Cada 15 de noviembre, hacia la medianoche, los
habaneros van al
Templete para festejar un nuevo aniversario de la fundación de
la ciudad. Al llegar al Templete, dan tres vueltas a la ceiba y piden
un deseo. Ahora tú tienes la oportunidad de hacer lo mismo.
Habaneros por voluntad, por derecho de nacimiento, o por cualquier otra
razón, ha llegado el momento de reafirmar nuestra fe en la
ciudad, nuestra determinación de disputársela a los
huracanes de la historia, y de fundarla otra vez donde quiera que la
noche nos sorprenda.
La Habana Elegante
-- que ha hecho ya una tradición de esta peregrinación
virtual -- abre las puertas de su Templete para que todos juntos
festejemos el 489 Aniversario de la Fundación de La Habana. Este
año nuestra celebración está dedicada a
Julián del Casal por el 145 aniversario de su natalicio.
El
Templete
Antonio Bachiller
El edificio que representa la lámina
que vamos á describir recuerda la primera misa que se dijo en este
puerto de de la Habana en 1519; al contemplarle se olvida uno de los
magníficos edificios que le cercan, de la edad presente y la
imaginaron vuela á aquellos tiempos primitivos en que una
naturaleza vírgen pero risueña era el único adorno
de estas playas. Al recordar la diferencia de las dos épocas,
nuestra imaginacion admira los progresos de la inteligencia humana, y
deseosa de ver á la gran familia que cubre la tierra con
diversos nombres de nacionalidad y provincias, sinceramente hermanada
con lazos de amor, quisiera que fuesen olvidadas las artes de la guerra
desconociendose hasta el uso de las armas á semejanza de los
aborigenes de Cuba que ni flechas bélicas conocían en la
parte occidental de la Isla. ¡Ilusión! Pero al cabo ese
monumento no recuerda ningun hecho de armas, se refiere al sacrificio
mas generoso de que hablan las historias, el sacrificio de Jesus: Dios
de caridad y amor para los hombres todos, sus palabras no han sido perdidas, pues sus principios llegaran a
triunfar de los obstáculos que aun se le presentan.
Contémplese á la humanidad en sus distintas
épocas, y no nos avergonzarémos de ser de la presente,
ahora que el nombre cristiano es comprendido sin los vicios de la
supersticion.
En el año de 1827 penso el Exmo. Sr. D.
Francisco Dionisio Vives erigir un monumento á la memoria de la
primera misa que se dijo en este puerto: su idea no podía dejar
de tener simpatía en el pueblo, ni saliendo de sus labios
ejecutores en donde solo faltaba el estímulo. Hay en nuestra
sociedad una gran parte que es sinceramente religiosa y entonces aun
era mas numerosa, sino tan límpia de vulgaridades como va
siendo. A esta predisposicion de la parte religiosa del país,
auxiliaron otras circunstancias; nadie habrá olvidado la virtud
y religion de la angelical reina Amalia de Sájonia
penúltima esposa de Fernando, que á la sazon reinaba y
era un obsequio que se pensó en hacerle disponiendo lo que se
dijo apertura del Temple para
el día de su santo que se celebraba en 18 de marzo; como se
verificó el año siguiente de 1828 del modo mas
espléndido.
Las ruidosas ferias de la época en que
la religion se pretestaba para la consecucion de fines harto mundanos
dan el acabado fac simile de
nuestra sociedad contemporánea y algo de los anteriores.
Así tambien no faltaron seres, por acá conocidos con el
nombre de personas divertidas,
que columbrando fiestas y saraos apoyasen el proyecto de S. E.: puede
asegurarse que de esta manera
toda la ciudad tomó una parte en la ereccion del Templete. Pocos
meses pasaron de la publicacion del proyecto á su ejecucion y
los días 18, 19 y 20 de marzo de 1828 fueron tres días de
júbilo y fiestas para la Habana. El lugar en que se ve el Templete frontero al Palacio de
gobierno en la plaza de Armas estuvo sumamente concurrido las
luminarias, las cortinas, las salvas de artillería fueron signos
de la festividad del día; y al recordar la misa que se
eternizaba con su monumento vio reproducirse o renovarse la misma
ceremonia mas de trescientos años despues en el mismo lugar
escogido. El día 2l de noviembre de 1827 se abrieron los
cimientos del edificio y el 14 de marzo de 1828 estaba concluido.
Dirigió la parte facultativa el Sr. coronel D. Antonio
María de la Torre y Cárdenas, y la económica el
Sr. regidor D. J. Francisco Rodríguez Cabrera. El día 18
de marzo del último citado año se colocó la
imágen de la virgen del Pilar sobre el obelisco que ántes
existía y de que se hablará mas adelante: púsose
en lugar de otra de hechura gótica segun entónces se
dijo, y la actual es de bronce dorado hecha por D. José
Seraltegui, de una vara de altura con las armas de Aragon y una leyenda
que dice “Memoria inmortal á Francisco Dionisio Vives y
Planés teniente general de los reales ejercitos,
benemérito de la patria año 1828.” En los momentos de
ponerse la estátua los operarios y asistentes victoreáron
segun usanza de la época al Rey
nuestro señor y al general
Vives mientras dos soldados disparaban sus fusiles al aire,
espresándose que fueron 15 los tiros.
El edificio es un cuadrilongo de 82 varas
Oeste, Este y 12 Norte Sur. El enrejado que se ve en la lámina es de hierro, y descansa en globos de
bronce dorado. Las basas y capiteles de los pilares de órden
toscano, teniendo seis del frente por remate bien ejecutadas
piñas de bronce queriendo imitar su color natural en lo posible.
La portada es de hierro y gira sobre ruedas de bronce. El
artífice de toda la parte de herrería fué el
jóven D. Francisco Mañon natural de la Habana: corona la
puerta un escudo de armas de esta ciudad adornada de palmas de laurel y
oliva con el mote: “Siempre fidelísima ciudad de la Habana.” Los
adornos y remates de este género los hizo D. Juan Jaren y los
costeó el Sr. D. Angel Laborde comandante general del Apostadero
en la época. Se han plantado dentro del patio una seiba, una
palma y álamos. Frente de la puerta se ve el busto de Colon de
mármol blanco, regalado por el dignísimo Obispo D. Juan
Díaz de Espada y Landa el que ántes tenía en el
jardín de su habitacion, que ya hoy ha desaparecido del Campo de
Márte.
En seguida del espresado busto se halla la
pirámide ú obelisco de que se hizo mencion y cuya
historia es le siguiente. La tradicion de nuestros padres
señalaba el lugar en que hoy se ve el Templete
como el primero donde se dijo misa en el puerto debajo de una hermosa
seiba que allí estaba, así como se contaba tambien que
á su sombra se celebró el primer cabildo. Sucedieron los
dos hechos por los años de 1519: subsistió el hermoso
árbol hasta entrado el año de 1758 en que se
esterilizó. Gobernaba el mariscal de campo D. Francisco Cagigal
de la Vega como capitan general de la Isla y era procurador general de
la ciudad el Dr. D. Manuel Felipe de Arango y para perpetuar la memoria
de dichos sucesos se erigió como padron el obelisco que con
fecha de 1754 espresa menudamente lo espuesto. Tanto el susodicho
padron como otra seiba plantada en lugar de la antigua llegaron hasta
nosotros: veialas el público asomar, su cima á la
pirámide sus frondosos ramos á la seiba, por detras de
las paredes hasta 1827. La pirámide fué retocada en 1828.
La seiba fué destruida. La pirámide es triangular y
remata con una imágen de nuestra Sra. como ya va indicado. Entre
los adornos que se Ie pusieron uno fué serie de bases de
bastante estencion, rodeando la primera ocho marmolillos coronados de
globos de bronce de que cuelgan cadenas en hondas, conteniendo cada
globo uno de los siguientes nombres: Religion, Fernando VII Escmo.
Ayuntamiento, Vives, Espada, Pinillos, Laborde. La pirámide
contiene varios relieves alusivos á la historia.
No queremos dejar de poner la inscripcion
latina colocada en la pirámide por el lado del Norte.
“Siste
Gradum Viator. ornar. hunc locum Arbos Seba frondosa Potius Dixerint
Primeve Civitatis Prudentiæ Religionis Primeve Memorabile Signum:
Liquidem ejus subumbra a prime Hac in Urbe Immolaty Salutis autor.
Habitus Prim. Prudentum Decurionum Senatus Duobus pius ab In seculis
Perpetua Traditione Habebatur. Cessit tamen Etati. Intuere Igitur et Ne
Pereat in Posterum Habanensem Fidem. Imaginem supra petram fundatam
Hodie Nimirum VLT. Mensis Novembris. Anno. MDCCLIV.”
–* Las otras inscripciones se hacen inútiles aquí pues se
refieren á trasmitir á la posteridad los nombres de
cuantos figuraban en el gobierno de la isla en sus diversos ramos en la época de la construccion.
Esplicado lo concerniente á la parte
esterior de este edificio, debemos hablar de lo que propiamente forma
el templete ó templito que aparece al fondo con sus formas de
antiguedad clásica. Tiene 8 varas de Oeste á Este y 12 de
Norte á Sur: sostienen el techo ocho columnas redondas con
capiteles dóricos y basamento ático, la altura hasta la
clave del tímpano es de ll varas. Los costados se encuentran
adornados con pilastras de los mismos órdenes. Varios relieves
adornan el frente y en el centro del triángulo de la fachada se
lee una larga inscripcion esplicativa con puntuacion antigua. El
pavimento del templete es de mármoles.
Lo mas notable de este monumento son los tres
cuadros al oleo que cubren sus paredes y pintó el célebre
Juan Bautista Vermay
cuyas cenizas se conservan en nuestro Cementerio cubiertas con una losa
en que estan grabados los sentimientos de sus discípulos y
amigos. Descanse en paz!
El cuadro del frente representa la misa
celebrada el 18 de marzo de 1828 viéndose el verdadero retrato
de la mayor parte de los concurrentes, entre ellos el de Espada que
ofició de pontifical. El de la izquierda representa el suceso
que se recordaba contrastando en su sencillez con tanto lujo y
ostentacion. La naturaleza tropical está representada
allí en mansos y sencillos naturales que se arrodillan por
primera vez ante su Dios, en tunas, abrojos y hasta un papagayo.
Pintanse en él con maestría los afectos. En el cuadro de
la derecha se ve la celebracion del primer cabildo. Todos estos cuadros
han sido litografiados por los empresarios
de esta obra y hacen parte de la coleccion publicada y á que
hicimos referencia en otro artículo. Los costeó Espada.
¿Describiré las fiestas de la
dedicacion? No... seria larga la relacion y son harto recientes las
épocas á que se refiere para que las haya olvidado la
Habana: baste lo espuesto para que sepan los forasteros lo que encierra
en historia y objetos el Templete edificado en memoria de la primera
misa que se dijo en esta ciudad de la Habana, cuando de las orillas de
Casiguaguas se trasladó á este puerto de Carenas.
* Agradecemos a nuestra
amiga, María T. Villaverde Trujillo el envío de la
traducción de la inscripción en latín que ofrece
Bachiller:
"Detén
el paso, caminante, adorna este sitio un árbol, una ceiba
frondosa, más bien diré signo memorable de la prudencia y
antigua religión de la joven ciudad, pues ciertamente bajo su
sombra fue inmolado solemnemente en esta ciudad el autor de la salud.
Fue tenida por primera vez la reunión de los prudentes
concejales hace ya más de dos siglos: era conservado por una
tradición perpetua: sin embargo, cedió al tiempo.
Verás una imagen hecha hoy en la piedra, es decir el
último de noviembre en el año 1754."
Tomado de: Paseo Pintoresco por la
Isla de Cuba (1841-1842). Reproducido por Ediciones Universal,
Miami, 1999.
El
pintor Vermay en el Templete
María Teresa Villaverde
Trujillo
Aunque poco se conoce con certeza de la vida
del pintor francés Jean Baptiste Vermay sí se sabe que nació el 15 de octubre de 1786 en
Tournan-en-Brie, una población situada muy cerca a París.
Aun muy niño –11 años de edad – sus padres lo
matricularon en la Escuela de Pintura del entonces famoso maestro
Jacques-Louis David, en Paris.
Vermay dio clases a Hortensia de Beauharnais,
entenada del emperador Napoleón quien a su vez lo declaró
exento del Servicio Militar dedicándose entonces por entero al
arte. Ya había obtenido una Medalla de Oro por su cuadro La muerte de María Estuardo
en la Exposición de Pintura de París, compitiendo junto a
su maestro David y los condiscípulos Gros, Gerard y Girodet.
Pero con la derrota definitiva de Napoleón en Waterloo cambia
radicalmente la vida del pintor. Viaja a Alemania e Italia.
Emigra a Estados Unidos, y de ahí a la isla de Cuba, adonde
llega con sus conocimientos de arquitectura, decoración, algunos
de sus lienzos, el aval masónico y recomendaciones de un pintor
genial, Goya.
Se relaciona con el obispo Juan José
Díaz de Espada y Landa quien compra algunos de sus óleos
situándolos en algunos templos habaneros y le encarga terminar
las obras pictóricas iniciadas por el italiano José
Perovani en la Catedral de La Habana. Más tarde ofrece clases en
la sección educativa de la Sociedad Patriótica de Amigos
del País. En un aula del convento de San Agustín se funda
la Academia Gratuita de Pintura y Dibujo de La Habana, la que
después pasó a llamarse Academia de Bellas Artes San
Alejandro en honor a Alejandro Ramírez – intendente general del
Ejército y Real Hacienda – a quien se le debe su
fundación y progreso. El pintor Vermay fue nombrado director.
Mas importante aun son los tres lienzos
realizados por Vermay y que permanecen en el interior de EL TEMPLETE,
edificio neoclásico inaugurado el 19 de marzo de 1828,
construido para recordar el lugar donde a la sombra de una frondosa
Ceiba se efectuó la primera misa y se realizó la primera
sesión del cabildo, en la entonces villa de San Cristóbal
de La Habana. José María Heredia escribió el
epitafio de Vermay:
Qué las víctimas del último huracán,
Paloma, reciban la ayuda y el apoyo internacional, y también de
nosotros – sus hermanos – en este momento de dolor. Dejo al pie de la
ceiba este deseo y mi solidaridad en este momento de pérdidas y
de sufrimiento.
Pedro González,
Colorado
Abrazos para Francisco que nos regala esta oportunidad que aprovechamos
para recorrer tres veces nuestra ceiba virtual y volver a encontrarnos
con amigos en celebración unanime.
Micael y Aymara
Bocetos habaneros
Un
café
Julián del Casal
Apenas el disco amarañuelado del sol,
envuelto en nubes opalinas, traspasa la línea del horizonte,
dejando al mundo sumido en los plieguee de ancho sudario de vapores
nacarados que la noche empieza a ennegrecer; los mozos, vestidos de
trajes blancos y con un paño plegado bajo el brazo, se colocan
de pie junto a las mesas respectivas, aguardando la llegada de los
parroquianos o hablando a distancia unos con otros.
Al poco tiempo encienden las luces. Dentro de
los bombillos de lechosa porcelana, las llamas doradas del gas, como
pájaros fantásticos, preludian una sinfonía
extraña, donde se perciben claramente sonidos semejantes a
borbollones de agua, a silbidos de máquinas, a estertores de
náufragos y a zumbidos de moscas aprisionadas entre los
cristales de las ventanas.
Pronto cesa la sinfonía. El café
toma un aspecto distinto. A los reflejos amarillos de los mecheros se
incendian las lunas venecianas de los espejos, se alentejuelan de
chispas de oro los vidrios de las botellas, se satinan las maderas de
los asientos, se congestionan los rostros de los mozos y se les
emperlan las frentes de sudor. Las mesas empiezan a ser ocupadas.
Detrás del mostrador, los dependientes se ocupan en destapar
botellas, dentro de las cuales fulguran el oro quemado del cognac, el
ambarino de la cerveza, el nevado
del anís, el rosado del
curazao que, al caer en los vasos, esparcen sus perfumes en la sala,
formando una atmósfera en la que flota incesantemente el humo de
los tabacos.
Los concurrentes se pueden dividir en tres
grupos; los que permanecen de siete a diez, los que no se estacionan
más de cinco minutos y los que entran y salen a todas horas.
Entre los primeros, se encuentran
burócratas que hablan de sus protectores que les han prometido
enviarles el ascenso por el primer vapor; actores que no trabajan en
aquella noche; que aguardan la primera crisis ministerial para ser
repuestos en sus destinos; imbéciles que comentan los
últimos discursos pronunciados en las cortes, alcoholistas que
se extasían ante el vaso de cognac; y padres de familia que
están hartos de la mujer, de los hijos y hasta de ellos mismos.
Entre los segundos figuran los espectadores de
los teatros inmediatos que aprovechan los intermedios para respirar
aire y apagar la sed; elegantes que se han citado allí para ir
juntos a alguna recepción; extranjeros que penetran en todos los
lugares; y una multitud de desconocidos que tienen el buen gusto de no
permanecer más que el tiempo necesario.
Entre los terceros, están los rentistas
que acaban de comer en los restaurants a la moda y acuden a hacer
frecuentes libaciones; los sportmen que se cuentan sus últimas
proezas, los estudiantes que empiezan a salir al mundo y los
jóvenes que viven entregados al culto de Baco y al de Venus.
Así transcurre la noche. Después
de la última campanada de las doce, empieza a decaer la
animación. Las mesas se desocupan poco a poco y los mozos
permanecen quietos detrás de ellas. La atmósfera se
purifica de vapores alcohólicos. No se oye más que el
ruido de una silla o el estallido del corcho de una botella. Hay
algunos detenidos al borde del mostrador. Pero desde que álgunos
sirvientes, en mangas de camisa, aparecen por el fondo, con bandejas,
de serrín unos y con escobas en la mano otros, dispuestos a la
limpieza del marmóreo pavimento negro y blanco, los
últimos concurrentes se echan a la calle, donde sólo se
respira el olor de las inmundicias amontonadas al pie de las aceras,
entrecortado por el que se desprende de los cuerpos de las mendigas de
amor que vagan por algunos sitios a esas horas acechando la salida de
los clubmen generosos o buscando a sus amantes desagradecidos o
infieles.
Hernani
La Discusión,
sábado 5 de julio de 1890, Año II, Núm. 317.
No
hay peor ceiba....
Ceiba de todos los lares,
cariñosa compañera,
que en el aire balbucea
los secretos, la paciencia
y el dolor de tanta espera.
Tú, matrona, bruja,
desdichada raíz, y alegre;
a veces baobah,
a veces lagartija,
mariposa, ratón.
Tú, prodigioso y cruel amante,
ladrona de luz y calabazas,
burúcrata, soldado,
bebedora de ron, consumidora de pastillas
y de muchas otras cosas.
¿Hasta cuándo pretendes
que estemos viniendo
sin que tengamos respuestas?
¿O es que acaso te has contagiado
con los mortales
y ya no cumples lo que debes?
Noviembre, 2008
Jesús Jambrina
Alameda
de Paula
Noches de luna
Juan Güel y Renté
Pintores del mundo, venid a Cuba si
queréis inmortalizar vuestros nobles pinceles. Venid, rebosando
de alegría a contemplar uno de los más bellos panoramas
que las noches espléndidas del trópico, regalan a los
sentidos entusiasmados. Venid, pintores del mundo, yo os llevaré
a la encantadora Alameda de Paula, para que veáis la belleza y
la majestad de una naturaleza, siempre risueña, siempre virgen,
engalanarse con los colores más brillantes. Todo sonreirá
a vuestra presencia. Los lejanos montes coronados de palmas y de
cañas-bravas, la bahía surcada por todas las naves del
Oriente, la ensenada de Regla besando los pies a su modesto templo, y
la elevada cuanto innaccesible población de Casa-Blanca, todo se
presentará a vuestros ojos para que copiéis sus primores,
y para que inmortalicéis vuestros pinceles.
A todas horas, en todos momentos,
veréis brotar un raudal de inspiración y de
poesía, a donde quiera que fijéis la codiciosa vista.
Bellos cuadros, interesantes objetos, alfombras de verdura, lomas
empinadas, paisajes sin cuento, feraces llanos, y un cielo siempre de
carmín y rosa, serán los ricos materiales, que
acogerá con entusiasmo vuestro corazón de artista.
Hermosa, cuasi siempre solitaria, nuestra Alameda de Paula, mira en
silencio todo cuanto le rodea. En vano los tiempos destructores han
pasado sobre ella; en vano las manos de los ingenieros, por distintas
ocasiones han querido darle una forma más elegante; en vano las
olas del soberbio mar han minado sus cimientos de piedra; siempre tan
bella, siempre tan poética, ha besado la mano de los tiempos, ha
correspondido a las esperanzas de los ingenieros, y ha devuelto al mar
con sonrisas sus melancólícos arrullos. Levantada con
gracia, a muchas varas de su nivel, parece ser el dique que salva la
barriada de Paula, del poder del elemento salobre. Está situada
entre el hospital que le da el nombre, y el teatro llamado Principal.
Es uno de los paseos que más encanta por su delicioso fresco y
sus encantadoras vistas. Su piso es de arena, y tiene una glorieta
saliente primorosamente trabajada. En la actualidad no se halla del
todo concluida, y como no podremos hablar con certeza de los adornos
con que intentan realzarla, sólo la describiremos como el
observatorio más rico de toda la bahía, y como el punto
más a propósito para recoger inspiraciones el poeta.
Es preciso antes advertir, que ha de
contemplarse de tres maneras muy diferentes. En noches de luna,
en
noches oscuras, y en noches estrelladas. En cada una de ellas, una
infinidad de circunstancias dan nueva vida al entendimiento, y ofrecen
impresiones distintas.- En noches de luna, es espléndida,
majestuosa, divina. En noches oscuras, imponente, tétrica,
horrorosa. En noches estrelladas dulce, apacible y encantadora.
En noches de luna, todos los objetos que la
rodean aparecen vestidos de colores brillantes. EI hospital de Paula se
levanta solitario, callado, severo, como el eco de su
institución. La linda cúpula de su iglesia destrenza los
plateados rayos de la luna que van a morir en su humilde campanario. El
tétrico lamento de las campanas que se oye de vez en cuando,
parece que remeda los ayes de las viejas enfermizas que vagan como
sombras por las salas del Hospital. Inspiran religioso sentimiento, sus
negras paredes que se dibujan en el fondo del mar. Una fuente que
corre, con apacible murmurio, suministra al vecindario sus aguas, y a
su costado una cerca de tablas divide la parte de la Muralla que antes
comunicaba con la Alameda y que hoy oculta un gracioso cuerpo de
guardia. Al frente opuesto de este edificio se levanta el Teatro
principal, con la forma de un barco al revés, sostenido por unos
arcos sumamente estrechos, bajos y de malísima arquitectura.
Tiene tres puertas que corresponden en fealdad, al pésimo gusto
de la fachada. En ésta hay tres balconcillos desiguales
y un
poco más arriba infinidad de agujeros que más parecen
nidos de lechuzas, que respiraderos del edificio. Hoy parece que trata
de reedificarse la parte que da al mar, pues es horrible el edificio
por esa parte y causa hastío por ruinoso y desaseado. Forma un
contraste raro el contemplar su bullicio y animación en noches
de ópera, con el recogimiento y tranquilidad que siempre reinan
en el Hospital. Son dos establecimientos tan opuestos entre sí,
que el ánimo apenas puede repeler la imagen tristísima
del uno para entregarse a los transportes deliciosos del otro. Es haber
colocado frente a frente, la vida y la muerte, el engaño y el
desengaño, el bullicio y la soledad. El uno nos encanta, nos
deleita, nos hace entusiasmar el corazón, el otro nos asesina,
nos llena de amargura y nos hace borrar todas las impresiones
más bellas de la tierra; y sin embargo, en ambos
establecimientos se fijan nuestros ojos con ternura y lloramos con la
desvalida anciana que padece, y reímos al pensar que arrancada
la máscara del hombre, lo contemplamos bajo su punto verdadero
de vista, lleno de ridiculeces y miseria. Entre estos dos edificios se
halla tendida la Alameda, a cuyo frente hay casas de mala arquitectura,
pero apetecibles por su ventilación v deliciosa vista.
En este paseo se reúnen, en las
brillantes noches del trópico, las bellas de la barriada, que se
les ve caminar sin sentir el ruido de sus pequeños pies,
vestidas de blanco, y seguidas de los admiradores que se recrean en su
gallardo y airoso talle, o bien en la magia de sus encantos. A veces
suelen en vistosos quitrines, atravesar otras hermosas, forasteras al
lugar, que por recato, sólo dejan la impresión veloz de
su rápida marcha. Y verdaderamente en este salón del mar,
reina siempre una especie de confianza, que más de una vez ha
llamado nuestra atención. Las jóvenes forman sus
corrillos y hablan de modas y de literatura con una gracia inimitable,
y los galanes aplauden sus palabras y aun a veces toman parte en sus
discusiones. Dichosa Alameda, que abres, a nuestra sociedad
huraña y aristócrata una era de asociación, que
aplaudimos con todas nuestras fuerzas.
Pero dejando el paseo y las bellas que lo
adornan, detengámonos en la glorieta y contemplemos. A
nuestro
frente está Regla, la cuna de nuestros valientes marinos,
dormida a las orillas del mar, sin acordarse del tiempo de su gloria.
Su santuario levanta tranquilo su cabeza sobre las aguas y el
caserío. Los bellos perfiles de su campanario, se dibujan en las
sombras y con la mayor delicadeza reflejan los rayos esplendentes de la
luna, que se quiebran en la graciosa media naranja sentada sobre las
delgadas columnas, que se apoyan en el arco de la puerta princioal. A
su izquierda, se ven las arenosas playas de Marimelena, en cuyo fondo y
a la manera de centinelas, aparecen palmas reales, que forman un
semicírculo casi hecho a pincel. El hospital de Belot, blanco,
hermoso, circundado de espesos árboles y alfombras de esmeralda,
parece un cisne que salido de las aguas, llora sus evitas en medio de
tan triste soledad. A su derecha Casa-Blanca, inaccesible siempre
espiando, se contempla como el águila, que después de
mecerse en las nubes, hace su nido en la más elevada
montaña, para mirar con más atrevimiento al suelo; y a su
derecha su rival, la Cabaña inexpugnable, con su color rosado,
sus anchas murallas, sus troneras y sus blancas garitas, parece el
genio de la guerra, que aun durmiendo infunde espanto a la misma muerte.
A la izquierda de Regla está su
pequeño muelle rodeado de goletas y de botes, formando bosques
los mástiles de éstos y cuasi oyéndose el viento
que silba al crujir de las entenas. Los almacenes, blancos, espaciosos y
sólidos mudos también, duermen al reflejo de la Iuna.
Siguen la ensenada de Guasabacoa, los Cayos,
los bancos de arena; las arboledas deliciosas a su fondo, la torre de
S. Miguel que parece una fantasma, y en todo el espacio de terreno que
media hasta ella, una sementera de casas de campo que dan al paisaje un
valor extraordinario,
Agrupados o bien dispersos se ven los buques
mecidos por las ondas del mar. Los ligeros botes cruzan en todas
direcciones y no hay nada más bello que seguirlos con la vista
al cortar el reflejo que sobre el agua imprime la luna. No hay un
pedazo de mar más hermoso que el de la ensenada de Regla; cuasi
simpre está en calma. La luna reverbera en él con un
brillo portentoso. A veces parece un lago de plata, otras toma el color
de un naranjado sensible y la mayor parte de las veces son tan dulces
sus lamas, que la materia desea nadar en su lecho brillante.
¿Cuántas al mirar estas aguas, al ver la infinidad de
culebras que producen los rayos de la luna al rizarlas el viento, la
vista deslumbrada no las sigue con empeño hasta que turbada,
tiene que abandonarlas por un momento, para con mayor ansia volver a
contemplarlas? ¿Cuántas mirando el disco del astro,
prendido del zenit, el corazón no ha rebozado de alegría,
mirando sus montañas y ha querido volar hacia ellas, para
penetrar el arcano vedado a las inteligencias de la tierra? Es
grandioso ver el espacio iluminado con tan noble señorío.
Es tiernísimo ver la canoa del pescador, tendida su vela, pasar
ligera como el viento y al interponerse entre el refiejo y las olas, la
vista distingue al gozoso piloto, que sentado a la popa, humea su pipa,
mientras que afloja con la siniestra mano la ancha vela para variar de
bordo. La sombra de los buques, que les aumenta el tamaño,
también encanta: parecen aves negras que se mecen en el mar levantadas
sus alas para platear sus largas plumas, y si alguna que
otra voz viene a herir nuestros oídos y que el eco repite de
otro modo diferente allá a lo lejos, entonces tocamos la
realidad y conocemos que todo vive, que todo reconoce un Señor y
que todo lo fabricado ha sido por su mano omnipotente.
Los botes de Regla en continuo tráfico,
los vapores que cruzan majestuosos, y el grito del pájaro marino
que persigue la sardina soñolienta, abren al corazón una
fuente de melancólica ternura. Todo duerme y sin embargo, la
naturaleza aprovechándose del silencio y la soledad, descubre
sin recelo sus bellezas, ¿Qué alma de hielo no se
entusiasma al recorrer con un solo golpe de vista tantos portentos?
¿qué indiferente no eleva sus plegarias a la fuente que
brotó tanta hermosura? Sólo en nuestra Cuba donde todo es
grande, donde todo es inmenso se reúnen en tan corto espacio,
objetos tan dignos de meditarse y de escribirse.
Más tarde, cuando la voz hórrida
del sereno canta las horas menos que vive el soñoliento, la
Alameda parece un sepulcro, pero un sepulcro de grandezas. Entonces el
observador ve confundirse el mar, el horizonte y los árboles,
escucha el murmullo de las olas con religioso arrobamiento, comprende
el grito de la naturaleza que nunca muere, y admira con entusiasmo tan
poéticas bellezas.
Flores del Siglo
Tomo I.
Habana, 1846.
Págs. 161-168.
Allá iremos de todo juego,
Con aro balde y paleta:
Allí estará Pilar y la retreta
cantando un son mañanero,
y esto será caballeros
la apoteosis de la fiesta.
Jorge Camacho y Rocío
Mis mejores deseos para que todos los orishas acompañen a
nuestro nuevo presidente!
Olga Vilella, Ph.D.
Department of English and Foreign Languages
Saint Xavier University
Ordenanzas Municipales de la Habana,
1855
Capítulo 30
Moral Pública
Art. 13. --- El que se
bañare desnudo a la vista del
público incurrirá en una multa de dos a cinco pesos.
Art. 16. --- No
trabajarán desnudos de cintura abajo a la vista
del público los operarios, artesanos o aprendices; bajo la multa
de uno a tres pesos.
Capítulo 50
Orden Público
Art. 42. --- Cuando se
encuentren dos inviduos en la calle,
cederá la acera el que la llevase a la izquierda, a menos que
sean de distintas castas, en cuyo caso cederá siempre la de
color a la blanca; pena de uno a tres pesos.
Art. 47. --- El que usare
traje perteneciente a distinto sexo o a otra
clase o categoría que no fuese la suya, pagará de cinco a
diez pesos de multa y quedará sujeto a la formación de
causa si resultara criminal el objeto del disfraz.
Art. 77. --- La persona
que tuviere a su cargo algún demente y
le dejare andar por las calles, sin la correspondiente guarda,
pagará los daños y perjuicios que ocasione.
Capítulo 11
Espectáculos
públicos
Art. 193. --- Se
prohíbe dar golpes en el suelo o bancos con
bastones o paraguas, ni proferir expresiones que puedan ofender la
decencia y turbar el orden, sosiego, y diversión del
público; pena de uno a diez pesos.
Máscaras
Art. 205. --- Los
días en que la autoridad permita bailes de
máscaras, solo podrá andar disfrazado por las calles, con
la careta puesta, el que fuere en carruaje; pena de tres a cinco pesos.
Art. 206. --- Se prohibe
usar para disfraz los trajes, vestiduras,
insignias o condecoraciones del orden eclesiástico, civil,
político y militar; pena de diez a quince pesos.
José
de la Concha
No empiecen sin mi presencia
que llevo todas mis memorias:
las quiero echar al fuego
para que arda la fiesta.
Miriam Sotolongo, Chicago
Cada año espero ansioso que llegue esta noche. Es como volver a
juntar todo lo que estaba disperso. Gracias a ese árbol
maravilloso que no ha dejado de crecer, y sigue tan cercano y familiar,
gracias a la idea genial de la revista.
José R. Domínguez,
Florida
La Habana, 1842
Mercedes Santa Cruz,
Condesa de Merlin
fragmento
Luego llegan los negros y las negras,
contentos y cariñosos, cada uno me presenta la lista de sus
derechos a verme y a que yo a mi vez los reconozca. Una dice que me ha
criado, otra que jugaba conmigo, otra que limpiaba mis zapatos;
ésta que me cantaba para dormirme, esta otra debe su libertad a
los cuidados que me prodigaba cuando era niña. Después
viene mi hermano de leche, un negro grande, de seis pies, bello como su
madre, de cara dulce y tierna. En fin, ¿lo creerías?,
hasta Mamá Agueda, la nodriza de mi madre, que vive
todavía y ha caminado dos leguas con sus muchos años,
para venir a besarme las manos y llamarme su hija. ¡Si vieras,
pobre vieja! con sus largas manos descarnadas que cuelgan de sus brazos
aún más descarnados, su vestido de mangas cortas y sus
pechos marchitos descubiertos hasta la cintura, y una ligera saya de
batista de colores fantásticamente combinados; una manta oscura
cubre su cabeza y enmarca su cara bien negra y arrugada en la que se
dibujan dos grandes ojos redondos, saltones, en que el blanco
sanguinolento denuncia todavía el ardor de la sangre africana,
pero cuya expresión salvaje atenúa el debilitamiento de
los rayos visuales, que denotan la decadencia de su organismo.
Ahí está la pobre vieja sentada frente a mí en el
mejor sillón de mi habitación, las manos apoyadas sobre
sus rodillas, la cabeza inclinada hacia adelante, devorándome
con sus ojos y respondiendo a cada pregunta que le hago sobre los
miembros de su familia: “Morí” (Se murió).
La casa de mi tío es muy amplia.
Está rodeada de altas y largas galerías que se pierden de
vista, resguardadas
por persianas de los rayos del sol. En una de estas
galerías comemos. Aquí, por el calor, no hay comedor
entre cuatro paredes. Además las familias son tan numerosas que
aun para las comidas corrientes se necesitan grandes espacios, y
siempre tienen aire de fiesta debido al gran número de
comensales y de sirvientes, y por la profusión desordenada de
los platos. No es raro que aun cuando se invite a unos pocos
extranjeros a cenar, ésta cueste de tres a cuatro mil piastras.
No hay casa opulenta que no tenga un cocinero francés y que no
pueda ofrecer en su mesa los más exquisitos manjares de la
cocina francesa, con el lujo y la riqueza que la naturaleza prodiga a
nuestra colonia.
Los habaneros comen poco a la vez, como los
pájaros; se les encuentra a todas horas del día con una
fruta o un dulce en la boca, por lo demás prefieren las
legumbres, las frutas y sobre todo el arroz. La carne es un alimento
poco conveniente al clima. Son más bien golosos que “gourmands”.
Los grandes señores, a pesar del lujo europeo de sus mesas,
reservan sus verdaderas preferencias para el plato criollo; prueban los
otros manjares, pero se alimentan de aquéllos. Los unos son el
lujo, la opulencia que sirve para obsequiar al extranjero, el otro es
como esos sillones a los que tenemos afectos y estamos habituados,
descoloridos por el uso, que conservan fielmente la forma del cuerpo y
en los que nos gusta acomodarnos, y cuyas viejas telas preferimos a los
cachemires y brocados de oro.
Yo misma, después de tantos años
de ausencia, no sabes con qué gusto he saboreado los caimitos
aterciopelados, los zapotillos suaves y de gusto silvestre, estos
mameyes, alimento de las almas bienaventuradas en los valles sagrados
del otro mundo, según la creencia haitiana, en fin, del
anón (mamón) de crema exquisita y delicioso perfume, es
un néctar digno del Edén. Y cuando mi tía me
ofreció un “suprême de volaille”, yo, entusiasmada y
alegre ante un simple ajiaco, le respondí en tono
desdeñoso:
“Detesto el ‘suprême de volaille’; yo he venido
aquí a comer los platos criollos”.
Los felicito por mantener vivo el recuerdo de la ciudad.
¡Qué manera de quererla, qué manera! Felicidades a
todos los que vengan, y también a los remolones.
Luisa Estébanez,
Colombia
Nadie podrá entrar hasta que no llegue yo: porque yo tengo la
llave que abre la verja. Pero no se preocupen, que ya estoy en camino.
Ya voy llegando.
José Mirabal,
California
Una
ceiba legendaria
En el traspatio de la casa quinta que comprara
el matrimonio Juan Gualberto Gómez y Ferrer y su esposa Manuela Benítez Mariscal se encuentra
esta ceiba legendaria.
Doña Manuelita trasladó para
Villa Manuela su mata de ceiba que estaba sembrada en un barril en la
reata de la vivienda de Lealtad 106 y que se suponía
sería sembrada en el parque de la Fraternidad con motivo de la
IV Conferencia Internacional Americana que se celebraría en 1928.
Un día Juan Gualberto
advirtió que el árbol había sido plantado en
el traspatio de Villa Manuela por “la patrona” con ayuda de un
amanuense, y le preguntó a su esposa: “Manuela –así se
bautizó la Villa - ¿y ahora qué hacemos cuando lo
sepa la comisión?”, a lo que respondió ella como buena
andaluza: “Aquello se
demora y temiendo que mi ceiba se secara la sembré aquí;
así que se busquen otra”.
Esa ceiba, que cumplirá 100 años
en el 2010, fue gestando en una de sus raíces lo que se
convertiría en un caimán yacente de unos 4 metros o
más de largo, siendo perfectamente visible.
Además de la tradicional vuelta al monumental árbol que
se le da todos los fines o inicio del año, se le dedican
en ambas fechas obsequios y ceremonias para agradecer y rogar, no
sólo los familiares sino también amistades y allegados.
“Villa Manuela” y sus colosos se encuentra en la Calzada de Managua No.
65 esquina a Luna, en el municipio Arroyo Naranjo de La Habana.
Deseamos a todos Uds. salud, paz y lo bueno de este mundo. Al equipo de
La Habana Elegante bajo
la dirección del entusiasta Francisco Morán, nuevos
éxitos futuros.
Su amigo Juan Gualberto Ibáñez Gómez (Yonny), La
Habana.
Las
imágenes de la ceiba que nuestros amigos disfruten a lo largo de
este viaje corresponden a la de la familia Ibáñez
Gómez. A Yonny, gracias por este generoso obsequio, por esta
ofrenda que nosotros dejamos aquí para todos ustedes, pero
también para Yonny y todos los suyos.
Cuba with Pen and Pencil, 1871
Samuel Hazard
Ahora, caminemos un poquito fuera de las
murallas, hasta el Paseo Isabel, que se extiende fuera de las viejas
murallas de la ciudad en una hermosa y ancha calle y desciende hasta el
mar, siendo conocida como el “Prado” en esa parte que se prolonga
más allá del teatro Tacón, hacia el océano.
Este Paseo es, en algunos aspectos, el
más bello de la ciudad, por su anchura y porque está bien
construido a ambos lados, dispuesto con paseos para caminar y para los
carruajes, y con largas hileras de árboles, y estando
allí algunos de los principales centros de esparcimiento. Casi
todas las puertas de la ciudad, cuando todavía estaban las
murallas, se abrían a él, y es la vía general
entre la parte vieja y la parte nueva de la ciudad.
En 1857, había cinco hileras de
árboles umbrosos que bajaban hasta el Paseo, pero han sido
derribados, en parte por un tornado y en parte por las autoridades; y
otros, aunque pequeños, han sido puestos donde estaban
aquéllos. La calle ha sido también últimamente
embellecida en varios puntos por las mejoras realizadas. Las fuentes
han sido colocadas a intervalos a lo largo de la calle, algunas de las
cuales añaden un hermoso efecto. Hay otros paseos en el lado de
la bahía, donde es agradable ir en la mañana y en la
tarde a disfrutar el aire fresco del mar.
Más allá del Paseo está
la elegante “Calzada de Galiano,” una hermosa y pavimentada vía
pública, con largas hileras de casas bien construidas, que
asombran la vista, la mayoría de ellas con pilares
en el frente.
Dejamos esta calle, cruzando el “Paseo
Tacón” en nuestro camino, pasamos a la concurrida calle de
la “Calzada del Monte,” una de las calles más
extrañas y bulliciosas de la nueva ciudad, extendiéndose
desde las puertas de la ciudad después del “Campo Militar,”
más allá del Puente de Chávez, hasta que
finalmente asciende en la pequeña villa de Jesús del
Monte, uno de los suburbios de la Habana. En la ciudad, en la “Calzada
del Monte” se alinean almacenes y edificios, algunos muy bellos,
pequeños otros, y en la medida en que te alejas del centro
empiezan a dejarse ver pequeños rústicos retiros muy
lindos, o casas de verano.
Está también la “Calzada del
Cerro,” una de las más bellas calles de la ciudad; la calle de
Belascoaín, que llega hasta el mar, y donde está situada
la “Plaza de Toros,” y más que todo, el bello paseo, conocido
por sus diversos nombres de “Tacón,” “Reina,” y
“Príncipe.”
Le tomará al viajero dos o tres
días para acostumbrarse a las direcciones y novedades de una
ciudad como la Habana, donde todo es completamente diferente de lo que
está acostumbrado, y donde puede vagabundear una hora tras otra
de una mañana, encontrando nuevas novedades a cada paso, y sin
que apenas se encuentre con una mujer a pie – a menos que sea una negra
– notando el hecho de que las ventanas tienen barrotes, lo que le
daría a las casas el aspecto de una prisión, sino fuera
porque los brillantes colores con que están pintadas no tienen
nada del aire sombrío de una cárcel, y que detrás
de esas ventanas podría verse ocasionalmente alguna
Señora de ojos brillantes, no con el mayor cuidado personal del
mundo. Entonces las volantas con sus curiosos formas, cocheros, arreos,
etc., los peripatéticos comerciantes con sus extraños
gritos, y la general apariencia como de bazar de algunas de las calles
atraen el ojo.
¿A qué nadie adivina lo que voy a pedirle a la ceiba?: la
libertad de regresar a La Habana cada vez que quiera sin que nadie
tenga que darme un permiso especial. Necesitamos que todo cambie. Que
esta ceiba virtual no deje de reunirnos, pero que también
podamos tener la otra: juntar las dos y hacer de ellas una más
fuerte.
Dania García,
Nueva York
No sé de dónde sacan tiempo y energías, pero no
tengo dudas de que esa ceiba que sembraron con amor, hace tantos
años, los bendice y protege con sus espinas. Gracias por una
revista en la que puede leerse tanto amor a La Habana.
Angel Rubio, La Habana
Entrada
del vapor Almendares en el
muelle de La Habana
Idelfonso Vivanco
La bonita perspectiva de la lámina
á que sirve de testo esplicativo este artículo nos trae
á la imaginacion la historia de la navegacion por vapores en
esta Isla. Ni podemos ménos que recordar aquellos tiempos en que
ceñidas las comunicaciones del país á los malos
caminos y á la navegacion de cabotaje en barcos de pocas
toneladas, apenas podían moverse sus moradores sin grandes
molestias y penosas travesías. Gracias pues sean dadas al genio
del inmortal descubridor de las máquinas de vapor, la Europa y
la América alzan donde quiera sus altas chimeneas humeantes que
ya recorriendo sus costas, ríos y lagos las adornan con
larguísimos velos de gasa flotante y oscura, ya trazan á
merced del viento estensas é inclinadas líneas como velos
que interceptan levemente la radiante luz del sol del mediodía;
dignos de vida é industria como los de agitacion que se
manifiestan del centro profundo de los volcanes en el inmenso
laboratorio de la naturaleza.
Pero no es lugar este de describir la historia
del vapor desde su origen; eslo si la de su introduccion y progresos en
esta isla de ventura.
El primer vapor que cruzó nuestras
costas fué
traído en virtud del privilegio obtenido por el coronel D. Juan
O–farril el año de 1819. Nuestro malogrado poeta Zequeira canto
en robustos y armoniosos versos su aparicion por la vez primera en
nuestras playas y la potencia del vapor haciéndola inmortal.
Por poco tiempo subsistió solo el Neptuno, que así
se llamó el primero de los vapores, en nuestras costas; tan
cierto es que los cosas útiles se suceden despues de dar el
primer impulso facilmente. Ayudóle el Megicano habiendo pasado
ya el privilegio á ser propiedad del Sr. D. Antonio Bruzon. Mas
adelante por los años de 1820 á 1828 navegó el Quiroga en la misma
carrera de Matanzas á la Habana que
tenían los anteriores y estendiéronse las comunicaciones
de él hasta la Vuelta de Abajo á sus puertos de Mariel,
Cabañas y Bahía-Honda. Despues de estos fueron
sucediéndose alternativamente en diferentes carreras el Veloz,
el Pavo Real, el Principeño, el Villanueva, el General Tacon, el Cárdenas, el Almendares y el Cisne. De los nombrados, subsisten
destinados á la carrera de Matanzas y Vuelta de Abajo, el Tacon
y el Almendares; á la
de Cárdenas á Matanzas el Cárdenas;
á la del Sur desde Batabanó á
Cuba y la Coloma y Galafre el Pavo–Real,
Villanueva y el Cisne. El
único que existe de los demas es el Principeño en mal
estado y sin carrera alguna por su inutilidad.
Proyéctase en la actualidad establecer
un vapor en la carrera de Cárdenas á Sagua la Grande por
la gran importancia que estos puntos van adquiriendo, como tambien la
navegacion fluvial del río Sagua la Grande con vapores menores;
podemos asegurar que se hallan bastante adelantadas dichas empresas.
Hémos diseñado en lijero
bosquejo la historia de los vapores en la isla; debemos añadir
para que sirva como de documento histórico que despues de los
primeros dos vapores estuvo algo paralizada la introducion de ellos y
que el gran desarrollo de estas clases de comunicaciones daba de cortos
años atras de la época en que escribimos. ¡Ojala
logrémos ver rodeadas nuestras costas de estos verdaderos
tritones del mar para el bien general!
Pero antes de concluir este artículo
debémos concretarnos á la imágen representada por
la lámina. El vapor Almendares
atracando al muelle de la Habana
nos hace recordar otros hechos de la historia
progresiva de Cuba. No ha
mucho, por los años de 1838 no tenía la Habana un muelle
de atraque para esta clase de buques. La empresa de los botes de de
vapor de Regla que se nos había pasado referir y que tiene en la
actualidad tres nombrados el Isabel
IIa el Cristina y el Conchita,
construyó este muelle á mediados del año de 39, en
el mismo lugar donde estaba el desembarque de los botes de caballos que
por poco tiempo estuvieron establecidos en el tránsito de la
bahía entre la Habana y Regla; ántes de esto el
desembarque se efectuaba con guadaños
y suma molestia. El muelle
de que hacemos mencion se prolonga hácia la bahía entre
la machina y el muelle de luz al lado del cual se está
construyendo otra puerta nueva para el atraque de los botes de vapor de
Regla que ahora lo practican donde antes los de caballos. (1)
Quiera Dios que antes de mucho sean mezquinos
y cortos los datos que hemos suministrado en comparacion de los que
puedan presentarse, y que aun se rían del pobre escritor que
creía poseer algo con ellos como ventura del país.
(1) El vapor Almendares es uno de los mas
hermosos y de mas poder de
los que ecsisten en la isla; tiene la fuerza de 120 caballos y se
calcula su costo actual en 68000 $. Tiene hermosas cámaras y una
espaciosa toldilla; el tráfico de Matanzas á la Habana lo
verifica en 6 horas procsimamente y aun en menos muchas veces.
Ultimamente acaban de llegar tambien dos
vapores de guerra con destino á nuestra marina capaces de hacer
la navegacion oceanica que servirán á resguardar nuestras
costas, siendo mucho mejores segun se nos ha informado, que los que han
servido y ecsisten en la Península destinados al servicio.
Tres deseos y tres vueltas.
Y ya verán por qué
Mientras dé mis tres vueltas
Tres veces voy a pedir:
Regresar a La Habana
Ver una puesta de sol
Y dar la media vuelta:
Para empezar a fiestar.
Reinaldo y Marina, Boston
Que La Habana Elegante tenga, no sólo una segunda, sino
también una tercera y una cuarta época. Y qué
siempre nos abra la puerta mágica que nos acerca a la ceiba y a
la ciudad. Mucho amor y mucha luz para todos.
Alicia Fonseca, Florida
Querido Morán:
La alegría por el cambio que se anuncia en este país y en
el mundo (a pesar de la crisis), la oscurece hoy el dolor por las
víctimas de los huracanes en la isla. Pido que a toda nuestra
gente le llegue tambien la maravilla de una vida mejor. El futuro ya no
admite más promesas. El futuro es ahora. Ya. Lo demás es
pasado.
Un abrazo
Alejandro
Gran
Teatro de Tacón
B
Entre los mejores teatros del nuevo mundo debe
tener un lugar el que hace el objeto de este artículo:
concluyóse en 1838 y es debido al arrojo y perseverancia del
activo catalan D. Francisco Marty y Torrens auxiliado por el gobierno
local en la época en que deeempeñó el mando
superior de la Isla el general cuyo nombre lleva el edificio. Sin que
haya una aficion decidida á las representaciones
dramáticas la empresa de tener una compañía
dramática constantemente se lleva á cabo por el
propietario. Este hermoso coliseo se halla situado fuera de la ciudad
frente á las puertas del Monserrate ya descritas, y al lado del
paseo de Isabel II, que está en el lugar que ocupó el Nuevo Prado establecido
por el Escmo. Sr. D. Luis de las Casas.
El teatro está pues situado en un
terreno realengo al Nordeste del que fué Jardín
Botánico y hoy paradero de Villanueva perteneciente al camino
de
hierro de la Real Junta de Fomento: tiene de estension ochenta varas
por la acera Sur de la calle que sale al Monserrate, siendo igual la de
la línea que le es paralela. Al frente que da al paseo, que es
la entrada, tiene 70 varas, siendo el área del terreno concedido
de 5.600 varas cuadradas: el pórtico segun es costumbre, como
abierto al tránsito público, ocupa ademas el terreno que
alcanza.
El teatro se estreno en el carnaval de 1838
con cinco bailes de máscaras: la concurrencia fué inmensa
pues se calcularon en los Diarios de la época en 8.000 las
personas que acudieron al interior del edificio y en 15.000 los
curiosos que le cercaban. Pasado el carnaval se ejecutó la
primera funcion dramática en el día 15 de abril del
citado año, y aunque fue de mal agüero que se comenzase por
una traduccion, sea disculpa el que la había hecho el malogrado
Fígaro, D. José Mariano de Larra: fué la
pieza D.
Juan de Austria ó la vocacion.
Despues se han seguido en el teatro nacional
representando las piezas que ha elegido cada beneficiado, teniendo gran
boga las de maquinaria como el Diablo
verde, Tirano de Astracan,
etc.
Algunas producciones originales en el género cómico y
trágico de habitantes de este suelo se han puesto en escena con
mas ó ménos fortuna. El género cómico que
ofrece una rica veta que esplotar tiene sus espinas en las diversas
circunstancias de la sociedad nuestra de la que caracterizan la
sociedad europea á que estámos acostumbrados en el teatro
y la lectura: así pocas veces se ha introducido un negro en la
escena sin alcanzar algun silvo, no obstante que Lope de Rueda no haya
dejado de hacerlo en la cuna del arte. La tragedia, el drama ha tenido
mas cultivadores.... sus obras se han impreso y no es este lugar el que
corresponde á su juicio ni tal es mi intento.
Yo no debo recordar los momentos de entusiasmo
que hemos gozado en el teatro dedicando nuestros aplausos al triunfo de
nuestros compañeros de estudio y amigos, sí consignar,
aquí la memoria de los bailes de disfraces que se verificaron en
este local á beneficio de las escuelas
primarias, y ereccion de
una hermita. Yo no sé si lo origine nuestro carácter
peculiar ó la índole inconstante de los humanos, pero lo
cierto es que el furor que hacían el año de 1838 y 1839
los bailes de disfraces ha desaparecido: en las noches del
último carnaval casi todas las personas decentes asistieron
á los teatros de sala, sin disfraz. A trueque de esta
circunstancia y casi por una vibracion eléctrica en los que se
verificaron en las noches del año 1840 en los días de la
cuaresma presentáron la imágen de una fiesta popular.
Concedida á nuestro amigo D. José de la Luz la oportuna
licencia para que se verificasen dos bailes de disfraces
distribuyéndose los productos en la forma indicada, porque
así lo determinó nuestro dignísimo y nunca
olvidado Príncipe de Anglona, se idearon los medios de hacer
considerable el concurso: y no obstante, esceptuando las comparsas eran
pocas las mascaras: a las rifas de costumbre se agregaron las comparsas
ensayadas al efecto. Acaban de pasar estos acontecimientos y cada
individuo recordará el entusiasmo y cordialidad que reinó
la última noche. Para que se tenga una idea de la concurrencia
baste advertir que habiéndose pagado los costos de ensayos,
músicas y tablado etc. de los fondos de entrada todavía
alcanzó cada uno de los objetos beneficiados mas de 4.000 pesos:
con los que tocaron a la Seccion de Educacion se han establecido dos
escuelas.
El empresario, siempre deseoso de ofrecer al
público las ventajas posibles publicó en el Diario de 10
de marzo de 1838 una tarifa de precios de entrada y localidades con
rebaja de los actuales precios advirtiendo que si no reunía
hasta la primera representacion la cantidad suficiente á no
perjudicarse se vería en el caso de aumentar los precios, y tuvo
que verificarlo al anunciar la primera funcion dramática.
El director artístico de la obra
fué D. Miguel Nin y Pons y aunque se supuso que no había
tenido un éxito feliz en la direccion puesto que amenazaba
ruinas el edificio, el gobierno comisionó á los Sres.
ingenieros militares Garrido y Campos para que le examinasen y evacuado
el encargo se publicó por los periódicos su informe para
satisfaccion de todos: hoy despues de tantas pruebas como ha sufrido
nadie duda de su fortaleza.
Respecto de la parte arquitectónica
diré brevemente lo que sea bastante á nuestro objeto.
Todo el edificio tiene de largo con inclusion
del pórtico 264 pies, y ll4 de fondo. EI pórtico ole
órden dórico y arquerías embutidas tiene 33 pies
de altura. En el patio de la entrada despues del pórtico, hay
hermosas piezas formando salones en las galerías. Las escaleras
son contenidas por dos torreones de 54 pies de altura y que conducen
á todos los cinco pisos del teatro. Los descansos son espaciosos
y las escaleras muy cómodas hasta la subida de los palcos. De
los cinco pisos hay tres con 50 palcos cada uno y los demas para
tertulia y cazuela: aunque los palcos del primer piso son mas
espaciosos se oye mejor á los actores desde los otros. El patio
lo ocupan 570 lunetas divididas por cinco andenes. La forma interior
del teatro es de herradura. El foro tiene 69 pies de fondo y 58 de boca.
De lo ultimamente expuesto se vendrá en
conocimiento de que es el edificio descrito uno de los mayores teatros
del mundo. Se dice que el no tenerlo todo conforme á las reglas
de los maestros del arte consiste en que se han tenido que aplicar al
clima, como por ejemplo, obligados por la necesidad de darle
ventilacion y respiraderos por el calor que á veces nos agovia:
yo que no soy arquitecto solo tengo que agregar que se ha precavido el
caso de que ocurriera una desgracia que obligase al concurso á
salir atropelladamente del teatro, previniendo veinte y dos puertas que
abren hacia fuera para darle paso. Las ventanas de los pisos llegan
á 80.
Si es hermoso el edificio es preciso confesar
que no hay propiedad en
los adornos las mas veces: sin recordar los muebles que se esponian al
público en las funciones de la señora Elssler, todos
hemos visto en la corte de D. Pedro de Castilla y otras mas antiguas
nuestros sillones de caoba y cosas por el estilo. Esto pende de muchas
causas entre las cuales será una la poca aficion de la
muchedumbre al teatro. Marty es digno de nuestra proteccion porque solo
él hubiera acometido la dudosa y dificil empresa de edificar tan
grandioso monumento que hará eterno el renombre de su actividad.
Entre las singularidades de este teatro hay
que notar que algunos de
los palcos son de propiedad particular, de cuyo medio se valió
el industrioso empresario para llevar á un término feliz
su arriesgado proyecto.
Basta y aun sobra lo que he dicho para dar una
idea de la lámina
descrita y ya es tiempo de que levante la pluma entre otras razones por
que escribo esto ya entrada la noche y me va tomando el sueño;
¡quiera Dios que no contagie á mis lectores!
Deseos al
pie de la ceiba de La Habana:
Hermana vegetal,
gigante,
hazme el favor de transmitirles a tus compañeros dioses
lo siguiente:
-Vía tu savia o tu milky way-
Quiero la paz del mundo,
pero la mía después.
A cambio, les ofrezco mis palabras a pluma en los tiempos del
chip
Quiero la facultad de olvidar lo pedido
retroceder me
Pago con un corazón de colibrí virtual, esta imagen bella
lanzada a la web.
Presérvenmela.
Manuel Clavell Carrasquillo
No puedo sumarle a su horizonte
la fruta que su mirada marina deshace
entre granos y secreciones
con cada amanecer.
Al asiento de los Orishas
junto a un litoral
se le dejarán atados con una cadenilla de oro:
dos novillas
un cabritillo de cuernos incipientes y un cordero mamón,
negro con una mancha blanca en cada extremidad.
Una botella de ron.
Una moneda de miel para cada ojo.
El cuchillo de las correrías de Oggún.
Juan Carlos Quintero-Herencia,
Maryland
Luego de dar tres vueltas al pie de Iroko, árbol sagrado, pido
con devoción tres deseos que en realidad son uno: que el
entusiasmo
que estamos viviendo hoy no se nos vaya luego del 20 de enero del
2009, cuando de veras es que comenzaremos a hacer historia; que el
cambio político en Cuba llegue pronto, y no solo a fuerza de
ciclones y huracanes, y que La
Habana Elegante siga con su labor cultural, intelectual y
comunitaria, como página suelta de nuestro hoy,
presente y futuro. ¡Felicidades a Morán y la
redacción de La
Habana Elegante! Un abrazo desde Austin,
Jossianna
Lo que deseo es paz, paz, paz.
Achy Ovejas
Hey!! Francisco y lectores de la habanaelegante, toda mi más
linda energía para todos ustedes, y para todos aquellos que
perseveran en la memoria de esa Habana nuestra, que aún desnuda
y descuidada, sigue con tanto encanto. Mis deseos son que, cierren
Guantánamo, sean absueltos todos los
presos políticos, termine ese abusivo embargo, y que Cuba y los
cubanos se abran al mundo y el mundo se abra para todos nosotros.
abrazos,
Juan-Sí, Ohio
Divina ceiba cubana,
que enfrentas los huracanes,
y tantísimos desmanes,
con perfiles de guardiana.
Te pido en liras tempranas
nos enseñes tu firmeza,
y a resistir la bajeza
que nos quita fe y amigos,
casa, abrazos y testigos,
amantes, libros, certezas.
Norge Espinosa, La Habana
Para
todos nuestros amigos, el flamboyán que crece, desde hace tres
años, en el patio de La
Habana Elegante. Su semilla la recogieron manos amigas en el
Parque Central.
Otro Aniversario Lejos de La Habana, ya son 13
en la cuenta y lo peor
es que no se cuantos mas seran sin el olor de la Ciudad, aun despues de
tanto tiempo sin estar alli, lo siento en mi olfato y aunque bien este
aqui quisiera estar alla, pero aun no es tiempo.
Carlos, Hialeah, FL
Gracias por la invitación, Francisco.
He hecho el recorrido como indicabas y he acabado con el banquete, a
pesar de que no como cerdo (y no soy musulmán). Pero me quedo
con la piña y la guanábana, desaparecidas del
"Álbum cubano de lo bello y de lo bueno" por los ciclones
tropicales.
Feliz cumpleaños a la coqueta Habana, por quien todos
suspiramos, desde dentro y desde fuera. Una de las razones amorosas que
nos unen a todos los cubanos.
Un abrazo!
Félix Hangelini
Nunca es tarde si la dicha es buena. Hoy, 16 de noviembre, quiero darle
tres vueltas a la ceiba de La Habana Elegante y pedir paz y prosperidad
para la familia, y que se rompa todo lo malo que acecha en el camino.
Salud y aché, que lo demás viene, viene, seguro que yes."
Leonardo Guevara
Para los que han hecho con
nosotros este recorrido, y para los que lleguen después, este
suculento banquete.
Puerco
ahumado del monte de Guaracabuya
Después de lavado bien el puerco, se
tasajea cortándolo en tiras, que no queden separadas, se sala y
deja escurrir poniéndolo al sol por un día,
después se coloca en unas orquetas formando una capa, se coloca
entre orqueta y orqueta un madero que equivale a la cumbrera de las
casas de guano como para formar un caballete: se le pone fuego debajo
de esta especie de techumbre, como a la distancia de media vara y si la
leña forma llama, a la de dos tercias: se echa encima del fuego
una proporcionada porción de ramas de guayabo para que el humo
aromático de este árbol le proporcione cierto gusto
especial, que solo así se consigue: se le aplica calor y humo
hasta que esté dorada la carne y después se puede guisar;
freir que es más sabrosa o agregarse al ajiaco que le da un
gusto particular.
Tasajo
ahumado a lo ataja primo
Lo mismo que el anterior; pero con la
diferencia que después de beneficiado el cerdo (que ha de ser
precisamente del llamado de monte legítimo y no del gallego) se
le unta zumo de limón con poca sal, se pone un día al
sol; en seguida se ahuma y se le unta en esta operación,
idéntica a la anterior, una salsa compuesta con zumo de naranjas
agridulces silvestres, manteca de puerco y sal. Queda aromático
muy sabroso, tanto que su olor excita el apetito: y se puede comer sin
más cocimiento; pues así se llama crudo y está muy
blando por el ácido que tiene esta propiedad, pero frito con
plátanos maduros es para chuparse los dedos.
Crema
de piña
Se saca el jugo de cuatro piñas grandes
y bien maduras, pero que no estén pasadas ni aporreadas y con
seis escudillas de azúcar blanca refina se forma una
almíbar a medio punto, se cuela y sobre esta almíbar
luego que esté fría se echan cuatro cucharadas de harina
de arroz, o de castilla, cuidando no se haga pelota, media cucharada de
canela fina molida y veinte yemas de huevos batida, se pone en una
cazuela al fuego por una hora, revolviéndolo sin cesar con una
paleta de madera, luego se echa dentro de una fuente honda y se quema
por arriba según los métodos ya explicados. Se recomienda
este manjar por ser cosa muy buena.
Crema de
guanábana
Con la guanábana bien madura y en
perfecta sazón también se hace una crema exquisita, mas
esta es preciso pasarla por un jibe fino a fin de separar los
filamentos o especie de algodón que cubre la semilla y apartar
esta también; se le agrega al jugo que se estrae un poco de agua.
En lo demás no hay diferencia en el modo de hacerla del de la
piña: advirtiendo que queda mejor escogiéndose la
guanábana dulce, sin ácido pronunciado, principalmente
unas que llaman de Puerto-Rico, que son muy dulces.
Tomado
de: El Cocinero
de los enfermos, convalecientes y desganados.
Manual de cocina cubana. La Habana: Imp. y Librería La
Cubana,
1862. Reedición: Madrid: Betania, 2002.
Y concluimos nuestro viaje, regresamos al pie
de la ceiba y del flamboyán para brindar, todos juntos, por La
Habana, y por Cuba. Un brindis y no un juramento. Una invitación
a la alegría y no al sacrificio. Un brindis con la bebida
nacional, con ese mojito tan nuestro, que nos reúne al llamado
de la yerbabuena y el limón. Gracias a todos por habernos
acompañado hasta aquí. ¡Qué la ceiba los
bendiga con su sombra y les dé salud. Aché y que se abran
de una vez todos los caminos que han permanecido cerrados. Sus amigos
de La Habana Elegante,
Francisco y Mike.
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