos reales que perseguía –un gesto que se repite en toda su correspondencia – cuando le aclara: “No les digas a los Quevedo para que quiero los textos en realidad. Diles que los necesito como referencia para un estudio literario que estoy haciendo ahora” (Cartas 228). Carpentier, además, le da direcciones muy precisas sobre qué debía copiar. Afirma: “Señala aquellos [pasajes] “en que la explicación sea más fantástica y más alejada de la realidad (por ejemplo, párrafos como aquel en que dice que el trueno está producido por el viento que repercute en las cavernas) […] si todos son interesantes en lo absurdo, no hagas más de siete” (Cartas 227-228, énfasis en el original).
Al juzgar entonces por esta carta, el interés de Carpentier en Juan de Zabaleta residía en las explicaciones que daba el escritor de algunos fenómenos naturales que en el siglo XVII podían parecer muy eruditas, pero que en 1933 daban la impresión de ser fantásticas, “absurdas” y hasta risibles. Lógicamente, Carpentier, quien como tantos otros escritores del momento estaba a la caza de todo lo extraño y exótico a lo que podían echarle mano, debió ver en estos “problemas” las famosas conjunciones fortuitas del paragua y la máquina de coser en la mesa de disección, el choque violento entre la racionalidad moderna, y la imaginación del siglo XVII. No es una casualidad que Le Phare de Neuilly se caracterizara por reflejar una visión muy similar a la de André Breton – quien estuvo involucrado sentimentalmente con Lisa Deharme – y recuperara a otros escritores muy anteriores para su proyecto, como fueron los casos de Stendhal (1783-1842) y de Pétrus Borel (1809–1859). De hecho al texto “Miss Hazel” de este último, le sigue otra de las crónicas que Carpentier publicó en esta revista: “Images et prières nègres”.
De modo que a juzgar por las cartas de Carpentier, Zabaleta debió encajar perfectamente en ese panteón de escritores surrealistas “avant-la-lettre”, y debió parecerle tan exótico y lejano en el tiempo como las imágenes y oraciones “de los negros”. El artículo nos muestra entonces un Carpentier traductor de textos difíciles de descifrar, que intentaba igualarse a sus amigos en el afán por rescatar a sus precursores. En su artículo, Carpentier reproduce cinco “problemas”, posiblemente los mismos que le mandó su madre desde la Habana. “Problema nono,” “sexto,” “doce,” “cuarto,” y “séptimo.” Reproduzco aquí el primero de ellos, tomado de la misma obra del español para que se tenga una idea del tipo de literatura que Carpentier llamaba “moderna”.
PROBLEMA NONO
Por qué al que dan un golpe grande en la cabeza, le hacen ver unas luces como centellas, que es lo que llama el vulgo “hazerle ver estrellas a medio día”?
La razón es, porque la virtud visiva, se adelgaza el golpe, que se convierte en fuego.
Sale de los ojos al ayre y venla en el ayre los ojos como salio de ellos, en migajas de luz. Con un ejemplo se hace esto claro. Cuando dos espadas se encuentran muy recio una con la otra, el rayo que cogen en el medio le quebrantan y le desmenuçan de tal modo, que lo convierten en centellas. Todos las han visto.
De esta misma manera cogido el espíritu con que vemos entre la cabeza, y la mano, que da el golpe, se sutiliza de tal suerte que se convierte en fuego.
Este fuego sale al aire dividido en unas luzes como chispas y estas son, las que ven los ojos en el punto que se recibe el golpe.
La luz del día no es luz. Luz, que no aclara los engaños de la vida, con las tachas de oscuridad se queda. (55)
Este fragmento, que he tomado directamente de las Obras históricas, políticas, filosóficas y morales (1704) de Zabaleta, conservando la ortografía original, muestra perfectamente la forma de razonar del español, lo “absurdo” de sus ideas. Es un texto, además, bien traducido si tenemos en cuenta que se trataba de un castellano antiguo, con una sintaxis difícil de traducir al francés. Agrego de pasada que Zabaleta al parecer llamó también la atención de otro escritor barroco cubano, José Lezama Lima, quien justamente tenía en su biblioteca un ejemplar de las Obras históricas políticas filosóficas y morales de 1692. El volumen que se conserva en la Biblioteca Nacional de Cuba, perteneció a él, “según consta en dedicatoria manuscrita y en su cuño de biblioteca.”(2)
Conjuntamente con este artículo, Carpentier le dice a la madre en la misma carta que había publicado otro sobre los ñáñigos (Cartas 358). No dice cuál, ni dónde apareció, pero suponemos que este fue el primero que publicó en Le Phare de Neuilly, con el título “Images e prières nègres,” ya que esta crónica trata de una supuesta visita que hizo el autor al “cuarto fambá”, el recinto secreto de los ñáñigos, y está acompañada de cinco fotografías para probarlo. Estas fotografías son las mismas que aparecen en su novela ¡Ecué Yamba O! (1933) que salió de la imprenta en España ese mismo año. La novela trata sobre el mismo tema, y por eso era de esperar que utilizara la mayoría de estas fotografías, con la única diferencia de que en el artículo de Le Phare de Neuilly falta una publicada en el libro, cuyo motivo principal son dos cuernos rodeados de divinidades del panteón afrocubano. Por otra parte, la foto del diablito en novela parece ser en realidad la ampliación de un detalle de la que aparece en la revista. En esta crónica, después de hablar de su visita al cuarto fambá, Carpentier sigue explicando el significado de las deidades que aparecen en las fotos y reproduce dos “oraciones negras:” la del “Ánima sola” – que también aparece en el libro –, y otra de “la Caridad del Cobre.” Su interés, nuevamente, recae en la forma de pensar, en las costumbres y creencias de los negros en Cuba, algo que sin dudas refleja una visión centrada en lo exótico y en lo extraño, y largamente vinculada a los poderes coloniales y a la forma en que estos poderes han representado a los sujetos fuera de Europa. Para que se tenga una idea de lo que digo, léase la descripción, a todas luces efectista, que hace Carpentier del altar “ñáñigo” y en especial de la figura de San Lázaro:
Ces images représentent surtout des divinités chrétiennes, interprétées ou habillées selon le goût des fidèles. Mais les rites de la sorcellerie leur confèrent une vie secrète, un rôle et une identité toute différente. Saint-Lazare, qu’une statuette hideuse nous montre appuyé sur ses béquilles, couverte de plaies, symbolise la puissance de Babayou-Ayé, divinité médicale des noirs. [Énfasis nuestro]
Esas imágenes representan sobre todo las divinidades cristianas, interpretadas o revestidas según el gusto de los fieles. Pero los ritos de la brujería les confieren una vida secreta, un rol y una identidad completamente diferente. San Lázaro, que una estatua horrorosa nos muestra apoyado sobre sus muletas, cubierto de heridas, simboliza el poder de Babayú-Ayé, divinidad médica de los negros. [traducción y énfasis nuestro]
¿Por qué Carpentier llama la estatua de San Lázaro “horrorosa’? ¿Por qué dice que es una divinidad médica ‘de los negros’? En realidad, no son ninguna de las dos cosas, pero de más está decir que con estas descripciones Carpentier crea una distancia prudencial entre él y “los negros” con el objetivo de construir su propia autoridad (objetiva, normativa y civilizada) en el texto, dejando claro que no compartía ni el sentido del gusto, ni la religión de ellos. Realmente, y si juzgamos por su correspondencia privada, a él solamente le interesaba resaltar el lado “bárbaro”, ya que como le indica a la madre en una de sus cartas, quiere que busque y le mande desde La Habana, la imagen “más espantosa, la más bárbara, la más fea” que encuentre para ilustrar sus artículos (Cartas, 162-163). Por eso, agrego, a estas crónicas puede imputárseles un efectismo etnográfico, que al igual que el efectismo barroco que se gozaba en describir gitanos caníbales y licántropos, buscan resaltar la otredad más radical y monstruosa, la de los negros en este caso.(3) No creo que sea una coincidencia que Carpentier comenzara el prólogo a su novela El reino de este mundo con un exergo de Los trabajos de Persiles y Segismunda, de Miguel de Cervantes, donde se habla justamente de la creencia en las metamorfosis “…lo que se ha de entender desto de convertirse en lobos es que hay una enfermedad a quien llaman los médicos manía lupina...” (13). En El reino de este mundo Carpentier usa esta apoyatura literaria cultural para hablar de la transformación de Makandal, quien organiza una rebelión en Haití que da al traste con el poder colonial. No obstante, podría decirse que este efectismo etnográfico –que ahora tiene un viso revolucionario – sería una de sus contribuciones fundamentales al gran banquete surrealista donde aparecen tantas escenas catalogadas de primitivas, monstruosas y salvajes. Aparece en las fotos de esta revista, en las del libro que publicó en España, e incluso en sus descripciones. Carpentier, por supuesto, no sería el único escritor hispanoamericano en recurrir a este archivo. En otro número de Le Phare de Neuilly, aparece la traducción del cuento de Miguel Ángel Asturias, titulado “Le sourcier aux mains noires” (El brujo de las manos negras).
Finalmente, cabe advertir que en la crónica titulada “Les maisons étranges. Jardins de fer et ciment” (“las casas extrañas. Jardines de hierro y cemento”) Carpentier se separa de la temática de los otros dos artículos. Esta crónica, pudiéramos decir, es más literaria que las otras. No es una traducción de la obra de otro autor hispano o de las plegarias que le envió la madre. Ni siquiera es un texto “etnográfico” sobre Cuba o sobre el Caribe. En esta crónica, Carpentier describe los jardines de una casa que llamó la atención del grupo por la imaginación desbordante que había mostrado el dueño al esculpir una diversidad de animales y plantas exóticas en el jardín. Desde el punto de vista literario, aquí Carpentier luce un lenguaje más suelto y barroco que en las otras crónicas que publicó en francés – al menos de las que hasta ahora se tienen noticia – y por eso encaja perfectamente dentro del ambiente de la revista que mezcla textos e imágenes en el mejor estilo del grupo. Está ilustrada con una pintura de Pierre Roy (1880–1950) y fotografías de Eli Lotar (1905-1969). En la pintura de Pierre Roy aparece un castillo en una mesa, visto a través de una ventana; y las fotos de Lotar muestran parte del jardín de la casa. Una de ellas muestra un mono de cemento trepándose en un árbol. Aclaro que no fue la única vez que Lotar ilustró un artículo de Carpentier. Lotar también publicó sus fotografías en otras revistas surrealistas como Documents y Bifur, y en esta última, una de sus fotos aparece ilustrando otro artículo de Carpentier “Lettres des Antilles”. A continuación reproduzco un fragmento de “Les maisons étranges. Jardins de fer et ciment” para que se tenga una idea del ambiente que describe en su crónica y el barroquismo de las imágenes:
Chaque jour, à la sortie de son travail, un employé de la gare d’Etampes se livrait, dans ce cadre respirant la platitude et l’ennui, à une série de travaux dont l’ensemble rappelle singulièrement les constructions du facteur Cheval. Sur la façade de la maison il avait fixé de larges médaillons montrant des oiseaux à bec de héron et à corps de hibou, des têtes de vieillards coiffées de bonnets pointus. Sous ses fenêtres, il construisait avec des cailloux quatre pylônes couverts de coquillages, de lézards et d’insectes en ciment colorié, destinés à abriter un grand boa muni d’une langue de fer. L’aquarium du jardin contenait des poupées de celluloïd retenues au fond de l’eau par des filins invisibles. (21)
Cada día, a la salida de su trabajo, un empleado de la estación de Etampes, se entregaba, en este escenario que transpira simpleza y aburrimiento, a una serie de obras cuyo conjunto recuerda particularmente las construcciones del cartero Cheval. En la fachada de la casa, había fijado grandes medallones mostrando aves con pico de garza y cuerpos de búho, cabezas de ancianos cubiertas de gorros puntiagudos. Bajo sus ventanas, construyó con guijarros cuatro torres cubiertas de conchas, lagartos e insectos hechos de cemento colorado destinados a guarecer una gran boa de una lengua de hierro. El acuario del jardín contenía muñecas de celuloide retenidas en el fondo del agua por cuerdas invisibles. [traducción nuestra]
Este artículo apareció en el segundo número de la revista, junto con la traducción de Zabaleta y el “Minifeste du désarmement psychique”, que como he dicho, revela una de las preocupaciones fundamentales de la intelectualidad y el público europeo del momento, y refleja el interés de los surrealistas en la sicología, la etnografía y los sueños. Esto se muestra incluso en la forma en que veían el desarrollo de la humanidad de un modo ascensional y lineal, yendo desde los tiempos primitivos hasta los modernos. Como dice en su primera línea el manifiesto, supuestamente suscrito por todos los que publicaban en la revista: “Les fous étaient gradement honorés chez certains primitifs. Le Moyen Age les brûlait. Le XIX siècle les emprisonnait. Aujourd’hui on les soigne. La guerra es une folie” (3). Esto demuestra que la figura del “primitivo” en los textos surrealistas no tenía únicamente una función exotista o efectista como en Carpentier. Estaba unida también a la forma jerárquica en que veían el mundo y la psicología de las distintas etnias.
Para concluir, aclaro que mi objetivo en un principio era dar a conocer estas crónicas de Carpentier y resaltar la importancia que tienen dentro del corpus general de su obra. Originalmente mi idea había sido publicarlas junto con este ensayo, mi traducción al español de las mismas, y las fotografías que las acompañan. No obstante, la Fundación Alejo Carpentier, que dirige la señora Graziella Pogolotti, puso tantas trabas para autorizarnos a publicar estas crónicas que lamentablemente no lo pudimos hacer. Primero pidieron que se les enviaran las crónicas sin ningún compromiso de publicación. Después, como me negara a hacerlo hasta después de que salieran en la revista, pusieron como pretexto que tenían que autorizar mi traducción y para esto, por supuesto, necesitaban que se las mandara.(4) Les pedí entonces que suscribieran un documento previo, autorizándonos a publicarlas en francés si no autorizaban mi traducción al español. Le dimos como plazo una semana para que la revisaran. Pero finalmente decidieron que no lo harían y que el plazo era muy corto. Por este motivo, no tenemos más remedio, dado que la fundación posee los derechos universales de su obra, --como me indicó en un mensaje electrónico la señora Pogolotti – que citar fragmentos de dos de ellas como corresponde a la doctrina de “fair use” en la academia norteamericana. Todo esto, sin embargo, nos obliga a preguntarnos si realmente la Fundación Alejo Carpentier está interesada en difundir la obra del escritor que representa, o si detrás de estas evasivas y silencios se esconde la política dura y pura de Estado cubano y de sus intelectuales comprometidos a quienes no les interesa ni el surrealismo ni el anticomunismo de Carpentier. Para ello basta recordar lo que escribió Roberto González Echavarría a propósito de las Cartas a Toutouche (2010) publicadas recientemente en La Habana y México. Como dice González Echavarría en su reseña, el texto introductorio de Graziella Pogolotti está “plagado de omisiones, reticencias, vaguedades y evasivas”. La señora Pogolotti, sigue diciendo, pasa “como gato sobre ascuas en lo referente a la militancia de Carpentier en el grupo, luego partido político antimachadista conocido por el ABC, de centro-derecha y rival de los comunistas, que es el descubrimiento más sorpresivo y revelador en este volumen.”(5) Esta actitud por consiguiente no es fortuita, y tengo para mí que responde al miedo de los burócratas y herederos absolutos de su patrimonio a airear aquellas zonas en conflicto con su propia ideología. Esperemos entonces que algún día se decidan a publicar estas crónicas que merecen figurar en sus Obras completas.
Notas
1. Araceli García-Carranza en Bio-bibliografía de Alejo Carpentier (1984) únicamente menciona el artículo “Images e prières nègres” publicado en Le Phare de Neuilly pero según afirma sacó este dato de “una conferencia pronunciada por Carmen Vázquez: “Textos y contextos en ¡Ecué-Yamba-O! en el Centro de Promoción Cultural Alejo Carpentier” (52). Esto indica que su información es de oídas y nunca tuvo acceso a la crónica. Por eso dice que el artículo tiene una página, cuando realmente tiene ocho y no menciona las cinco fotografías que lo acompañan.
2. Véase la información que da la página de la Biblioteca Nacional de Cuba http://bdigital.bnjm.cu/catalogo/v/617562
3. Véase el artículo de Javier Jiménez-Belmonte sobre el discurso anti-gitano barroco. “Monstruos de ida y vuelta: gitanos y caníbales en la máquina antropológica barroca” en Hispanic Review.
4. Mensajes electrónicos a Jorge Camacho de la señora Graziella Pogolotti y de la asesora jurídica de la Fundación Hortensia del Carmen Peón Naranjo
5. El texto de González Echevarría está disponible en la siguiente dirección de Letras Libres
http://www.letraslibres.com/revista/libros/cartas-toutouche-de-alejo-carpentier-un-comentario
Obras citadas
Barnet, Marie-Claire. “To Lisa Deharme’s lighthouse: Le Phare de Neuilly, a forgotten surrealist review’. French Studies, Vol. LVII, 3 (2003): 323-334.
Carpentier Alejo. Cartas a Toutouche. Textos introductorios y notas de Graziella Pogolotti y Rafael Rodríguez Beltrán. México: Editorial Lectorum, 2011.
___. ¡Ecue-Yamba-O! Novela Afro-cubana. Buenos Aires: Editorial Xanadú, 1968.
___.“Lettres des Antilles” Bifur 3 (septiembre de 1929): 91-105.
___.“Les problèmes de la nature de Juan de Zabaleta” Le Phare de Neuilly 2 (1933): 58-60.
___. “Images e prières nègres” Le Phare de Neuilly 1 (1933): 42-50.
___.“Les maisons étranges. Jardins de fer et ciment” Le Phare de Neuilly 2 (1933): 21-22.
___. El reino de este mundo. Obras Completas. V. 2. México: Siglo XXI Editores, 2004.
García-Carranza, Araceli. Bio-bibliografía de Alejo Carpentier. La Habana: Ed. Letras Cubanas, 1984.
González Echevarría, Roberto, y Klaus Muller-Bergh. Alejo Carpentier. Bibliographical Guide/ Guía Bibliográfica. Westport: Greenwood Press, 1983.
González Echevarría, Roberto. “Cartas a Toutouche, de Alejo Carpentier: un comentario” Letras Libres. 157. Enero, 2012.
Jiménez-Belmonte, Javier. “Monstruos de ida y vuelta: gitanos y caníbales en la máquina antropológica barroca” Hispanic Review 79. 3 (Summer 2011): 375-398.
“Minifeste du désarmement psychique” Le Phare de Neuilly 2 (1933): 3-5.
Zabaleta, Juan de. Obras históricas, políticas, filosóficas y morales. Barcelona: Imprenta Joseph Texido, 1704.