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ceiba y Templete

    
     Cada 15 de noviembre, hacia la medianoche, los habaneros van al Templete para festejar un nuevo aniversario de la fundación de la ciudad. Al llegar al Templete, dan tres vueltas a la ceiba y piden un deseo. Ahora tú tienes la oportunidad de hacer lo mismo. Habaneros por voluntad, por derecho de nacimiento, o por cualquier otra razón, ha llegado el momento de reafirmar nuestra fe en la ciudad, nuestra determinación de disputársela a los huracanes de la historia, y de fundarla otra vez donde quiera que la noche nos sorprenda.
   La Habana Elegante -- que ha hecho ya una tradición de esta peregrinación virtual -- abre las puertas de su Templete para que todos juntos festejemos el 489 Aniversario de la Fundación de La Habana. Este año nuestra celebración está dedicada a Julián del Casal por el 145 aniversario de su natalicio.


El Templete

Antonio Bachiller

     El edificio que representa la lámina que vamos á describir recuerda la primera misa que se dijo en este puerto de de la Habana en 1519; al contemplarle se olvida uno de los magníficos edificios que le cercan, de la edad presente y la imaginaron vuela á aquellos tiempos primitivos en que una naturaleza vírgen pero risueña era el único adorno de estas playas. Al recordar la diferencia de las dos épocas, nuestra imaginacion admira los progresos de la inteligencia humana, y deseosa de ver á la gran familia que cubre la tierra con diversos nombres de nacionalidad y provincias, sinceramente hermanada con lazos de amor, quisiera que fuesen olvidadas las artes de la guerra desconociendose hasta el uso de las armas á semejanza de los aborigenes de Cuba que ni flechas bélicas conocían en la parte occidental de la Isla. ¡Ilusión! Pero al cabo ese monumento no recuerda ningun hecho de armas, se refiere al sacrificio mas generoso de que hablan las historias, el sacrificio de Jesus: Dios de caridad y amor para los hombres todos, sus palabras no han sido perdidas, pues sus principios llegaran a triunfar de los obstáculos que aun se le presentan. Contémplese á la humanidad en sus distintas épocas, y no nos avergonzarémos de ser de la presente, ahora que el nombre cristiano es comprendido sin los vicios de la supersticion.
     En el año de 1827 penso el Exmo. Sr. D. Francisco Dionisio Vives erigir un monumento á la memoria de la primera misa que se dijo en este puerto: su idea no podía dejar de tener simpatía en el pueblo, ni saliendo de sus labios ejecutores en donde solo faltaba el estímulo. Hay en nuestra sociedad una gran parte que es sinceramente religiosa y entonces aun era mas numerosa, sino tan límpia de vulgaridades como va siendo. A esta predisposicion de la parte religiosa del país, auxiliaron otras circunstancias; nadie habrá olvidado la virtud y religion de la angelical reina Amalia de Sájonia penúltima esposa de Fernando, que á la sazon reinaba y era un obsequio que se pensó en hacerle disponiendo lo que se dijo apertura del Temple para el día de su santo que se celebraba en 18 de marzo; como se verificó el año siguiente de 1828 del modo mas espléndido.
     Las ruidosas ferias de la época en que la religion se pretestaba para la consecucion de fines harto mundanos dan el acabado fac simile de nuestra sociedad contemporánea y algo de los anteriores. Así tambien no faltaron seres, por acá conocidos con el nombre de personas divertidas, que columbrando fiestas y saraos apoyasen el proyecto de S. E.: puede asegurarse que de esta manera toda la ciudad tomó una parte en la ereccion del Templete. Pocos meses pasaron de la publicacion del proyecto á su ejecucion y los días 18, 19 y 20 de marzo de 1828 fueron tres días de júbilo y fiestas para la Habana. El lugar en que se ve el Templete frontero al Palacio de gobierno en la plaza de Armas estuvo sumamente concurrido las luminarias, las cortinas, las salvas de artillería fueron signos de la festividad del día; y al recordar la misa que se eternizaba con su monumento vio reproducirse o renovarse la misma ceremonia mas de trescientos años despues en el mismo lugar escogido. El día 2l de noviembre de 1827 se abrieron los cimientos del edificio y el 14 de marzo de 1828 estaba concluido. Dirigió la parte facultativa el Sr. coronel D. Antonio María de la Torre y Cárdenas, y la económica el Sr. regidor D. J. Francisco Rodríguez Cabrera. El día 18 de marzo del último citado año se colocó la imágen de la virgen del Pilar sobre el obelisco que ántes existía y de que se hablará mas adelante: púsose en lugar de otra de hechura gótica segun entónces se dijo, y la actual es de bronce dorado hecha por D. José Seraltegui, de una vara de altura con las armas de Aragon y una leyenda que dice “Memoria inmortal á Francisco Dionisio Vives y Planés teniente general de los reales ejercitos, benemérito de la patria año 1828.” En los momentos de ponerse la estátua los operarios y asistentes victoreáron segun usanza de la época al Rey nuestro señor y al general Vives mientras dos soldados disparaban sus fusiles al aire, espresándose que fueron 15 los tiros.
     El edificio es un cuadrilongo de 82 varas Oeste, Este y 12 Norte Sur. El enrejado que se ve en la lámina es de hierro, y descansa en globos de bronce dorado. Las basas y capiteles de los pilares de órden toscano, teniendo seis del frente por remate bien ejecutadas piñas de bronce queriendo imitar su color natural en lo posible. La portada es de hierro y gira sobre ruedas de bronce. El artífice de toda la parte de herrería fué el jóven D. Francisco Mañon natural de la Habana: corona la puerta un escudo de armas de esta ciudad adornada de palmas de laurel y oliva con el mote: “Siempre fidelísima ciudad de la Habana.” Los adornos y remates de este género los hizo D. Juan Jaren y los costeó el Sr. D. Angel Laborde comandante general del Apostadero en la época. Se han plantado dentro del patio una seiba, una palma y álamos. Frente de la puerta se ve el busto de Colon de mármol blanco, regalado por el dignísimo Obispo D. Juan Díaz de Espada y Landa el que ántes tenía en el jardín de su habitacion, que ya hoy ha desaparecido del Campo de Márte.
     En seguida del espresado busto se halla la pirámide ú obelisco de que se hizo mencion y cuya historia es le siguiente. La tradicion de nuestros padres señalaba el lugar en que hoy se ve el Templete como el primero donde se dijo misa en el puerto debajo de una hermosa seiba que allí estaba, así como se contaba tambien que á su sombra se celebró el primer cabildo. Sucedieron los dos hechos por los años de 1519: subsistió el hermoso árbol hasta entrado el año de 1758 en que se esterilizó. Gobernaba el mariscal de campo D. Francisco Cagigal de la Vega como capitan general de la Isla y era procurador general de la ciudad el Dr. D. Manuel Felipe de Arango y para perpetuar la memoria de dichos sucesos se erigió como padron el obelisco que con fecha de 1754  espresa menudamente lo espuesto. Tanto el susodicho padron como otra seiba plantada en lugar de la antigua llegaron hasta nosotros: veialas el público asomar, su cima á la pirámide sus frondosos ramos á la seiba, por detras de las paredes hasta 1827. La pirámide fué retocada en 1828. La seiba fué destruida. La pirámide es triangular y remata con una imágen de nuestra Sra. como ya va indicado. Entre los adornos que se Ie pusieron uno fué serie de bases de bastante estencion, rodeando la primera ocho marmolillos coronados de globos de bronce de que cuelgan cadenas en hondas, conteniendo cada globo uno de los siguientes nombres: Religion, Fernando VII Escmo. Ayuntamiento, Vives, Espada, Pinillos, Laborde. La pirámide contiene varios relieves alusivos á la historia.
     No queremos dejar de poner la inscripcion latina colocada en la pirámide por el lado del Norte.
     “Siste Gradum Viator. ornar. hunc locum Arbos Seba frondosa Potius Dixerint Primeve Civitatis Prudentiæ Religionis Primeve Memorabile Signum: Liquidem ejus subumbra a prime Hac in Urbe Immolaty Salutis autor. Habitus Prim. Prudentum Decurionum Senatus Duobus pius ab In seculis Perpetua Traditione Habebatur. Cessit tamen Etati. Intuere Igitur et Ne Pereat in Posterum Habanensem Fidem. Imaginem supra petram fundatam Hodie  Nimirum VLT.  Mensis Novembris. Anno. MDCCLIV.” –* Las otras inscripciones se hacen inútiles aquí pues se refieren á trasmitir á la posteridad los nombres de cuantos figuraban en el gobierno de la isla en sus diversos ramos en la época de la construccion.
     Esplicado lo concerniente á la parte esterior de este edificio, debemos hablar de lo que propiamente forma el templete ó templito que aparece al fondo con sus formas de antiguedad clásica. Tiene 8 varas de Oeste á Este y 12 de Norte á Sur: sostienen el techo ocho columnas redondas con capiteles dóricos y basamento ático, la altura hasta la clave del tímpano es de ll varas. Los costados se encuentran adornados con pilastras de los mismos órdenes. Varios relieves adornan el frente y en el centro del triángulo de la fachada se lee una larga inscripcion esplicativa con puntuacion antigua. El pavimento del templete es de mármoles.
     Lo mas notable de este monumento son los tres cuadros al oleo que cubren sus paredes y pintó el célebre Juan Bautista Vermay cuyas cenizas se conservan en nuestro Cementerio cubiertas con una losa en que estan grabados los sentimientos de sus discípulos y amigos. Descanse en paz!
     El cuadro del frente representa la misa celebrada el 18 de marzo de 1828 viéndose el verdadero retrato de la mayor parte de los concurrentes, entre ellos el de Espada que ofició de pontifical. El de la izquierda representa el suceso que se recordaba contrastando en su sencillez con tanto lujo y ostentacion. La naturaleza tropical está representada allí en mansos y sencillos naturales que se arrodillan por primera vez ante su Dios, en tunas, abrojos y hasta un papagayo. Pintanse en él con maestría los afectos. En el cuadro de la derecha se ve la celebracion del primer cabildo. Todos estos cuadros han sido litografiados por los empresarios de esta obra y hacen parte de la coleccion publicada y á que hicimos referencia en otro artículo. Los costeó Espada.
     ¿Describiré las fiestas de la dedicacion? No... seria larga la relacion y son harto recientes las épocas á que se refiere para que las haya olvidado la Habana: baste lo espuesto para que sepan los forasteros lo que encierra en historia y objetos el Templete edificado en memoria de la primera misa que se dijo en esta ciudad de la Habana, cuando de las orillas de Casiguaguas se trasladó á este puerto de Carenas.

* Agradecemos a nuestra amiga, María T. Villaverde Trujillo el envío de la traducción de la inscripción en latín que ofrece Bachiller:

"Detén el paso, caminante, adorna este sitio un árbol, una ceiba frondosa, más bien diré signo memorable de la prudencia y antigua religión de la joven ciudad, pues ciertamente bajo su sombra fue inmolado solemnemente en esta ciudad el autor de la salud. Fue tenida por primera vez la reunión de los prudentes concejales hace ya más de dos siglos: era conservado por una tradición perpetua: sin embargo, cedió al tiempo. Verás una imagen hecha hoy en la piedra, es decir el último de noviembre en el año 1754."

Tomado de: Paseo Pintoresco por la Isla de Cuba (1841-1842). Reproducido por Ediciones Universal, Miami, 1999.


El pintor Vermay en el Templete

María Teresa Villaverde Trujillo

     Aunque poco se conoce con certeza de la vida del pintor francés Jean Baptiste Vermay sí se sabe que nació el 15 de octubre de 1786 en Tournan-en-Brie, una población situada muy cerca a París. Aun muy niño –11 años de edad – sus padres lo matricularon en la Escuela de Pintura del entonces famoso maestro Jacques-Louis David, en Paris.
     Vermay dio clases a Hortensia de Beauharnais, entenada del emperador Napoleón quien a su vez lo declaró exento del Servicio Militar dedicándose entonces por entero al arte. Ya había obtenido una Medalla de Oro por su cuadro La muerte de María Estuardo en la Exposición de Pintura de París, compitiendo junto a su maestro David y los condiscípulos Gros, Gerard y Girodet. Pero con la derrota definitiva de Napoleón en Waterloo cambia radicalmente la vida del pintor. Viaja a Alemania e Italia.  Emigra a Estados Unidos, y de ahí a la isla de Cuba, adonde llega con sus conocimientos de arquitectura, decoración, algunos de sus lienzos, el aval masónico y recomendaciones de un pintor genial, Goya.
     Se relaciona con el obispo Juan José Díaz de Espada y Landa quien compra algunos de sus óleos situándolos en algunos templos habaneros y le encarga terminar las obras pictóricas iniciadas por el italiano José Perovani en la Catedral de La Habana. Más tarde ofrece clases en la sección educativa de la Sociedad Patriótica de Amigos del País. En un aula del convento de San Agustín se funda la Academia Gratuita de Pintura y Dibujo de La Habana, la que después pasó a llamarse Academia de Bellas Artes San Alejandro en honor a Alejandro Ramírez – intendente general del Ejército y Real Hacienda – a quien se le debe su fundación y progreso. El pintor Vermay fue nombrado director.
     Mas importante aun son los tres lienzos realizados por Vermay y que permanecen en el interior de EL TEMPLETE, edificio neoclásico inaugurado el 19 de marzo de 1828, construido para recordar el lugar donde a la sombra de una frondosa Ceiba se efectuó la primera misa y se realizó la primera sesión del cabildo, en la entonces villa de San Cristóbal de La Habana. José María Heredia escribió el epitafio de Vermay:

 



Qué las víctimas del último huracán, Paloma, reciban la ayuda y el apoyo internacional, y también de nosotros – sus hermanos – en este momento de dolor. Dejo al pie de la ceiba este deseo y mi solidaridad en este momento de pérdidas y de sufrimiento.

Pedro González, Colorado


Abrazos para Francisco que nos regala esta oportunidad que aprovechamos para recorrer tres veces nuestra ceiba virtual y volver a encontrarnos con amigos en celebración unanime.

Micael y Aymara



Bocetos habaneros

Un café

Julián del Casal

     Apenas el disco amarañuelado del sol, envuelto en nubes opalinas, traspasa la línea del horizonte, dejando al mundo sumido en los plieguee de ancho sudario de vapores nacarados que la noche empieza a ennegrecer; los mozos, vestidos de trajes blancos y con un paño plegado bajo el brazo, se colocan de pie junto a las mesas respectivas, aguardando la llegada de los parroquianos o hablando a distancia unos con otros.
     Al poco tiempo encienden las luces. Dentro de los bombillos de lechosa porcelana, las llamas doradas del gas, como pájaros fantásticos, preludian una sinfonía extraña, donde se perciben claramente sonidos semejantes a borbollones de agua, a silbidos de máquinas, a estertores de náufragos y a zumbidos de moscas aprisionadas entre los cristales de las ventanas.
     Pronto cesa la sinfonía. El café toma un aspecto distinto. A los reflejos amarillos de los mecheros se incendian las lunas venecianas de los espejos, se alentejuelan de chispas de oro los vidrios de las botellas, se satinan las maderas de los asientos, se congestionan los rostros de los mozos y se les emperlan las frentes de sudor. Las mesas empiezan a ser ocupadas. Detrás del mostrador, los dependientes se ocupan en destapar botellas, dentro de las cuales fulguran el oro quemado del cognac, el ambarino de la cerveza, el nevado del anís, el rosado del curazao que, al caer en los vasos, esparcen sus perfumes en la sala, formando una atmósfera en la que flota incesantemente el humo de los tabacos.

     Los concurrentes se pueden dividir en tres grupos; los que permanecen de siete a diez, los que no se estacionan más de cinco minutos y los que entran y salen a todas horas.
     Entre los primeros, se encuentran burócratas que hablan de sus protectores que les han prometido enviarles el ascenso por el primer vapor; actores que no trabajan en aquella noche; que aguardan la primera crisis ministerial para ser repuestos en sus destinos; imbéciles que comentan los últimos discursos pronunciados en las cortes, alcoholistas que se extasían ante el vaso de cognac; y padres de familia que están hartos de la mujer, de los hijos y hasta de ellos mismos.
     Entre los segundos figuran los espectadores de los teatros inmediatos que aprovechan los intermedios para respirar aire y apagar la sed; elegantes que se han citado allí para ir juntos a alguna recepción; extranjeros que penetran en todos los lugares; y una multitud de desconocidos que tienen el buen gusto de no permanecer más que el tiempo necesario.
     Entre los terceros, están los rentistas que acaban de comer en los restaurants a la moda y acuden a hacer frecuentes libaciones; los sportmen que se cuentan sus últimas proezas, los estudiantes que empiezan a salir al mundo y los jóvenes que viven entregados al culto de Baco y al de Venus.
     Así transcurre la noche. Después de la última campanada de las doce, empieza a decaer la animación. Las mesas se desocupan poco a poco y los mozos permanecen quietos detrás de ellas. La atmósfera se purifica de vapores alcohólicos. No se oye más que el ruido de una silla o el estallido del corcho de una botella. Hay algunos detenidos al borde del mostrador. Pero desde que álgunos sirvientes, en mangas de camisa, aparecen por el fondo, con bandejas, de serrín unos y con escobas en la mano otros, dispuestos a la limpieza del marmóreo pavimento negro y blanco, los últimos concurrentes se echan a la calle, donde sólo se respira el olor de las inmundicias amontonadas al pie de las aceras, entrecortado por el que se desprende de los cuerpos de las mendigas de amor que vagan por algunos sitios a esas horas acechando la salida de los clubmen generosos o buscando a sus amantes desagradecidos o infieles.

Hernani

La Discusión, sábado 5 de julio de 1890, Año II, Núm. 317.


No hay peor ceiba....

Ceiba de todos los lares,
cariñosa compañera,
que en el aire balbucea
los secretos, la paciencia
y el dolor de tanta espera.
 
Tú, matrona, bruja,
desdichada raíz, y alegre;
a veces baobah,
a veces lagartija,
mariposa, ratón.
 
Tú, prodigioso y cruel amante,
ladrona de luz y calabazas,
burúcrata, soldado,
bebedora de ron, consumidora de pastillas
y de muchas otras cosas.
 
¿Hasta cuándo pretendes
que estemos viniendo
sin que tengamos respuestas?
¿O es que acaso te has contagiado
con los mortales
y ya no cumples lo que debes?
 
Noviembre, 2008

Jesús Jambrina


Alameda de Paula

Noches de luna

Juan Güel y Renté

     Pintores del mundo, venid a Cuba si queréis inmortalizar vuestros nobles pinceles. Venid, rebosando de alegría a contemplar uno de los más bellos panoramas que las noches espléndidas del trópico, regalan a los sentidos entusiasmados. Venid, pintores del mundo, yo os llevaré a la encantadora Alameda de Paula, para que veáis la belleza y la majestad de una naturaleza, siempre risueña, siempre virgen, engalanarse con los colores más brillantes. Todo sonreirá a vuestra presencia. Los lejanos montes coronados de palmas y de cañas-bravas, la bahía surcada por todas las naves del Oriente, la ensenada de Regla besando los pies a su modesto templo, y la elevada cuanto innaccesible población de Casa-Blanca, todo se presentará a vuestros ojos para que copiéis sus primores, y para que inmortalicéis vuestros pinceles.
     A todas horas, en todos momentos, veréis brotar un raudal de inspiración y de poesía, a donde quiera que fijéis la codiciosa vista. Bellos cuadros, interesantes objetos, alfombras de verdura, lomas empinadas, paisajes sin cuento, feraces llanos, y un cielo siempre de carmín y rosa, serán los ricos materiales, que acogerá con entusiasmo vuestro corazón de artista. Hermosa, cuasi siempre solitaria, nuestra Alameda de Paula, mira en silencio todo cuanto le rodea. En vano los tiempos destructores han pasado sobre ella; en vano las manos de los ingenieros, por distintas ocasiones han querido darle una forma más elegante; en vano las olas del soberbio mar han minado sus cimientos de piedra; siempre tan bella, siempre tan poética, ha besado la mano de los tiempos, ha correspondido a las esperanzas de los ingenieros, y ha devuelto al mar con sonrisas sus melancólícos arrullos. Levantada con gracia, a muchas varas de su nivel, parece ser el dique que salva la barriada de Paula, del poder del elemento salobre. Está situada entre el hospital que le da el nombre, y el teatro llamado Principal. Es uno de los paseos que más encanta por su delicioso fresco y sus encantadoras vistas. Su piso es de arena, y tiene una glorieta saliente primorosamente trabajada. En la actualidad no se halla del todo concluida, y como no podremos hablar con certeza de los adornos con que intentan realzarla, sólo la describiremos como el observatorio más rico de toda la bahía, y como el punto más a propósito para recoger inspiraciones el poeta.
     Es preciso antes advertir, que ha de contemplarse de tres maneras muy diferentes. En noches de luna, en noches oscuras, y en noches estrelladas. En cada una de ellas, una infinidad de circunstancias dan nueva vida al entendimiento, y ofrecen impresiones distintas.- En noches de luna, es espléndida, majestuosa, divina. En noches oscuras, imponente, tétrica, horrorosa. En noches estrelladas dulce, apacible y encantadora.
     En noches de luna, todos los objetos que la rodean aparecen vestidos de colores brillantes. EI hospital de Paula se levanta solitario, callado, severo, como el eco de su institución. La linda cúpula de su iglesia destrenza los plateados rayos de la luna que van a morir en su humilde campanario. El tétrico lamento de las campanas que se oye de vez en cuando, parece que remeda los ayes de las viejas enfermizas que vagan como sombras por las salas del Hospital. Inspiran religioso sentimiento, sus negras paredes que se dibujan en el fondo del mar. Una fuente que corre, con apacible murmurio, suministra al vecindario sus aguas, y a su costado una cerca de tablas divide la parte de la Muralla que antes comunicaba con la Alameda y que hoy oculta un gracioso cuerpo de guardia. Al frente opuesto de este edificio se levanta el Teatro principal, con la forma de un barco al revés, sostenido por unos arcos sumamente estrechos, bajos y de malísima arquitectura. Tiene tres puertas que corresponden en fealdad, al pésimo gusto de la fachada. En ésta hay tres balconcillos desiguales y un poco más arriba infinidad de agujeros que más parecen nidos de lechuzas, que respiraderos del edificio. Hoy parece que trata de reedificarse la parte que da al mar, pues es horrible el edificio por esa parte y causa hastío por ruinoso y desaseado. Forma un contraste raro el contemplar su bullicio y animación en noches de ópera, con el recogimiento y tranquilidad que siempre reinan en el Hospital. Son dos establecimientos tan opuestos entre sí, que el ánimo apenas puede repeler la imagen tristísima del uno para entregarse a los transportes deliciosos del otro. Es haber colocado frente a frente, la vida y la muerte, el engaño y el desengaño, el bullicio y la soledad. El uno nos encanta, nos deleita, nos hace entusiasmar el corazón, el otro nos asesina, nos llena de amargura y nos hace borrar todas las impresiones más bellas de la tierra; y sin embargo, en ambos establecimientos se fijan nuestros ojos con ternura y lloramos con la desvalida anciana que padece, y reímos al pensar que arrancada la máscara del hombre, lo contemplamos bajo su punto verdadero de vista, lleno de ridiculeces y miseria. Entre estos dos edificios se halla tendida la Alameda, a cuyo frente hay casas de mala arquitectura, pero apetecibles por su ventilación v deliciosa vista.
     En este paseo se reúnen, en las brillantes noches del trópico, las bellas de la barriada, que se les ve caminar sin sentir el ruido de sus pequeños pies, vestidas de blanco, y seguidas de los admiradores que se recrean en su gallardo y airoso talle, o bien en la magia de sus encantos. A veces suelen en vistosos quitrines, atravesar otras hermosas, forasteras al lugar, que por recato, sólo dejan la impresión veloz de su rápida marcha. Y verdaderamente en este salón del mar, reina siempre una especie de confianza, que más de una vez ha llamado nuestra atención. Las jóvenes forman sus corrillos y hablan de modas y de literatura con una gracia inimitable, y los galanes aplauden sus palabras y aun a veces toman parte en sus discusiones. Dichosa Alameda, que abres, a nuestra sociedad huraña y aristócrata una era de asociación, que aplaudimos con todas nuestras fuerzas.
     Pero dejando el paseo y las bellas que lo adornan, detengámonos en la glorieta y contemplemos. A nuestro frente está Regla, la cuna de nuestros valientes marinos, dormida a las orillas del mar, sin acordarse del tiempo de su gloria. Su santuario levanta tranquilo su cabeza sobre las aguas y el caserío. Los bellos perfiles de su campanario, se dibujan en las sombras y con la mayor delicadeza reflejan los rayos esplendentes de la luna, que se quiebran en la graciosa media naranja sentada sobre las delgadas columnas, que se apoyan en el arco de la puerta princioal. A su izquierda, se ven las arenosas playas de Marimelena, en cuyo fondo y a la manera de centinelas, aparecen palmas reales, que forman un semicírculo casi hecho a pincel. El hospital de Belot, blanco, hermoso, circundado de espesos árboles y alfombras de esmeralda, parece un cisne que salido de las aguas, llora sus evitas en medio de tan triste soledad. A su derecha Casa-Blanca, inaccesible siempre espiando, se contempla como el águila, que después de mecerse en las nubes, hace su nido en la más elevada montaña, para mirar con más atrevimiento al suelo; y a su derecha su rival, la Cabaña inexpugnable, con su color rosado, sus anchas murallas, sus troneras y sus blancas garitas, parece el genio de la guerra, que aun durmiendo infunde espanto a la misma muerte.
     A la izquierda de Regla está su pequeño muelle rodeado de goletas y de botes, formando bosques los mástiles de éstos y cuasi oyéndose el viento que silba al crujir de las entenas. Los almacenes, blancos, espaciosos y sólidos mudos también, duermen al reflejo de la Iuna. Siguen la ensenada de Guasabacoa, los Cayos, los bancos de arena; las arboledas deliciosas a su fondo, la torre de S. Miguel que parece una fantasma, y en todo el espacio de terreno que media hasta ella, una sementera de casas de campo que dan al paisaje un valor extraordinario,
     Agrupados o bien dispersos se ven los buques mecidos por las ondas del mar. Los ligeros botes cruzan en todas direcciones y no hay nada más bello que seguirlos con la vista al cortar el reflejo que sobre el agua imprime la luna. No hay un pedazo de mar más hermoso que el de la ensenada de Regla; cuasi simpre está en calma. La luna reverbera en él con un brillo portentoso. A veces parece un lago de plata, otras toma el color de un naranjado sensible y la mayor parte de las veces son tan dulces sus lamas, que la materia desea nadar en su lecho brillante. ¿Cuántas al mirar estas aguas, al ver la infinidad de culebras que producen los rayos de la luna al rizarlas el viento, la vista deslumbrada no las sigue con empeño hasta que turbada, tiene que abandonarlas por un momento, para con mayor ansia volver a contemplarlas? ¿Cuántas mirando el disco del astro, prendido del zenit, el corazón no ha rebozado de alegría, mirando sus montañas y ha querido volar hacia ellas, para penetrar el arcano vedado a las inteligencias de la tierra? Es grandioso ver el espacio iluminado con tan noble señorío. Es tiernísimo ver la canoa del pescador, tendida su vela, pasar ligera como el viento y al interponerse entre el refiejo y las olas, la vista distingue al gozoso piloto, que sentado a la popa, humea su pipa, mientras que afloja con la siniestra mano la ancha vela para variar de bordo. La sombra de los buques, que les aumenta el tamaño, también encanta: parecen aves negras que se mecen en el mar levantadas sus alas para platear sus largas plumas, y si alguna que otra voz viene a herir nuestros oídos y que el eco repite de otro modo diferente allá a lo lejos, entonces tocamos la realidad y conocemos que todo vive, que todo reconoce un Señor y que todo lo fabricado ha sido por su mano omnipotente.
     Los botes de Regla en continuo tráfico, los vapores que cruzan majestuosos, y el grito del pájaro marino que persigue la sardina soñolienta, abren al corazón una fuente de melancólica ternura. Todo duerme y sin embargo, la naturaleza aprovechándose del silencio y la soledad, descubre sin recelo sus bellezas, ¿Qué alma de hielo no se entusiasma al recorrer con un solo golpe de vista tantos portentos? ¿qué indiferente no eleva sus plegarias a la fuente que brotó tanta hermosura? Sólo en nuestra Cuba donde todo es grande, donde todo es inmenso se reúnen en tan corto espacio, objetos tan dignos de meditarse y de escribirse.
     Más tarde, cuando la voz hórrida del sereno canta las horas menos que vive el soñoliento, la Alameda parece un sepulcro, pero un sepulcro de grandezas. Entonces el observador ve confundirse el mar, el horizonte y los árboles, escucha el murmullo de las olas con religioso arrobamiento, comprende el grito de la naturaleza que nunca muere, y admira con entusiasmo tan poéticas bellezas.

Flores del Siglo
Tomo I.
Habana, 1846.
Págs. 161-168.





Allá iremos de todo juego,
Con aro balde y paleta:
Allí estará Pilar y la retreta
cantando un son mañanero,
y esto será caballeros
la apoteosis de la fiesta.

Jorge Camacho y Rocío


Mis mejores deseos para que todos los orishas acompañen a nuestro nuevo presidente!
 
Olga Vilella, Ph.D.
Department of English and Foreign Languages
Saint Xavier University


Ordenanzas Municipales de la Habana, 1855



Capítulo 30

Moral Pública

Art. 13. --- El que se bañare desnudo a la vista del público incurrirá en una multa de dos a cinco pesos.
Art. 16. --- No trabajarán desnudos de cintura abajo a la vista del público los operarios, artesanos o aprendices; bajo la multa de uno a tres pesos.

Capítulo 50

Orden Público

Art. 42. --- Cuando se encuentren dos inviduos en la calle, cederá la acera el que la llevase a la izquierda, a menos que sean de distintas castas, en cuyo caso cederá siempre la de color a la blanca; pena de uno a tres pesos.
Art. 47. --- El que usare traje perteneciente a distinto sexo o a otra clase o categoría que no fuese la suya, pagará de cinco a diez pesos de multa y quedará sujeto a la formación de causa si resultara criminal el objeto del disfraz.
Art. 77. --- La persona que tuviere a su cargo algún demente y le dejare andar por las calles, sin la correspondiente guarda, pagará los daños y perjuicios que ocasione.

Capítulo 11

Espectáculos públicos

Art. 193. --- Se prohíbe dar golpes en el suelo o bancos con bastones o paraguas, ni proferir expresiones que puedan ofender la decencia y turbar el orden,  sosiego, y diversión del público; pena de uno a diez pesos.

Máscaras

Art. 205. --- Los días en que la autoridad permita bailes de máscaras, solo podrá andar disfrazado por las calles, con la careta puesta, el que fuere en carruaje; pena de tres a cinco pesos.
Art. 206. --- Se prohibe usar para disfraz los trajes, vestiduras, insignias o condecoraciones del orden eclesiástico, civil, político y militar; pena de diez a quince pesos.

José de la Concha





No empiecen sin mi presencia
que llevo todas mis memorias:
las quiero echar al fuego
para que arda la fiesta.

Miriam Sotolongo, Chicago


Cada año espero ansioso que llegue esta noche. Es como volver a juntar todo lo que estaba disperso. Gracias a ese árbol maravilloso que no ha dejado de crecer, y sigue tan cercano y familiar, gracias a la idea genial de la revista.

José R. Domínguez, Florida


La Habana, 1842

Mercedes Santa Cruz, Condesa de Merlin

fragmento

     Luego llegan los negros y las negras, contentos y cariñosos, cada uno me presenta la lista de sus derechos a verme y a que yo a mi vez los reconozca. Una dice que me ha criado, otra que jugaba conmigo, otra que limpiaba mis zapatos; ésta que me cantaba para dormirme, esta otra debe su libertad a los cuidados que me prodigaba cuando era niña. Después viene mi hermano de leche, un negro grande, de seis pies, bello como su madre, de cara dulce y tierna. En fin, ¿lo creerías?, hasta Mamá Agueda, la nodriza de mi madre, que vive todavía y ha caminado dos leguas con sus muchos años, para venir a besarme las manos y llamarme su hija. ¡Si vieras, pobre vieja! con sus largas manos descarnadas que cuelgan de sus brazos aún más descarnados, su vestido de mangas cortas y sus pechos marchitos descubiertos hasta la cintura, y una ligera saya de batista de colores fantásticamente combinados; una manta oscura cubre su cabeza y enmarca su cara bien negra y arrugada en la que se dibujan dos grandes ojos redondos, saltones, en que el blanco sanguinolento denuncia todavía el ardor de la sangre africana, pero cuya expresión salvaje atenúa el debilitamiento de los rayos visuales, que denotan la decadencia de su organismo. Ahí está la pobre vieja sentada frente a mí en el mejor sillón de mi habitación, las manos apoyadas sobre sus rodillas, la cabeza inclinada hacia adelante, devorándome con sus ojos y respondiendo a cada pregunta que le hago sobre los miembros de su familia: “Morí” (Se murió).
     La casa de mi tío es muy amplia. Está rodeada de altas y largas galerías que se pierden de vista, resguardadas por persianas de los rayos del sol. En una de estas galerías comemos. Aquí, por el calor, no hay comedor entre cuatro paredes. Además las familias son tan numerosas que aun para las comidas corrientes se necesitan grandes espacios, y siempre tienen aire de fiesta debido al gran número de comensales y de sirvientes, y por la profusión desordenada de los platos. No es raro que aun cuando se invite a unos pocos extranjeros a cenar, ésta cueste de tres a cuatro mil piastras. No hay casa opulenta que no tenga un cocinero francés y que no pueda ofrecer en su mesa los más exquisitos manjares de la cocina francesa, con el lujo y la riqueza que la naturaleza prodiga a nuestra colonia.
     Los habaneros comen poco a la vez, como los pájaros; se les encuentra a todas horas del día con una fruta o un dulce en la boca, por lo demás prefieren las legumbres, las frutas y sobre todo el arroz. La carne es un alimento poco conveniente al clima. Son más bien golosos que “gourmands”. Los grandes señores, a pesar del lujo europeo de sus mesas, reservan sus verdaderas preferencias para el plato criollo; prueban los otros manjares, pero se alimentan de aquéllos. Los unos son el lujo, la opulencia que sirve para obsequiar al extranjero, el otro es como esos sillones a los que tenemos afectos y estamos habituados, descoloridos por el uso, que conservan fielmente la forma del cuerpo y en los que nos gusta acomodarnos, y cuyas viejas telas preferimos a los cachemires y brocados de oro.
     Yo misma, después de tantos años de ausencia, no sabes con qué gusto he saboreado los caimitos aterciopelados, los zapotillos suaves y de gusto silvestre, estos mameyes, alimento de las almas bienaventuradas en los valles sagrados del otro mundo, según la creencia haitiana, en fin, del anón (mamón) de crema exquisita y delicioso perfume, es un néctar digno del Edén. Y cuando mi tía me ofreció un “suprême de volaille”, yo, entusiasmada y alegre ante un simple ajiaco, le respondí en tono desdeñoso:
“Detesto el ‘suprême de volaille’; yo he venido aquí a comer los platos criollos”.


Los felicito por mantener vivo el recuerdo de la ciudad. ¡Qué manera de quererla, qué manera! Felicidades a todos los que vengan, y también a los remolones.

Luisa Estébanez, Colombia


Nadie podrá entrar hasta que no llegue yo: porque yo tengo la llave que abre la verja. Pero no se preocupen, que ya estoy en camino. Ya voy llegando.

José Mirabal, California


Una ceiba legendaria

     En el traspatio de la casa quinta que comprara el matrimonio Juan Gualberto Gómez y Ferrer y su esposa Manuela Benítez Mariscal se encuentra esta ceiba legendaria.
     Doña Manuelita trasladó para Villa Manuela su mata de ceiba que estaba sembrada en un barril en la reata de la vivienda de Lealtad 106 y que se suponía sería sembrada en el parque de la Fraternidad con motivo de la IV Conferencia Internacional Americana que se celebraría en 1928.
     Un día Juan Gualberto advirtió  que el árbol había sido plantado en el traspatio de Villa Manuela por “la patrona” con ayuda de un amanuense, y le preguntó a su esposa: “Manuela –así se bautizó la Villa - ¿y ahora qué hacemos cuando lo sepa la comisión?”, a lo que respondió ella como buena andaluza: “Aquello se demora y temiendo que mi ceiba se secara la sembré aquí; así que se busquen otra”.
     Esa ceiba, que cumplirá 100 años en el 2010, fue gestando en una de sus raíces lo que se convertiría en un caimán yacente de unos 4 metros o más de largo, siendo perfectamente visible.
Además de la tradicional vuelta al monumental árbol que se le da  todos los fines o inicio del año, se le dedican en ambas fechas obsequios y ceremonias para agradecer y rogar, no sólo los familiares sino también amistades y allegados. “Villa Manuela” y sus colosos se encuentra en la Calzada de Managua No. 65 esquina a Luna, en el municipio Arroyo Naranjo de La Habana. Deseamos a todos Uds. salud, paz y lo bueno de este mundo. Al equipo de La Habana Elegante bajo la dirección del entusiasta Francisco Morán, nuevos éxitos futuros. 

Su amigo Juan Gualberto Ibáñez Gómez (Yonny), La Habana.

Las imágenes de la ceiba que nuestros amigos disfruten a lo largo de este viaje corresponden a la de la familia Ibáñez Gómez. A Yonny, gracias por este generoso obsequio, por esta ofrenda que nosotros dejamos aquí para todos ustedes, pero también para Yonny y todos los suyos.






Cuba with Pen and Pencil, 1871

Samuel Hazard

     Ahora, caminemos un poquito fuera de las murallas, hasta el Paseo Isabel, que se extiende fuera de las viejas murallas de la ciudad en una hermosa y ancha calle y desciende hasta el mar, siendo conocida como el “Prado” en esa parte que se prolonga más allá del teatro Tacón, hacia el océano.
     Este Paseo es, en algunos aspectos, el más bello de la ciudad, por su anchura y porque está bien construido a ambos lados, dispuesto con paseos para caminar y para los carruajes, y con largas hileras de árboles, y estando allí algunos de los principales centros de esparcimiento. Casi todas las puertas de la ciudad, cuando todavía estaban las murallas, se abrían a él, y es la vía general entre la parte vieja y la parte nueva de la ciudad.
     En 1857, había cinco hileras de árboles umbrosos que bajaban hasta el Paseo, pero han sido derribados, en parte por un tornado y en parte por las autoridades; y otros, aunque pequeños, han sido puestos donde estaban aquéllos. La calle ha sido también últimamente embellecida en varios puntos por las mejoras realizadas. Las fuentes han sido colocadas a intervalos a lo largo de la calle, algunas de las cuales añaden un hermoso efecto. Hay otros paseos en el lado de la bahía, donde es agradable ir en la mañana y en la tarde a disfrutar el aire fresco del mar.
     Más allá del Paseo está la elegante “Calzada de Galiano,” una hermosa y pavimentada vía pública, con largas hileras de casas bien construidas, que asombran la vista, la mayoría de ellas con pilares en el frente.
     Dejamos esta calle, cruzando el “Paseo Tacón” en nuestro camino, pasamos a la concurrida calle de la  “Calzada del Monte,” una de las calles más extrañas y bulliciosas de la nueva ciudad, extendiéndose desde las puertas de la ciudad después del “Campo Militar,” más allá del Puente de Chávez, hasta que finalmente asciende en la pequeña villa de Jesús del Monte, uno de los suburbios de la Habana. En la ciudad, en la “Calzada del Monte” se alinean almacenes y edificios, algunos muy bellos, pequeños otros, y en la medida en que te alejas del centro empiezan a dejarse ver pequeños rústicos retiros muy lindos, o casas de verano.
     Está también la “Calzada del Cerro,” una de las más bellas calles de la ciudad; la calle de Belascoaín, que llega hasta el mar, y donde está situada la “Plaza de Toros,” y más que todo, el bello paseo, conocido por sus diversos nombres de “Tacón,” “Reina,” y “Príncipe.”
     Le tomará al viajero dos o tres días para acostumbrarse a las direcciones y novedades de una ciudad como la Habana, donde todo es completamente diferente de lo que está acostumbrado, y donde puede vagabundear una hora tras otra de una mañana, encontrando nuevas novedades a cada paso, y sin que apenas se encuentre con una mujer a pie – a menos que sea una negra – notando el hecho de que las ventanas tienen barrotes, lo que le daría a las casas el aspecto de una prisión, sino fuera porque los brillantes colores con que están pintadas no tienen nada del aire sombrío de una cárcel, y que detrás de esas ventanas podría verse ocasionalmente alguna Señora de ojos brillantes, no con el mayor cuidado personal del mundo. Entonces las volantas con sus curiosos formas, cocheros, arreos, etc., los peripatéticos comerciantes con sus extraños gritos, y la general apariencia como de bazar de algunas de las calles atraen el ojo.





¿A qué nadie adivina lo que voy a pedirle a la ceiba?: la libertad de regresar a La Habana cada vez que quiera sin que nadie tenga que darme un permiso especial. Necesitamos que todo cambie. Que esta ceiba virtual no deje de reunirnos, pero que también podamos tener la otra: juntar las dos y hacer de ellas una más fuerte.

Dania García, Nueva York


No sé de dónde sacan tiempo y energías, pero no tengo dudas de que esa ceiba que sembraron con amor, hace tantos años, los bendice y protege con sus espinas. Gracias por una revista en la que puede leerse tanto amor a La Habana.

Angel Rubio, La Habana






Entrada del vapor Almendares en el muelle de La Habana

Idelfonso Vivanco

     La bonita perspectiva de la lámina á que sirve de testo esplicativo este artículo nos trae á la imaginacion la historia de la navegacion por vapores en esta Isla. Ni podemos ménos que recordar aquellos tiempos en que ceñidas las comunicaciones del país á los malos caminos y á la navegacion de cabotaje en barcos de pocas toneladas, apenas podían moverse sus moradores sin grandes molestias y penosas travesías. Gracias pues sean dadas al genio del inmortal descubridor de las máquinas de vapor, la Europa y la América alzan donde quiera sus altas chimeneas humeantes que ya recorriendo sus costas, ríos y lagos las adornan con larguísimos velos de gasa flotante y oscura, ya trazan á merced del viento estensas é inclinadas líneas como velos que interceptan levemente la radiante luz del sol del mediodía; dignos de vida é industria como los de agitacion que se manifiestan del centro profundo de los volcanes en el inmenso laboratorio de la naturaleza.
     Pero no es lugar este de describir la historia del vapor desde su origen; eslo si la de su introduccion y progresos en esta isla de ventura.
     El primer vapor que cruzó nuestras costas fué traído en virtud del privilegio obtenido por el coronel D. Juan O–farril el año de 1819. Nuestro malogrado poeta Zequeira canto en robustos y armoniosos versos su aparicion por la vez primera en nuestras playas y la potencia del vapor haciéndola inmortal.
     Por poco tiempo subsistió solo el Neptuno, que así se llamó el primero de los vapores, en nuestras costas; tan cierto es que los cosas útiles se suceden despues de dar el primer impulso facilmente. Ayudóle el Megicano habiendo pasado ya el privilegio á ser propiedad del Sr. D. Antonio Bruzon. Mas adelante por los años de 1820 á 1828 navegó el Quiroga en la misma carrera de Matanzas á la Habana que tenían los anteriores y estendiéronse las comunicaciones de él hasta la Vuelta de Abajo á sus puertos de Mariel, Cabañas y Bahía-Honda. Despues de estos fueron sucediéndose alternativamente en diferentes carreras el Veloz, el Pavo Real, el Principeño, el Villanueva, el General Tacon, el Cárdenas, el Almendares y el Cisne. De los nombrados, subsisten destinados á la carrera de Matanzas y Vuelta de Abajo, el Tacon y el Almendares; á la de Cárdenas á Matanzas el Cárdenas; á la del Sur desde Batabanó á Cuba y la Coloma y Galafre el Pavo–Real, Villanueva y el Cisne. El único que existe de los demas es el Principeño en mal estado y sin carrera alguna por su inutilidad.
     Proyéctase en la actualidad establecer un vapor en la carrera de Cárdenas á Sagua la Grande por la gran importancia que estos puntos van adquiriendo, como tambien la navegacion fluvial del río Sagua la Grande con vapores menores; podemos asegurar que se hallan bastante adelantadas dichas empresas.
     Hémos diseñado en lijero bosquejo la historia de los vapores en la isla; debemos añadir para que sirva como de documento histórico que despues de los primeros dos vapores estuvo algo paralizada la introducion de ellos y que el gran desarrollo de estas clases de comunicaciones daba de cortos años atras de la época en que escribimos. ¡Ojala logrémos ver rodeadas nuestras costas de estos verdaderos tritones del mar para el bien general!
     Pero antes de concluir este artículo debémos concretarnos á la imágen representada por la lámina. El vapor Almendares atracando al muelle de la Habana nos hace recordar otros hechos de la historia progresiva de Cuba. No ha mucho, por los años de 1838 no tenía la Habana un muelle de atraque para esta clase de buques. La empresa de los botes de de vapor de Regla que se nos había pasado referir y que tiene en la actualidad tres nombrados el Isabel IIa el Cristina y el Conchita, construyó este muelle á mediados del año de 39, en el mismo lugar donde estaba el desembarque de los botes de caballos que por poco tiempo estuvieron establecidos en el tránsito de la bahía entre la Habana y Regla; ántes de esto el desembarque se efectuaba con guadaños y suma molestia. El muelle de que hacemos mencion se prolonga hácia la bahía entre la machina y el muelle de luz al lado del cual se está construyendo otra puerta nueva para el atraque de los botes de vapor de Regla que ahora lo practican donde antes los de caballos. (1)
     Quiera Dios que antes de mucho sean mezquinos y cortos los datos que hemos suministrado en comparacion de los que puedan presentarse, y que aun se rían del pobre escritor que creía poseer algo con ellos como ventura del país.

(1) El vapor Almendares es uno de los mas hermosos y de mas poder de los que ecsisten en la isla; tiene la fuerza de 120 caballos y se calcula su costo actual en 68000 $. Tiene hermosas cámaras y una espaciosa toldilla; el tráfico de Matanzas á la Habana lo verifica en 6 horas procsimamente y aun en menos muchas veces.
     Ultimamente acaban de llegar tambien dos vapores de guerra con destino á nuestra marina capaces de hacer la navegacion oceanica que servirán á resguardar nuestras costas, siendo mucho mejores segun se nos ha informado, que los que han servido y ecsisten en la Península destinados al servicio.





Tres deseos y tres vueltas.
Y ya verán por qué
Mientras dé mis tres vueltas
Tres veces voy a pedir:
Regresar a La Habana
Ver una puesta de sol
Y dar la media vuelta:
Para empezar a fiestar.

Reinaldo y Marina, Boston


Que La Habana Elegante tenga, no sólo una segunda, sino también una tercera y una cuarta época. Y qué siempre nos abra la puerta mágica que nos acerca a la ceiba y a la ciudad. Mucho amor y mucha luz para todos.

Alicia Fonseca, Florida


Querido Morán:

La alegría por el cambio que se anuncia en este país y en el mundo (a pesar de la crisis), la oscurece hoy el dolor por las víctimas de los huracanes en la isla. Pido que a toda nuestra gente le llegue tambien la maravilla de una vida mejor. El futuro ya no admite más promesas. El futuro es ahora. Ya. Lo demás es pasado.
Un abrazo

Alejandro





Gran Teatro de Tacón

B

     Entre los mejores teatros del nuevo mundo debe tener un lugar el que hace el objeto de este artículo: concluyóse en 1838 y es debido al arrojo y perseverancia del activo catalan D. Francisco Marty y Torrens auxiliado por el gobierno local en la época en que deeempeñó el mando superior de la Isla el general cuyo nombre lleva el edificio. Sin que haya una aficion decidida á las representaciones dramáticas la empresa de tener una compañía dramática constantemente se lleva á cabo por el propietario. Este hermoso coliseo se halla situado fuera de la ciudad frente á las puertas del Monserrate ya descritas, y al lado del paseo de Isabel II, que está en el lugar que ocupó el Nuevo Prado establecido por el Escmo. Sr. D. Luis de las Casas.
     El teatro está pues situado en un terreno realengo al Nordeste del que fué Jardín Botánico y hoy paradero de Villanueva perteneciente al camino de hierro de la Real Junta de Fomento: tiene de estension ochenta varas por la acera Sur de la calle que sale al Monserrate, siendo igual la de la línea que le es paralela. Al frente que da al paseo, que es la entrada, tiene 70 varas, siendo el área del terreno concedido de 5.600 varas cuadradas: el pórtico segun es costumbre, como abierto al tránsito público, ocupa ademas el terreno que alcanza.
     El teatro se estreno en el carnaval de 1838 con cinco bailes de máscaras: la concurrencia fué inmensa pues se calcularon en los Diarios de la época en 8.000 las personas que acudieron al interior del edificio y en 15.000 los curiosos que le cercaban. Pasado el carnaval se ejecutó la primera funcion dramática en el día 15 de abril del citado año, y aunque fue de mal agüero que se comenzase por una traduccion, sea disculpa el que la había hecho el malogrado Fígaro, D. José Mariano de Larra: fué la pieza D. Juan de Austria ó la vocacion.
     Despues se han seguido en el teatro nacional representando las piezas que ha elegido cada beneficiado, teniendo gran boga las de maquinaria como el Diablo verde, Tirano de Astracan, etc. Algunas producciones originales en el género cómico y trágico de habitantes de este suelo se han puesto en escena con mas ó ménos fortuna. El género cómico que ofrece una rica veta que esplotar tiene sus espinas en las diversas circunstancias de la sociedad nuestra de la que caracterizan la sociedad europea á que estámos acostumbrados en el teatro y la lectura: así pocas veces se ha introducido un negro en la escena sin alcanzar algun silvo, no obstante que Lope de Rueda no haya dejado de hacerlo en la cuna del arte. La tragedia, el drama ha tenido mas cultivadores.... sus obras se han impreso y no es este lugar el que corresponde á su juicio ni tal es mi intento.
     Yo no debo recordar los momentos de entusiasmo que hemos gozado en el teatro dedicando nuestros aplausos al triunfo de nuestros compañeros de estudio y amigos, sí consignar, aquí la memoria de los bailes de disfraces que se verificaron en este local á beneficio de las escuelas primarias, y ereccion de una hermita. Yo no sé si lo origine nuestro carácter peculiar ó la índole inconstante de los humanos, pero lo cierto es que el furor que hacían el año de 1838 y 1839 los bailes de disfraces ha desaparecido: en las noches del último carnaval casi todas las personas decentes asistieron á los teatros de sala, sin disfraz. A trueque de esta circunstancia y casi por una vibracion eléctrica en los que se verificaron en las noches del año 1840 en los días de la cuaresma presentáron la imágen de una fiesta popular. Concedida á nuestro amigo D. José de la Luz la oportuna licencia para que se verificasen dos bailes de disfraces distribuyéndose los productos en la forma indicada, porque así lo determinó nuestro dignísimo y nunca olvidado Príncipe de Anglona, se idearon los medios de hacer considerable el concurso: y no obstante, esceptuando las comparsas eran pocas las mascaras: a las rifas de costumbre se agregaron las comparsas ensayadas al efecto. Acaban de pasar estos acontecimientos y cada individuo recordará el entusiasmo y cordialidad que reinó la última noche. Para que se tenga una idea de la concurrencia baste advertir que habiéndose pagado los costos de ensayos, músicas y tablado etc. de los fondos de entrada todavía alcanzó cada uno de los objetos beneficiados mas de 4.000 pesos: con los que tocaron a la Seccion de Educacion se han establecido dos escuelas.
     El empresario, siempre deseoso de ofrecer al público las ventajas posibles publicó en el Diario de 10 de marzo de 1838 una tarifa de precios de entrada y localidades con rebaja de los actuales precios advirtiendo que si no reunía hasta la primera representacion la cantidad suficiente á no perjudicarse se vería en el caso de aumentar los precios, y tuvo que verificarlo al anunciar la primera funcion dramática.
     El director artístico de la obra fué D. Miguel Nin y Pons y aunque se supuso que no había tenido un éxito feliz en la direccion puesto que amenazaba ruinas el edificio, el gobierno comisionó á los Sres. ingenieros militares Garrido y Campos para que le examinasen y evacuado el encargo se publicó por los periódicos su informe para satisfaccion de todos: hoy despues de tantas pruebas como ha sufrido nadie duda de su fortaleza.
     Respecto de la parte arquitectónica diré brevemente lo que sea bastante á nuestro objeto.
     Todo el edificio tiene de largo con inclusion del pórtico 264 pies, y ll4 de fondo. EI pórtico ole órden dórico y arquerías embutidas tiene 33 pies de altura. En el patio de la entrada despues del pórtico, hay hermosas piezas formando salones en las galerías. Las escaleras son contenidas por dos torreones de 54 pies de altura y que conducen á todos los cinco pisos del teatro. Los descansos son espaciosos y las escaleras muy cómodas hasta la subida de los palcos. De los cinco pisos hay tres con 50 palcos cada uno y los demas para tertulia y cazuela: aunque los palcos del primer piso son mas espaciosos se oye mejor á los actores desde los otros. El patio lo ocupan 570 lunetas divididas por cinco andenes. La forma interior del teatro es de herradura. El foro tiene 69 pies de fondo y 58 de boca.
     De lo ultimamente expuesto se vendrá en conocimiento de que es el edificio descrito uno de los mayores teatros del mundo. Se dice que el no tenerlo todo conforme á las reglas de los maestros del arte consiste en que se han tenido que aplicar al clima, como por ejemplo, obligados por la necesidad de darle ventilacion y respiraderos por el calor que á veces nos agovia: yo que no soy arquitecto solo tengo que agregar que se ha precavido el caso de que ocurriera una desgracia que obligase al concurso á salir atropelladamente del teatro, previniendo veinte y dos puertas que abren hacia fuera para darle paso. Las ventanas de los pisos llegan á 80.
     Si es hermoso el edificio es preciso confesar que no hay propiedad en los adornos las mas veces: sin recordar los muebles que se esponian al público en las funciones de la señora Elssler, todos hemos visto en la corte de D. Pedro de Castilla y otras mas antiguas nuestros sillones de caoba y cosas por el estilo. Esto pende de muchas causas entre las cuales será una la poca aficion de la muchedumbre al teatro. Marty es digno de nuestra proteccion porque solo él hubiera acometido la dudosa y dificil empresa de edificar tan grandioso monumento que hará eterno el renombre de su actividad.
     Entre las singularidades de este teatro hay que notar que algunos de los palcos son de propiedad particular, de cuyo medio se valió el industrioso empresario para llevar á un término feliz su arriesgado proyecto.
     Basta y aun sobra lo que he dicho para dar una idea de la lámina descrita y ya es tiempo de que levante la pluma entre otras razones por que escribo esto ya entrada la noche y me va tomando el sueño; ¡quiera Dios que no contagie á mis lectores!





Deseos al pie de la ceiba de La Habana:
 
Hermana vegetal,
gigante,
hazme el favor de transmitirles a tus compañeros dioses
lo siguiente:
 
-Vía tu savia o tu milky way-
 
Quiero la paz del mundo,
pero la mía después.
A cambio, les ofrezco mis palabras a pluma en los tiempos del
chip
 
Quiero la facultad de olvidar lo pedido
retroceder me
Pago con un corazón de colibrí virtual, esta imagen bella
lanzada a la web.

Presérvenmela.

Manuel Clavell Carrasquillo





No puedo sumarle a su horizonte
la fruta que su mirada marina deshace
entre granos y secreciones
con cada amanecer.
Al asiento de los Orishas
junto a un litoral
se le dejarán atados con una cadenilla de oro:
dos novillas
un cabritillo de cuernos incipientes y un cordero mamón,
negro con una mancha blanca en cada extremidad.
Una botella de ron.
Una moneda de miel para cada ojo.
El cuchillo de las correrías de Oggún.


Juan Carlos Quintero-Herencia, Maryland





Luego de dar tres vueltas al pie de Iroko, árbol sagrado, pido con devoción tres deseos que en realidad son uno: que el entusiasmo que  estamos viviendo hoy no se nos vaya luego del 20 de enero del 2009, cuando de veras es que comenzaremos a hacer historia; que el cambio político en Cuba llegue pronto, y no solo a fuerza de ciclones y huracanes, y que La Habana Elegante siga con su labor cultural, intelectual y comunitaria, como página suelta de nuestro hoy, presente y futuro. ¡Felicidades a Morán y la redacción de La Habana Elegante! Un abrazo desde Austin,

Jossianna


Lo que deseo es paz, paz, paz.

Achy Ovejas


Hey!! Francisco y lectores de la habanaelegante, toda mi más linda energía para todos ustedes, y para todos aquellos que perseveran en la memoria de esa Habana nuestra, que aún desnuda y descuidada, sigue con tanto encanto. Mis deseos son que, cierren Guantánamo, sean absueltos todos los presos políticos, termine ese abusivo embargo, y que Cuba y los cubanos se abran al mundo y el mundo se abra para todos nosotros.
abrazos,

Juan-Sí, Ohio



Divina ceiba cubana,
que enfrentas los huracanes,
y tantísimos desmanes,
con perfiles de guardiana.
Te pido en liras tempranas
nos enseñes tu firmeza,
y a resistir la bajeza
que nos quita fe y amigos,
casa, abrazos y testigos,
amantes, libros, certezas.

Norge Espinosa, La Habana











Para todos nuestros amigos, el flamboyán que crece, desde hace tres años, en el patio de La Habana Elegante. Su semilla la recogieron manos amigas en el Parque Central.


     Otro Aniversario Lejos de La Habana, ya son 13 en la cuenta y lo peor es que no se cuantos mas seran sin el olor de la Ciudad, aun despues de tanto tiempo sin estar alli, lo siento en mi olfato y aunque bien este aqui quisiera estar alla, pero aun no es tiempo.

Carlos, Hialeah, FL


     Gracias por la invitación, Francisco. He hecho el recorrido como indicabas y he acabado con el banquete, a pesar de que no como cerdo (y no soy musulmán). Pero me quedo con la piña y la guanábana, desaparecidas del "Álbum cubano de lo bello y de lo bueno" por los ciclones tropicales.
Feliz cumpleaños a la coqueta Habana, por quien todos suspiramos, desde dentro y desde fuera. Una de las razones amorosas que nos unen a todos los cubanos.
Un abrazo!

Félix Hangelini


Nunca es tarde si la dicha es buena. Hoy, 16 de noviembre, quiero darle tres vueltas a la ceiba de La Habana Elegante y pedir paz y prosperidad para la familia, y que se rompa todo lo malo que acecha en el camino. Salud y aché, que lo demás viene, viene, seguro que yes."

Leonardo Guevara



Para los que han hecho con nosotros este recorrido, y para los que lleguen después, este suculento banquete.



     Puerco ahumado del monte de Guaracabuya

     Después de lavado bien el puerco, se tasajea cortándolo en tiras, que no queden separadas, se sala y deja escurrir poniéndolo al sol por un día, después se coloca en unas orquetas formando una capa, se coloca entre orqueta y orqueta un madero que equivale a la cumbrera de las casas de guano como para formar un caballete: se le pone fuego debajo de esta especie de techumbre, como a la distancia de media vara y si la leña forma llama, a la de dos tercias: se echa encima del fuego una proporcionada porción de ramas de guayabo para que el humo aromático de este árbol le proporcione cierto gusto especial, que solo así se consigue: se le aplica calor y humo hasta que esté dorada la carne y después se puede guisar; freir que es más sabrosa o agregarse al ajiaco que le da un gusto particular.




     Tasajo ahumado a lo ataja primo

     Lo mismo que el anterior; pero con la diferencia que después de beneficiado el cerdo (que ha de ser precisamente del llamado de monte legítimo y no del gallego) se le unta zumo de limón con poca sal, se pone un día al sol; en seguida se ahuma y se le unta en esta operación, idéntica a la anterior, una salsa compuesta con zumo de naranjas agridulces silvestres, manteca de puerco y sal. Queda aromático muy sabroso, tanto que su olor excita el apetito: y se puede comer sin más cocimiento; pues así se llama crudo y está muy blando por el ácido que tiene esta propiedad, pero frito con plátanos maduros es para chuparse los dedos.


     Crema de piña

     Se saca el jugo de cuatro piñas grandes y bien maduras, pero que no estén pasadas ni aporreadas y con seis escudillas de azúcar blanca refina se forma una almíbar a medio punto, se cuela y sobre esta almíbar luego que esté fría se echan cuatro cucharadas de harina de arroz, o de castilla, cuidando no se haga pelota, media cucharada de canela fina molida y veinte yemas de huevos batida, se pone en una cazuela al fuego por una hora, revolviéndolo sin cesar con una paleta de madera, luego se echa dentro de una fuente honda y se quema por arriba según los métodos ya explicados. Se recomienda este manjar por ser cosa muy buena.

     Crema de guanábana

     Con la guanábana bien madura y en perfecta sazón también se hace una crema exquisita, mas esta es preciso pasarla por un jibe fino a fin de separar los filamentos o especie de algodón que cubre la semilla y apartar esta también; se le agrega al jugo que se estrae un poco de agua.
En lo demás no hay diferencia en el modo de hacerla del de la piña: advirtiendo que queda mejor escogiéndose la guanábana dulce, sin ácido pronunciado, principalmente unas que llaman de Puerto-Rico, que son muy dulces.

Tomado de: El Cocinero de los enfermos, convalecientes y desganados. Manual de cocina cubana. La Habana: Imp. y Librería La Cubana, 1862. Reedición: Madrid: Betania, 2002.




     Y concluimos nuestro viaje, regresamos al pie de la ceiba y del flamboyán para brindar, todos juntos, por La Habana, y por Cuba. Un brindis y no un juramento. Una invitación a la alegría y no al sacrificio. Un brindis con la bebida nacional, con ese mojito tan nuestro, que nos reúne al llamado de la yerbabuena y el limón. Gracias a todos por habernos acompañado hasta aquí. ¡Qué la ceiba los bendiga con su sombra y les dé salud. Aché y que se abran de una vez todos los caminos que han permanecido cerrados. Sus amigos de La Habana Elegante,

Francisco y Mike.


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