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Psiquiatría para el nuevo Estado; algunos documentos

Pedro Marqués de Armas,
selección e introducción





1)


     Entre el 31 de mayo y el 2 de abril de 1963, se celebró en La Habana la II Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas. Convocada por el Ministerio de Salud y por los servicios médicos del MININT, el propósito era sentar las bases de la prevención y la asistencia psiquiátrica en Cuba, en estrecho vínculo con los órganos de la Seguridad del Estado. A estas alturas se habían modificados varios artículos del Código de Defensa Social, en particular en lo concerniente a la noción de individuo peligroso, por lo que además de asegurar la clásica alianza entre psiquiatras y juristas (lograda durante la República y por sí sola virtualmente terrible), se pretendía fortalecer el concenso entre ésta y el nuevo poder revolucionario.

     El carácter si se quiere tardío de este evento, donde hay desde el estupor frente a las leyes de última hora hasta el simulacro y la caricatura, remite lo mismo a un pasado reciente "no exento de errores" que a un futuro cercano que tendrá en las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) su próxima pero no última expresión. Como en foto que toma por sorpresa a los actores durante el ensayo, se asiste a ese momento en que la Babel psiquiátrica es forzada a hablar una misma lengua; esto es, al devenir ideológico de la que fue hasta 1960 una institución como otra cualquiera, donde “psicogenetistas” y “organicistas” se enfrentaron a menudo con pasión, pero respetando las reglas del juego.

     Justo al término del primero de estos de encuentros, realizado un año antes para "conciliar tendencias aparentemente irreconciliables y enfrentar el sectarismo revolucionario y científico", la Gaceta Oficial publicó un decreto que permitía al MININT declarar el estado peligroso sin necesidad de asesoramiento psiquiátrico, y bastando con la declaración de algún miembro de la CTC, la FMC, o el CDR. Por supuesto, el documento llega luego de varias redadas policiales, como la de los días previos a la invasión de Bahía de Cochinos, cuando 20 000 personas fueron arrestadas; la de Matanzas durante el verano; o la del 11 de octubre del mismo año contra pederastas, prostitutas y proxenetas (“la noche de las tres p”).

     En todas estas razzias se hizo un uso extenso de la llamada peligrosidad predelictiva (predelincuencia en el nuevo argot), sin que se requiriese el aún vigente "asesoramiento", formalismo introducido en la legislación en 1940, y que los psiquiatras tenían como una de sus conquistas. Fue para calzarlas que se decretaron las leyes 992 y 993 de 19 de noviembre de 1961, la primera anunciando que "el avance de la Revolución” permitía “crear nuevos métodos dirigidos a reeducar y rehabilitar delincuentes", y la segunda autorizando al Consejo de Defensa Social (ya incorporado al MININT) a adoptar medidas en el menor plazo.

     Es después de derrotada la invasión de Bahía de Cochinos que se recrudece el hostigamiento de los sectores marginados, a quienes se les acusa de robar en las casas de los opositores políticos, curiosamente cuando se borran las fronteras entre contrarrevolución y delicuencia común. René Dumont recuerda en Cuba: socialismo y desarrollo que el término "lumpemproletariado" se empleó para designar "a los que no querían trabajar ni respetar las leyes revolucionarias", y relata que tras un discurso de Fidel Castro contra el "parasitismo social" se usó la poca cerveza que quedaba como "isca eficaz" para tenderles una trampa: "Cuando comenzaban a entregarla en los bares, la noticia se regaba rápidamente por la ciudad y los desocupados eran los primeros en aparecer. Eran entonces seguidos por un carro de policía y aquellos que no mostrasen un empleo regular eran envíados a trabajar a las granjas. Almorcé con un grupo de estos lumpen en el comedor de una plantación de palmeras en Las Villas, donde fueron concentrados unos 1800 (...) Los que se entregaban decididamente al trabajo tenían la posibilidad de ser rehabilitados, pero los reincidentes, en contrapartida, eran deportados para los Cayos, pequeñas islas donde el régimen de trabajo era bastante más duro y de donde era imposible escapar".

     Esta indistinción entre vagancia y oposición a las leyes socialistas, expuesta en tono campechano por el agrónomo francés, quien prefería por cierto las granjas a las cárceles, sirvió para legitimar el secuestro y multiplicar los dispositivos disciplinarios --esto es, una invención liberal dirigida a los cuerpos individualmente--, ahora en las condiciones de fuerza de un régimen totalitario. Lo mismo ocurre en cuanto al control de la población, marcada por supuestos vicios y taras del pasado, y que entra de lleno en los cálculos de una economía de Estado. Se escucha entonces el término “salud psicopolítica”, que equivale según claro rasero biológico a deslindar entre “el pueblo sano y trabajador” y "los gusanos y lacras sociales”: deriva-animal que potencia el eugenismo de siempre, desde la liquidación del enemigo de clase (condenado por la historia a desaparecer) hasta el cultivo del Hombre Nuevo.
 




2)


     Como es lógico, la política psiquiátrica de la Revolución no se defenió de un día para otro. Los primeros proyectos nacionales eran de carácter liberal. En las "Proyecciones oficiales..." publicadas por la junta de la Sociedad de Neurología y Psiquiatría en mayo de 1959, se plantea crear dispensarios y hospitales provinciales, convertir a Mazorra en asilo de enfermos crónicos y, siempre de acuerdo con Código de Defensa Social, que así lo establecía, construir una clínica de conducta para adolescentes y un manicomio judicial. Todas las propuestas incluidas en el documento, tanto las institucionales como otras de carácter docente, habían madurado en las últimas décadas, y eran bastante conocidas. Otro objetivo, llegar a una cama por cada 1000 habitantes, respondía a normativas recientes de la OMS.

     Del mismo modo el "Plan…" publicado en septiembre en la Revista del Hospital Psiquiátrico, que tuvo más apoyo del Gobierno y del Ministerio de Salubridad, había sido elaborado años antes como parte de las funciones de su autor, Julio Reymondez, al frente de la Liga de Higiene Mental. Este pide la construcción de dos hospitales "semejantes, aunque más pequeños" (se refiere a Mazorra), clínicas para niños psicóticos, una red de dispensarios a extender por todo el país, y un centro de investigaciones del cerebro. Reymondez señala además la necesidad de incidir sobre el alcoholismo, la delincuencia juvenil, el divorcio, la prostitución y la homosexualidad.

     En fin, ambos proyectos cifraban sus esperanzas en la "honestidad del nuevo gobierno", pero eran autónomos en sus demandas. Se menciona, por otra parte, la "paradoja" de que Cuba contase con una "promoción psiquiátrica comparable por su capacidad con la de cualquier país del mundo", mientras la asistencia "oficial era de las más pobres”. En esto había amplio consenso: Mazorra era sin duda, como en el famoso reportaje de Bohemia, una “verguenza nacional”. Pero en lo adelante se exaltará únicamente lo segundo, y se desconocerá lo primero: que el nivel teórico tuvo en los cincuenta su mejor momento, aunque en general por debajo de Argentina y de México.  

     Fue en 1960 que comienzan a producirse cambios en la misma dirección de una política de Estado que se radicaliza. En enero, durante II Congreso Nacional de la disciplina, un nuevo modelo de asistencia psiquiátrica, propuesto por José A. Argaín Ros, es elevado al Gobierno. Se trata de promover, en correspondencia con “las transformaciones que la Revolución viene desarrollando” (…) “una higiene mental colectiva, popular y social” en la que propio pueblo participe (“línea de masas”). Argaín Ros, por entonces señalado como miembro del G-2, propone entre otras medidas reformar la legislación vigente sobre enfermedades mentales y llevar la asistencia a zonas rurales para erradicar el curanderismo, el espiritismo y la brujería. (Prácticas de largo arraigo en la cultura cubana y diferentes entre ellas, fueron en efecto metidas en el mismo saco y declaradas ilegales; por ejemplo en 1966 fue intervenida la Clínica del Alma, alternativa, durante décadas, tanto de la costosa asistencia privada como de la oficial.) 

     Otros cambios en este sentido son los que se muestran, también en enero de 1960, en la Junta de Gobierno de la Sociedad de Psiquiatría, donde los psiquiatras más comprometidos desplazan a los de tendencias liberales. Asimismo, los que tiene lugar en la Cátedra como resultado de las posiciones asumidas en torno a la reforma universitaria, en particular durante el cisma de julio, y que se traducen en la separación de sus cargos docentes de los profesores Rodolfo J. Guiral (titular) y Luis Viamonte Cuervo (auxiliar), así como del catedrático de medicina forense Esteban Valdés Castillo, por mucho tiempo ligado a la especialidad.

     A ello se suma la designación al año siguiente del psiquiatra marxista Diego González Martín, reflexólogo destacado y crítico feroz del psicoanálisis, como Coordinador Nacional de Psiquiatría, esto es, responsable de la disciplina a nivel ministerial. Es entonces que se publica Psicología (de Smirnov, Leontiev, Rubinstein y Tieplov), traducido por el psiquiatra español Florencio Villa Landa, republicano que completó sus estudios en la URSS, donde se exiliara tras la llegada de Franco al poder, y ahora radicado en Cuba. Será el primero de una larga serie de títulos que divulgarán las teorías de Pavlov y Anojin y el consecuente enfoque materialista… Al mismo tiempo, se toma el acuerdo, entre el Ministerio de Salud y la dirección del Hospital Psiquiátrico, de solicitar que dos profesores soviéticos dicten un “curso de perfeccionamiento”, a fin de introducir la “concepción reflexológica” y para “contrarrestar” la formación de los psiquiatras cubanos, “basada en distintas escuelas idealistas”.

     Estas conferencias, impartidas por I. T. Victorov y por D. W. Isaiev y más tarde recogidas en libros, no comenzaron hasta 1963. Entre tanto se efectúan otros cambios no menos radicales: clausura de Archivos de la Sociedad Cubana de Psiquiatría y Neurología, publicados con regularidad desde 1946; reaparición en enero de 1962 de la Revista del Hospital Psiquiátrico de La Habana (ahora de gran tirada), con un editorial que ensalza partidariamente el tratamiento por medios químicos; viaje a la URSS de una comisión integrada por Bernabé Ordaz, Leopoldo Araújo, Armando de Córdova, J. Abdo Canasí y Jose A. Bustamante para adquirir nuevas experiencias; ajustes en los planes de estudios que incluyen ahora a la psicología médica como asignatura, y a propósito de lo qual se orienta la traducción el manual de Semionov, etc. 

     Así que cuando se declare a mediados de 1963, en una mesa redonda celebrada en el Hospital Psiquiátrico, y en el curso de las conferencias dictadas por Victorov e Isaiev, a la reflexología pavloviana como doctrina oficial de la psiquiatría en Cuba (ver Anexo), ya había progresado notoriamente su sovietización.
 

 


3)


     En estos años fueron cada vez más frecuentes las críticas al psicoanálisis, que en realidad había influido en la formación de no pocos psiquiatras y psicólogos cubanos, una parte de ellos miembos del Grupo de Estudios Psicoanalíticos. Según la retórica ad usum, semejante a la que imperaba en los medios literarios, se podía “militar en cualquier escuela siempre que el contenido fuera revolucionario”. No obstante, las críticas subieron de tono, y de calificar al psicoanális como “método no científico” se pasó a defininirlo como “mera fantasía que no se eleva más allá de la alquimia y la astrología”. En este ambiente hostil tuvieron lugar no pocas discusiones, como las sostenidas por Juan A. Portuondo con los profesores soviéticos durante el citado Curso de Perfeccionamiento, e incluso se impartieron seminarios de psicoanálisis, que a la vez coincidían en fecha con otros de conductismo (dictados por cubanos). Sin embargo, poco a poco se impuso el silencio… Algunos psiquiatras se apartaron de sus concepciones, otros optaron por variantes dinámicas más toleradas o por un uso discreto consentido según el caso, mientras otra  parte importante tuvo que marchar al exilio. Fue hacia 1968 que el escaso margen que quedaba terminó por extinguirse. Un ejemplo de intervención ideológica en este terreno, es la petición que el dirigente comunista Fabio Grobart hace a Diego González Martín en 1965, para que éste publique un artículo cuestionador en la revista Cuba Socialista. “Algunas consideraciones críticas sobre la teoría freudiana” fue escrito, en efecto, con el propósito de disuadir a “los escasos núcleos de freudianos revolucionarios que mantienen sus ideas”. González Martín, que antes de la Revolución calificara al psicoanálisis, en polémica con Roberto Sorhegui, de “superchería científica”, planteaba ahora la necesidad de valorar al freudismo desde una metodología dialéctico materialista… Pero si evidente es, por la falta de derecho de réplica, y de extinción de los contricantes, la posición de fuerza; tanto o más lo resulta la violencia epistemológica a desplegar. No se trata sólo de someter al psicoanálisis como doctrina, sino también al inconciente. ¿Cómo? Poniéndolo a prueba, exponiéndolo “a las modernísimas técnicas para el estudio de las microestructuras cerebrales”.





4)


     No pocos artículos publicados antes de la Revolución, sobre todo en las décadas previas, tratan del homosexual como individuo enfermo. Al reconstituirse en 1948 la Liga de Higiene Mental, el homosexualismo fue incluido entre los problemas sociales que se debían resolver; pero en general los enfoques biológicos, incluyendo las terapias hormonales y el recurso a la psicocirugía, no desaparecieron… Por otra parte, el Código de Defensa Social consideraba su práctica como “estado de peligrosidad”, contemplando al efecto un rosario de medidas preventivas. Con frecuencia la policía intervenía y algunos homosexuales eran arrestados; y ni hablar de discriminación social, laboral, etc.

     Sin embargo, sólo después de 1959 se radicaliza la homofobia. La noción de individuo peligroso, que en Cuba tenía una larga historia, se amplió como nunca antes. En otras palabras, a los efectos del biopoder y de las técnicas disciplinarias se sumaron los de una política de Estado que se apoderó de todo el cuerpo social. En estas condiciones, la alianza entre los discursos médicos y jurídicos fue asegurada a través de ciertas maniobras, se la puso al servicio de viejas leyes acopladas a preceptos socialistas que las recrudecían, y de nuevas leyes arbitrarias. Y lo mismo ocurrió a niveles normativos. 

     La terapia conductual de la homosexualidad cobró fuerza desde los primeros años. Eduardo Gutierrez Agramonte, a cargo de la Revista del Hospital Psiquiátrico, publicó en 1962 “Una nueva modalidad del tratamiento de la homosexualidad”. Muchos homosexuales fueron tratados por él con el fín corregir esta “lamentable conducta”. Se trataba de una técnica desarrollada por el investigador checo Kurt Freund, pero adaptada por el cubano. Si aquel empleaba como estímulo inhibidor un vomitivo, y dosis subcutáneas de testosterona tras la observación por el sujeto de láminas de desnudos masculinos; éste aplica un corrientazo en lugar del vomitivo, al tiempo que suprime la hormona y deja al paciente “elegir la imagen”. La terapia fue calificada de “prometedor aporte cubano a la reflexología”, y se aplicó hasta bien entrada la década del setenta.

     En 1965, por la época en que se recrudece la represión contra homosexuales y otros remanentes del pasado, la mencionada revista dedicó su página “Avances de la ciencia” a este médico checoslovaco. Al pie de la foto se lee: “El Dr. Kurt Freund es una de las más altas figuras en materia de psicopatología sexual. A sus numerosos trabajos acaba de añadir La homosexualidad en el hombre. Nos honra mostrar la foto de este hombre de ciencia hecha recientemente en el departamento experimental de Praga”. K. Freund había inventado un curioso medio diagnóstico: un aparato que, conectado al pene, podía captar la respuesta al estímulo erótico.

     Tres años más tarde durante la llamada ofensiva revolucionaria se produjo una campaña digna de la obsesión de pánico del régimen. En el discurso por el aniversario de los CDR el Máximo Líder denuncia a aquellos que habían comenzado a vivir “de una manera extravagante”, lo que era sinónimo de “degeneración moral y llevaría, en última instancia, a sabotajes políticos y económicos”. Días más tarde se denunciaba en la radio a los jóvenes de cabellos largos que “bailan locamente al compás de música epiléptica”. El ataque a las “orquestas de esquizofrénicos” esta vez vino convoyado con un operativo policial contra sectas afrocubanas. 

     La fobia homosexual recobra bríos alrededor del emblemático Congreso de Educación y Cultura, contexto en el que algunos psiquiatras vuelven a enfilar sus cañones. El psicólogo Jesús Dueñas Becerra publica en abril de 1970 “El homosexualismo y sus implicaciones científicas y sociales”; y una orientación ministerial convoca poco más tarde a una Mesa Redonda sobre Homosexualidad. Dueñas Becerra, actual periodista del Hospital Psiquiátrico, emplea términos como “aberración”, “debilidad caracterológica”, “lacras” y “degeneración sexual”. Después de estos preliminares, expresa sentirse preocupado por “el candente problema de la homosexualidad juvenil”, lo que le llevó a emplearse a fondo en el “terreno social”.

     Dueñas expone entonces: “En el municipio de Cruces, núcleo de nuestra ingente labor sociopsicológica, encontramos un círculo de homosexuales que socialmente ocupan un lugar relevante (es decir, la mayor parte de la sociedad en que se desenvuelven desconoce su aberración sexual) y que, sutil y habilidosamente, ocultan para mantener su relativa estabilidad y poder desarrollar sin mayores dificultades cualquier empresa que acometan”; y añade luego que valiéndose de métodos propios de una “secta secreta”, seleccionan “cuidadosamente al joven que debe ser trabajado” (…) “ejerciendo una influencia perniciosa sobre la mente del adolescente, que lleve implícita su rápida deformación”. Entre las tácticas empleadas menciona el “uso de literatura que ensalza al homosexualismo”, hasta lograr la “realización del acto sexual con el sujeto cuando las circunstancias estén creadas”. Tras la consumación, continúa, “el nuevo adicto tiene la obligación de contribuir al incremento de la organización atrayendo a una nueva víctima”. Dueñas diferencia entre estos “homosexuales relevantes” y un segundo grupo, “las lacras sociales”, que “solo trata de llegar a los adolescentes por el mezquino interés de satisfacer su aberración sexual en un momento determinado”.

     El autor exhorta a padres y profesores a “velar celosamente por el desarrollo integral de los adolescentes”, y destaca el papel formador de la Unión de Jóvenes Comunistas y del Servicio Militar Obligatorio. Estas entidades “deben encauzar desde todos los puntos de vista a la arcilla fundamental que sostiene nuestra sociedad”. Por último, llama a un “compromiso incondicional con esta nueva generación de jóvenes que, históricamente, están destinados a construir la Sociedad Comunista y que encarnan el noble ideal de justicia y solidaridad que iluminó por siempre la fecunda vida del inolvidable comandante Ernesto Guevara de la Serna”.

     Por su parte, en la Mesa Redonda sobre Homosexualidad, celebrada en febrero de 1971, y moderada por Martín Castellanos, se hicieron estas observaciones:

1) "La homosexualidad constituye una patología que trasciende los límites de la individualidad y pasa a constituir una patología social por el carácter antisocial que esta actividad conlleva en la mayoría de los casos”.

2) "La homosexualidad es un tema complejo y difícil de tratar y requiere un enfoque cuidadoso y preciso como condición previa para abordarlo. Sólo así se podrá entrar en este campo, en el cual aún quedan elementos importantes por descubrir”.

3) "La homosexualidad es una enfermedad compleja con graves repercusiones sociales”.

4) "El homosexualismo es una enfermedad, es decir, es una condición psicopatológica”.

5) "El pueblo siempre rechazó al homosexual. Era el régimen capitalista el que propiciaba la corrupción donde el homosexual se desarrollaba. Hoy día, por nuestra conformación, por una concepción diferente de los valores morales, el repudio es mayor, y a todos los niveles de nuestra sociedad: dirigencia y masas"...


Documento

1)

II Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas (fragmentos)





Dr. Mario Escalona
.- Compañeros: La salud mental es un problema médico estrechamente relacionado con los problemas psicopolíticos de todas las naciones y, por lo tanto, a nadie puede escapar la importancia que puede tener para nuestra Patria, en pleno desarrollo de una Revolución Socialista (...) En esta reunión debe practicarse la discusión abierta y libre, sin sectarismos, con amplia seguridad de que cada especialista puede militar en la escuela científica que quiera, siempre que no se alteren los postulados básicos de la Revolución (...)

Dr. Diego Gonález Martín.- [Presenta la ponencia: "Estado actual y perspectivas de la labor de la higiene mental"] (...) Los efectivos psiquiátricos y de higiene mental se han incrementado considerablemente en nuestro país, por efecto del proceso revolucionario (...) surgimiento de instituciones y efectivos en los Ministerios de Salud Pública, de Educación, del Interior y de las Fuerzas Armadas (...) hay que anotar la transformación humanizadora del Hospital Psiquiátrico Nacional y los propósitos actuales de convertirlo en un Centro de Rehabilitación, la creación de salas de psiquiatría en Hospitales Generales, el establecimiento en vías de legalizarse de un Hospital Diurno en el antiguo dispensario de Higiene Mental de La Habana (...) Cuba actualmente va alcanzando la cifra de una cama psiquiátrica por cada mil habitantes (...) El Ministerio del Interior cuida de aspectos sociales tales la como prevención de la delincuencia y la predelincuencia, el tratamiento de los elementos antisociales y la reducción de las lacras dejadas por la sociedad capitalista, ejerciendo la reeducación de las prostitutas y proxenetas de los sectores desclasados y del lumpen. En el Ministerio del Interior actúa una Comisión Médica con auxiliares diversos, ejerciendo sus funciones a través de las direcciones de Rehabilitación Social y de Prisiones y de una decena de instituciones a lo largo del país (...) En los Centros de Rehabilitación Social del Ministerio del Interior constatamos una fuerte impregnación de las ideas de corrección social de los desvíos de la conducta y de la moral socialista. A los compañeros del Ministerio del Interior debemos una importante contribución que como la orientación social ha sido producto de la experiencia misma. Esa contribución se refiere a la distinción necesaria entre los trastornos psíquicos, como tales, de aquellos en que lo más importante y lo que sirve de pauta para su prevención y encaramiento radica en el daño conciente y responsable que el individuo haya realizado a la sociedad. Es la distinción que existe entre el delito y la perturbación psicológica de mayor o menor grado (...) En efecto es un psiquiatra, el Dr. Oliva, el Jefe de los Servicios del Ministerio del Interior (...) un nivel estrictamente social que no pierde de vista el hecho esencial de la responsabilidad que cada ser contrae con sus semejantes, con la Patria y el Estado Socialista, con la ética y la propiedad (...) Aquí, la línea de masas tiene una aplicación directa, pues es la sociedad misma la encargada de corregir las lacras y reminiscencias dejadas por el capitalismo, liquidar a los enemigos de clase y reeducar a los inadaptados.
(...) No hay dudas de que a la formación de todas estas concepciones se ha producido la aportación filosófica del marxismo leninismo y las informaciones procedentes de los países socialistas hermanos, entre las que vale destacar la del educador soviético Makarenco (...) y la fina intuición revolucionaria de sus dirigentes de base (....) Jamás podrá olvidársenos la visita que hiciéramos al Centro de Rehabilitación de la Prostitución de Camaguey. Allí los miembros de la Policía Nacional realizaron una magnífica tarea que comenzó con la alfabetización y organización de las prostitutas de la ciudad para la lucha económica contra los dueños de prostíbulos y proxenetas, como paso previo, decidido por ellas mismas voluntariamente, de su ingreso en el Centro de Rehabilitación y del cual ya han salido más de un centenar convertidas en maestras de corte y costura y trabajadoras de distintos oficios (...)

Drs. Armando de Córdova y Leopoldo García Huerta [Ponencia "Cuidado del enfermo egresado"] (...) Nos interesa conocer la actitud del paciente ante el proceso revolucionario y la influencia que éste puede haber tenido en su salud mental.





[Discusión]


Dr. García Oliva.-Compañeros: Nosotros venimos en representación del Ministerio del Interior (...) Ustedes saben que el Ministerio del Interior es el organismo del Estado que tiene la responsabilidad administrativa y ejecutiva de la política interior del Gobierno Revolucionario. En este sentido, tenemos que lidiar con delincuentes de la sociedad anterior, los que delinquían desde el poder capitalista, los otros delincuentes de delitos llamados comunes, y tenemos que luchar también contra los delincuentes que se organizan contra el Poder Socialista, o sea, los contrarrevolucionarios. Entonces, tenemos instituciones, establecimientos, para alojar a todos esos delincuentes, a los delincuentes contrarrevolucionarios que les llamamos esbirros comúnmente, y también a las llamadas lacras sociales, aquellos que cometían delitos comunes y también los que hacían actividades antisociales: prostitutas, proxenetas, etc. (...) La labor que se ha hecho ha sido una labor que nosotros no hemos divulgado, porque consideramos que todavía está en una fase experimental, a pesar de que ya lleva más de un año y medio de desarrollo y funcionamiento, porque el criterio de la Dirección del Ministerio ha sido no divulgarlo hasta ahora (...) A pesar de que ha sido una política empírica, sin basamento científico, nosotros hemos atribuido el éxito a la calidad humana, a la gran calidad humana de los compañeros que laboran en el Ministerio, a veces con un nivel de escolaridad muy bajo pero con una conciencia revolucionaria extraordinaria (...) No nos oponemos a que los compañeros psicológos y psiquiatras intervengan en estas labores de reeducación (...) no creemos que los métodos de reeducación que nosotros empleamos sean los adecuados para tratar a enfermos. Y pensamos --y esa es una cuestión de principios que nosotros planteamos aquí-- que en nuestros centros de reeducación no deben estar esos tipos de enfermos (...) Ahora, la experiencia nos ha demostrado que otros menores --inclusive esos que ustedes veían por L y 23, por aquí por esta zona de la Rampa--, con un índice de delincuencia elevado, o predilictiva, se han transformado extraordinariamente en estos centros.

Julio Feijóo: -Yo no pensaba hablar hoy, pero cuando entré estaba hablando el compañero Oliva y esto me ha animado a hacer una cuantas preguntas y a orientarme (...) ¿Qué criterio médico-jurídico se sigue en estas cuestiones?, porque en estos momentos existe una falta total de coordinación en lo que se refiere al concepto de peligrosidad (...) existen dos criterios de peligrosidad. Uno, en el Código de Defensa Social, art. 48 inc., que define la peligrosidad como predisposición morbosa congénita o adquirida, que debilitando los frenos inhibitorios hace que el individuo tenga predisposición a delinquir. Este concepto fue ampliado en Doctrina de 22 o 23 de agosto y en septiembre de 1940/4 (...) y en esto se establece bien claro que trantándose de un problema morboso, que implica la enfermedad, necesariamente debe llevar el asesoramiento psquiátrico para poder dictaminar el grado de peligrosidad del sujeto. Pero, el año pasado, dos meses después de nuestra Conferencia Psiquiátrica, salió un Decreto en la Gaceta Oficial, donde el Ministerio del Interior puede, per se, declarar el estado peligroso de un sujeto sin asesoramiento médico, y a ese efecto solamente requiere del asesoramiento de miembros de la CTC, de la FMC, de los Sindicatos y Comités de Defensa. La confusión (...) se me acaba de agudizar más, cuando el Dr. Oliva me habló de predelincuencia, término que por primera vez oí en la tarde de hoy, y me ha intrigado mucho, porque puede ser que haya una figura que yo desconozco. Y yo quisiera me explicara, porque yo conocía la peligrosidad predelictiva, pero como la predelincuencia no la conozco, quién sabe si eso sea lo que está tratando el Ministerio del Interior (…). El habló del sujeto no enfermo, y ahora es donde me he confundido yo más, que es lo siguiente: de acuerdo con todas las doctrinas del delito, inclusive la que se ha mantenido en la Unión Soviética, el problema del delito se considera como una enfermedad. Y eso viene manteniéndose desde hace más de doscientos años, mucho antes de que Lombroso asomara la nariz en este globo. Pero ahora resulta que nosotros nos estamos encontrando con una cosa muy curiosa: los delincuentes normales y esto sí me ha preocupado (...)





Diana Rodríguez Fuentes
: -. (...) La cuestión semántica que tanto me molesta es el nombrecido de "lacra social" (...) Porque si estamos ahora considerando problemas de dignidad humana, de evitar discriminación, ¿por qué hablar de rehabilitación de prostitutas y de proxenetas y de lumpem y de todas esas cosas? ¿Por qué categorizarlos, si los vamos a rehabilitar? Por qué no llamarles simplemente rehabilitación de menores y de adultos? (...) Me parece que el nombrecito debe cambiar y lo propongo aquí como una sugerencia al compañero del Ministerio del Interior.

Sr. Presidente:-. Ya está cambiado, y se llama así como ella dice (APLAUSOS).

Dra. Diana Rodríguez Fuentes: -. Ah, magnífico.

Dr. García Oliva: -. Nosotros no le llamamos rehabilitación, sino reeducación.

Dra. María del Pilar Torres: Quisiera ver en qué momento se le da un poquito de impulso a la divulgación del conocimiento psiquiátrico a nivel de la población (...) El pueblo no sabe todavía qué cosa es una enfermedad mental; todavía hay prejuicios, factores culturales de gran atraso, por lo que muchos buscan ser tratados en centros espiritistas. O sea, el pueblo no tiene conocimientos a través de una divulgación organizada.

Dr. Armando de Córdova: Es de interés volcar la Escuela de Medicina dentro del pueblo, y tenemos pensado y ya programado una serie de ideas con respecto a la popularización de todos estos temas psiquiátricos por la televisión, periódicos, utilización de los organismos de masa, los cien mil Comités de Defensa que existen, en combinación con el Ministerio de Salud y el de Educación (...)

José Angel Bustamante (Ponencia: "Planificación de psicoterapia"): (...) Hacemos hincapié en este aspecto pues creemos que es necesario que los psicoterapuetas logren el dominio de las diferentes técnicas para de ese modo poder aplicar en muchos casos técnicas breves de gran utilidad (...) El psicoanálisis, cuyo valor no discutimos y a cuyo fundador Freud reconocemos su papel trascendente en el desarrollo de la psicoterapia, se ha visto sucedido por otras técnicas de más breve duración y base cienfífica suficiente como para que no sean desvalorizadas. Es por ello que luchamos contra la desvalorización de todas esas técnicas y contra la posición unilateral en pro del psicoanálisis, técnica por cierto la más prolongada y la que ofrece menos oportunidad de atender un mayor número de pacientes, sin que pretendamos por ello excluir su utilización (...)

Dr. García Fleites: -. (Ponencia: "Plan para la utilización de los médicos psiquiatras de la reserva del Ejército en tiempos de paz") (...) Ninguna unidad militar podrá enviar miembros de la FAR a instituciones civiles ya sea solicitando asistencia psiquiátrica o peritaje (...) En ningún momento los médicos reservistas podrán recomendar baja del servicio activo a ningún miembro de las FAR (...)

Dr. Florencio Villa Landa: -.(Ponencia "La psiquiatría en tiempo de guerra") (...) Participan en la lucha hombres y mujeres, adolescentes y ancianos, hasta los inválidos. El espectáculo del pueblo cubano cuando la invasión de Girón, y en la reciente crisis del Caribe, despierta el recuerdo de las grandes gestas de la historia, episodios de la Biblia, Sagunto, las Guerras Revolucionarias de la Unión Soviética y de la China de Mao (...) Empero, sería ceguera desconocer que también en las guerras de liberación y defensa, los habitantes arrastran una pesada herencia, la de las lacras, costumbres y modalidades acumuladas en siglos de explotación (...) No es posible que hombres y mujeres, sobre todo los de la clase media --aunque no sólo de ésta-- se desprendan de inmediato de las taras del pasado. A menudo se necesita un largo, difícil y duro proceso de rehabilitación y readaptación. Claro está que la Revolución pone principalmente sus esperanzas en la gente nueva, en los niños y jóvenes que está formando, pero también tiene que contar con la gente madura, y ha de afrontar a los que están viciados, a los que son activa o potencialmente contrarrevolucionarios (...)

Dr. Ordaz: Cumplimos la misión que se nos ha designado de acabar con la lacra que dejaron aquellos que nos abandonaron, y que olvidaron siempre a los infelices que perdían la razón (...)

Dra. Clotilde García Mauri: -.Yo considero que todo Proyecto de Ley resulta muy difícil de hacer, y que lo que el Dr. Galigarcía ha traido aquí no es en sí un Proyecto, sino un ante-Proyecto (...) Se ha hablado aquí de peligrosidad. Si el compañero Feijóo estuviera presente no se sabe lo que nos hablaría con respecto a eso. Pero eso de que solamente la policía o cualquier otra persona porque considere que Fulano de Tal es peligroso lo lleve a un Hospital, en eso yo no estoy de acuerdo, porque eso llenaría los hospitales; y si el juez interviene, ¿a dónde irían a parar? (...) En cuanto al procesado, ahí la cosa cambia. Claro que con el procesado el Poder Judicial está en primer lugar. Pero lo ideal sería que todo procesado sea examinado. Es que la Ley de Ejecución de Sanciones lo dice, lo que pasa es que no se cumple: debe ser examinado por el médico, y en ese examen médico la verdad que debería incluirse un examen psiquiátrico (...) A otra cosa que quería referirme, y que todavía está vigente (...) La Ley de Ejecución de Sanciones establece que un individuo que está cumpliendo una sanción en un reclusorio o en una cárcel, si se enferma real y verídicamente, se le tralada al Hospital de Mazorra, se le suspende la sanción, señores, y si a los diez años se cura, vamos a suponer, entonces tiene que seguir cumpliendo la sanción y ese tiempo no cuenta. Es algo que francamente yo no sé porque existe. El Código de Defensa Social vigente es bastante adelantado, en comparación con otros países; está tomado, se puede decir, del Código Italiano del año veintiuno, que es uno de los más adelantados del mundo en ese sentido. Y nosotros tenemos que cambiarlo, porque ha cambiado la base económica del país (...)

Dra. Cuní:-. Es lamentable que los archivos que recogen la historia completa de Torrens, que era el único organismo que trataba los problemas de la delincuencia juvenil, hayan sido destruidos (...) Sí creo que hay un alto índice de patología psiquiátrica en instituciones de delicuencia, que recogen grandes masas y grandes grupos de muchachos. Yo creo que eso es un hecho.
Cuando yo estaba todavía allí [en Torrens, 1962] el compañero Adolfo Rivera, que hoy dirige la UJC, me invitó a visitar algunas de las instituciones que ya entonces estaba creando el Ministerio del Interior. Una de ellas era la institución de Jaruco; cuando llegué, me encontré que la mayor parte de los adolescentes psicóticos fugados de Torrens se encontraban allí. Me imagino que en otros muchos lugares pase así.

Abdo Canasí: (...) Sentimos gran alegría por la Ley que nos trajo el profesor Galigarcía, pero ha quedado un tanto coja (...) Por ejemplo, no se señala qué concepto se tiene de homosexuales, prostitutas, etc; que son tratados por el Ministerio del Interior y hoy en día es tierra de nadie, porque incluso yo participé en el Ministerio del Interior hace como dos años en una reunión primaria que hubo para el tratamiento de la prostitución, y había personas que inclusive querían hacer hasta un tranque --como le llamaban: un tranque, entre comillas-- de prostitutas en toda la nación, recogerlas, creando prácticamente un problema de orden público, a pesar de que después el Ministerio del Interior sí llevó una política correcta, como la que está llevando hoy, en cuanto al tratamiento de la prostitución.

Dra. Clotilde García Mauri: -. Voy a aprovechar para hacer una aclaración, porque parece que no me expresé lo suficientemente bien, y quiero dejar aclarada mi postura (...) En la intervención anterior me referí en una forma muy vaga a la Filosofía del Derecho (...) Naturalmente, no me referí a que se siga aquí una filosofía del derecho antiguo, no puede ser otra esa ley --de ninguna manera-- que una filosofía basada en el marxismo y en el Derecho que una Revolución nos da. Eso lo digo por las palabras del doctor Villa Landa (...) Y me refería a que era un Código, en la etapa anterior que nosotros vivíamos, bastante adelantado en comparación con otros países; de ninguna manera digo que ese Código tenga que estar vigente, ni muchos menos (...) Entonces, reiterar una vez más que no estoy de acuerdo en cuanto al hecho de que los enfermos mentales tengan que estar sometidos constatemente a vigilancia judicial, porque eso es una complicación que no viene al caso.

Dr. Diego González Martín: -. (...) La Primera Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas ha constituido un éxito dentro de los objetivos del año de organización, planificación y coordinación de los trabajos en materia de Higiene Mental que se llevan a cabo por los Ministerios de Salud, Ministerio de Educación, Ministerio del Interior y las Fuerzas Armadas (...) Se aprueba la corrección de la política en materia de Higiene Mental, consistente en el estrecho vínculo con el pueblo, la utilización de los recursos y fuerzas sociales de la Revolución, creación de salas de psiquiatría, planes para la renovación del Hospital Psiquiátrico, hospitales diurnos, etc. (...) Se acuerda por unanimidad felicitar la labor desplegada por los compañeros del Ministerio del Interior en su esfuerzo en la reeducación de determinados grupos sociales, en los que se expresa de manera elocuente la aplicación de los principios de la Revolución en el tratamiento de los problemas sometidos a su cuidado, caracterizados entre otras cosas por un contenido de honda y profunda solidaridad humana y un acertado programa reeducativo que se basa en la exaltación del trabajo socialista y el ejercicio pleno de la dignidad del hombre (...) Se determina la ampliación de la Comisión Asesora de Psiquiatría del Minint, así como la creación de subcomisiones necesarias para el logro de sus fines.

(Revista del Hospital Psiquiátrico de La Habana, vol 4, no 3, 1963)


2)


Editorial

“Con el propósito de mejorar el nivel científico del Centro, el Consejo de Dirección del mismo a través del Ministerio de Salud Pública tomó el acuerdo hace dos años de solicitar que se invitaran a dos profesores de psiquiatría soviéticos a que dictaran un Curso de Perfeccionamiento Psiquátrico, por creer que la formación de la mayoría de nuestros psiquiatras era hechura de las distintas escuelas idealistas (…) La psiquiatría es un viejo campo de batalla entre el idealismo y el materialismo. Hay actualmente más de 22 escuelas psiquiátricas, y en muchas de ella actúa la fantasía; otras como el freudismo y sus satélites están viciadas por el psicologismo; de todas ellas la única que posee bases sólidas es la escuela reflexológica pavloviana.

Si entendemos por conocimiento científico todo aquel obtenido por método experimental, objetivo, demostrable y reproducible, la Psiquiatría Soviética llena a cabalidad estos postulados, y ha sido por ello que se ha visto ceder la imaginación freudiana ante la metodología más eficiente del sabio ruso I. P. Pavlov.

Habiendo traído recientemente el Ministerio de Salud Pública al Dr. I. T. Victorov, Profesor de Perfeccionamiento Psiquiátrico del Instituto de Medicina de Leningrado y al Dr. D. W. Isaiev, Profesor de Psiquiatría Infantil del Instituto de Pediatría de Leningrado, quienes han comenzado a brindar un seminario en el Hospital Psiquiátrico de La Habana, para todos aquellos que expontaneamente y volontariamente quisieran asistir a los mismos, el Consejo de Dirección del Hospital, celoso siempre de poner al alcance de todos los avances de la ciencia, y abierto a todas las corrientes científicas, tomó el acuerdo de dar a la publicidad en la Revista... todas las conferencias que los mismos brindarán con el propósito de dar a conocer la psiquiatría científica del materialismo dialéctico.”

(Eduardo Bernabé Ordaz: Revista del Hospital Psiquiátrico de La Habana, 1963, vol 4, no 3, julio-septiembre, p. 460) 

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