|
CUANDO SALÍ DE LA HABANA, VÁLGAME DIOS....
La Habanera. Género cuyo origen se encuentra en la danza criolla. Tuvo su mayor auge durante la segunda mitad del siglo XIX, como manifestación bailable. Sus elementos estructurales han aparecido en piezas de compositores europeos, como Albéniz, Ravel, Bizet, Debussy, Faure y Saint-Säens. Influyó, además, en el surgimiento de géneros latinoamericanos, especialmente del tango argentino. Luego desapareció como baile, quedando como género vocal, del que es ejemplo la habanera Tú, de Sánchez de Fuentes. La habanera se caracteriza por su melodismo expresivo de ambiente cubano, que unido al candencioso balance de su rítmo le otorgan lirismo y elegancia. Se escribe iin compás de 2 X 4. Tiene una introducción que precede sus dos partes de ocho a dieciséis compases cada una. Su estructura métrica es binarita y regular, aún cuando adopte alguna variante rítmica en su primer tiempo. (Música popular cubana, ED. CNC, 1962.) Nota de La Habana Elegante: esta información y la que sigue sobre Eduardo Sánchez de Fuentes, José White y María Teresa Vera la hemos tomado del Diccionario de la música cubana, (Letras Cubanas, 1992) de Helio Orovio.
Entre los más notables compositores cubanos figura EDUARDO SÁNCHEZ DE FUENTES, autor de una de la más famosa de nuestras habaneras ("Tú") con texto de Hernán Sánchez. Compositor, La Habana, 3 de abril de 1874--7 de septiembre de 1944. Nació en el seno de una familia de artistas (su padre, Eugenio, autor dramático y poetañ su madre, Josefina Peláez, pianista y cantante). Investigador de nuestra música folklórica. Fue discípulo de Ignacio Cervantes y de Carlos Anckermannñ cursó estudios, además, en el Conservatorio Hubert de Blanck. Licenciado en Derecho Civil. En 1911 asistió como delegado de Cuba al Congreso Internacional de Música celebrado en Roma. Fue director de los primeros conciertos típicos cubanos, en el teatro Nacional, en 1922. Viajó por México, Italia, Francia y Estados Unidos. En 1929 asistió, junto a Alejandro García Caturla, al Festival Ibero-Americano de Barcelona. En 1939 fue como delegado cubano, junto a Gonzalo Roig, al Congreso Internacional de Música celebrado en New York. Fue presidente de la Academia de Artes y Letras y de la Sociedad de Autores Cubanos. Recibió premios, tanto como compositor como en sus carácter de teórico del arte musical criollo, aunque en este campo tuvo muchos desaciertos y limitaciones. Escribió textos sobre música cubana: El folklore en la música cubana, Cuba y sus músicos, Influencia de los ritmos africanos en nuestro cancionero, La contradanza y la habanera, Ignacio Cervantes, Consideraciones sobre la música cubana, Viejos ritmos cubanos, La última firma de Brindis de Salas, La música aborigen de América y Folklorismo. De su labor como compositor dos dejó: Yamurí, El náufrago, La dolorosa y Doreya, óperas; Dioné, ballet; Navidad, oratorio; Anacaona, cantata; Mírame así, Corazón, Vivir sin tus caricias, Linda cubana, Silenciosamente, Por tus ojos y La volanta, y otras muchas canciones.
En Cuba, isla hermosa del ardiente sol
bajo su cielo azul
adorable trigueña
de todas las flores
la reina eres
Tú.
También el músico cubano JOSÉ WHITE nos legó una hermosa habanera: La bella cubana. Compositor, violinista y profesor, White nació en Matanzas el 1ro. de enero de 1836 y murió en París el 12 de marzo de 1918. Recibió las primeras lecciones musicales de su padre, y, luego, de otros profesores. Llegó a dominar 16 instrumentos: violonchelo, contrabajo, guitarra, piano, flauta, clarinete, trombón de pistones, cornetín, trompa, clavicordio, oficloide, piccolo, busccon de vara, altoviolo, tímpanis y, sobre todo, violín. Compuso a los quince años una Misa a dos voces y orquesta. A los diecinueve dio su primer concierto de violín, acompañado al piano por Gottschalk. En 1855 embarcó rumbo a Francia, donde ingresó en el Conservatorio de París a fin de cursar estudios superiores de violín, así como de armonía y composición. Poco después fue profesor teniendo entre sus discípulos a Ernesto y Thibaud. Volvió a Cuba, dio conciertos en La Habana y Matanzas. En 1860 se estableció nuevamente en París, conquistando renombre como violinista. En 1875 llegó a La Habana, pero acusado de actividades independentistas, tuvo que salir precipitadamente hacia México; pasó luego a Venezuela y a Brasil, donde fundó la Sociedad de Conciertos Clásicos, junto a Arthur Napoleao, y trabajó como director de orquesta y como director del Conservatorio Imperial. Estuvo más adelante en diversas ciudades, radicándose definitivamente en París en 1888. Entre las obras más notables que compuso figuran Concerto para violín y orquesta, Cuarteto, Seis estudios brillantes para violín, Quinteto, Bolero para violín y orquesta, Marcha cubana, Danzas para piano, y Variaciones sobre un tema original para clavicordio y orquesta, entre otras.
Veinte Años es otra de nuestras famosas habaneras. La compuso MARÍA TERESA VERA, quien fue, además de compositora, cantante y guitarrista. Nació en Guanajay el 6 de febrero de 1895 y murió en La Habana el 17 de diciembre de 1965. Voz imprescindible en la historia de la canción trovadoresca cubana. Fue su primer maestro de guitarra el tabaquero José Díaz. A los quince años se presentó en un homenaje a Arquímedes Pous, en el teatro habanero Politeama Grande. Por ese tiempo formó dúo con Rafael Zequeira, con el que viajó, en varias ocasiones, a New York, grabando discos. Muerto Zequeira, en 1924, actuó sola --o acompañada esporádicamente por algún trovador--breve tiempo, hasta unirse, en 1926, a Miguelito García. Este último año, marchó a New York, con su Sexteto Occidente, allí grabó sones. En 1937 integró, junto a Lorenzo Hierrezuelo, un dúo muy popular que se dejó escuchar por veinticinco años. Con Hierrezuelo fue a México. Mantuvo, en emisoras radiales habaneras, programas de divulgación de nuestro cancionero. Compuso canciones entre las que resaltan Por qué me siento triste, No me sabes querer, Yo quiero que tú sepas. Se retiró de la actividad musical, enferma, en 1962.
Si las cosas que uno quiere
se pudieran alcanzar
tú me quisieras lo mismo
que veinte años atrás.
¡Con que tristeza miramos
un amor que se nos va!,
es un pedazo del alma
que se arranca sin piedad.
Una de las habaneras más internacionalmente aplaudidas (La Paloma), y de la que se han hecho infinidad de versiones y grabaciones discográficas se debe a la inspiración de Sebastián de Yradier (España, 1809-1865). Georges Bizet se basó en dicha melodía para componer su célebre "Habanera" del Acto I de la Ópera Carmen.
Si a tu ventana llega una paloma
trátala con cariño
que es mi persona.
Los marineros de las salinas de Torrevieja (España) expresaron su nostalgia por nuestra ciudad en delicadas habaneras. No hay que sorprenderse de ello si, además, recordamos el movimiento acompasado (indudablemente marinero) de las habaneras.
ADIOS, LUCERO DE MIS NOCHES (fragmento)
Adios, adios
lucero de mis noches
canta un soldado al pie de una ventana,
pues ya me voy
no llores alma mía
que volveré
mañana.
Ya se divisa
por el Oriente el alba,
y allá a lo lejos
la luz de la mañana...
...............................................
HABANA, TE QUIERO (fragmento)
Quiero yo expresar Habana mía
en una canción
toda tu belleza
y no logro hallar la expresión
que acierte a decir lo que quiero.
Yo sólo puedo brindarte amor.
Yo te quiero
bien lo sabe Dios;
tú pregúntale y por él sabrás
que este gran amor
no es amor pasajero
porque te quiero de corazón.
...........................................
¡Qué dicha quererte a ti!
|