Concebido inicialmente como un espacio que hospedará a otras figuras del modernismo hispanoamericano, y sin abandonar esa idea, el Café París también recibirá a otros distinguidos escritores que, de un modo u otro, marcaron nuestra poesía (o a algunos de los más significativos poetas cubanos). También, (dentro del espíritu abierto que caracterizó a La Habana Elegante en su primer época) ofrecemos este espacio a escritores que, en general, hayan dejado un legado imperecedero en la cultura hispanoamericana o en la universal. 
En esta oportunidad acogemos a un distinguido poeta peruano: Rafael de la Fuente Benavides (1907-1985). La Habana Elegante agradece a nuestro amigo peruano Víctor Vich la gentileza de entregarnos estos textos que compartimos con nuestros lectores.
 
 
 Homenaje a Rafael de la Fuente Benavides (Martín Adán) 

  1907--1985 

 

Una coraza por el desierto (obra del pintor peruano Fito Espinosa)

 

 QUARTA RIPRESA 
 
                                     Bien sabe la rosa en qué mano se posa
                                                         REFRAN DE CASTILLA 

                                                   Viera estar rosal florido, 
                                                   cogí rosas con sospiro: 
                                                   vengo del rosale. 

                                                                GIL VICENTE 

     -- La que nace, es la rosa inesperada; 
 La que muere, es la rosa consentida; 
 Sólo al no parecer pasa la vida, 
 Porque viento letal es la mirada. 
 
     -- ¡Cuánta segura rosa no es en nada!... rosa Sharifa 
 ¡Si no es sino la rosa presentida!... 
 ¡Si Dios sopla a la rosa y a la vida 
 Por el ojo del ciego... rosa amada!... 

     -- Triste y tierna, la rosa verdadera 
 Es el triste y el tierno sin figura, 
 Ninguna imagen a la luz primera. 

     -- Deseándola deshójase el deseo... 
 Y quien la viere olvida, y ella dura... 
 ¡Ay, que es así la Rosa, y no la veo!... 
 

 QUINTA RIPRESA 

                                                 I knew to be by demon Poesy
                                                                        KEATS 

                                           ...gieb uns blöde Augen 
                                           Für Dinge, die nichts taugen, 
                                           Und Augen voller Klarheit 
                                           In alle deine Wahrheit! 

                                                                  KIERKEGAARD 
 
        -- Recién aparecida, änsïosa, 
 Ciega, no mira sino su alma extensa... 
 La forma ardiendo... lista a la defensa 
 De su apurada candidez, la Rosa. 

        -- Experiencia sin hecho de la cosa; 
 Figura en su anécdota suspensa; 
 O mente o flor, de amante se dispensa... 
 Ojo del dios y vientre de la diosa. 

        -- A su sombra sin huelgo, la primera 
 Palabra intuye, y el respiro mueve, 
 Y el ánimo reforma y desespera. 

        -- Y el mundo... ya gestado, incestuoso, 
 En cima, y sima de su sino breve, 
 Blasón de su miseria y de su gozo... 
 

 SESTA RIPRESA 

                     Quid aeternis minorem consiliis animum fatigas? 
                                                             HORACIO 

                                        "Why indeed? the angel said
                                                               AIKEN 

     -- La rosa que amo es la del esciente, 
 La de sí misma, al aire de este mundo; 
 Que lo que es, en ella lo confundo 
 Con lo que fui de rosa, y no de mente. 

     -- Si en la de alma espanta el vehemente 
 Designio, sin deseo y sin segundo, rosa Toulouse-Lautrec 
 En otra vence el incitar facundo 
 De un ser cabal, deseable, viviente... 

     -- Así el engaño y el pavor temidos, 
 Cuando la rosa que movió la mano 
 Golpea adentro, al interior humano... 

     -- Que obra alguno, divino por pequeño, 
 Que no soy, y que sabe, por los sidos 
 Dioses que fui ordenarme asá el ensueño. 
 
 

 SETTIMA RIPRESA 

                             Polvo seré, mas polvo enamorado

                                                               QUEVEDO 

                               Strong is your hold, O mortal flesh! 
                               Strong is your hold, O Love! 

                                                               WHITMAN 

      -- Pues ninguno venía, la hermosa 
 Se dispuso a esperar a lo divino; 
 Que no cura de tiempo ni camino, 
 Sino que está esperando y es la Rosa. 

      -- Así envejece el mármol de la diosa; 
 Así la mente escucha al adivino 
 Suceder; así el triste traga el vino; 
 Así consiste en saciedad la cosa... 

      -- ¡La hembra sensible, la raíz hundida 
 En tierra de nacencia y sepultura, 
 Con todos los rigores de la vida!... 

      -- ¡Y con rigor de angustia y compostura, 
 Se alza la Rosa, que a esperar convida, 
 Sin otro aviso que su hermosura! 
 

Escrito a ciegas 

Celia Peschero --colaboradora de Borges-- escribió a Martín Adán la carta que sigue: 
      Martín Adán: ¿El motivo de esta carta? Además del simplemente afectuoso, que es el más importante, este otro: pedirle a usted datos sobre su propia vida, si es posible, contados con toda la sal que usted sabe poner en cuanto dice y escribe, porque he ofrecido un artículo sobre usted en  La Nación... yo recién comienzo a publicar allí y quiero escribir un artículo humano, en el que se sienta su sangre y su piel... Sé que todo este asunto puede resultarle muy fastidioso. Pero en nombre de la simpatía que nos unió en cuanto nos conocimos, en nombre del cariño que yo le tengo, en nombre de mi profunda admiración por usted, por favor acceda a mis ruegos. Deje usted de lado toda su bohemia o vuélquela íntegra en lo que me escriba y... hábleme de usted. ¿Lo hará? 
La respuesta del poeta fue el poema que sigue: 
 
Escrito a ciegas 

 ¿Quieres tú saber de mi vida? 
 Yo sólo sé de mi paso, 
 De mi peso, 
 De mi tristeza y de mi zapato. 
 ¿Por qué preguntas quién soy, 
 Adónde voy?... Porque sabes harto 
 Lo del Poeta, el duro 
 Y sensible volumen de ser mi humano, 
 Que es un cuerpo y vocación, 
 Sin embargo. 

 Si nací, lo recuerda el Año 
 Aquel de quien no me acuerdo, 
 Porque vivo, porque me mato. 

 Mi Angel no el de la Guarda. 
 Mi Angel es del Hartazgo y Retazo, 
 Que me lleva sin término, 
 Tropezando, siempre tropezando, 
 En esta sombra deslumbrante 
 Que es la Vida, y su engaño y su encanto. 

 Cuando lo sepas todo... 
 Cuando sepas no preguntar... 
 Sino roerte la uña de mortal, 
 Entonces te diré mi vida, 
 Que no es más que una palabra más... 
 La toda tuya vida es como cada ola: 
 Saber matar, 
 Saber morir, 
 Y no saber retener su caudal, 
 Y no saber discurrir y volver a su principio, 
 Y no saber contenerse en su afán... 

 Si quieres saber de mi vida, 
 Vete a mirar al Mar. 
 ¿Por qué me la pides, Literata? 
 ¿Ignoras acaso que en el Mundo, 
 Todo de nadas acumuladas, 
 De desengrandar infinitudes, 
 No sino un trasgo 
 Eterno, sombra apenas de apetito de algo? 

 La cosa real, si la pretendes, 
 No es aprehenderla sino imaginaria, 
 Lo real no se le coge: se le sigue, 
 ? para eso son el sueño y la palabra. 
 ¡Cuídate de su atajo! 
 ¡Cuídate de su distancia! 
 ¡Cuídate de su despeñadero! 
 ¡Cuídate de su cabaña! 

 ¿Quién soy? Soy mi qué, 
 inefable e innumerable 
 Figura y alma de la ira. 
 No, eso fue al fin... y era al principio, 
 Antes de donde el principio principia. 
 Soy un cuerpo de espíritu de furia 
 Asentada y de aceda ironía. 

 No no soy el que busca 
 El poema, ni siquiera la vida... 
 pon un animal acosado por su ser 
 Que es una verdad y una mentira. 

 ¡Es tan simple mi ser, y tal ahogo, 
 Con punzada en nervio y carne!... 
 Yo buscaba otro ser, 
 Y ése ha sido mi buscarme. 
 Yo no quería ni quiero ya ser yo, 
 Sino otro que se salvara o que se salve, 
 No el del Instinto, que se pierde, 
 Ni el del Entendimiento, que se retrae. 

 Mi día es otro día, 
 Algún no sé dónde estarme, 
 A dónde no sé ir en mi selva 
 Entre mis reptiles y mis árboles, 
 Libros y cementos 
 Y estrellas de neón. 
 Mujeres que se me juntan como la pared y como nadie... 
      o como madre, 
 Y el recién nacido que sobre mí llora, 
 Y por la calle 
 Todas las ruedas 
 Reales y originales. 
 Así es mi día cabal, 
 Hasta la última tarde. 
 

 El Otro, el Prójimo, es un fantasma. 
 ¿Existe el aire, 
 Donde te asfixias y recreas 
 Respirando, tu cuerpo inane? 
 ¡No, nada es sino la sorpresa 
 Eterna de tu mismo reencontrarte 
 Siempre tú los mismos entre los mismos muros 
 De las distancias y de las calles! 
 ¡Y de los cielos estos techos 
 Que nunca me ultiman porque nunca caen! 

 Y no alcancé al furor de lo divino, 
 Ni a la simpatía de lo humano. 
 Lo soy y no lo siento ni así me siento. 
 Soy en el Día el Solitario 
 Y el absoluto en la Zoología si pienso, 
 O como carnívoro feroz si agarro. 
 ¿Soy la Creatura o el Creador? 
 ¿Soy la Materia o el Milagro? 
 ¡Qué mía y qué ajena tu pregunta!... 
 ¡Quién soy? ¿Lo sé yo acaso? 
 ¡Pero no, el Otro no es! 
 ¡Sólo yo en mi terror o en mi orgasmo! 

 ¡Y con todos mis sueños resoñados, 
 Y con toda la moneda recogida, 
 Y con todo mi cuerpo, resurrecto 
 Tras cada coito, ciego, vano, sin pupila!... 

 ¡Cuando no seas nada más que ser, 
 Si llegas a la edad de la agonía!... 
 ¡Cuando sepas, verdaderamente, 
 Que es ayuntamiento de muerte y vida! ... 
 ¡Entonces te diré quién soy, 
 Seguro sí, que ya sin voz, Amiga! 

 Que se curan con hierbas eficaces 
 Los puros animales que te hablan 
 Allá, entre piedras inmateriales 
 El mundo real y la ciencia humana, 
 Donde, con una pelota 
 Los muchachos aparentes hediondos gozaban. 
 Sí, la vida es un delirio así, y sin embargo, 
 En esa vida no estuvo mi nada, 
 Ninguna, pero real, pero celeste o volcánica. 
 ¡Qué tarde llega el Tiempo 
 A su punto de olvido o de sensibilidad! 
 Viene arrastrando, como el aluvión, 
 De cúmulo, de suelo, de humanidad. 

 ¡Cuán a destiempo llega uno a sí mismo! 
 ¡Cuán inesperado y desesperado cualquier ya, 
 Todo yo que cae con el Tiempo 
 Desde nunca siempre y para siempre jamás! 
 ¡Qué madrugada eterna no dormida 
 Lo del resolverme en el hacer y en el pensar! 

 La Soledad es una roca dura 
 Contra la que arroja el Aire. 
 Está en cada pared de la Ciudad, 
 Cómplice, disimulándose. 
 Me arrojo o me arrojo, sin cesar 
 Yo soy mi.impedimento y mi crearme. 

 La Poesía es, amiga, 
 Inagotable, incorregible, ínsita. 
 Es el río infinito 
 Todo de sangre, 
 Todo de meandro, todo de ruina y arrastre de vívido... 
 ¿Qué es la Palabra 
 Sino vario y vano grito? 
 ¿Qué es la imagen de la Poética 
 Sino un veloz leño bajo un gato írrito? 
 Todo es aluvión. Si no lo fuera, 
 Nada sería lo real, lo mismo. 

 El Amor no sabía 
 Sino tragarse su substancia 
 Y así la Creación se renovaba. 
 Todo me era de ayer, pero yo vivo; 
 Y a veces creo, y la Vez me amamanta. 

 No soy ninguno que sabe. 
 Soy el uno que ya no cree 
 Ni en el hombre, 
 Ni en la mujer, 
 Ni en la casa de un solo piso, 
 Ni en el panqueque con miel. 
 No soy más que una palabra 
 Volada de la sien, 
 Y que procura compadecerse 
 Y anidar en algún alto tal vez 
 De la primavera lóbrega 
 Del Ser 
 No me preguntes más, 
 Que ya no sé... 

 Supe que no era lo que no era, no sé cómo, y todo era 
 Hasta la cosa de mi nada. 
 Y fui uno no sé cuándo, 
 Persiguiendo, por entre numen y maraña 
 Dentro de ella, yo, nacido y flaco, ya con todas las armas, 
 Yo por todo paso que me hacía, 
 A ello persiguiendo... a la palabra 
 A cualquiera, 
 A la de la madriguera o a la que salta. 

 Si mi vida no es esto 
 ¿Qué será la vida?... ¿Adivinanza?... 
 Que me dé tiempo el Tiempo, a más del.suyo, 
 Y yo me reharé mi eternidad; 
 Lo que me falta, 
 Porque la eché... me estuvo un momento demás. 

 ¿Sabes de los puertos encallados, 
 Del furor y del desembarcar, 
 Y del cetáceo con mojadísimo uniforme, 
 Que no nada y cae ya? 
 ¿Sabes de la ciudad tanta, 
 Que me parece ciudad, 
 Sino cadáver disgregado, 
 Innumerable e infinitesimal? 

 Tú no sabes nada; 
 Tú no sabes sino preguntar, 
 Tú no sabes sino sabiduría 
 Pero sabiduría no es estar 
 Sin noción de nada, sino proseguir o seguir 
 A pie hacia el ya.