Reina María Rodríguez
El rasguño en la azotea 

(fragmento) 

Inventamos una azotea para resguardarnos, 
pues nos creíamos las piedras sagradas de la ciudad 
                                     --y tal vez lo éramos-- 
mientras los gatos enfermaban de transparencia, 
iluminando en las noches sin ardor 

los platos vacíos. 
 

                                              Francisco Morán.

 
 
 Ésta página está dedicada a la poesía cubana. En la azotea de Reina María Rodríguez (en Ánimas no.455 esq. San Nicolás, en Centro Habana) nos reuníamos frecuentemente sus amigos. Lo mismo si había o no había té, o si algún invitado extranjero nos llevaba ron y algunas galleticas, allí, casi como atraídos por el centro gravitacional de la poesía, comenzábamos las tertulias habituales. Lecturas de poesía, la discusión de algún proyecto como lo fue durante un tiempo el de la Casa de poesía, o el del homenaje a Julián del Casal por el centenario de su muerte, constituían la razón de ser de aquellos encuentros. La azotea de Reina, como pronto comenzamos a llamarla, nos acogía a todos. 
 

reunión en la azotea

     Vivíamos en catacumbas individuales que la azotea conectaba con la catacumba mayor: la ciudad. Como quiera que la azotea no pudo recibir--como hubiésemos querido--a amigos como Gastón Baquero o Juan Clemente Zenea, y puesto que algunos de nosotros ya hemos dejado de subir aquellas escaleras y de animar ese espacio que--sin dudas--habría fascinado a Casal, hemos querido crear esta azotea otra, fuera de las murallas, pero dentro de la ciudad, y al que libremente podrán concurrir todos los poetas cubanos. La sombra de los gatos de Reina seguirá rondando peligrosamente la cocina. Mientras, los que van a leer esta noche han comenzado a repartir sus textos, finamente impresos por Ánimas Ediciones
 



Noticias de la azotea 

     El 7 de julio, luego de cinco años de ausencia, nuestro director regresó a La Habana y -como es natural- a la azotea, donde pudo festejar el premio Luis Cernuda con una lectura de algunos de los poemas del libro.  Fue un Reunión en la azotea: 7 de julio del 2000día para recordar, y que había dado comienzo con una lectura de Reina María Rodríguez - en horas de la tarde- en el "Salón de los espejos" del Instituto del Libro en el Palacio del Segundo Cabo.  La lluvia y el cielo encapotado, crispado, que se adueñaron súbitamente de la ciudad, dieron paso a una noche sosegada y húmeda.  Todos los amigos asistieron a la lectura cuya presentación estuvo a cargo de Antonio José Ponte.  Fue, de acuerdo con el testimonio de nuestro querido director, el momento más entrañable de la vuelta a La Habana.  Pero lo que sin dudas atesora como el instante mágico de esa reunión, fue cuando se le acercó Elis como un lirio en la mano y le dijo: "toma, Casal, el loto de Salomé". 
Ofrecemos a los lectores una de las fotos tomadas en la azotea.  ¡Ojalá que el encuentro vuelva a repetirse pronto, porque lo cierto es que esa reunión ledejó a Morán el rostro iluminado durante varios días. 
 
 

Lo fatal es el cernícalo: Homenaje de La Habana Elegante a Ángel Escobar 
 

FUNNY PAPERS 

Apuntes sobre la poesía de Angel Escobar 

C. A. Aguilera (tomado de La Gaceta de Cuba, marzo-abril, 2000) 

Ángel Escobar es un poeta que se repite.  Si los poetas (a veces con más intensidad, a veces con más patetismo) buscan una mutación que los impulse, A.E. repetía con "grados esquizos de diferencia" los mismos mecanismos de escritura. 
     Y es que algunos de sus libros pueden ser leídos como si fuesen un únicoÁngel Escobar libro.  Sin articulaciones, sin grietas.  Como si después de La vía pública no ocurriera variación importante hasta Abuso de confianza, pero aquí más compleja, con integraciones que no desechan, con obsesiones escriturales, con voluntad de guiñol. 
     Escribe Canetti: Todos los libros de poesía son a posteriori libros de teatro.  Si la frase peca por absoluta, por lo menos en A.E. se cumple.  Y es que el mundo de la poesía de Escobar (recordemos que era actor y había estudiado en la Escuela Nacional de Arte) parece emerger del teatro: de la oralidad y los movimientos descoyuntados de un yo que manotea en escena, de la risita enferma de un "personaje" a punto de gritar. 

    Comienza la función. 
    Sí. Subiremos ahora al entarimado. 
    Entre los brillas fingidos del atrezzo. 
    Hoy es bueno tener la cara pintada. 
    Arriscar la nariz, bizquear. Dar los saltos... 
                               (El Castigo )1 

Para un poeta la realidad se construye a partir de restos, de políticas pequeñas que no sólo irán configurando su escritura, sino atmósferas de lenguaje, climas.  Esto crea lo que en A.E. podríamos llamar "realidad de guiñol", donde las voces se entrecruzan marcadas por un dijo, dice,  etc., por un cambio de tono, un giro inusual, la ruptura/superposición de planos; o inclusive por un monólogo: 

 dice Ovalis Nodá 
 "si yo fuera un país 
 y dependiera tanto de aquel otro país 
     de donde 
 pendo... " 
                                  (Conjeturas)2 

     En esta poesía los personajes simulan fugas que no existen, salidas-retornos hacia una ratonera de yo, donde el balbuceo (es decir: ese no decir lo que se dice) se organiza a partir de una reflexión aguda sobre sí mismo y sobre la lengua que elabora el maquillaje donde se instaura toda poética personal. 
     De ahí que en algunos libros sea Nadie, el Otro, el Ajeno, el Carcelero, Marina, etc.; en otros la construcción de un imaginario que produce real a partir de un patrios a medio camino entre "vida trazada" y "escritura". 
     En Ángel (como en los buenos poetas) el yo se impulsa desde una especie de lengua diferente, por  tensiones y aortas mentales que lo hacen funcionalizar -- escribir, reciclar, procesar -- los poemas de otra manera, con giros bruscos o desplazando en una especie de distanciamiento brechtiano, el  sujeto hacia el borde de un imaginario que se hace llamar con nombres que no significan.3 
     Podríamos resumir entonces esta poesía de dos maneras: discurso de observación (recordemos ese poema donde el poeta observa a las hormigas o el poema de Ovalis Nodá, poema donde ésta  de tanto observar se "registra" a sí misma), y discurso sobre/desde el otro, donde los monólogos o las constantes entradas-salidas de sentido ofrecen a la poesía toda una reflexión sobre su mismo proceso. 
     Ahora, no hay que equivocarse.  Si revisamos con una lupa cada uno de sus libros, veremos como este discurso sobre/desde otro está colocado sobre una fisura, sobre la duda que posee  toda persona a no ser exacto con el personaje que representa.  Y Ángel empieza a repetir delirantemente (aunque de distintas maneras): ya no puedo ser otro, ya no puedo ser otro... 
     Ojo: Habría que hablar también de un discurso esquizofrénico muy visible en los prólogos que Ángel le va haciendo a sus libros4 y en la mayoría de los poemas donde la "realidad de guiñol" junto a cierta voluntad de supliciado afloran.  Aunque este discurso podría pensarse como zona   mínima de ese macroespacio que hemos llamado sobre/desde el otro. 
     En una novela de Max Frisch una persona es obligada a confesar encarnando al otro que supuestamente ha sido.  Este trazado: salir de sí para llegar a sí, es un poco lo que sucede con Escobar.  Se obliga a ensamblar su biografía (cosa que se acentúa en sus últimos libros) a partir de  los pedacitos de un yo en conflicto con su existencia, y de las "voces" poéticas y clínicas que le golpean como martillo la cabeza. 
     Esto convierte a Escobar en marioneta de su propio guiñol.  Atrapado por la esquizofrenia (manera encaracolada de producir lenguaje) y obsedido por darle continuidad a una poética que varía en relación con el ciclo que cumple su enfermedad, A.E. elabora desde La vía pública hasta Abuso de confianza un espacio ligero y trabado, con imágenes tensas y zonas de kitsch burlón. Donde la escritura a veces se toma precisa (Alicia, ya Lewis Carroll te dejó...) o donde barrueca se nos antoja "auditiva" (los tácitos reflejos bifrontes de obrepticios... ). 
     ¿Pero es posible un yo marcado por el nombre y los performances del otro?  Sí.  Los poetas y en general los escritores saben que escribir es asomarse constantemente a huecos por donde pasa información.  Donde uno (el uno) deja de ser mónada para convertirse en yoes de diferencia y donde no hay jerarquía, sólo horizonte, crías de ratas. 
     Esto hace que la poesía de Escobar a la vez que extensa sea cada vez más compleja, más enroscada en ese yo al que se aferraba con todas sus fuerzas y lo hizo escribir copiosamente los últimos meses de su vida. 
     Si para finalizar tuviera que articular una frase, dijera (parodiando a Gertrude Stein): Escobar es   Escobar es Escobar; y después haría silencio, como el que asiste a un teatro y de pronto -- por una causa u otra -- le interrumpen la función. 

1 Abuso de confianza. Col. Rosa blanca, Santiago de Chile, 1992. 
2 La vía pública. Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1987. 
3 O qué significa el desplazamiento mismo dentro de su capacidad retórica. 
4 Por ejemplo "Mente rota" de Abuso de confianza (antes citado). 
 
 

       POBLADOR 

 YO vine al mundo de visita 
 para crear dificultades. 
 Puede que sea un ángel o un camello. 
 Tomo una piedra y sé cuál es, entre todos, 
 mi resguardo. Amo aún el cuchillo 
 con el que maté a un hombre -- lo herí; 
 pero en mi intención ya lo había matado -- 
 después dos de sus primos, o amigos, o compadres 
 me mataron a mí; quizá sólo fueron 
 simples desconocidos, o no: todos los hombres 
 tienen un parentesco, y todos se conocen; 
 y ni uno solo es simple. 
 Tuve una hija a la que tal vez le di el nombre. 
 En los cines, creí ser mexicano, japonés o italiano. 
 En la calle fui El Chino. En la infancia, 
 si es que algo puede llamarse de ese modo, 
 perdí todos los enlaces posibles con lo real -- Obra de Rocío García
 fui un huérfano. Me golpearon todo el cuerpo; 
 pero yo tenía una candela viva. Dormí 
 en los parques y en el rencor de mis tutores. 
 Tengo una foto entre uvas caletas donde parece 
 que soy una persona. No cumplí veinte años. 
 Amé a más de cien mujeres. Robé en los barrios 
 altos. Tuve hermanos que padecían su soledad 
 como si fuera de otros - ahora uno de ellos 
 me recuerda, con su melancolía desastrosa; 
 mas yo me aparto de él: puede que haya ido 
 a la Universidad; pero eso no lo mejora, 
 y como cree que sigue siendo un hombre 
 y que está vivo, es un canalla, ruin como tú 
 y como todos. 
 

     CIERTO FORASTERO 

 AQUÍ en Chile uno se vuelve antipoeta; 
 pero nunca llega a ser Nicanor Parra- 
 y nunca, nunca, nunca 
 tendrá una casa en La Reina. 
 Ve bustos de Neruda - 
 pero como tiene que tomar dos buses 
 para llegar hasta su aburrimiento, 
 y no tiene dinero, no los compra; 
 ni tiene, ni tendrá nunca, Cien sonetos de amor 
 para enamorar a una estudiante, 
 a una sola, que tenga deficiente en Castellano -: 
 ella, u otra, a lo mejor no saben si Huidobro 
 era descendiente del Cid Campeador; 
 pero seguro sabrán que tenía renta -- 
 y él, nunca, nunca, nunca, pero nunca 
 tendrá una cosa ni la otra, 
 y, además, no escribirá Altazor -- 
 lo que no es un detalle. 
 No verá los piesecitos fríos que vio Gabriela Mistral -- 
 ni tendrá el Nobel; 
 no se comerá tres vaquillas sentado en su leyenda 
 como Pablo de Rokha -ni sufrirá como él --, 
 ni tendrá El molino y la higuera, como Jorge Teillier. 
 Será, y no hay desmedro en ello, será, digo, 
 siempre un forastero. 
 

            BALBUCEO DE UN ANTEPASADO 

 NI siquiera puedo ser 
 una esclava abisinia. 
 Esto que venden, aquí, Carlos Estévez: Todo lo llevo conmigo (instalación, 1994)
 en la plaza, y hacen pasar 
 por mí, mirándome los dientes, 
 es alimento para buitres -- 
 y, a lo mejor, si me comen, se indigestan, 
 y mueren: dicen que hay demasiados, 
 y, todavía, no han llegado los ecologistas - 
 que se preocuparán de los buitres, 
 no de mí, ni de Ángel Escobar, 
 esa carroña del porvenir -- 
 que, sólo yo, miro, sin asco, 
 y con tristeza. 
 

    ALEVOSÍA DE UN PARÉNTESIS 

 UN estudiante: 
 «Borges, Ud, está muerto». 

 Borges: 
 «Sí; sólo que hay un error de fecha». 

 Alguien (o Algo) corrige las fechas. 
 Omite, levemente, el error, 
 Tiene razón el estudiante. 
 

         DISCUSIÓN SOBRE EL POSMODERNISMO 

 ALABANZA del politeísmo de Marquard, 
 La pluralidad de las narraciones, Lyotard. 
 La apología de lo efímero, Lipovetsky. 
 El pensamiento débil, Vattimo. 
 En la ironía de Rorty. 
 La multiplicidad de los discursos, Barthes. 
 Funcionalismo de la equivalencia, Luhmann. 
 «Que vivamos en más de un mundo», dice Blumenberg. 

 No, señor; no, señores -- 
 a mí déjenme tomarme 
 tranquilo mi cerveza. 

                                       (patrocinan Innerarity, El Mercurio 
                                      de ese día, y Óscar Galindo a través 
                                                  de Luis Ernesto Cárcamo
 

       HABERES 

 LO fatal es el cernícalo. 

 Yo quisiera comerme con Solángel 
 una naranja de China, o ver, 
 junto a ella, las hojas de un limonero francés; 
 yo quiero que ella vea un cactus 
 en un rectángulo áspero de tierra mexicana -- ; 
 yo quiero ser un sauce llorón que a ella le guste, 
 o el cundiamor o el alhelí de siempre; Marta María Pérez: Donde tengo mi confianza, 1998
 me pasearía con ella por entre los abedules 
 que vi en un Cine de Arte primero que en Moscú -- ; 
 cuántas cosas haríamos junto a algún eucalipto 
 o debajo de un bosque de eucaliptos; 
 quiero pensar ahora en la verdolaga, en el cilantro, 
 tener una manzana o dos peras y un mango: 
 todo eso me recuerda a Solángel -- 
 también el orégano, la buganvilla, el marpacífico 
 y los mayales del Caney de las Mercedes -- : 
 Solángel ríe cuando brota todo lo vegetal -- 
 aunque este brote sea un sueño en este hospicio estéril, 
 y aquí, cerca, un amigo vea una luz cianótica, 
 y otro esté muerto ya, más que una máscara, 
 y la cal y el amianto prendan un leño ciego, 
 y todos los que me pisotean transijan como guantes 
 cuando llegan los mercaderes y el dinero, 
 las parihuelas de oro, los hoteles soplados 
 
 entre la cordillera y el espanto, en la oscura pradera 
 donde no hay ni un solo tritón que esté reinando. 

 Solángel, en la memoria, ríe a pesar de todo. 
 Pero lo fatal es el cernícalo -- aquél, uno 
 que vuela sobre esas ideas fijas 
 que alientan al suicida. 
 

      CUESTIONES 

 NO nos quejemos más: 
 todas las épocas fueron terribles, 
 todos los tiempos difíciles. 
 Ahí tenemos un consuelo. 
 Y, si es que necesitáramos otro -: 
 que todo vuelva a empezar donde termina 
 y vuelva a terminar en donde empieza. 

 Y hay más para el quejoso: 
 si el tiempo es lineal, 
 tomémonos el café con azúcar; 
 si es circular, y todo es el retorno de lo mismo, 
 tomémonos el café con sacarina, 
 por si acaso; 
 o renunciemos al café -- 
 porque los pasos que da Dios, sigiloso, 
 o Ud., o cualquier otra señora, o señor, 
 hay quien los lee en las heces, 
 esos malditos trazos que quedan en las tazas, 
 cuando uno olvida que los cafetos son de Arabia -- 
 donde impera el Islam, y uno se encuentra 
 con árabes, por supuesto, que, para peor desgracia, 
 toman su café bien descafeinado. 

 Yo no tengo dinero; 
 pero eso es otra cosa. 
 

    LA GUARDERÍA INFANTIL 

 NOS han puesto a dormir, 
 y aquí dormimos. 
 Nos dicen que vendrá un aya rusa, 
 una nodriza inglesa, 
 o una buena hada eficiente, coreana o japonesa. 
 Nos han metido en cunas, 
 en camas y camastros, 
 y en sacos de dormir importados -- : 
 lo importante, dicen, es que durmamos 
 esto que no es ni el sueño eterno. 
 Lo quieren, y lo hacemos -  
 como niños contentos -- :  
 no somos marmotas, Julio Velázquez: La mesa está servida, de la serie Nidos de esperanza, 1992-1997
 ni estamos en los Alpes altos; 
 somos, entre otras cosas, adultos ya -- 
 pero otros son los guardadores: 
 ellos, también adultos, son 
 los que nos cantan qué seremos -- 
 algo así como alguaciles, 
 o ediles o serenos o magos -- 
 o es que ahogados o enfermeros; 
 o economistas en este carrusel 
 bonito del dinero -- ; y otros son los que fungen 
 de tutores; pero ellos están en otra parte, 
 donde nos dicen que está la vida -- 
 la muy púdica siempre estará afuera -- ; 
 y no sabemos cómo estarán, así, siendo tutores: 
 presumimos, un momento antes de dormimos, 
 que la que hace de Curan Mamá estará viendo teleseries, 
 o haciéndole bolillos al Obispo - 
 siempre hay un obispo y una puta en el aburrimiento -; 
 y el que hace de Gran Papá estará en su oficina - 
 dictando algún decreto que resumirá, 
 para siempre, El Noticiero de las Nueve, 
 y lustrando una pistola única -- 
 siempre hay una pistola y un cuchillo en el aburrimiento -- ; 
 o, a lo mejor, ellos están, también, 
 aquí durmiendo -- ; así no seremos 
 ni siquiera motivo de una fotografía borrosa, 
 menos de un video clip que embulle a algún frenético. 

 Nadie nos mira; Dios no está; no hay Homero. 

 Nos han puesto a dormir, 
 Y es verdad que por siempre dormiremos. 
 

  CONTINUIDAD DE LOS PARQUES 

 «CAMBIÁBAMOS de país como de zapatos», 
 escribió Bertold Brecht (1898-1956). 

 «Al menos, ustedes tenían países, 
 tenían cómo, 
 y tenían zapatos para cambiar por algo», 
 dijo otro apabullado (1956-1983). 
 

            PARÁFRASIS SENCILLA 

 YO pienso, cuando me aterro, 
 como un Escobar sencillo, 
 en aquel blanco cuchillo 
 que me matará: soy negro. 

 Rojo, como en el desierto, 
 salió el sol al horizonte: 
 y alumbró a Escobar, ya muerto, 
 colgado, ausencia del monte. 

 Un niño me vio: tembló 
 de pasión por los que gimen: 
 y, ante mi muerte, juró 
 lavar con su vida el crimen. 
 

       EPIGRAMA FATAL 

 QUIÉN fuera Isolina Carrillo - 
 que compuso Dos gardenias
 un bolero que escucha toda América, 
 y no Ángel Escobar - 
 que escribió Abuso de confianza
 tuvo que pagar para que lo editaran, 
 y no lo lee ni su primo más cercano. 
 

     CUBA Y LA NOCHE 

 TODOS los poemas los ha escrito mi esposa; 
 yo no: yo soy un fugitivo: transpiro, deseo, 
 aguanto: ¿crees que puedes mirarme sólo así 
 porque lloro de costado? ¿Quieres ver la nasa, 
 la red, el nicho donde me cazan y zahieren? 
 Me zafan, ¿y tú crees que esto no es la malla, 
 la red donde pervive el pez sobre la rama? Rolando Vázquez: de la serie Los patrones de Cuba, 1996-1998
 ¿No ves la rama, el árbol - hondón muerto 
 donde se pudre el instante? Me fracturo: esta falla 
 es todo cuanto hay en mí, blando, duro, viscoso; 
 y tengo el escozor de la víspera: soy el padre 
 y la madre; pero no puedo ser mi esposa - 
 los jefes, vacía, quick, viejo George de la estepa, 
 gatos enmascarados raptando a las princesas negras 
 vienen a mí: «Dédalo», le masculla la esposa, 
 y recoge su pelo en una cola que no es más 
 la de Atila. Sansón Melena es checo; esos no son 
 proverbios - éste es un ya para que venga el parto 
 y me tire hacia arriba: bueno, bueno, buenón: 
 casi así como despabilarse y ser sencillo; al campo 
 queda el divorcio: la trinidad hace su pachanga 
 hasta el toque, el roce, lo que no rememoro: tengo 
 fijo que a la mejor manera caen las manecillas 
 suizas, las jerigonzas japonesas: a mí me las han 
 robado - corro, corro -- : ¿por qué me dices córrete?; 
 mira, yo escucho la pregunta: sorbo a mi esposa, ella 
 me dicta las palabras sopladas como anillos - 
 también por mí pintan de azul los hospitales: 
 la vecina, la nuera, el marcapasos, pozos son, 
 fueron hechos a mí - puedo estar lelo, puedo caer 
 y caer; no así la esposa: húndete, huye; sopla 
 la centuria, la trinidad, el triunvirato que así 
 y aquí me matan.