|
LA SOMBRA FINA
DE JOSÉ ASUNCIÓN SILVA
Síntesis biográfica
José Asunción Silva nació el 27 de noviembre de 1865 en Bogotá, Colombia. Fue el primer hijo del matrimonio compuesto por Ricardo Silva y Vicenta Gómez Diago. En 1870 nació su hermana Elvira. Los primeros poemas (fechados) de Silva se sitúan en 1882. Realiza luego estudios en el Liceo de la Infancia. En 1878 comienza a ayudar a su padre en el almacén. Ya en 1882 tenemos a Silva leyendo a los románticos franceses. Publicó posteriormente algunas traducciones en el Papel Periódico Ilustrado. En 1884 fue habilitado para ser socio de su padre en el negocio que éste tenía. Silva viajó por Europa (París, Suiza, Londres) en 1885. Al año siguiente regresó a Bogotá, y es entonces el padre quien viaja a Europa. El poeta, mientras tanto, quedó responsabilizado con el negocio, pero la guerra civil ocasionó graves dificultades. Al morir su padre en 1887 Silva pasa a ser el cabeza de la familia. Poco después el almacén entró en quiebra. En 1889 el poeta escribe el Nocturno II y celebra veladas literarias en su casa. Elvira (la hermana de Silva) muere en 1891, y éste, al mismo tiempo que se sume en el dolor, siente la amenaza de la ruina total. En 1892 comenzaron las ejecuciones (llegarán a ser 52) en contra de Silva por parte de los acreedores. El presidente, Miguel Antonio Caro, nombró al poeta Secretario de la Legación en Caracas. Estamos en 1894 y en la revista cartagenera Lectura para todos se publica, en agosto, el famoso Nocturno. Silva embarcó en La Guaira, en 1895, en el vapor Amérique, el cual zozobró poco después frente a las costas de Colombia. Consternado, afirmó que había perdido "lo mejor" de su obra en el naufragio. Al ofrecérsele el puesto de Encargado de Negocios en Guatemala, Silva lo rechaza. Se dedica a la organización de una industria. Reconstruye su novela "De sobremesa" cuyo manuscrito había perdido en el naufragio. En 1896 asistió descorazonado al fracaso de la industria en la que había puesto sus esperanzas. Su situación económica empeoró progresivamente. El 23 de mayo fue a ver al doctor Manrique a quien pidió le dibujase sobre la piel el sitio del corazón. Reunió a algunos amigos en su casa esa noche. Apareció muerto al día siguiente. El poeta se había suicidado.
NOCTURNO
Una noche
una noche toda llena de perfumes, de
[murmullos y de música de alas,
Una noche
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda,
las luciérnagas fantásticas,
a mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda,
muda y pálida
como si un presentimiento de amarguras
[infinitas,
hasta el fondo más secreto de tus fibras te
[agitara,
por la senda que atraviesa la llanura florecida
caminabas,
y la luna llena
por los cielos azulosos, infinitos y profundos
[esparcía su luz blanca,
y tu sombra
fina y lánguida
y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada
sobre las arenas tristes
de la senda se juntaban.
Y eran una
y eran una
y eran una sola sombra larga!
y eran una sola sombra larga!
y eran una sola sombra larga!
Esta noche
solo, el alma
llena de las infinitas amarguras y agonías de tu
[muerte,
separado de ti misma, por la sombra, por el
tiempo y la distancia,
por el infinito negro,
donde nuestra voz no alcanza,
solo y mudo
por la senda caminaba,
y se oían los ladridos de los perros a la luna,
a la luna pálida
y el chillido
de las ranas,
sentí frío, era el frío que tenían en la alcoba
tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
entre las blancuras níveas
de las mortüorias sábanas!
Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte,
Era el frío de la nada...
Y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada,
iba sola,
iba sola
¡iba sola por la estepa solitaria!
Y tu sombra esbelta y ágil
fina y lánguida,
como en esa noche tibia de la muerta primavera,
como en esa noche llena de perfumes, de
[murmullos y de músicas de alas,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella... ¡Oh las sombras
[enlazadas!
¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las
[noches de negruras y de lágrimas!...
VEJECES
Las cosas viejas, tristes, desteñidas,
sin voz y sin color, saben secretos
de las épocas muertas, de las vidas
que ya nadie conserva en la memoria,
y a veces a los hombres, cuando inquietos
las miran y las palpan, con extrañas
voces de agonizante dicen, paso,
casi al oído, alguna rara historia
que tiene oscuridad de telarañas,
són de laúd, y suavidad de raso.
¡Colores de anticuada miniatura,
hoy, de algún mueble en el cajón, dormida;
cincelado puñal; carta borrosa,
tabla en que se deshace la pintura
por el tiempo y el polvo ennegrecida;
histórico blasón, donde se pierde
la divisa latina, presuntuosa,
medio borrada por el liquen verde;
misales de las viejas sacristías;
de otros siglos fantásticos espejos
que en el azogue de las lunas frías
guardáis de lo pasado los reflejos;
arca, en un tiempo de ducados llena,
crucifijo que tanto moribundo,
humedeció con lágrimas de pena
y besó con amor grave y profundo;
negro sillón de Córdoba; alacena
que guardaba un tesoro peregrino
y donde anida la polilla sola;
sortija que adornaste el dedo fino
de algún hidalgo de espadín y gola;
mayúsculas del viejo pergamino;
batista tenue que a vainilla hueles;
seda que te deshaces en la trama
confusa de los ricos brocateles;
arpa olvidada que al sonar, te quejas;
barrotes que formáis un monograma
incomprensible en las antiguas rejas,
el vulgo os huye, el soñador os ama
y en vuestra muda sociedad reclama
las confidencias de las cosas viejas!
El pasado perfuma los ensueños
con esencias fantásticas y añejas
y nos lleva a lugares halagüeños
en épocas distantes y mejores,
por eso a los poetas soñadores,
les son dulces, gratísimas y caras,
las crónicas, historias y consejas,
las formas, los estilos, los colores
las sugestiones místicas y raras
y los perfumes de las cosas viejas!
PAISAJE TROPICAL
Magia adormecedora vierte el río
en la calma monótona del viaje
cuando borra los lejos del paisaje
la sombra que se extiende en el vacío.
Oculta en sus negruras el bohío
la maraña tupida y el follaje
semeja los calados de un encaje
al caer del crepúsculo sombrío.
Venus se enciende en el espacio puro,
la corriente dormida una piragua
rompe en su viaje rápido y seguro
y con sus nubes el poniente fragua
otro cielo rosado y verdeoscuro
en los espejos húmedos del agua.
Abril, 1895
TALLER MODERNO
Por el aire del cuarto, saturado
de un olor de vejeces peregrino,
del crepúsculo el rayo vespertino
va a desteñir los muebles de brocado.
El piano está del caballete al lado
y de un busto de Dante el perfil fino,
del arabesco azul de un jarrón chino,
medio oculta el dibujo complicado.
Junto al rojizo orín de una armadura,
hay un viejo retablo, donde inquieta,
brilla la luz del marco en la moldura,
y parecen clamar por un poeta
que improvise del cuarto la pintura
las manchas de color de la paleta.
LA GÓNDOLA NEGRA
(Balada italiana de R. Salustri,
Julio 10-1883.)
INFANCIA
Esos recuerdos con olor de helecho
Son el idilio de la edad primera.
G. G. G.*
Con el recuerdo vago de las cosas
que embellecen el tiempo y la distancia,
retornan a las almas cariñosas
cual bandadas de blancas mariposas,
los plácidos recuerdos de la infancia.
¡Caperucita, Barba Azul, pequeños
liliputienses, Gulliver gigante
que flotáis en las brumas de los sueños,
aquí tended las alas,
que yo con alegría
llamaré para haceros compañía
al ratoncito Pérez y a Urdimalas!
¡Edad feliz! Seguir con vivos ojos
donde la idea brilla,
de la maestra la cansada mano,
sobre los grandes caracteres rojos
de la rota cartilla,
donde el esbozo de un bosquejo vago,
fruto de instantes de infantil despecho,
las separadas letras juntas puso
bajo la sombra de impasible techo.
En alas de la brisa
del luminoso Agosto, blanca, inquieta
a la región de las errantes nubes
hacer que se levante la cometa
en húmeda mañana;
con el vestido nuevo hecho jirones,
en las ramas gomosas del cerezo
el nido sorprender de copetones;
escuchar de la abuela
las sencillas historias peregrinas;
perseguir las errantes golondrinas,
abandonar la escuela
y organizar horrísona batalla
en donde hacen las piedras de metralla
y el ajado pañuelo de bandera;
componer el pesebre
de los silos del monte levantados;
tras el largo paseo bullicioso
traer la grama leve,
los corales, el musgo codiciado,
y en extraños paisajes peregrinos
y perspectivas nunca imaginadas,
hacer de áureas arenas los caminos
y de talco brillante las cascadas.
Los Reyes colocar en la colina
y colgada del techo
la estrella que sus pasos encamina,
y en el portal el Niño-Dios riente
sobre el mullido lecho
de musgo gris y verdecino helecho.
¡Alma blanca, mejillas sonrosadas,
cutis de níveo armiño,
cabellera de oro,
ojos vivos de plácidas miradas,
cuán bello hacéis al inocente niño!...
Infancia, valle ameno,
de calma y de frescura bendecida
donde es süave el rayo
del sol que abrasa el resto de la vida.
¡Cómo es de santa tu inocencia pura,
cómo tus breves dichas transitorias,
cómo es de dulce en horas de amargura
dirigir al pasado la mirada
y evocar tus memorias!
|