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Ama al cisne salvaje: poemas de
Luis Rogelio Nogueras Francisco Morán He aquí una apretada selección de la poesía de Luis Rogelio Nogueras (1944 – 1985). La obra de Nogueras corresponde al momento de auge de la poesía conversacional entre nosotros. Sin la pretensión de proponer aquí un juicio de su obra, sí quiero llamar la atención sobre dos aspectos de ella que me parecen relevantes. Se trata, en primer lugar, de un agudo sentido de la ironía que se mezcla frecuentemente con la nota melancólica, con un sentimiento de pérdida. Lo segundo, es la concentración poética, la mirada reflexiva sobre la escritura del poema. El poema, como objeto y manera de vivir, así como los poetas mismos, nos salen frecuentemente al paso en la obra de Luis Rogelio Nogueras. En este sentido, “Ama al cisne salvaje” viene a ser un texto emblemático de lo que apuntamos. Por este poema – y para no hablar más que del caso específico de Cuba – circula la sangre de “Mis amores,” de Casal; del lezamiano “Ah, que tú escapes,” y de “Naturalmente en 1930,” de Piñera. En todos los casos se mencionados el dilema es el mismo: perseguir la sustancia poética prefiriendo la renunciación a su posesión. Hay un conocimiento previo del carácter esquivo, elusivo, infinitamente proteico, de la poesía, conocimiento que obra como catalizador de la mirada concentrada. Por encima de otras – sin dudas importantes – diferencias estilísticas, la obsesión de Nogueras con la experiencia vital del lenguaje y la escritura sugiere, pues, afinidades, una conversación si se se prefiere con lo mejor de la tradición poética cubana que está más allá del momento específicamente conversacionalista. Poemas de Luis Rogelio Nogueras Retrato del artista adolescente Está desnudo, mirando a la cámara, sentado en una taza de noche tan brillante, tan blanca. Es lo mismo de siempre Estamos todos sentados a la mesa: papá se reía, yo chupo un mango, mamá corta el pan con su vestido a cuadros. Entonces ocurrió el milagro: Gerardito apretó el obturador de su Kodak 120. Ahora papá está enfermo pero siempre ríe, yo estoy en otra parte pero chupo un mango interminable, mamá se pasará la muerte cortando el pan con su vestido a cuadros. Cuando el tren parte Porque cuando el tren parte ninguno de los pasajeros sabe que unos kilómetros de vía son suficientes para encontrar la cabeza de humo de un poeta y destrozarla. Porque cuando el tren parte con un ruido de corazón de huracán el que dejó algo importante olvidado en la estación el invadido por una oscura nostalgia el maquinista distraído no saben que viajar en tren es siempre una aventura que es posible llegar a cualquier sitio entre la noche y el amanecer o no llegar porque hay un poeta tendido en la vía y hay que esperar por el inspector para que determine si la culpa es del maquinista distraído o de Atila Jozef Si el tren pasó sobre el poeta o fue el poeta quien pasó bajo el tren. El oficio Suicidas, limpiabotas, ingenieros y otros amigos de infancia: vean que cerca ando yo de las cosas (tan cerca como ustedes) que escribo este poema y es como si levantara un puente, lustrara un par de zapatos o me diera un tiro en pleno pecho. Monsieur Julián (del Casal) Camisa de cristal Carcajada púrpura Abanico japonés Versos de terciopelo Con destellos de diamante Una bala de ónix Le atravesó el pulmón Una gota de sangre de Cuba Mezclada a una gota de tinta de China Cayó Sobre la nieve del trópico Mirando un grabado erótico chino Mirando un grabado erótico chino tú me preguntaste que cómo era posible hacerlo de ese modo Lo intentamos ¿recuerdas? Lo intentamos Pero fue un fracaso China tiene sus arcanos China tiene sus secretos China tiene sus murallas infranqueables Ama al cisne salvaje ama tus ojos que pueden ver, tu mente que puede oír la música, el trueno de las alas, ama al cisne salvaje Robinson Jeffers No intentes posar tus manos sobre su inocente cuello (hasta la más suave caricia le parecería el brutal manejo del verdugo). No intentes susurrarle tu amor o tus penas (tu voz lo asustaría como un trueno en mitad de la noche). No remuevas el agua de la laguna no respires Para ser tuyo tendría que morir. Confórmate con su salvaje lejanía con su ajena belleza (si vuelve la cabeza escóndete entre la hierba). No rompas el hechizo de esta tarde de verano. Trágate tu amor imposible. Ámalo libre. Ama el modo en que ignora que tú existes. Ama al cisne salvaje. El último caso del inspector El lugar del crimen no es aún el lugar del crimen: es sólo un cuarto en penumbras donde dos sombras desnudas se besan. El asesino no es aún el asesino: es sólo un hombre cansado que va llegando a su casa un día antes de lo previsto, después de un largo viaje. La víctima no es aún la víctima: es sólo una mujer ardiendo en otros brazos. El testigo de excepción no es aún el testigo de excepción: es sólo un inspector osado que goza de la mujer del prójimo sobre el lecho del prójimo. El arma del crimen no es aún el arma del crimen: es sólo una lámpara de bronce apagada, tranquila, inocente sobre una mesa de caoba. Suerte para mí Suerte para mí de ser un oscuro poeta de Kwoo el caserío más pequeño de la región de Ptzé la más desértica del estado de Lie Wal el más pobre de Bjöor Sin editores sin amigos poderosos mis poemas se pudren en paz se añejan como el buen vino para paladares futuros Me habrían faltado las fuerzas para el arduo trabajo de la fama en vida (todos esos turistas curioseando mi casa todos esos estudiantes revolviendo mis papeles todos esos premios en oro y plata todas esas palomas cagando mi estatua) Poética Cuanto dejo en los papeles es como la búsqueda de una gota de una sustancia cuyo nombre ignoro y que se parece a la vida, o, mejor aún, que es la vida, encerrada en una simple gota de una substancia cuyo nombre ignoro. Toda palabra que escribí trató de acercarme a esa substancia sin nombre. Todo cuanto hice fue para llegar a ella. Versomudo Unavidadedicada alidiarconlapoesía versopandecadadía versoamoryversoespada versotantamadrugada tratandodecultivarte versoblancoversorima versoquebesaylastima versocarneyversoarte |
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