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Libros y
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llegados a nuestra redacción El impresor Andrea de la Cosa Nostra acaba de dar a la luz pública en la Serenísima Habana (no; lo sentimos, no era Venecia) la edición corregida y debidamente aumentada del Libro de las Maravillas, de Marco Polo. En ésta edición La Habana (que es con el nombre que toda Asia conoce a lo que, "por absoluto desconocimiento del Otro" - aclara Marco Polo - los europeos y europeizantes otros llaman Catai, Cathay, Catay; llega a nosotros vívidamente descrita en todo su pintoresquismo y costumbres. La última edición ha sido un éxito internacional - el primer bestseller del Renacimiento y el fin-de-siècle incluido - y lo mismo puede adquirirse en italiano, que en portugués, español, japonés, gallego, flamenco, gitano, que comprarse (con o sin tarjeta de crédito) en Barnes & Noble, La Casa del Libro, la Central, y hasta en Starbucks. La nueva edición no dejará de sorprender ni de maravillar al lector por sus exquisitos grabados, litografías, fotografías, caricaturas y daguerrotipos. En uno de estos últimos observamos una preciosa escena costumbrista habanera: dos bellas geishas saliendo de la afamada Casa de Hierro, en la calle Obispo, mientras al fondo se levanta, majestuoso, coronado de nieve, el Fujiyama. Pareciera salido de una visión de Hokusai, el más célebre de los pintores habaneros. El señor Marco Polo nos da detalles sorprendentes de las habitaciones japonesas que se han diseminado por toda La Habana, del mismo modo que los nipones se han aficionado a los patios, vitrales y comadritas. Aclaremos, como quien no quiere las cosas, que con el expreso propósito de no aliarse con el Otro, ni con los otros, y para mantenerse neutral, Marco Polo se refiere indistintamente, a través de su relato de viajes, al Catay, La Habana, Japón, Miami, Madrid, Barcelona, y hasta Granada como un mismo lugar, ése en el que tan bien se está, pero del que, en algún momento, habrá que irse. Claro, esta confusión geográfica ha sido catapultada por los acontecimientos más recientes, entre los que se incluyen la llegada de Colón, el cumpleaños 200 de Alicia Alonso, otro intento de desembarco en Cuba de Alpha 66, el marielazo y el destape gay, los preparativos de entierro en que se ha involucrado todo ese reino de los palacios distantes y exóticos llamado Ah, vana (claro, por los cínicos, que nunca han faltado), así como el rescate de Elián González por una operación relámpago de los guardacostas japoneses, y hasta la última expedición arqueológica del Ballet Nacional a El Cairo en busca del primer tutú de la Alonso. Marco Polo, quien, por cierto, coincidió con la llegada de Colón - el veneciano confiesa avergonzado que en su vida había visto a un otro más despistao - nos refiere con lujo de detalles su encuentro con los nativos japoneses, a los que el Almirante (¡gallego tenía que ser! ¿o no?) confundió con indios y luego con moros a los que había que convertir, batalla de ideas mediante. Según Marco Polo, en La Habana todo el mundo fuma opio. A eso le atribuye la caída del pelo de Roberto Fernández Retamar y de Silvio Rodríguez, y hasta las puntas de la Alonso. "Está vieja; es verdad" - admite el Sr. Polo - pero, vamos, que no es para tanto. Lo de las puntas no son los años, sino el opio que, eufemísticamente, ella insiste en llamar apio. Si lo que tiene en el camerino es un verdadero fumadero de opio. No tienen más que mirar la foto. Vean si no tengo razón." Afirma que el hábito de fumar opio es el verdadero pasatiempo nacional, y que sólo recientemente comenzó a ceder su privilegiado lugar al ajenjo, que, según las malas lenguas, fue introducido por José Martí que lo pasó dentró de un tabaco dirigido a los indios, y en el que les ordenaba levantarse contra Colón, sacrificarlo todo y, si era necesario, morirse toditos en el empeño. Por una de esas cosas que solo pasan allá, nos dice Marco Polo, el tabaco en questión cayó en manos de un poeta muy raro que siempre estaba viendo visiones, y merodeando los mataderos, donde se detenía a contemplar los torsos medio desnudos de los matadores (perverso que era): Julián del Casal. Casal, que ya le daba fuerte al opio, descubrió el ajenjo, pero se olvidó de pasar la orden del levantamiento. En fin, que esta edición viene aún más maravillosa que las anteriores. Conociendo como conocemos a nuestros lectores, sabemos que tan pronto como este número empiece a circular, no quedará un solo ejemplar del libro de Marco Polo en ninguna de las librerías de la Serenísima. Cuba: contrapuntos de cultura, historia y sociedad es el título del volumen de ensayos que, en una edición de Francisco A. Scarano y Margarita Zamora, publicó el sello editorial Ediciones Callejón (San Juan, Puerto Rico) el pasado año, y que acabamos de recibir - en el mismo envío que el Libro de las Maravillas - gracias a la gentileza de sus editores. Un nutrido grupo de entre los más importantes escritores, investigadores, ensayistas, académicos interesados en Cuba, se han dado cita en este volumen que, desde ya, podemos calificar de antología - y no se trata de una tautología, sino de reconocer las importantes contribuciones que nos regala Cuba: contrapuntos... De Rafael Rojas a Antonio José Ponte, pasando por Abilio Estévez, José Quiroga, Emilio Bejel, Liliam Guerra, Ena Lucía Portela, Helen Safa, María del Carmen Martínez, Narciso G. Menocal, Alejandro Portes, Marilén Loyola, Arturo Arango, Mario Coyula y Francisco A. Scarano, los lectores encontrarán, además, los más diversos temas y enfoques sobre Cuba; por ejemplo, las relaciones entre la política y los intelectuales, la homofobia, la mujer, el cine documental, la cultura y el llamado período especial, la literatura y la pintura en la formación de la identidad nacional a fines del siglo XIX, la política cubano-americana, la literatura del exilio, La Habana. Como se expresa en la nota de contracubierta, todas las contribuciones "abordan asuntos vitales y temas perennes, entre ellos, la ausencia o fragmentación del diálogo crítico; la forma en que los cubanos, no importa donde se encuentren, dan testimonio acerca de 'la condición cubana'; el desplazamiento de la culpa y la responsabilidad, y la búsqueda de principios guías y figuras inspiradoras en la gran cantera de la historia cubana." Para concluir podemos afirmar que este libro será de indudable interés para todos los interesados en prácticamente cualquier aspecto de la realidad cubana - y de su irrealidad, habría que agregar - y, nos avenyuramos a afirmar que puede ser muy útil en la configuración de cursos académicos que, o se enfoquen en Cuba, o tenga a Cuba como uno de sus componentes temáticos. De cualquier manera, no defraudará a sus lectores. Ha llegado a nosotros un nuevo número de la siempre esperada revista Encuentro de la cultura cubana. Se trata del no. 47, invierno 2007-2008. La sección "En persona" está dedicada a Iván de la Nuez; "Cuento" nos entrega dos relatos - verdaderas joyas - de Guillermo Rosales; el correspondiente "Dossier" se enfoca en el debate del cambio en Cuba, mientras que "Poesía" incluye textos de Germán Guerra, Efraín Rodríguez Santana, Jorge Guitart y Reina María Rodríguez. Lo que hemos mencionado no agota, desde luego, todo lo que este número tiene para sus ávidos lectores. Un ejemplo de lo que decimos es, por ejemplo, la entrevista de Alejandro de la Fuente al artista plástico Elio Rodríguez, u otra sección, "En proceso," con un texto de Froilán Escobar. Del escritor uruguayo Mario Mele, recibimos su poemario La breve noche de tres horas (Montevideo: Ediciones Aldebarán, Colección Hermes, 2008). Mele, un prolífico autor, ha publicado también otros títulos como: Los ojos del cuarto (1998), La camena (1999) y Café negro (2003), además de haber sido incluido en la antología Poesía del litoral, compilada por Leonardo Garet (2007). A propósito de La breve noche expresa Ricardo Pallares que "es un canto de amor humano a la pareja, en las instancias corporales y espirituales de consumación y ardimiento," añadiendo que el libro tiene "un registro personalísimo con imágenes logradas a fuerza de originalidad y ajuste expresivo, recreadoras de un coloquialismo amoroso con raíces en la existencia y sus estremecimientos." Transfiguración es el título del poemario de Esteban Luis Cárdenas (Miami: Bluedbirds Editions, 2008) que acabamos de recibir gracias a la gentileza de otro poeta y amigo: Germán Guerra. Cárdenas (Ciego de Ávila, Cuba, 1945), se exilió en 1980 y reside en Miami. Ha publicado los poemarios: Cantos del centinela (1993) y Ciudad mágica (1997), así como la colección de relatos Un café exquisito (2001). Ilustrado espléndidamente por por Jesse Ríos, el libro pudo publicarse - no hay que dudar de la fuerza de la poesía en estos tiempos - por la contribución de muchos amigos que respondieron al llamado de la palabra poética. De paso por Madrid recientemente, tuve la fortuna de poder reunirme con Ponte y Reina María, quien me obsequió su último libro, Bosque Negro, acabado de editar en Cáceres por la colección abeZetario. Bosque Negro se suma así a una extensa bibliografía que no es sino el reflejo de una vida entregada, vivida, restregada y segregada en las azoteas del trabajo poético. Sin embargo, La Habana Elegante, que siempre se ha caracterizado por su integridad - de ahí que nuestros lectores crean todo lo que les decimos - no puede callar lo que descubrimos en Madrid. No dudamos de que Reina María viaje a España para participar en eventos relacionados con la literatura - lecturas, presentación de libros, encuentros, etc. - pero en Madrid, lo que se dice en Madrid, la historia es otra. Porque es hora de decir la verdad. Por las mañanas, a Reina puede vérsele en la Casa del Libro, visitando el Prado, o el Reina Sofía. Claro; a menos que no pase una carroza con los Van Van encima, porque de ser este el caso ella - y hasta Ponte, quien súbitamente halla un nuevo arte de animar las ruinas - salen echando un pie tras la carroza, sin parar hasta la Cibeles. ¡De las cosas que uno se entera en Madrid! ¡Ay, Ana Belén! Pues a lo que iba. Cuando cae la noche y empieza "la movida" madrileña, Reina María se esconde bajo una mantilla, se encasqueta una peineta (mientras más sevillana parezca, mejor!), coge unas castañuelas, y moviéndose en la movida madrileña, insisto, encuentra el camino que la lleva directo al Café Restaurant La Negra Tomasa, donde se vende el mejor Ron Varadero del mundo. Una vez en el lugar, Reina María se dirige a un cuartico con velones e imágenes de santos que le tienen reservado - ella lo llama "el camerino" - y donde uno se encuentra lo mismo un San Lázaro que una Avellaneda que una Virginia Woolf montada a caballo con una espada en una mano y el copón divino en la otra. Entonces es que ocurre la transformación: la poeta se convierte en la santera que echa las cartas. Y bien caro que cobra. Por repetirle el pasado - esto ocurre con los clientes escépticos - 10 euros; por ver el presente, 20; y por la información exacta, con pelos y señales, del futuro, nada menos que 100 euros. Y la muy bruja - perdón; la muy santera - no acepta de cheque, ni tarjeta de crédito. Así que ya saben. Si caen por Madrid - ya sea por asuntos deportivos, dioplomáticos, culturales, o de intercambio amistoso con un país hermano - y, vaya, tienen algo en mente, pero no están seguros... ah; y si Reina María acierta a estar por esos días en Madrid, ya saben. Déjense caer - por la noche - por Calle Espoz y Mina 9, que es la dirección del restaurant. O hagan una cita llamando al: 34 915326844. Pregunten por la virgencita (su pseudónimo cuando no está en el lugar) y dejen el recado. O si no lleguen de sopetón y marquen en la cola. Así de fácil. Y si tienen la fortuna de encontrarse con Ponte, quien - si se fijan bien en la foto - visita frecuentemente el lugar, ni que decir que tendrán el acceso asegurado a la experimentada cartomántica. Expedición carcelaria (dossier) Diario de una “Expedición” E. T. Romero • La Habana A los amigos que colaboraron con sus cuentos, y a N por dejarme mostrar sus apuntes, ellos hicieron este pequeño diario. “Expedición” ha sido sin lugar a dudas uno de los acontecimientos culturales más importantes en la historia de los últimos tiempos de nuestra Isla. Tratar de llevar un halo de esperanza a estos seres también “presos de su propia conciencia” constituye un acto de inmensa humanidad y solidaridad para con el prójimo. Imponerse al estigma de seres que han errado y reconocerlos como personas necesitadas, ayudarlos a reflexionar a través de "lo que nos ha servido para cambiar" requiere de un valor y una sensibilidad especiales que han llevado a estos “expedicionarios”, a una especie de cruzada por el amor y la cultura. La expedición, conocida también como Los Dominicos de la Cultura, tiene como su principal objetivo, convertir a los pecadores, llevar la esperanza a los más necesitados, cantarles al oído que esta es la cárcel en que también se está, y llevarles a todos, sin excepción, la palabra del Señor. Entre canciones, décimas, literatura y artes plásticas, hubo viajes, contratiempos, experiencias únicas y un grupo de “expedicionarios anónimos” que contribuyeron al feliz término de esta primera etapa de la gira, que, entre anécdotas y apuntes hemos logrado reconstruir. Que un grupo de expedicionarios mantuviera su anonimato no significa, por supuesto, que – como se ha insinuado – hubieran estado trabajando para la policía, sino que su trabajo fue el de ser fuerza de choque del trabajo de conversión y reconversión de los reclusos. La idea fue comenzar desde Guantánamo, en el Centro Penitenciario Provincial José Martí con el primer concierto el 13 de enero y de ahí en un maratónico movimiento dejando un día por medio, hacerlo en Boniato, Santiago de Cuba, luego Las Mangas en Bayamo, y consecutivamente El Yayal, Holguín; El Centro Penitenciario Provincial, en Las Tunas; Kilo 7 en Camagüey; El Centro Penitenciario Provincial de Ciego de Ávila; y Guamajal, Santa Clara el día 28 de enero en recordación del natalicio del Apóstol. O sea, se trataba de comenzar y cerrar con Martí y, de paso, recorrer en su totalidad el espacio penitenciario de la Isla. De hecho, las canciones, los discursos, el intercambio epistolar, los chistes; en fin, todo lo que se creó, inventó y maquinó en torno a una experiencia tan edificante, podría muy bien publicarse bajo el título de Divina Comedia. "En el Centro Penitenciario de Ciego de Ávila hicieron un zoológico para el disfrute de los hijos de los reclusos los días de visitas. Estando los técnicos haciendo el montaje la noche anterior al concierto se escapó el cocodrilo y tuvieron que hacer una tremenda movilización para capturarlo por la mañana. Para entonces, “el caballo” – nombre por el que extrañamente era conocido el cocodrilo – había devorado como a cinco reclusos. Pero nadie notó la ausencia de éstos. Total, como habían expresado que a Silvio sólo lo escucharían fusil contra fusil. A Olimpia por poco le da un desmayo cuando se enteró." N. El programa era intenso y abarcador. Un “expedicionario” me cuenta que desde temprano en la mañana Ernesto Rancaño y su asistente Waldo con algunos artistas plásticos profesionales de cada provincia y algunos internos aficionados comenzaban a trabajar en un lienzo colectivo ―de dos o más metros por uno y medio―, que quedaba en el recinto para el disfrute de todos. Para cerrar comenzaba el concierto que ponía punto final a un largo día. Lester Hamlet con su equipo de filmación, con vistas a un futuro documental (o al documental del futuro, que nunca se sabe), entrevistaban mientras tanto al personal recluso, a los custodios, familiares, artistas y otras personalidades que participaron. Todos los reclusos manifestaron sentirse absolutamente felices – ¡Somos felices aquí! – gritaban a coro, y con tanta convicción que fue necesario instruirlos que moderaran su felicidad a fin de hacerla más creíble. Sobre las tres de la tarde se inauguraba la exposición con la contribución de una muestra itinerante de cinco cuadros que llevaba Rancaño. Artesanías y esculturas con los más increíbles recursos se exhibían: ramitas, envases plásticos, piedras, cartón, madera, etc. En un acto de espontaneidad, los internos regalaban a los visitantes cuadros, mesas, tallas en madera, miniaturas de veleros, etc. Cuentan que a Silvio le dieron un espejo grande enmarcado en madera de cedro laqueada, en Guantánamo, y en Ciego de Ávila le entregaron una mano abierta en cuya palma hicieron un pequeño unicornio. Sólo faltaban las tres carabelas. Todo lo demás – desde los escribanos, las banderas desplegadas, la misa, el intercambio de oro por espejitos, todo, absolutamente todo, estaba allí. "En las instalaciones penales hay centros docentes que ofrecen a los reclusos la posibilidad de cursar estudios superiores dentro de los propios recintos. Hay algunos que están a punto de concluir sus carreras. Se han dado casos de personas que han cumplido la sanción que se les impuso, se han quedado como instructores o asesores, ya sea de cultura o de educación. Así, como lo oyen. Es que no hay diferencia. ¿No lo ven? ¿Qué más da ejercer la profesión detrás o delante de las rejas? Primero convertimos los cuarteles en escuelas. Ahora hemos dado un paso más adelante: estamos convirtiendo las prisiones en universidades. ¿Las universidades? No; ya ésas estaban convertidas en prisiones." En Ciego de Ávila el ministro de Cultura se estrenó como barítono de la Batalla de Ideas, e interpretó el dúo de su única zarzuela - El vuelo del gato - con lo que deleitó a los internos. ¿Verdad que la palabra internos es más apropiada que la de reclusos? Nos hace pensar en la educación, en la Escuela al Campo, en el Servicio Militar Obligatorio, pero no en las prisiones. Y lo mismo sucede con la de penitenciaría o combinado, en lugar de cárcel o de prisión. Todos sabemos que uno va a la penitenciaría; o mejor, es llevado al susodicho lugar a hacer penitencia, no a ser encerrado, ni encarcelado como sucede en los países donde no hay libertad. En cuanto a combinado, evoca en nosotros deliciosas imágenes: centros de procesamiento de carne, donde esta se limpia, se higieniza, y lo que es más importante, se sacrifica en aras de un futuro terror; perdón, quise decir mejor. N. Todos pedían tomarse fotografías, que le firmaran autógrafos, unos en sus ropas, otros en los zapatos jurando no usarlos más nunca (y eso que eran de marca), también en gorras y en libretas. Un gran sentimiento de complacencia reinaba en el ambiente, los que pudieron lograrlo se regocijaban de haber tenido “la ocasión” de abrazar a Silvio, a Vicente, a Amaury, y demás. La admiración por el cuarteto Sexto Sentido era tremenda, cuatro muchachas de salir… La portada hecha por Rancaño para el disco Expedición, convertida en una gigantografía, sirvió de fondo a todas las presentaciones en las penitenciarías. "La interpretación de un recluso de “Su nombre es pueblo” fue tan emocionante que todos pensamos en Sarah y tanto que la llamaron por un celular cuando este estaba cantando, fue una situación muy emocionante, Silvio le explicó a Sarah que aquella interpretación fue completamente espontánea, sin que interviniera ninguno del grupo de los visitantes. Sarah se emocionó tanto que no pudo seguir hablando. No lo podía creer: estaban cantando su último cuplé en todas las cárceles. Los presos se habían convertido, por obra de inspiración del Espíritu Santo, en violeteras. Y Sarah lloraba. Y hasta las pistolas se le aflojaban. A Barnet, en cambio, la emoción le prestó alas, alas gigantescas como el cartelito de Rancaño, y voló y voló, mientras Amaury se desgalillaba: “Yo tengo un amigo…" N. El concierto lo abría Silvio explicando en qué consistía la gira ― que en realidad era la continuación de la que iniciaran a finales de 1989 y principios de 1990 por occidente, incluyendo la Isla de la Juventud, en 13 centros penitenciarios y que se viera interrumpida por la escasez de combustible debido al período especial que se iniciaba y donde también estuvieron además de Silvio, Vicente Feliú y Augusto Blanca. Toda la Revolución convertida en una inmensa gira penitenciaria, con pequeñas pausas por la escasez de combustible. Luego le llegaba el turno a Reynaldo González para dirigirse a todos con un discurso que resaltaba su vocación de hermandad con todos los cubanos y su fe en el futuro de los que estaban presentes. Explicaba que el Instituto Cubano del Libro le había encomendado entregar a la biblioteca 301 volúmenes escogidos entre las obras más importantes de la literatura universal y nacional, y al entregar un primer ejemplar al Jefe de la Penitenciaría, daba paso a la música y a la poesía en la voz de miembros del Ministerio del Interior de la provincia que a través de un declamador, un trovador o un pequeño formato musical cumplían con la apertura de una jornada prometedora. Los miembros del Ministerio del Interior entregaron personalmente los 301 volúmenes, los cuales consistían en tres juegos de las obras completas de Martí y otros tantos de las del Señor de los anillos, incluidas sus últimas reflexiones aparecidas en el Grandma. "Nos hospedaron en el Hotel Hanabanilla, un lugar muy lejano al sitio de actuación (60km), pero el paseo que nos prepararon a todos por el lago que forma la presa del mismo nombre fue fantástico. Visitamos la finquita del campesino. Amaury y Peti… y otros, montaron a caballo, había panales de abeja, frutas, queso, dulce de guayaba." N. Luego Silvio era presentado (en algunos conciertos abrió con “Expedición”, y luego seguía con tres o cuatro números: “Sinuhé”, “El Mayor” ― que en Camagüey resultó un himno para el público incluyendo los reclusos ―, “Solo el amor”, “Playa Girón,” “Deben partirse en dos”. Silvio presentaba a Vicente con “A los que luchan toda la vida,” “De donde habita el corazón” y “Créeme”. Después Amaury ― que con su ingenioso sentido del humor haciendo alusión a su padre y la aparición de jóvenes contemporáneos con la “quijada cuadrada”… creó un ambiente de simpatía y relajación, al que el público respondió con ovaciones en señal de agradecimiento―, sorprendió con “Hacerte venir” y “Acuérdate de abril”. En el orden de las presentaciones le seguía Sexto Sentido que homenajeó al feeling de Portillo y de Marta Valdés, y cerraban con “El necio,” no sin antes advertirles a los presos que no iba dirigida a ellos. Otro momento de alegría era la aparición de Alexis Díaz-Pimienta con su grupo, que le imprimía al momento una auténtica pincelada campesina, primero con décimas alusivas a su infancia, luego la “Tulibamba”, y finalmente con una aclamada “Seguidilla” que arrancó muchísimos aplausos. Díaz-Pimienta se cree el Cucalambé encarnado y solo queda esperar que desaparezca un día sin dejar siquiera rumores en el hórmigo. En Santiago y Santa Clara hizo “Lágrimas Negras” y a partir de Camagüey introdujo el “pie forzado” que le pedían los internos. Ustedes pueden comprender que nada más natural para un “interno” que le metan “un pie forzado.” Un observador curioso me cuenta que los textos escogidos por Alexis estaban cargados de un profundo sentimiento humano y de un grandísimo optimismo. Muchos reclusos manifestaron tanto optimismo que expresaron su deseo de que nadie pudiera arrancarlos de las rejas tras las que habían escuchado tanto amor. A Alexis le correspondió la presentación de los primeros reclusos aficionados. Aunque a todos les asombró la preparación de los internos, parece que, sin duda, el grupo changüí “Renovación”, fue uno de los mejores de toda la gira. Hasta se habló de permitirles grabar en los lujosos estudios de Ojalá. Pero no se sabe en qué quedó la cosa. Ojalá. "Me llamó la atención que en los Centros provinciales cuanto menos tienen policlínicos bien equipados u hospitales con todos los recursos necesarios como salas quirúrgicas en las que se practica cualquier tipo de intervenciones, salones de rayos x, ultrasonido, salas de ortopedia, sillones de estomatología, etcétera…" Hasta tienen salones de belleza y spa y una pantalla gigantesca – como el cártel de Rancaño – que proyecta un screensaver con una imagen del mar profundo y azul. N. En la medida que avanzaba la “Expedición”, trataron de hacer cambios para buscar un mejor balance al programa escénico. Después del custodio, abría Vicente. Al terminar llamaba a Silvio y ambos hacían “El colibrí”. Silvio gorjeaba y llamaba a escena a Sexto Sentido. Las muchachas presentaban a Amaury y después le seguía Alexis. Cerraban los internos: en Santiago, se presentó un conjunto sonero muy bueno. Dicen que en Bayamo fundieron las bandas de música de los reclusos de Las Mangas, y del Centro Penitenciario de Manzanillo e interpretaron a manera de recibimiento “El Mambí” y al terminar la gala, cerraron con “La comparsa”, de Lecuona y la “Marcha del 26 de Julio”, también se pudo escuchar un coro y un sexteto. En Holguín actuaron el cuarteto Liberación, el dúo Control y Calidad, el terceto Sacrificio, Deber y Júbilo, el cuarteto Jubilados de Radio Rebelde, el quinteto Campiña insurrecta y el Sexteto Crisol de Libertad. En Las Tunas estuvieron varios intérpretes y los encargados de cerrar fueron los integrantes del grupo Renovación. En Camagüey se hizo gala de la presencia femenina, Indira, una de las internas tuvo esa responsabilidad, presencia que también se matizó en el coro mixto Alborada y con el conjunto de instrumentos de cuerda Vientos del Pueblo. En Ciego de Ávila sorprendió el ingenio del humorista Armando Hernández. Al final de cada gala, la solidaridad unió a artistas e internos que culminaban la noche compartiendo el escenario. "En Holguín visitamos un Campamento Confianza – muy próximo al penal El Panal Barbudo – al que se acogen reclusos que se comprometen a mantener una buena conducta, por lo que no necesitan custodios ni el tipo de cerca de los demás Centros. Como han aprendido un oficio: albañilería, electricidad, plomería, repetir las “reflexiones” de ya sabemos quién, etc. salen a la calle a trabajar fundamentalmente en obras de la batalla de ideas. Ganan su salario de “contingente”. Se compran su ropa, pero la alimentación la asume el Estado. Tienen pase cada 45 días y pueden recibir visita de familiares en los días previstos. Tienen su propia sede universitaria. En el país existen 10 de estos centros y se proponen construir hasta 30. Exactamente igual que los que están fuera. ¿No son las mismas condiciones? Esto me confunde un poco, pero es mejor no pensar mucho." N. Santa Clara como colofón de la primera etapa de la "Expedición" tenía que tener un cierre a la altura de las circunstancias. El 28 de enero sirvió de inspiración. La aparición de Eusebio Leal, al inicio del programa comentando los versos martianos musicalizados por Amaury, marcó la velada con el ángel que evocan sus palabras. Hasta se vio a un ángel circundar con un halo de luz al muy bobalicón. El cierre sintetizó la hermandad entre los hombres: se escuchó el tema “Expedición” en la voz de todo el mundo, los técnicos, choferes, reclusos aficionados y combatientes, unieron sus voces para cerrar un concierto y abrir una puerta a la fe en la rehabilitación y el entendimiento entre los hombres. Las puertas de la fe, no la de la prisión. Esto debe quedar bien claro. La “Expedición” continúa… tres Centros Penitenciarios de La Habana, serán su próxima parada… Falleció el actor Sergio Corrieri AFP/ La Habana. El actor Sergio Corrieri, protagonista del clásico Memorias del subdesarrollo, falleció el viernes en La Habana a los 68 años, informó la televisión local, sin precisar las causas de su deceso. "El Ministerio de Cultura informa con gran pesar que en la tarde de hoy falleció el destacado actor cubano, Sergio Corrieri (…) quien se desempeñaba (desde 1990) como presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP)", señaló una locutora de la televisión local. Miembro del Comité Central del gobernante Partido Comunista y diputado a la Asamblea Nacional, Corrieri también presidió hasta hace unas semanas la comisión organizadora del VII Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), a la que renunció por problemas de salud. Obtuvo el Premio Nacional de Teatro en 2006 y protagonizó una docena de películas, entre ellas Memorias del subdesarrollo (1968), del emblemático cineasta Tomas Gutiérrez Alea (Titón) y considerado un clásico de la cinematografía cubana y de Latinoamérica. También actuó en El hombre de Maisinicú (1973), así como en el serial En silencio ha tenido que ser. Encuentro, 3 de marzo de 2008 Fallece el cineasta Octavio Cortázar El cineasta Octavio Cortázar (La Habana, 1935), autor del conocido largometraje de ficción El brigadista, murió este miércoles en Madrid (España) a los 72 años de edad, a causa de un infarto, informó la página web del canal oficialista Cubavisión internacional. Según la publicación, el realizador se encontraba impartiendo clases en España. Cortázar, que destacó en la cinematografía cubana por su documental Por primera vez, formó parte de la etapa de efervescencia de la documentalística de la Isla, en los años sesenta y setenta, fue fundador de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños, y se desempeñó como profesor de la Facultad de Cine, Radio y Televisión del Instituto Superior de Arte. Desde 2006, era vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y presidía el Centro de Desarrollo del Documental, Hurón Azul, de esta misma institución. En los últimos tiempos, dirigió el espacio televisivo Pantalla Documental. Entre sus obras conocidas, figuran además los largometrajes Guardafronteras (1980) y Derecho de asilo (1994). 28 de febrero de 2008 |
El
escritor
Antonio Orlando Rodríguez gana el Premio Alfaguara de Novela Magia y realidad se mezclan en Chiquita, un retrato de la Cuba del siglo XIX AFP/ Madrid. El escritor Antonio Orlando Rodríguez (Ciego de Ávila, 1956), residente en Miami, ganó este lunes el XI Premio Alfaguara de Novela 2006, dotado con 175.000 dólares, por su libro Chiquita. Chiquita es "una novela a la vez elegante y llena de vida, con una notable gracia narrativa y una imaginación sin descanso", estimó el jurado, presidido por el escritor nicaragüense Sergio Ramírez. El jurado eligió la novela de Rodríguez entre los 511 originales, la mayoría latinoamericanos, presentados a esta edición de los premios que otorga la editorial española. La novela "es un recorrido por la historia de Cuba desde su primera guerra de la independencia hasta su constitución como república", explicó Rodríguez en una videoconferencia desde Miami durante la conferencia de prensa en la que se anunció el premio. "Si se sabe leer entre líneas", se pueden encontrar referencias a la situación actual de la Isla, según el autor, que dijo esperar cambios más allá de los económicos tras las noticias de este domingo. "Estoy esperando que algún día haya cambios, pero me decepcionaría mucho que sólo fueran de índole económica", manifestó. "Los cambios que espero tienen que ver más con los derechos humanos, con el derecho de las personas a pensar libremente, con el derecho a poder salir libremente de nuestro país", concretó. Antonio Orlando Rodríguez salió de Cuba en 1991 y desde hace ocho años vive en Estados Unidos. Crítico e investigador literario, es autor de libros como Panorama histórico de la literatura infantil en América Latina y el Caribe, Literatura infantil de América Latina, Escuela y poesía y Formación de valores de la literatura infantil. Ha publicado, además, obras de ficción para niños como Yo, Mónica y el Monstruo, Mi bicicleta es un hada y otros secretos por el estilo, Concierto para escalera y orquesta, Un elefante en la cristalería y Disfruta tu libertad. Actualmente reside en Estados Unidos. De los 511 manuscritos presentados, 120 procedían de España, seguida por los de México (102), Argentina (73), Colombia (57), Chile (36), Estados Unidos (23) y Ecuador (22). En 2007, el jurado, presidido por el peruano Mario Vargas Llosa, otorgó el galardón al español Luis Leante por Mira si yo te querré, y en 2006, al peruano Santiago Roncagliolo por Abril rojo. En años anteriores el Alfaguara recayó sobre las argentinas Graciela Montes y Ema Wolf, por El turno del escriba, la colombiana Laura Restrepo, por Delirio, el mexicano Xavier Velasco, por Diablo guardián, el argentino Tomás Eloy Martínez, por El vuelo de la reina, y la mexicana Elena Poniatowska, por La piel del cielo. El presidente del jurado de este año, Sergio Ramírez (1942), ganó en 1998 la primera edición con Margarita, está linda la mar, junto al también cubano Eliseo Alberto, por Caracol Beach. Encuentro, 25 de febrero de 2008 Muere el bajista Israel 'Cachao' López La noticia fue dada a conocer por su vocero, quien afirmó que el músico falleció tras los padecimientos renales que había sufrido la última semana El bajista Israel Cachao López (La Habana, 1918) murió este sábado en un hospital de Coral Gables, en Miami, a causa de complicaciones renales, a los 89 años de edad, informó el diario The Miami Herald. La noticia fue dada a conocer por su vocero, Nelson Albareda, quien agregó que el músico falleció tras los padecimientos renales que había sufrido la última semana. Con cinco premios Grammy, los dos últimos en 2005, y una carrera musical de más de 80 años, Cachao fue rescatado del olvido por el actor y realizador cubanoamericano Andy García con la grabación el disco Master Sessions y la presentación del documental Cachao. Como su ritmo no hay dos. En 1995 ganó el Grammy por el disco Master Sessions Volumen I; en 2003 obtuvo el Grammy Latino en la categoría de Mejor Álbum Tropical Tradicional por El Arte del Sabor, que realizó junto al pianista Bebo Valdés y el percusionista fallecido Carlos Patato Valdés, y en volvió a recibir un Grammy por su producción ¡Ahora sí! Cachao, uno de los creadores del mambo y famoso entre los años treinta y cincuenta en Cuba, al igual que su hermano Orestes, compartió escenario con figuras como Tito Puente, Celia Cruz, Bebo Valdés, Willie Colón, Gloria y Emilio Estefan y Willy Chirino, entre muchos otros. En 1962 salió de la Isla rumbo al exilio. Obtuvo un doctorado honorario por la Universidad de Berkley y tiene una estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood. Su más recientemente trabajo musical fue con Gloria y Emilio Estefan en el álbum de la cantante, 90 Millas. El pasado año, el bajista realizó una gira de tres semanas por varios escenarios de Europa para celebrar sus 80 años de carrera artística, pues llevaba tocando desde 1926. Dicho homenaje cerró con un espectáculo en el Carnival Center For The Performing Arts de Miami. A principios de este mes recibió en Santo Domingo un premio Casandra Internacional, otorgado por la Asociación de Cronistas de Arte y Espectáculos (ACROARTE), de República Dominicana. Tenía planificada una gira por Europa el próximo agosto junto al violinista Federico Britos. Le sobreviven su hija María Elena López, su nieto Hector Luis Vega y su sobrino Daniel Palacio. 22 de marzo de 2008 Cuba discutirá derechos gay Un proyecto de ley sobre los derechos de los homosexuales, presentado por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), espera ser aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular, el parlamento cubano. En la actualidad se encuentra en estudio por las comisiones correspondientes y los diputados deberán decidir en la próxima sesión general que debería desarrollarse entre junio y julio próximos. En concreto se proponen tres importantes derechos: el reconocimiento legal de las parejas gay, la posibilidad de que los transexuales puedan cambiar oficialmente su nombre y el reinicio de las operaciones de cambio de sexo. Si se aprueba el proyecto, se trata de un verdadero avance en un país donde hace 30 años se arrestaba a los homosexuales y todavía hoy la policía se siente con potestad para negarles el derecho a pararse en determinadas zonas de la ciudad. El contenido de la ley Mariela Castro, directora del CENESEX e hija del presidente cubano, le explicó a la BBC que "pronto se firmará una resolución del ministerio de Salud Pública para instituir los procedimientos que corresponden a los tratamientos de los transexuales". Explicó además que cuando se apruebe la ley, para cambiarse el nombre y el género, bastará con un certificado de Salud Pública "diciendo que esta persona es transexual y requiere un cambio de género en sus documento de identidad". Agregó que de todas formas "si la persona reúne los requisitos para ser operada será operada". Hasta ahora sólo un transexual ha podido cambiarse de sexo en el país, mientras aproximadamente una treintena espera la aprobación de la ley. Otra iniciativa son los cambios al Código de Familia que incluye el reconocimiento de mayores derechos para los niños, las mujeres, los ancianos, los discapacitados y "garantiza el derecho de las personas según su orientación sexual e identidad de género", expresó Mariela. "Lo que estamos proponiendo facilita el reconocimiento legal de las uniones entre homosexuales. No estamos hablando de matrimonio porque todavía hay resistencia", dijo a la BBC la directora del CENESEX. Matrimonio sin consenso En el proyecto de ley no se contemplan los matrimonios gay debido a que no hay consenso sobre este tema y la propia Mariela afirma que en Cuba, como institución, es mucho más importante la familia que el matrimonio. Las diferencias existen. El ministro de Cultura, Abel Prieto, expresó a la prensa que "perfectamente puede aprobarse el matrimonio entre homosexuales, entre lesbianas; eso no creo que para nada sea un terremoto en Cuba ni mucho menos". Mientras, Ricardo Alarcón, presidente del parlamento, se muestra contrario: "Creo que nosotros debemos considerar con el debido respeto, no solo a los católicos, sino a todas las religiones cristianas que consideran al matrimonio como un sacramento". Y el Cardenal Jaime Ortega sostuvo que "a no pocos cubanos les ha inquietado, sobre todo en este último año que termina, la posibilidad de que se produzca alguna sanción legal aprobatoria de las uniones de hecho que podrían incluir un falsamente llamado matrimonio entre personas del mismo sexo". De todas formas, la presión social se hace sentir y el CENESEX canaliza parte de ese empuje. Hace apenas unas semanas en sus instalaciones se celebró un enlance de dos lesbianas, que aunque no tuvo validez legal, si posee un alto valor simbólico. El otro tema donde no hay acuerdo es en la adopción, pero Mariela Castro declaró a la BBC que no se trata de un problema urgente porque en Cuba casi no hay niños en adopción, ni siquiera para parejas heterosexuales. Vulnerables Los homosexuales son una de las minoría sociales más marginadas en Cuba. Desde el triunfo mismo de la revolución y la par que se elaboraban estrategias para integrar socialmente a los negros o a las mujeres, el gobierno reprimió a los gay, recluyéndolos incluso en granjas de trabajo. Más adelante se cerraron estas granjas pero la condición homosexual continuó siendo un impedimento para obtener trabajo en sectores como el de educación, puestos de dirección y muchas veces traía problemas para estudiar en algunos centros. En la actualidad se ha avanzado mucho, en parte gracias al trabajo de organismos como el CENESEX que combaten la homofobia dando información a la sociedad, a las autoridades e incluso cursos de capacitación a la policía. Sin embargo, el hecho de que no haya un marco legal que ampare los derechos de los homosexuales los expone a que cualquier persona homofóbica con autoridad pueda tomar medidas contra ellos más o menos impunemente. De aprobarse, el actual proyecto se convertiría en una trinchera legal desde la que se podría combatir más efectivamente la homofobia, un sueño del CENESEX y de los miles de cubanos que forman parte de uno de los sectores más vulnerables de la sociedad. BBC, 26 de marzo I will survive: la última producción escenográfica de Alicia Alonso se estrena - ¿dónde más? – en El Cairo, Egipto Las declaraciones de la Alonso son de espanto. La conmoción en las filas del BNC, cuerpo de baile y tramoyistas incluidos, es indescriptible Alicia Alonso asegura ante las Pirámides que piensa vivir 200 años más A sus 86 (millones de) años, la directora general del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso, aseguró hoy delante de las Pirámides de Guiza que piensa vivir 200 años más para cumplir todos los proyectos y sueños que le quedan por hacer. 'Una nunca acaba de terminar proyectos, por lo que pienso vivir 200 años más para hacer todo lo que me queda', dijo a Efe la bailarina cubana durante la representación del ballet Don Quijote, del compositor Ludwig Minkus (1826-1917), por parte de su compañía. Las Pirámides de los faraones Keops, Kefren y Micerino, fueron testigos de excepción, junto a la Esfinge, del espectáculo de la compañía cubana. 'Es mágico, un lugar con un increíble pasado donde está presente el arte junto a una fabulosa historia, para el público es un privilegio; y para mí, es como regresar a casa'- señaló Alonso, quién apuntó que a pesar de su edad trata de viajar con la compañía siempre que va de gira. Sin embargo, ni las Pirámides ni el arte del Ballet Nacional de Cuba fueron capaces de congregar a demasiado público, quizá por los precios prohibitivos de las entradas para los bolsillos egipcios que alcanzaron las 150 libras egipcias (unos 19 euros). Aún así, la compañía cubana hizo las delicias de la audiencia, en su mayoría latinoamericana, que bajo un cielo estrellado presenció las aventuras de Don Quijote y su inseparable escudero Sancho Panza en torno a los amores de Kitri, la hija de un tabernero, y el barbero Basilio. 'Es un ballet muy antiguo y muy español', explicó Alonso, quien reconoció que era una historia difícil de contar al ser 'una pantomima'. Para representar este ballet de tres actos, basado en el capítulo XIX del segundo libro de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), la compañía nacional cubana trasladó a unos 60 bailarines a El Cairo, junto con una amplia escenografía. El resultado fue una representación muy vistosa en la que los dos primeros bailarines, Viengsay Valdés (Kitri), y Rómel Frómeta (Basilio), hicieron alarde de su técnica y de sus cualidades artísticas, que se vio recompensada con una cerrada ovación. La compañía efectuará sendas funciones de Don Quijote en la Opera de El Cairo, y en Alejandría, y luego viajará a España el próximo día 14, donde iniciará una gira por varias ciudades como Valencia, Barcelona, y León, entre otras. Alicia tiene como su plan más inmediato las coreografías de What Ever Happened to Baby Jean? y de Sunset Boulevard, que piensa protagonizar ella misma. Según se rumora el ABT y Hollywood se están disputando la compra de los derechos, puesto que también hay planes para filmar ambos ballets y estrenarlos en el próximo Halloween como las mejores péliculas de horror, ever. El sueño eterno Isis Wirth Hace algunos días El País publicó unas declaraciones de Alicia Alonso acerca de que pensaba vivir 200 años. El decorado no podía ser mejor, fue a raíz de la presentación del Ballet Nacional de Cuba que ella dirige al pie de las pirámides de El Cairo, en Egipto. Aun si las pirámides puede que inspiren estos arranques que le presentan cuentas al tiempo (el más célebre es el de Napoléon: “Soldados, deteneos, 40 siglos de historia os contemplan”), la de Alonso es, sin embargo, una frase recurrente en ella, desde hace mucho…tiempo. Pero, ¿200 años?, ¿por qué ponerse límites? Ya en 1994 en La Habana, Alonso interpretó el ballet Cleopatra eterna, con coreografía de su nieto Iván Monreal, que se estrenó por cierto en el Teatro Albéniz de Madrid. No era la primera vez que la bailarina encarnaba a la última reina de Egipto, vencida por Octavio. La vez anterior fue en La muerte de Cleopatra, del italiano Vittorio Biagi, en 1979. Si mal no recuerdo, fue la propia Alonso quien insistió en subrayar, en 1994, la eternidad de la ptolomea, un gesto acaso destinado a trascender el título de la obra previa en la que la cubana asumió a la “cocodrila del Nilo”, como cariñosamente apodaba Julio César a su amante. Casualmente, mientras estaba en Zürich, inmediatamente después de leer esa declaración que me comunicó mi querido Jorge Ferrer, me enteré que en la ciudad suiza había una exposición sobre la tumba y el tesoro de Tutankamen, dedicada a la memoria de Lord Carnarvon – quien financió su descubrimiento, según Conan Doyle lo pagó con su vida - y Howard Carter – el arqueólogo que lo descubrió - , y para allá me fuí (después de todo, me pusieron como nombre Isis) sin pensar en pirámide alguna ni en obsesión alonsiana de eternidad. Ahora es que lo relaciono. Eso sí, sin más consecuencias. El bailarín suele identificar – y confundir mientras baila todavía - a la vida con la danza. Alicia Alonso siempre ha estado habitada por ese sueño eterno, de la misma manera que le endilgó el adjetivo a su Cleopatra. “Heroica sobreviviente”, “ímpetu de la naturaleza”, la han llamado. Por lo pronto, sobrevivirá aún a muchos, incluidos los Castros I y II. Lo cierto es que en verdad se cree – éste es quizás su mérito - que va a vivir 200 años. Yo se lo deseo personalmente, ¡y con todas mis fuerzas! Su voluntad faraónica es artística en sí misma, como esa “vida en sí” que con mucha sabiduría, lo digo, ella proclama. La otra cara de la moneda –aunque en este caso no es sustancial- es que tal preocupación por vencer al tiempo es típicamente totalitaria, como sabemos. Los bailarines identificarían la vida con la danza, mientras que los totalitarios lo hacen con la abominación de su ser y la duración “eterna” que pretenden. El tono de la voz Alicia Alonso deposita un legado personal en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes La bailarina cubana Alicia Alonso, fundadora del Ballet Nacional de Cuba y una de las grandes figuras de la danza clásica en el siglo XX, depositó hoy en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes de Madrid un legado personal que permanecerá guardado bajo llave durante 20 años en la antigua cámara acorazada del edificio que alberga la sede central del Cervantes, dedicada en la actualidad a conservar la memoria cultural de España e Hispanoamrica. Alonso, acompañada de su marido, depositó su legado personal en la caja de seguridad número 1.029. "Me hace mucha ilusión este momento. He tenido muchos momentos preciosos en mi vida pero nunca había pensado dejar algo para que me recuerden", confesó emocionada la bailarina y coreógrafa. El contenido del legado es secreto pero Alonso reconoció que se trata de algo muy especial que "ha significado mucho en mi vida". La cubana, que confesó que por problemas de vista ya no escribe sino que dicta a otros para que lo hagan por ella, adelantó que, entre otras cosas, en su legado hay un pergamino que "con mucho esfuerzo" ha escrito ella misma. "En él expreso lo que siento y lo que ha significado en mi vida lo que dejo". Guardado bajo llave hasta 2028 El legado que hoy depositó Alonso en La Caja de las Letras se descubrirá, por deseo de la coreógrafa, en el año 2028. "Pongo 20 años por algo muy pícaro: como voy a vivir 200 años espero que ustedes vivan conmigo 20 más", comentó. Una vez cerrada la caja 1.029, la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, entregó una llave simbólica y un certificado acreditativo a la bailarina como recordatorio de esta cesión, con la que el Instituto Cervantes homenajea su trayectoria profesional. A continuación, la bailarina nacida en La Habana, donde inició sus estudios de danza en 1931, firmó en el Libro de Honor del Cervantes. Caffarel quiso destacar, además de su galardonada trayectoria profesional, la "humanidad" de una bailarina que adoptó a niños y les educó en el baile convirtiéndoles en los primeros bailarines de su instituto de danza y la primera en aplicar la 'psicodanza' en el trabajo con niños con problemas."Además de una maravillosa bailarina tenemos aquí una extraordinaria mujer", dijo. De esta manera, Alicia Alonso se convirtió hoy en la primera personalidad de la cultura hispanoamericana, y también de las artes escénicas, que cede un legado a la Caja de las Letras. Su legado reposa, desde hoy, junto a los cedidos por los escritores Francisco Ayala, Antonio Gamoneda y Carlos Edmundo de Ory; el pintor Antoni Tàpies; los promotores del proyecto de promoción de la lectura de Farenheit 451 y la investigadora Margarita Salas. El próximo lunes, en vísperas de recibir de manos del Rey el Premio Cervantes 2007, se sumará a la lista el poeta argentino Juan Gelman. Europa Press, Madrid, 15 de abril Un Castro rejuvenecido se dispone a ejecutar el más histórico de todos los come back… Lo de Alicia Alonso no es nada comparado a lo que se avecina… "Hace ya muchos meses atrás, Javier Bardem era el candidato nº1 para dar vida a Fidel Castro en las dos películas que Steven Soderbergh prepara para plasmar en el cine la vida del Ché Guevara. Tras posponerse el rodaje de estas películas con motivo del de Ocean’s 13, Bardem salió del proyecto (seguramente por ello podemos verle en No Country for Old Men). Ahora podemos ver, gracias a Ain’t It Cool, las primeras fotos del sustituto de Bardem, el mexicano Demian Bichir (Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, Sin noticias de Dios). Desde luego la caracterización es genial y es muy probable que si Soderbergh acierta con las dos pelis, El Argentino y Guerrilla, le veamos llevarse muchos premios con ellas, porque desde luego el Ché es de esos personajes emblemáticos del pasado siglo que sin embargo poco han sido tratados en el cine (la única que recuerdo es Diarios de Motocicleta y contaba su juventud)." Esto, que pescamos recientemente en uno de los recodos de Internet, les va a poner a muchos los pelos de punta. Todavía no hemos podido realizar los ritos funerarios correspondientes, y ya el alucinado Soderbergh nos lo quiere traer de vuelta, rejuvenecido y vía uno de esos galanes capaces de provocar un ataque cardíaco masivo. Todos los que lo negamos antes y después de que cantaran todos los gallos de este mundo y del otro, podríamos vernos tratando de escabullirnos, para que nadie nos vea, en la sala oscura donde, por arte de magia - o de hechicería - veríamos resurgir, volver a la vida, a nuestra némesis. ¿Y quién lo duda? Muchos nos sorprenderíamos - ¡oh, horror!, ¡oh, abyección! - aplaudiendo otra vez, contra nuestra voluntad, añorando los tiempos del caballo - claro, suponiendo que, para entonces, hayan llegado a su último y definitivo THE END. Ballet Nacional de Cuba, entre los primeros en la vigilancia revolucionaria (No, no hemos terminado con Alicia Alonso) Carlos Ríos y Nuñez Michel Alicia Alonso ha dado pasos para gloria de su arte, y otros menos conocidos que la elevan a la altura de su pueblo (Prepárense, que allá va eso...) Aunque muchos lo desconozcan, Alicia Alonso guarda con el mismo cariño y nostalgia algunos pasos de su vida que dio más allá de las tablas. Uno de esos lo hizo público por estos días en que los CDR cumplen su aniversario 47. La Prima Ballerina Assoluta entregó al Coordinador Nacional de esa organización valiosos documentos que guardan la historia de sus inicios (otra cajita con su legado, pero de chivata), cuando vecinos y miembros de la compañía se unieron para fundar el Primer Comité Pro Defensa de la Revolución. Días después nos contaría, junto a Pedro Simón, director del Museo Nacional de la Danza, las motivaciones de aquellos días fundacionales, en diálogo íntimo y emotivo en su despacho del Ballet Nacional de Cuba. «En aquella época vivíamos con mucho cuidado. Crear el CDR se convirtió en una necesidad, porque descubrimos que en algunas casas cercanas al Ballet se realizaban reuniones en contra de la Revolución», recuerda la artista. «Entonces decidimos que había que organizar la guardia; los vecinos de la cuadra se acercaron a nosotros con la misma preocupación, y así fue cómo surgió el Comité. En aquel entonces el Ballet estaba en la mirilla; tanto, que nos pusieron una bomba. Esa fue la gota que desbordó la copa». El 14 de mayo de 1960, a una hora que Alicia olvidó, nació entonces el Comité Pro-Defensa de la Revolución Cubana en la sede del entonces Ballet de Cuba. Días antes, mientras Alicia revisaba el vestuario de la función que ofrecerían esa noche en la planta alta, explotó un artefacto debajo de la silla en la cual estuvo sentada momentos antes. Afortunadamente no murió nadie. Pero se quemaron todos los tutús de Cascanueces. Por eso tuvieron que pasar siglos antes de que pudiera bailarse otra vez. Raúl Castro visitó el lugar inmediatamente. Alicia le explicó lo sucedido y le detalló las normas de seguridad que tenían implementadas, entre estas la existencia de un encargado de vigilancia en el inmueble de quien habló maravillas a Raúl. Pero el entonces Comandante del Ejército Rebelde no resistió la tentación. Giró hacia el compañero - se paró en puntas, hizo un arabesque, mantuvo el balance - y dijo: «¿Encargado de la seguridad y dejas que te pongan una bomba?». Emilio jamás olvidaría aquel suceso. El CDR del Ballet, como se le conocía, estaba constituido por miembros de la compañía y vecinos del lugar. Alicia rememoró que entre los primeros estaban las hermanas Ramona y Margarita de Saá, Josefina Méndez, Loipa Araújo y Mirtha Pla, después conocidas como las Joyas del Ballet Nacional de Cuba, además de Fernando Alonso (vaya joyitas; de lo que se entera uno). Entre los vecinos se integró Fructuoso Barreiro, el presidente del primer CDR en Cuba y albacea de las actas constitutivas del mismo hasta que las envió a Alicia, poco antes de su muerte. La Prima Ballerina fue designada vocal del Comité Pro Defensa: «Recuerdo que en vez de elegirme presidenta decidieron asignarme como vocal (¿y por qué no puntal?; vaya, por lo de las puntas). Por mi seguridad y las características de trabajo. Había como una especie de orgullo, una conciencia de que era el primer Comité de Defensa de la Revolución», contó Alicia. «Lo más interesante fue cómo el ballet se integró inmediatamente a la Revolución. En definitiva los CDR surgen a partir de una necesidad revolucionaria, una necesidad popular de participar en la defensa de la Revolución. Fidel la establece y le da una forma cuando convoca a la creación de la organización, cuatro meses más tarde», explicó. «La Revolución tiene su cabeza, pero la Revolución es el pueblo. Las fuerzas unidas son las que vencen, es importante la unidad», subrayó la artista. En el Museo cederista inaugurado ayer en La Habana Vieja se encuentran ahora, en depósito legal, las actas y documentos constitutivos de dicho comité. Y también la única pata de la silla que quedó intacta, después de lo de la explosión. Las relaciones del Ballet Nacional con la organización de masas se mantuvieron. La compañía organizó durante muchos años funciones gratuitas para sus miembros, en coincidencia con sus aniversarios, algunas de las cuales se realizaron en el interior del país. Los CDR reciprocaron estos gestos con diversos reconocimientos: les entregaron la medalla La pupila insomne, el diploma Con las botas puestas y el trofeo La zapatilla roja. El compromiso de los integrantes de la compañía con la causa de su pueblo se inició antes del triunfo de la Revolución. Los antecedentes los contó Pedro Simón. «En tiempos de Aureliano Sánchez Arango como ministro de Educación, durante la etapa de los auténticos, el gobierno de Cuba le asignó una exigua ayuda al Ballet Alicia Alonso. La suma fue retirada luego del golpe de Estado de Batista, en 1952, quien aspiraba a una estatización de algunas instituciones culturales como fachada para la dictadura», precisó Simón (¡que no paran de contar la misma historia!) En el caso del Ballet, y para evitar mayor escándalo, la estrategia sugería compensar a Alicia con una pensión vitalicia a cambio de entregar la dirección de la compañía al régimen de facto. La Alonso declinó la oferta (no era suficiente). La FEU se solidarizó con el Ballet de Cuba, e inmediatamente organizó un acto de desagravio en los predios de la Universidad de La Habana. Durante la lucha en la Sierra Maestra la compañía organizó pequeñas funciones a puertas cerradas en su sede de K número 156, en el Vedado (esto es lo que se llama conspiración de tramoya), cuyas ganancias se donaron al Movimiento 26 de Julio para la causa revolucionaria. «Soportamos registros y malos tratos de la policía, pero jamás encontraron los bonos del 26 escondidos debajo de las losas de mármol de la escalera del edificio. Tampoco hallaron un libro dedicado por el dirigente comunista Juan Marinello, que enterramos solemnemente en el patio del inmueble momentos antes de un registro policial. «¡Había que ver las caras de las Cuatro Joyas delante de la policía! Muy vestiditas, con caritas de ángeles. Eran muy revolucionarias», narra Alicia. ¡Cisnes aguerridos! La Revolución Cubana encontró al Ballet de Cuba en su sede de K. «Fue una etapa donde se polarizó mucho la sociedad cubana — explicó Pedro Simón —. Son los momentos de los inicios de la emigración (que no han terminado, por cierto), cuando se aprobaron las primeras leyes revolucionarias y las reacciones eran muy violentas. «En mayo los vecinos de la cuadra, en respuesta a una orientación de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), decidieron crear un Comité de Defensa. Aún no se había realizado el llamado del Comandante en Jefe. Esto sucedió espontáneamente, por la necesidad de proteger al Ballet de Cuba y a la cuadra en general», evocó el Director del Museo Nacional de la Danza. En estos años aumentaron las responsabilidades y compromisos de Alicia al frente del Ballet Nacional. Ello no le impidió mantener una relación especial con su CDR, y cumplir con el pago de la cotización. «A propuesta de la Dirección Nacional de los CDR estamos proyectando rescatar las funciones del Ballet Nacional en saludo a los aniversarios de la organización», concluyó Simón. Juventud Rebelde, 28 de septiembre 2007 Guanabo, ¿Gay? M. Butterfly, Zanja (Barrio Chino) Acabo de regresar y ya empiezan las dificultades. Un apagón y, zuábana, se fueron el gas, el agua, la corriente, el aire. Se paró el ventilador, no encuentro el abanico, y yo con todas estas plumas llenas de salitre, todavía erizadas por la emoción que acabo de vivir en Guanabo. ¿Y vieron a los travestis travestidos en damas de sociedad agradeciendo a su benefactora en el Astral? Ahí tienen a Rufo Caballero - ¿Caballero? - declarando, a propósito del magno evento: "Revolución quiere decir que la gente viva." Ingenua, y desvergonzadamente, el Rufián se pregunta: "¿Cuál es la paradoja de que en el espacio consagrado a la Batalla de Ideas se exhiba, con toda naturalidad del mundo, un notable espectáculo de transformistas?" Rufino se hace esta pregunta porque la abrumadora miopía política y moral que sufre le impide reconocer lo esencial: ¿Qué otra cosa ha sido la mal llamada revolución cubana que un inmenso espectáculo del transformismo cubiche? Pero, ¿qué está pasando en Cuba?, me pregunto. Porque lo que soy yo, no entiendo nada. La verdad es que todo esto me ha tomado por sorpresa y con el ropero pasado de moda. Con decirles que mi última encarnación fue Celeste Mendoza. Y yo me pregunto, vaya, es solo una pregunta. ¿No se alegran muchas de nuestras figuras del arte y la cultura nacional con los nuevos avances? ¿Por qué no se unen a la fiesta Miguel Barnet, o Sarah González, o el Chino Heras - por solo poner tres ejemplos, digo yo -, y de paso actualizan sus propios roperos, cambian el maquillaje, y hasta muestran su apoyo moral al ambiente? ¿En qué deliberaciones, de que premio, estaban que se perdieron el party de Guanabo? A mí todo esto, como ya dije, me ha tomado por sorpresa, así que imagino la confusión en la prensa internacional. ¿No estuvieron prohibidos los Beatles? Pues ahí tenemos a John Lennon, haciendo guardia de milicias, en un parque de La Habana; "en vida, como nunca te quisieron, John Lennon, comuñanga, amigo!" ¿Y no fue en Guanabo donde apresaron a Virgilio Piñera por maricón? ¿Qué ha pasado entonces? ¿A qué viene la fiestecita? ¡Ah!, ya sé, es simbólica! ¿Qué tenemos en la playa? Claro, agua y aire (recuerden que Aire es el nombre de la calle donde nació Cernuda). Agua: cherna, pargo, pato. Aire: mariposa, pájaro, plumífero. Y no crean que soy una asiática conservadora de esas que todavía se torturan los pies, o esconden su místico misterio tras un velo impenetrable como la cortina del Astral. Para nada; yo hasta aplaudo esos pasos de minué hacia el reconocimiento de los derechos de los gays, pero de paso recuerdo que no se ha dicho nada - hasta donde sé - de que se les permita (ni siquiera con una carta del Partido garantizando su buena conducta) alojarse en un hotel, no en una gran pieza, o en una pieza colosal, sino en una pequeña pieza donde ellos puedan "descansar." ¿Y qué me dicen de su derecho a engrosar las filas del Partido? I agree, si los que están dentro no ven el momento de salirse (como en el matrimonio), ¿por qué carajo querría nadie entrar en esa encerrona que, lo mismo te manda a cortar caña, que a derramar la sangre por nuestros hermanos africanos y, de paso, o simultáneamente, luchar contra el imperialismo? Bueno, la respuesta es muy sencilla: por la misma razón que les asiste a las locas gringas en querer casarse a todo trapo. Además de asuntico de los derechos, está la idea de que su relación no sea vista como una monstruosidad en su diferencia con el matrimonio hetero. Y aquí quiero aclarar algo: yo, lo que soy yo, y desde mi humilde solar en el Barrio Chino de La Habana, no veo con buenos ojos el matrimonio gay. Una cosa son los derechos civiles que vienen con él; otras son las consecuencias inevitables: hijos abandonados u olvidados en el carro parqueado en los supermercados, la violencia doméstica que, si hasta ahora no es un problema entre los gays es sólo porque no están casados. Eso, para no hablar de las batallas judiciales - que pronto serán conocidas como la guerra de las rosas - por la custodia de los hijos (adoptados, maquinados, robotizados, rostizados, vaya usted a saber). Por lo pronto, no voy a negarlo, me complace que, sea como sea, en Cuba los gays empiezan a gozar de cierto reconocimiento (aclaro que antes del marielazo, con reconocimiento o no, gozaban any way, particularmente en las estaciones de policía y cuarteles de bomberos, lugares y profesiones que, como sabemos, gozan de un irresistible atractivo para las "minorías" sexuales). Estamos tan acostumbrados a la sospecha - y con razón - que todo el trabajo de Mariela no puede sino oler a oportunismo (¡ese apellido suyo!). Y, no obstante, hay que admitir que lo que está haciendo es digno de encomio. No olvidemos que la cuestión gay - ya sea para la ofensa y la humillación o para la defensa de sus derechos - significa capital político tanto aquí, en el Barrio Chino, como allá, en Chinatown. Pero no sería justo que concluyera mis reflexiones (hacía tiempo que no lo hacía), sin que de paso diga eso que no se dijo del millar de gays reunidos en Guanabo. Porque no vaya a creerse que ese gathering fue solo para pasarla bien y sentirnos que no estábamos solos, dejados de la mano de Dios. No; fue también un gesto de afirmación política. Sépase que, a diferencia de nuestros congéneres gringos, obsecados solo con casarse y tener niños, nosotros (o nosotras; uno tiene tantas dudas...) tenemos memoria. Y cada instante de felicidad ganada nos obliga a recordar el pasado ignominioso, a aquéllos a quienes se les encerró como perro rabiosos, o se les expulsó de la Isla, o se les patearon sus libros. Por eso en la fiesta en Guanabo - y como gesto de simbólico desagravio - develamos una estatua. Ustedes saben que La Habana, según se vacía de gente, se llena de estatuas. De modo que una estatua más, ¿a quién puede importarle? Seguro que eso es lo que están pensando. Claro, porque no pueden ni imaginar cuál fue la estatua que develamos... Eso no pudo registrarlo ninguna de las cámaras de la prensa internacional. ¿Curiosos? Pues... miren pa'llí... ¿Otro color para una Cuba rosa? Norge Espinosa Mendoza 1 Parece que en Cuba todo se inicia con la luz de cada mañana. El cubano, atrapado en un ejercicio de recordar que es otra manera del olvido, ha sido una y otra vez víctima de esa ilusión, según la cual determinadas acciones no tuvieron antecedentes. Ahora mismo, cuando se ha desatado el inmenso impacto mediático que tuvo por vez primera en la Isla la celebración del Día Mundial de la Lucha contra La Homofobia, podría creerse que, en efecto, nunca antes hubo gestos en pos de lo que ese día finalmente consiguió: la visibilización y socialización de una comunidad que quiere creerse tal cosa, a pesar de que, para serlo, necesite de algo más que 24 horas de desenfreno libertario. El acontecimiento ha sido, creo que para bien más que para mal, centro de comentarios, noticias, reportajes y discusiones que la prensa ha acogido o no; pero también ha comenzado a cubrir una zona de urgencias que el gay cubano entendía como vedadas. Lo que ocurrió el 17 de mayo (día en el que tradicionalmente se celebra en el país la Jornada del Campesino: ¿qué dirían de esta confluencia Reinaldo Arenas o Samuel Feijóo); es la punta de un iceberg que llevaba demasiado tiempo sumergido. Como también sucede con mucha frecuencia en Cuba, habrá que ver si somos capaces de seguir mostrando otras partes de esa superficie hasta no hace mucho congelada. 2 Entre 1998 y el 2000 organicé las Jornadas de Arte Homoerótico bajo el auspicio de la Asociación Hermanos Saíz, en la Madriguera, sede de esa institución en La Habana. En esas tres ediciones, que me exigieron un agotador empeño personal, pude hacer coincidir a escritores, pintores, teatristas, cineastas, críticos, etc. Un público que regó la noticia a viva voz, contraponiéndose al silencio y terror de los periodistas que se negaron a difundir el hecho en sus espacios, acudió a ese lugar por tres años consecutivos, para escuchar a Antón Arrufat, Pedro de Jesús López, Arlén Regueiro, Frank Padrón, Luciano Castillo, Mirtha Souquet, Víctor Fowler, Ramiro Guerra, Mercedes Borges, o contemplar obras plásticas de Rocío García, Alexis Alvarez, Reynold Campbell, Raúl Martínez, Servando Cabrera Moreno, Lino Fernández, René Peña o Eduardo Hernández. Nada de eso parece haber sucedido, porque apenas se mencionó ese antedecente en la celebración del pasado mayo. La desmemoria es un buen aliado para algunos, y así, he tenido que escuchar a ciertos personajes apuntarse el supuesto valor de haber sido los iniciadores de este tipo de encuentros mucho después de que aquellas tres jornadas se sucedieran. Tal vez, en lo personal, eso sea lo menos importante. Tal vez, sin embargo, sea algo a considerar con gravedad. Porque lo cierto es que en Cuba, a veces arriesgando más de lo que se cree, hace rato que algunos artistas han apostado por una visión que, desde los extremos del sexo semejante o disidente, incluya los modelos de la homosexualidad en tanto acto posible, junto a todos los otros que, desde una perspectiva de franca inclusividad, componen la imagen de un país que a ratos, a pesar suyo o no, ha debido asumir esas variables de su identidad fragmentada y cada vez menos comprensible desde un margen estrecho de asimilaciones. Las piezas de Raúl Martínez que se mostraron ahora en la Fundación Ludwig de Cuba ya habían sido expuestas en las Jornadas que menciono, gracias a la cortesía infinita de Abelardo Estorino quien nos cedió, además, fragmentos del por entonces aún inédito libro de memorias del destacado pintor, que recorrían los pasillos de varias instituciones sin que ninguna se atreviera aún a editarlo, cosa que no ocurrió sino hasta el pasado año. Y antes fueron expuestas, en vida de Raúl, en Guantánamo, para escándalo de las veladoras de una galería local, mediante los manejos de Jorge Fernández, amigo del pintor que lo convenció de que ya era hora de mostrar esos collages en los que Jeff Stryker era un símbolo de la Conquista, falo inmenso mediante, ante los ojos de la pacatería nacional. O sea, que nada viene de la nada. Me gustaría que fuéramos un poco más elegantes y diplomáticos cuando de fundar se trata. Pasar por alto los riesgos ajenos, el pacto de honestidad que otros han alzado cuando les tocó asumir verdades ardientes, es una costumbre que insistimos por desgracia en mantener viva. He aprendido de mis maestros que reconocer los talentos y atrevimientos ajenos no reduce los nuestros en ningún sentido. Pero ya se sabe, vivimos en un país donde mucha gente tiene el síndrome de Colón. 3 No voy a repetir la historia que ya se sabe; pero un estudioso no se dejaría engañar por el ciclón de turno, y podría afirmar que todo se reorganizó, a la manera de un mapa muy primario, a fines de los 80. Es la época en que se escriben y publican Vestido de novia, y ¿Por qué llora Leslie Caron?: la literatura cubana se plantaba en su coming out, adelantándose sobre el silencio que desde los 60 cayó sobre la expresión de un homosexual cubano. A diferencia de otros contextos, no contamos con una historia detallada o al menos sistemática que nos permita entender al homosexual en la historia de lo cubano como un rostro menos intermitente. Los gays de aquella Cuba sin duda leyeron la edición mexicana de El Homosexual en Norteamérica, firmada por Donald Wester Cory, que apareció en 1951 bajo el sello de Compañía General de Ediciones S. A. y que en verdad estaba firmado por Edgar Sagarin. O tenían tal vez noticias de asociaciones como la Mattachine Society o Daughters of Bilitis. Difícil saberlo, porque es una de las historias no escritas de la Nación en tanto complementos de sujetos y verdades acalladas. La Revolución no aportó el amplio margen de libertad sexual que los 60 acogieron en sus aristas más intensas, y tras la llegada de los barbudos, ninguna otra melena o extravagancia fue consentida. La ecuación redujo al homosexual al estado de lacra, de enemigo político. Y como tales, fueron anulados de cualquier visibilidad. No hablo solo de artistas tan notables como Virgilio Piñera o José Lezama Lima, de promotores como José Mario, de poetas como Lina de Feria. Hablo de personas, y las recientes declaraciones con las que Guillermo Rodríguez Rivera quiso responderme a partir de un artículo que escribí sobre el defenestrado grupo El Puente, demuestran la actualidad penosa de algunas de las normas que quisieron disminuir y desaparecer a esa clase de ciudadanos. Pasajes vergonzantes como la UMAP o los insultos propinados durante el éxodo del Mariel no pueden ser borrados ni ignorados, aunque tantas veces se nos quiera hacer creer que a ese pasado no hay que volver los ojos. A mediados de los 80, algo tenía que cambiar. Los homosexuales, junto a rockeros, hippies, reos, prostitutas, y también representantes de otros índices de “desviación”, saltaron a las páginas y obras de una nueva moda de entender la rebeldía como arte. Ya no hubo manera de devolverlos a la sombra. Eran un síntoma de la Cuba que se desperezaba. La onda expansiva que provocó Senel Paz con El lobo, el bosque, el hombre nuevo, de la cual emanó el filme cubano de mayor renombre internacional, Fresa y chocolate; fue un estremecimiento para el cual muchos estratos del país (especialmente los más conservadores), no estaban preparados. Catorce años tardó esa película, nominada al Oscar, ganadora en Berlín, y poseedora de un récord de espectadores sin igual en la Isla, en llegar a las legitimadoras y morosas pantallas de la televisión nacional. Recuerdo las colas, los empujones, los tumultos que en aquel Festival de Cine de 1993 se arremolinaban ante las salas donde se exhibía el largometraje de Titón-Tabío: se corría la voz de que terminado el evento, no se volvería a proyectar. Afortunadamente, era solo una leyenda, y la retrospectiva del cine almodovariano que colmó los espacios de otra edición del mismo Festival, permitió reconocer ya a ciertos rostros que no ocultaban su anhelo de diferencia entre quienes se dirigían a las proyecciones. Homosexuales evidentes, travestis, enfermos de VIH/SIDA, de las edades más diversas, estaban ahí. Se reconocían en el campo de protección que les brindaba un panorama cultural que comenzaba a examinarlos sin trauma. En pleno tiempo de clandestinajes (el Período Especial hacía que cada noche se volviera una aventura de riesgo extremo), estaban ahí, desafiando a la policía, a los órdenes de cualquier rechazo, sin ánimo de retroceder. Varios documentales dan fe de ese avance. Tierra de altos contrastes, Cuba llegó a prohijar fiestas populares en los años más duros del Período en las que un CDR animaba sus noches de fiesta revolucionaria con los travestis de la barriada, como se muestra en Mariposas en el andamio. En Santa Clara, El Mejunje ya se había convertido en un punto de referencia ineludible. La pandemia del SIDA había obligado al país, incluso a sus sectores menos progresivos, a promover campañas que incluían la visibilidad de otros tabúes y problemas que también a mediados de los 80 empezaron a entreverse como parte de la Campaña de Educación Sexual que coordinaran, entre otros especialistas, Mónica Krause y Celestino Lajonchere, antecesores de la actual labor del CENESEX. El clímax se alcanzó en el 95, cuando, tras la celebración en el Teatro América, de la gala final de un concurso de travestismo y transformismo, se dictaminó la prohibición de tales acontecimientos. En 1993 llegan a Cuba los primeros representantes de Queer for Cuba, una agrupación de gays y lesbianas norteamericanos que, guiados por Stephanie Davies, intentaron activar una filial del ILGA en Cuba, infructuosamente. Gracias a un atrevimiento mayúsculo, en 1994 el Desfile del Primero de Mayo de 1994 mostró al pueblo cubano por vez primera la bandera del Arcoiris en una manifestación pública de tal alcance: algo que tampoco ocurrió, por vez primera, el pasado 17 de mayo, y si alguien lo duda, puedo remitirlo a las imágenes finales de Gay Cuba, un bien intencionado aunque no siempre contundente documental de Sonja deVries. Curiosamente, a fines de esa década, se vieron más actores que nunca asumiendo roles femeninos en la televisión cubana, siempre dentro del riesgoso ámbito del humorismo. Ulises Toirac como Liudmila, Osvaldo Doimeadiós como la insuperable Margot, y otros que se añaden a una lista que incluye a la zafia Mariconchi de Orlando Manrufo, subrayaban el sentido transgresor de lo que Carlos Díaz o José Milián y Nelson Dorr, en el teatro, ya combinaban con mayor o menor éxito. Almodóvar calificó a Fresa y chocolate como una película “demasiado amable”. El sobrevalorado, aunque importante filme, más allá de las especulaciones excesivas de Rufo Caballero (quien desde su crítica ya quería cubrir de Oscares a Perugorría), había plantado un límite en el que la fisicalidad de los acontecimientos se reducía al verbo y a la amistad: el homosexual cubano había ganado un rostro, pero cargaba con una castidad aberrante. Habría que esperar al 2000 para que otro homosexual cubano dijera, desde las pantallas, el nombre de su deseo. Aunque lo dijera en inglés y recortado contra un paisaje mexicano que remedaba al de la Isla, Reinaldo-Arenas-Javier Bardem lo gritó, antes de que anocheciera. El eco de lo que el filme de Schnabel desató en Cuba fue inconmesurable, aunque el escándalo, como suele suceder, corriera solo puertas adentro, recordando lo que, en 1984 desencadenó el estreno de Conducta impropia. El filme fue diseccionado, atacado, negado, con el mismo encono con el que el autor de las memorias que lo originaban fuera tratado en vida. Reinaldo Arenas es el cadáver más incómodo de la Literatura Cubana. Su grandeza como narrador es directamente proporcional a su capacidad reactiva. Un estudioso de las letras cubanas, también novelista, se preguntaba en un texto de hace unos años, cuándo podríamos leer El color del verano sin el peso de lo político, sin estremecernos ante sus dispositivos rabiosamente colocados en cada página. La respuesta a esa interrogante vacía es simple: nunca. El día en que podamos leer ese libro indescriptible con tal tranquilidad ya no será más El color del verano, ya Reinaldo Arenas no será el hombre que levantó la venganza a índices de creación insólitos dentro de lo Cubano. Hacernos reconocer que también esa rabia, esa fuerza negadora, esa bomba de tiempo, nos pertenece, es su mejor venganza; dulcificarla o edulcorarla, un acto de inmadurez. Valga para entender eso el golpe en el estómago que representa Seres extravagantes, el brillante documental de Manuel Zayas. En 1998 se producen, también acontecimientos más o menos liberadores. Víctor Fowler edita La maldición, una historia del placer como conquista, que recoge momentos de la tradición homoerótica en la literatura cubana, que anuncian un libro mayor y mejor, aunque este nunca se vendió en moneda nacional. También hay gestos regresivos, como la edición de Homosexualidad, homosexualismo y ética humanista, de Felipe Pérez Cruz, que se edita en el 99 y tampoco se pone al alcance del lector en moneda nacional, lo cual, teniendo en cuenta su visión estrecha, es digno de agradecer. Alberto Garrandés, Alberto Abreu, Jesús Jambrina, Alfredo Alonso y Abel Sierra Madera (este último con Del otro lado del espejo, Premio de Ensayo Casa de las Américas 2006, que aún no ha tenido una difusión masiva), van ganando terreno en las ideas que la queer theory ha ido procreando, aunque a su paso la Isla dos de sus mejores representantes, interesados en lo que aportan los creadores de nuestro país, hayan recibido una suerte de ducha fría por parte de altos funcionarios de nuestra Escuela de Letras. Los libros de Daniel Balderston, José Quiroga o Emilio Béjel, por mencionar solo tres nombres de referencia insoslayable, apenas son comentados o leídos acá, donde viven o vivieron escritores que ellos analizan con lucidez: Ena Lucía Portela, Pedro de Jesús, Ana Lidia Vega, Mae Roque, Jorge Angel Pérez, Abilio Estévez, Francisco Morán, Juan Carlos Valls, José Félix León, etc. Eso pasa en la vida de la cultura. En la vida de la Vida, ¿qué pasaba? 4 En una nación como Cuba ser maricón es algo que exige tener muchos cojones. Más de dos, diría incluso algún travesti de los que se atreve cada noche a hacer sus rondas. La policía es un cuerpo homofóbico que sigue encontrando en el gay una víctima fácil, en la cual descargar siglos de odio a manera de multas y golpes. La inexistencia de lugares donde socializar reduce a ghettos invisibles las trayectorias del homosexual, confinado, junto a otros sectores demasiado “desenfrenados” a deambular de un punto a otro de la ciudad, en riesgo perpetuo de ser encarcelado o penalizado, si bien en la Constitución hace años que el homosexualismo dejó de ser delito. Queda una cláusula, sin embargo, lo suficientemente nebulosa como para dejar las manos sueltas en direcciones no siempre edificantes, casi siempre en contra de las “zonas blandas de la sociedad”, según reza una frase lamentable. Las defensas legales del homosexual cubano no existen, de ahí que me parezca aún ridículo el que tantos aspiren a contraer matrimonio o a adoptar, cuando todavía no poseen, en cuanto a derechos civiles, rango de verdaderas personas que puedan demandar, rebatir y lograr vencer al machismo uniformado. Los avances del CENESEX y del Centro de Prevención de ITS/VIH/SIDA han sido, por lo general estrategias persuasivas que decaen ante la violencia de lo que la noche dice como verdad. De esas noches habrá que buscar datos en libros extranjeros, como Machos, maricones y gays, de Ian Lumsden, porque el fondo de investigaciones de esas instituciones rara vez ha alcanzado la luz pública. No es sino hasta muy poco que aparece una revista cubana sobre sexualidad. Pregúntele a un gay cubano que es la Declaración de Montreal, y verá cuán pocos sabrán de lo que está usted hablándole. Por todo ello, lo sucedido en el Pabellón Cuba el pasado 17 de mayo tuvo consecuencias y resonancias francamente inusitadas y excepcionales. La cautela, prudencia o límites que el CENESEX ha mostrado en sus acciones previas, ha sido catapultada a una visibilidad extraordinaria. Mariela Castro es el centro de ese impulso, y es una mujer francamente inteligente, que a diferencia de lo que sucede en tantos ámbitos no solo políticos de lo cubano, ha sabido esperar. La paciencia no es una costumbre latina, al menos no con frecuencia, pero sí algo que ella ha sabido manejar con elegancia. Tiene sobre sí, como ventaja de doble filo, su árbol genealógico, pero ella ha conseguido transformar ese ramaje en una plataforma de acción que dirige hacia un sector hasta no hace mucho carente de cualquier clase de amparo. Su propia existencia y su fe en esas coordenadas deja a sus enemigos en una postura difícil, que basa sus ataques en la afirmación de que la sexóloga ha dinamizado todo esto por ser la heredera de quien es. Vuelta de la paradoja: si antes nadie defendía a los gays, había motivos de queja; ahora que alguien asume ese rol tan polémico, hay que anularla y regresar a la posición anterior; imagino que Mariela esté consciente de la crisis que cada proyecto suyo genera en quienes la confrontan. Poco a poco, unificando fuerzas, la hija de Vilma y Raúl ha concentrado empeños que le permitieron armar todo lo que en ese día ocurrió en La Habana, y también en Sancti Spíritus, Santa Clara, Santiago de Cuba y Pinar del Río, con mayor o menor suerte organizativa en cada sitio particular. El día en cuestión tuvo mucho de catarsis, probablemente demasiado, pero era un paso que ya se demoraba demasiado y que ya es historia. Los recelos políticos de siempre, dentro y fuera de la Isla, no han dejado de mostrarse. Para nadie es un secreto que ciertos elementos del Partido y la Juventud y otras instancias, pese al apoyo que ellas mismas prodigaron al CENESEX, no miran con buenos ojos tal destape. Se pretexta lo de siempre: “el pueblo no está aún preparado para esto”. Me pregunto si al pueblo se le ha preguntado al respecto, si se le preguntó al pueblo si la política que se erigió, cuando el SIDA tuvo su primer brote en Cuba para aislar a los enfermos, fue consultada con la población que veía alejarse a parientes y amigos hacia los sanatorios como dobles condenados a esa forma de la muerte que es la invisibilidad y el silencio. Ese mismo pueblo acude a ver obras teatrales, plásticas y cinematográficas que abordan el homosexualismo desde hace ya varios años en este país sin agarrarse de las cortinas ni clamar por la sangre de sus mártires ante tal “desafuero”. Ese mismo pueblo, también, demostró sin embargo cuán distinto es el asunto si los implicados en esas historias son representantes de sí mismos. Ese fenómeno retardatario que fue la telenovela La otra cara de la luna demostró no sólo la visión estereotipada que tiene la televisión cubana sobre el homosexual o el seropositivo, sino también cuánto hay que hacer aún para que las acciones a favor de esas personas deje ser una simple mirada conmiserativa. Es hora ya de convocar al mejor talento artístico para recordar a todos que un homosexual es antes que todo una persona, y que como tal, más allá de sus gustos, es que debe ser tratado y representado. Pero la televisión, sobre todo en Cuba, es cosa de otro mundo, y no faltan en ella comentaristas bienintencionados que tratan de convencernos de que el gay y la lesbiana son exactamente eso, personas… aunque no iguales a nosotras, y a las que hay que comprender y tolerar, más que asumir a partir de sus propias dignidades. Ese mismo medio de difusión pudo, al fin, transmitir Brokeback Mountain sin que se cayera el mundo al otro día; aunque justo es decir que filmes de esta temática, como Mi vida color de rosa o In the gloaming, ya han ocupado esos espacios con anterioridad. A pesar de que el presentador mande a los niños a dormir antes de hablar a cámara sobre asuntos tan arduos. Que algún día la fiebre de series norteamericanas que invade la cartelera de la TV cubana llegue a incluir temporadas de Queer as Folk o The L Word, es otra cosa. Paciencia, compañeros, ya lo dijo Chan Li Po. En el Pabellón se habló de acciones contra la transmisión de enfermedades sexuales, se dialogó sobre teatro y homofobia, se organizó una lectura de textos narrativos y poéticos, se presentaron grupos de Teatro Espontáneo. Hubo, a pesar del esfuerzo organizativo, un cierto aire de improvisación inherente a toda primera vez, que no excluyó un determinado concepto del desorden, aunque nunca llegó a rozarse el caos. Me pregunto, por ejemplo, si el espacio abierto y ruidoso donde las personas presentes cumplimentaron su primera necesidad tras tanto silencio: la de socializarse, reconocerse, conocerse y dialogar, era el mejor para los debates y presentaciones, a veces sobre temas muy específicos, que allí se expusieron y que hubieran exigido menos algarabía alrededor. Faltaron nombres importantes y fácilmente localizables en la lectura de escritores, que hubieran debido estar ahí como reconocimiento al compromiso que por años han mantenido con ciertos debates y riesgos. La exposición de Raúl Martínez y Rocío García de la Fundación Ludwig hubiera merecido una galería menos alejada de la mira mayoritaria que conoce o no a esos importantes creadores. La exhibición de materiales fílmicos cubanos sobre el tema pudo ser más destacada y subrayada en todo el programa, aunque esos trabajos, realizados en su mayoría por gente muy joven, han logrado aparecer en eventos y certámenes que, como el propio Festival de Cine Latinoamericano, el Festival de Cine Pobre, la Muestra de Jóvenes Realizadores o el IMAGO, los asumen sin prejuicios, llámense Leo y Julita, Pool with two figures, Ella trabaja y varios más que bien merecen mayor cantidad de espacios para visionaje. Tal y como ha podido tenerlos el mismo espectador cubano para celebrar filmes como Frida, naturaleza viva, Tan de repente, Wilde, Banquete de bodas, El juego de lágrimas, Madame Satá, Priest, G.A.Y, Eduardo II, Nueve reinas, Adiós, mi concubina, XXY, Plata quemada, retrospectivas de Pasolini y Fassbinder, etc. Todo ello, sin embargo, es mejorable, y si se da de nuevo la oportunidad, espero que se convoquen a las personas correspondientes, de acuerdo con sus talentos y verdaderas responsabilidades, y no por estrategias de mera obra de choque, para que la segunda vuelta resulte mejor. Lo más notable del agotador día, en el que ya se sabe cuántas figuras políticas y culturales estuvieron presentes; lo que me llevaré en la memoria, fue la alegría veraz de tantos gays y lesbianas, la emoción con la cual, por fin, sintieron que algo se abría para ellos. Como dije a una periodista extranjera, lo importante sería que el aire de fiesta no tarde un año en repetirse, que el ánimo ahí desatado no se quede en síntoma de mera campaña. Ahora es que debe replantearse todo. La llegada es solamente un punto de partida. 5 En el escenario del Cine Teatro Astral está Mimí la Mejicana. O Chantal, o Imperio, o Estrellita, o Samantha, o Kyria, o Farah, Oriana, Cindy o Alina. Son transformistas de la noche habanera. Algunas están vinculadas al CENESEX, otras se ganan la vida en espacios como la Casa de Rogelio, o la Unión Francesa u otros menos visibles. Varias podrían contar anécdotas sobre el explosivo final del Periquitón, la disco gay clandestina más fabulosa de La Habana, donde un policía abofeteó a Jean Paul Gaultier. Rufo Caballero hablará sobre sus apariciones con ese fervor no menos eruptivo que lo pone al borde de lo camp, leyendo en sus gestos el triunfo conciliatoria entre alteridad y Revolución, mediante una ecuación asombrosa. Para ellas, esta noche es el comienzo de un sueño o el sueño de un comienzo. En ese mismo teatro, rescatado por la Batalla de Ideas y cerrado para acciones que no cuenten con la anuencia de los filtros políticos, ellas doblan canciones de sus ídolos sobre un fondo que es la bandera cubana. Carlos Díaz dirige un espectáculo que las agrupa, por tres horas, y que mantiene al público en sus asientos, devorando cada momento de lo que muchos creyeron imposible: una mezcla de Priscilla, queen of the desert con las Charangas bejucaleñas. En primera fila, están artistas, críticos, funcionarios y Mariela Castro, a quienes las divas de la noche regalan flores con agradecimiento sincero. Vestida con sencillez, que no con galas de revolucionaria de caviar, como dijo alguien con un resentimiento que cancela la posibilidad de otros análisis. La noche del Astral es la culminación de un empeño que debiera mover a unirnos. Sólo que los cubanos, por desgracia, solemos ir muchas veces en una dirección contraria. A no todo el mundo, dentro de lo que insiste en llamarse una comunidad gay cubana, le agradó la celebración. No falta quien sospeche que todo sea una armazón coyuntural, o el que espera en su casa la disculpa por los maltratos e insultos recibidos. No me asusta reconocer que es comprensible: tanto silencio y desidia se ha acumulado que es difícil drenar ciertas angustias y recuerdos. Lo que no me parece justo es proponer una visión congelada de la historia: veinte años atrás nada de esto sería posible. Los enemigos tradicionales no de Cuba, sino de la Revolución Cubana, parecen removerse con incomodidad al ver que algo que era un arma infaltable en sus ataques comienza a escapársele, y atacan lo sucedido, sin contar con el entusiasmo de la mayoría que sí se presentó en el Pabellón, para hacer el coming out público más inesperado de la historia de la nación cubana. Negarse a dejar atrás lo que por años nos inmovilizó para avanzar a nuevos estadíos que se nos ofrecen, no es nunca una acción aconsejable. Tan paralizante es creer que todo va a ser resuelto por arte de magia en una cuestión tan ardua como esta, como no aceptar que pueden ganarse diálogos y perspectivas renovadoras sobre este y otros asuntos candentes que en la Cuba de ahora mismo exigen ser rediseñados y discutidos a profundidad. Creo francamente que algo se ha avanzado, si bien insisto en que debe aún procurarse una voluntad mancomunada que rebase los alcances en la esfera de la simple campaña de salud o en la persistencia de los mensajes que procuren una tolerancia poco edificante hacia el homosexual. Hasta hoy hemos tenido elementos dispersos que no alcanzaban a ganar una visibilidad que los reestructura como un corpus de ideas y acciones que confirmen la potencialidad de discursos, proyectos, ganancias no solo reivindicativas sino también polémicas que se superen y diseminen nuevas proyecciones tan críticas como regeneradoras. Ahora que la plataforma está abierta, es el momento de proponer otras dimensiones del logro, dinamitando convenciones que hasta el 16 de mayo, 24 horas antes del suceso que provoca estos párrafos, parecían inamovibles. Me permito, antes del cierre, una mirada ya exclusivamente personal. Hace veinte años firmé un poema que, a la vuelta de estas décadas, ya ha dejado de ser mío para devolvérseme en las memorias y vidas de sus lectores. Confieso, pese a ello, que descreo no solo de las asociaciones que a fuerza de agrupar homosexuales o cualquier otro orden de minorías, acaban implantando un ghetto que se define, a veces inconscientemente, como un ámbito reductor. Confieso mi recelo antes quienes imaginan al gay cubano como copia mecánica de la comunidad gay que en el primer mundo ha terminado por convertirse en una industria que consume cuerpos y estereotipos tan peligrosos o engañosos como los que el mundo heterosexual ha acuñado sobre nosotros durante siglos. Confieso mis recelos ante el sentido normativo que implican los matrimonios entre personas del mismo sexo, remedo de un ceremonial que el segmento machista y heterosexista ha convertido en uno de sus símbolos más férreos. Confieso mi desconfianza ante la imagen del homosexual como víctima, incapaz de alzarse por sí mismo en defensa de sus derechos y espacios de intercambio orgulloso de ser el cuerpo deseante que es, sin que deban intervenir instituciones formales a protegerlo o justificarlo. Confieso mi incomodidad ante la inveterada costumbre cubana de perder fuerzas en la ejecución de una idea o un proyecto que, una vez anunciado, comienza a desleírse y a perder organicidad. Confieso mi incredulidad ante los escritores, artistas, promotores y demás personas que, tras años de enclosetamiento, quieren aparecer ahora, bajo el golpe coyuntural, como líderes de una causa de la que antes renegaron; así como de los heterosexuales que (por suerte no son todos los casos) ahora parecen sumarse al carro por simple moda. Confieso mi negación rotunda a permitir que el pasado del homosexual en Cuba sea “lavado” mediante maniobras inconsecuentes que eludan la carga de dolor, sacrificio y pérdida que cayó sobre tantos, en busca de una atmósfera edulcorada de lo que no debe dejar de entenderse como un conflicto, aunque podamos ya discutirlo mediante canales progresivos. Confieso mi estado de alerta ante las expresiones que demuestran que, a pesar de lo dicho públicamente, es mucho aún el desdén y la homofobia que operan en los sectores de mayor poder político y civil de lo cubano. Confieso mi escepticismo ante todo esto y más. Pero también dejo claro mi deseo de participar, de estar, de poner mis empeños en el apoyo de una idea que es más que mi propia y exclusiva capacidad para discutirlo todo. Alguna vez, interrogándome sobre las Jornadas de Arte Homoerótico, un escritor cubano me dijo con cierta admiración: “Hay que tener cojones para organizar todo eso”. Para mí crear ese espacio, darle cabida en él a otros creadores, cuyo talento fuera conducido con honestidad hacia la defensa de toda dignidad humana, no fue nunca cosa de cojones, sino algo natural que debía hacerse, y que quise y pude hacer. Desde esa naturalidad es que quisiera participar en el proyecto. En un Cuba que aprende otros matices del rosa. En la que ojalá podamos hacer una película no solo amable sobre el tema, sino atrevida, y cuestionadora. En este país en el que ahora mismo otra telenovela, la de turno, ha vuelto a poner, pocos días después del 17 de mayo y del encuentro en las arenas candentes de Mi Cayito, al homosexual como un estereotipo negativo, demostrando que la batalla no ha hecho más que comenzar. Para muchos de los implicados en estos acontecimientos, lo vivido ha sido emocionante y trascendente. Homosexuales y no homosexuales, seropositivos o no, hombres y mujeres de cualquier generación que se miran ahora mismo en el espejo de lo cubano. Lo conseguido es apenas un primer punto del mapa. Me hubiera gustado pedirles a las estrellas de esa noche en el Astral que, tras los infinitos aplausos que cerraron el espectáculo, no abandonaran sus trajes de luces ni sus maquillajes o pelucas suntuosas, porque esos son sus uniformes de batalla. Y la batalla, insisto, por ellas mismas, por la posibilidad de una y otras Cubas, no ha hecho más que comenzar. |
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