La Lengua Suelta, número 60

EL TIEMPO ESTÁ BUENÍSIMO PARA HACERSE LA VÍCTIMA
Norberto Fuentes, favorito y disidente

Fermín Gabor
  

versallesco     Antón Arrufat recibió una invitación de Norberto Fuentes para que lo visitara. A Miami lo había traído un congreso universitario sobre el teatro cubano de los años sesenta. Era, en el fondo, un pretexto para aruñar unos dólares, abastecerse de pacotilla, morder fibra y coger un poco de aire antes de regresar a su panteón habanero. Y, aunque era raro estar tomándose una Materva bien fría en el Versailles, más raro aún fue recibir aquella invitación de Norberto.
     Nunca habían sido amigos. Escribieron, por la misma época, sendos tratados militares: Los siete contra Tebas, Condenados de Condado. Pero Fuentes era incapaz de soportar a quien no ostentara grados en sus charreteras y, aunque el concepto de amistad practicado por Arrufat incluyeramaterva emboscadas, intrigas y puñaladas traperas, esas campañitas no engrosaban historial bélico suficiente. ¿Qué iban a hacer al juntarse? Lo mismo que en el congreso académico: hablar del pasado.
     La vejez es el tiempo de la rumia, no importa con cuál carácter haya afrontado cada quien el mundo. De manera que Arrufat no encontró mala la idea de visitar a Norberto. Pudo empujarlo, incluso, cierta preocupación por el presente: quería comprobar con sus ojos qué exilio se gastaba el antiguo favorito de los jefes. Iban a reencontrarse en nombre de una amistad nunca existida, iban a armar la rebatiña de dos arqueólogos por un tesoro exiguo. Los reunía a los dos, más que el pasado, el deseo de examinar cuán pocas promesas habían sido cumplidas en el otro.
     Condado distinguiría a Tebas como una ciudad arrasada.
     Y viceversa.
     Todavía por publicarse la versión tebana (si es que alma tan escrupulosa como la de Arrufat considera repasable el episodio), Fuentes se ha apresurado a dar la suya en el suplemento de libros de ABC, edición del 9 de abril. “En estos días, a impulso de la hojarasca internacional sobre Cuba”, empieza, “estuve sacando la cuenta con Antón Arrufat, uno de los nombrados disidentes de nuestros años 60 (y que está de paso por Miami, para dictar unas conferencias, y del que yo disfrutaba su visita en mi casa), y la suma nos dio –a todo estirar- tres disidentes”.
     La hojarasca internacional de la que habla es la suma de artículos y noticias que Castro Chico ha calificado de campaña mediática contra Cuba. Y, mientras los gobernantes taínos asumen como ataque contra el país y la nación todo juicio en contra de ellos, Fuentes tilda de hojarasca a cualquier opinión que no sea la suya propia.
     Puesto que el mundo entero se empeñaba en hablar de un huelguista muerto que ni siquiera dejó un cuento publicado,comic se reunían en Miami Arrufat y él para sacar la cuenta de quiénes eran los verdaderos disidentes. Los verdaderos disidentes literarios. Pues, fuera de la escritura, no pesaba nadie, por muerto o preso que estuviera. (El Nuevo Herald preguntó a Antón Arrufat por las Damas de Blanco y éste dijo desconocerlas.)
     Los jefes militares de Condado y de Tebas se reunían para dividirse la entera producción de Coppelia. Norberto Fuentes repartía los tickets de disidentes, y sólo entregaba tres. Coincidían en número con los Villalobo: “El mismo Antón, el mismo Norberto y –por supuesto- Heberto Padilla”.
     Que nadie se alarme: Fuentes suele hablar de sí mismo en tercera persona. Y, tal vez sea un prejuicio poco fundamentado, pero siempre que escucho a alguien darse tratamiento de tercera persona sospecho de su equilibrio mental. Téngase en cuenta, por ejemplo, el caso de Alfredito Rodríguez, quien ha imitado a más cantantes en su carrera que Centurión en la suya, y quien tiene la costumbre de anunciar que Alfredito Rodríguez sale de gira por todo el país. Aviso que obliga a la gente a cuestionarse cuál de ellos gira, si el Alfredito Rodríguez que imita a Julio Iglesias o si el Alfredito Rodríguez que imita a Dyango.
jardin     Dicha esta prevención, creo imprescindible citar al menos a cuatro figuras que se tratan a sí mismos en tercera persona y a las que salvo de cualquier sospecha. Walt Whitman, el primero. El segundo, Jorge Luis Borges. Tercero, el Barthes de Roland Barthes par lui même. Y, last but not least, la simpar Juana Bacallao. ¿Debo agregar que Norberto Fuentes se acerca más al caso de Alfredito Rodríguez que al de estos cuatro últimos?
     Hecha la lista de verdaderos disidentes políticos cubanos, duda él acerca de incluir uno más. “¿Guillermo Cabrera Infante?”, se pregunta. Y se responde: “No, Guillermito no era un escritor disidente. Cuando él dejó de escribir a favor de la Revolución Cubana y se viró contra ella, ya vivía en el extranjero”. Según la taxonomía norbertiana, se trata simplemente de un escritor contrarrevolucionario, no de un disidente.
     Momentico después, donde había tres, quedan dos. Por alguna razón que luego va a explicar, el dueño de la casa y del artículo se desentiende de su convidado. “Así que se las están viendo", guapea ante los lectores, "con uno de los dos padres de la disidencia literaria cubana. Y, ya que el otro, Heberto, se fue del aire […], se las tienen que arreglar también con el único superviviente de la exclusiva orden”.
     Vérselas con Norberto Fuentes es tener que arreglárselas con él. Cuidadito con el derechazo de Hemingway, eh. Cuidadito con la pegada de Norman Mailer. (Mailer y Hemingway son los Julio Iglesias y Django del Alfredito Rodríguez que es Fuentes.) Pero, ¿dónde se metió el Gore Vidal de ese Mailer? ¿Dónde ha quedado, en la cuenta de tres dedos, Arrufat?
     Su anfitrión lo arrincona hasta expulsarlo de la exclusiva orden: “A Antón no lo incluyo como tercer padre porque él nunca se propuso ser un escritor disidente en el sentido político en que todo escritor disidente lo es. Antón aborrece la política. Antón aborrece todo lo que no sea poesía. Y si está escrita a la luz de una vela y empapando de tinta la punta de una bien biselada pluma de cisne, mejor.”
     Quien lea esta frase se las está viendo con Condado Fuentes. Tiene que arreglárselas con él, con lo poco que le tocó a Condado Fuentes por la bodega. La hipótesis de que alguien pueda ser disidente político a pesar suyo, no ha logrado pasarle todavía por la cabeza. Y la disyuntiva que plantea entre disidencia y poesía se le desarma a la hora de explicar a dos de los ejemplos que cita en su artículo: Anna Ajmátova, Boris Pasternak.
     Sin embargo, aún otorgándole a Fuentes el beneficio de alguna sutileza, la ocasión no admitía contemplaciones. Arrufat había sido invitado para negarle el plato. Lo hacía entrar bajo su techo para desterrarlo lo más lejos posible, a un mundo anterior a la electricidad, al mundo de la poesía, allí donde no cupiera disidencia política alguna.
     Señores, el juego de las sillitas estaba encendido. Quedaban dos concursantes y un único asiento. Y el próximo paso, el de expulsar a Padilla, Fuentes lo emprendería con la misma técnica utilizada por Cintio Vitier contra Virgilio Piñera. Es lo que en lucha grecorromana se conoce como la llave nacionalista, que tranca, corta la respiración, ahoga y mata.
     Sobre Padilla escribe: “Fuera del juego es un libro disidente desde la perspectiva soviética, pero no nuestra. Pertenece a otra experiencia. Una paradoja y un prodigio: Padilla produce uno de los poemarios más emblemáticos de la literatura soviética, pero en español (ignoro si se me está permitido decir en cubano)”.
     Piñera, según Cintio Vitier, era un poeta haitiano o martiniqueño. Para Fuentes, Padilla residía en el kilómetro trece de la carretera de Volokolansk.
     No todo el mundo puede ser considerado disidente, únicamente tres resultan disiliterarios y, de ellos tres, uno no es disipolítico y el otro no califica como cubano. Así que esta asamblea de efectos electrodomésticos está obligada a otorgarle el Panda al compañero Norberto Fuentes. Y, cuando no queda más que uno en la pura disidencia, cuando el mejor seguidor lumínico de Tropicana baña su figura en escena, preparénse, que llega lo bútin. Comience a colarse ese café prometido, salga del congelador la más fría cerveza. Porque entra en el artículo (y en la vida de su autor) la carismática figura del Comandante en Jefe.
     Advertencia: no hay que añadirle connotaciones eróticas al encuentro, ya viene así de fábrica. Leáse, si no, su descripciónsiete del personaje: “Ese ejemplar de hombre, gladiador por antonomasia, que con el solo enarbolar de su paquete testicular se enfrenta al imperio gringo”. Señoras, señores y transexuales varios, esto es prosa de amor y lo demás son noviecitos de primaria. Cualquier Alfredo Guevara suscribiría con palpitaciones una frase así. ¡Playgirl forrada con cubierta de Verde Olivo!
La admiración de Norberto Fuentes por la masculinidad del Comandante en Jefe va más lejos que la de la mismísima Carilda Oliver Labra, quien aludiera a la “ingle de varón” en el Canto a Fidel de 1957. Pero eso eran remilgos, ¡qué ingle ni qué ingle! ¿Para ingle investigaron Master y Johnson? ¿Para ingle, Mónica Krause y Celestino Lajonchere? ¡Paquete testicular! ¡Paquete testicular enarbolado contra un imperio!
     No alcanzaría este espacio para sofocar la curiosidad a propósito de la sexualidad de Norberto Fuentes. "Al fin solos", susurra él al paquete testicular enarbolado. La disidencia se reduce, al fin, a valsear con el tirano. (¿Entonces la referencia al bigote de cucaracha que Ossip Mandelstam dedicó a Stalin en un poema era un piropo? ¿La llamada de Stalin a Pasternak que decidiera la suerte de Mandelstam, línea erótica?)
     La potra de Castro Grande entra al artículo de Fuentes para declarar a éste vencedor definitivo. "El mismo Fidel le describió a Heberto con toda claridad su conducta cuando lo citó en su oficina de Primer Secretario del Partido, en vísperas de su salida del país, y le dijo que él nunca había sido un revolucionario. 'Tú no eres revolucionario, Heberto. Ese es todo tu problema'". Y opuesto iba a ser su diagnóstico al examinar a Norberto: "Del mismo modo que vio mi actitud cuando le dijo a Carlos Aldana, secretario ideológico del Partido a fines de los 80, que él leía mis cosas y se daba cuenta que [sic] yo era un revolucionario". 
     Los cojones del Comandante en Jefe eran el cuño en el carné de los verdaderos disidentes. A diferencia del resto de los acusados en el Caso Padilla, Norberto Fuentes no se amilanó, no se portó como un pendejo. Y, cuando los confidentes le fueron con el cuento al Gran Timonel Genital, éste tuvo que reconocer que “el único hombre” en todo aquel incidente era Norberto.
     Leído hoy, es difícil encontrar alguna rebeldía en el librito con que éste obtuviera licencia de disidente. Así y todo, Condenados de Condado no gustó a las autoridades. "La primera reacción de Fidel Castro ante la lectura de mi libro [...] tresfue energética y liberadora de abundante adrenalina", recordaría su autor en el prefacio a la edición de Seix Barral. Por aquellos años, se estilaba entre los jerarcas barbudos el lanzamiento de libros contra la pared. Lo practicó Guevara con un ejemplar de Virgilio Piñera y una pared de la embajada en Argel. Lo practicó Castro Grande con un ejemplar de Condenados de Condado, según alardea Fuentes. "Fidel era joven aún, y había ganado veinte kilos de peso y tenía un fuerte brazo de lanzador debido a sus prácticas semanales de béisbol y básquet". (Ah, la abundante adrenalina. Ah, el fuerte brazo...)
     Después de todo, no corrió tan mala suerte aquel libro, a juzgar por lo que su autor contaría décadas luego: "todavía hoy Condenados de Condado es el libro con más epígonos en la historia de la literatura cubana; creo que llegan al centenar, lo cual es un récord si consideramos la escasez de papel que ha empañado durante cuatro décadas los programas de difusión cultural del Gobierno Revolucionario". Afirmación que obliga a preguntarse qué oposición política  cabe en un libro del cual las editoriales estatales publican más de cien imitaciones. Y es que, a pesar de lo que su autor boconee, Condenados de Condado abona la épica ñángara. No puede compararse ni por asomo, a efectos políticos, con Fuera del juego.
Además de los milicianos del Escambray, Norberto Fuentes se ocupó de la estancia habanera de Hemingway, reportó las campañas africanas de sus cúmbilas, escribió palabras para un folleto publicitario de Rolex (Dulces guerreros cubanos)grupo donde los modelos fotografiados fueron el general Ochoa y los hermanos La Guardia. Compiló borracheras junto a Castro Chico, y compuso una autobiografía del hermano mayor de éste.
     Quiso ser, aunque le falló el tiro, la Gertrude Stein de Alice C. dulcesToklas. Con la Autobiografía del general Franco de Manuel Vázquez Montalbán delante, aunque armado de una exaltación erótica inencontrable en ese modelo, compuso una autobiografía del paquete testicular enarbolable. (Creo recordar que contiene un fragmento centrado en los genitales del Comandante en Jefe.) Y es perfectamente comprensible su hábito de hablar de sí en tercera persona, pues la primera quedaba reservada para El Caballo.
     Incluso hundido entre la mayimbería, habría cabido para Fuentes la alegación de infiltrado, de espía de la escritura. De no ser, claro, por su admiración por los jefangos, que aún le dura y que lo hace, antes que escritor disidente, un disidente de la literatura. Disidente también de la primera persona del singular, procuró ser considerado uno más entre los militares alcoholizados. Intentó borrarse dentro de aquella pandilla, se hizo de un Rolex y de un Lada de múltiples antenas. Y, ahora que dejan de estar de moda sus viejos camaradas de parranda y lo que se lleva en la mayoría de las redacciones son los huelguistas de hambre y las esposas de prisioneros, posa de disidente, alardea de ser el único, se erige en padre de toda saga. (El tiempo está buenísimo para hacerse la víctima, para cobrar el lustre de los perseguidos.)

     Sin embargo, no abjura de su vida de favorito. A diferencia de Zoé Valdés, que integró otro séquito ñángara y se obstina en negar su pasado oficialista, Norberto Fuentes escoge ser, a la vez, favorito y disidente. Lo cual no constituye un imposible desde que existe, con prosapia extensa, la figura del bufón.  

     

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•  No. 57  ¿QUÉ SE PREMIA CUANDO PREMIAN A AMBROSIO? Pocho Fornet, Premio Nacional de Literatura 2009
•  No. 56  CINTIO VITIER: BREVE OPROBIOGRAFÍA; Algunos eclipses de ese sol del mundo moral
•  No. 55  Carnet y causa, adentro y afuera
•  No. 54  Pavón, Lezama y algunas "participaciones amigables" El ICAIC produce Paradiso
•  No. 53  ¿Qué mejor que Lezama?  Breve asomo a lo chichí-ñángara
•  No. 52  Para agosto... ¡Películas!
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•  No. 44  ¿Por dónde pasa el meridiano cultural de América?  Una excursión a los indios Cubierta de Bagazo
• No. 43 Cuza Malé busca a Fantito; Hacia una Crítica y una Viudez más plena
• No. 42 El misterioso caso de la reseña rusa donde Fermín GaVor ejecuta la envidia y la venganza
• No. 41 SIC, SIC y SIC; Prieto (no el Ministro) saca nueva novela

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• No. 36 Biografías es lo que pide el público - Stephen Frears filma a Felicia Castelló, Tomás Piard a Lezama Lima
• No. 35 Zoe, musa - Josef von Sternberg retrata a Zoe Valdés
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• No. 26 La caja está cerrada (y con el  muerto adentro)
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