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Ésta página está dedicada a la poesía cubana. En la azotea de Reina María Rodríguez (en Ánimas no.455 esq. San Nicolás, en Centro Habana) nos reuníamos frecuentemente sus amigos. Lo mismo si había o no había té, o si algún invitado extranjero nos llevaba ron y algunas galleticas, allí, casi como atraídos por el centro gravitacional de la poesía, comenzábamos las tertulias habituales. Lecturas de poesía, la discusión de algún proyecto como lo fue durante un tiempo el de la Casa de poesía, o el del homenaje a Julián del Casal por el centenario de su muerte, constituían la razón de ser de aquellos encuentros. La azotea de Reina, como pronto comenzamos a llamarla, nos acogía a todos. Vivíamos en catacumbas individuales que la azotea conectaba con la catacumba mayor: la ciudad. Como quiera que la azotea no pudo recibir--como hubiésemos querido--a amigos como Gastón Baquero o Juan Clemente Zenea, y puesto que algunos de nosotros ya hemos dejado de subir aquellas escaleras y de animar ese espacio que--sin dudas--habría fascinado a Casal, hemos querido crear esta azotea otra, fuera de las murallas, pero dentro de la ciudad, y al que libremente podrán concurrir todos los poetas cubanos. La sombra de los gatos de Reina seguirá rondando peligrosamente la cocina. Mientras, los que van a leer esta noche han comenzado a repartir sus textos, finamente impresos por Ánimas Ediciones.
He aquí una muestra (no hemos pretendido antologar) de la poesía cubana que se está escribiendo en los Estados Unidos en estos momentos. Quisimos ofrecer una representatividad de algunas de las tendencias más visibles, sin que ello signifique que están aquí todas las que son, ni mucho menos que lo sean todas las que están.
En líneas generales no resulta difícil reconocer una poética de la herejía, del desenfado y de la deconstrucción del artefacto de lo cubano como coto sagrado y altar de sacrificios. Véanse si no, los textos de Pérez-Firmat, Barquet, Díaz de Villegas, y Alina Galiano, entre otros. Esta línea discursiva se expresa casi siempre a través de un lenguaje corrosivo. Sigue, en este sentido, la cubanía irreverente de Cabrera Infante, Virgilio Piñera, Reinaldo Arenas, y Lorenzo García Vega, entre otros. Pero, lo que a nuestro juicio resulta sin dudas significativo, es el hecho de que, al mismo tiempo, muchos de estos poetas producen textos que se insertan en un lirismo neorromántico y/o en la angustia de los grandes y universales problemas existenciales.
Queremos llamar la atención del lector sobre el erotismo que invade cada vez más la escritura, erotismo que--también--se caracteriza tanto por su agresividad y sinceridad, como por el lirismo y la búsqueda de una expresión pulida, casi de orfebrería, que recuerda a veces los aires del modernismo finisecular (léanse, por ejemplo, los textos de Félix Lizárraga). En el plano formal, junto a los textos más o menos experimentales (sin llegar a la audacia de, por ejemplo, Rolando Sánchez Mejías, Pedro Marqués y Carlos Aguilera,) se aprecia un creciente interés por las formas clásicas (el soneto principalmente) en los que se trasvasa un discurso que es, a no dudarlo, moderno.
En nuestra opinión, la poesía cubana que se escribe tanto dentro como fuera de la Isla (física) comienza a con-fluir a partir de los ochenta, dado quizá por el hecho, de que también los bandazos de la historia nos han lanzado a unos sobre otros. Así hemos venido a encontrarnos y a re-conocernos en el mismo desasosiego, en la misma experiencia del naufragio.
Y basta de hablar. Ya estamos todos (nunca estaremos todos) reunidos en la azotea. Y cada cual, por turno, lanzará al agua sus papeles, sus señales.
REINA MARÍA
Tal parece
que todos los diálogos de los poetas se han fraguado
en la angostura de tu azotea.
Las confidencias se sueltan en pareados asonantes
vigiladas por el sol
y se amotinan en los aleros de la calle Ánimas.
Su iridiscencia
se esparce a gatas por la tristeza de esa ciudad
erguida en la desidia del riesgo inevitable.
Es nuestro lugar imprescindible:
la provincia de dioses que tocan flautas bifídas
y guardan bajo la lengua verbo y eucaristía.
Donde se lee a la hora de los apagones.
Donde se escribe entre garras y entre orejas.
El misterioso nido de ciclones, según Dulce María.
La tierra inflamada, que como Ovidio
en el Mar Negro, amamos como a la muerte.
Donde un Homero ciego
adivina los dedos de rosa de la aurora
en las tinieblas.
Escriben sin papel,
sin cintas para sus cachivaches
Remington, Underwood, Corona.
Tú y las tejas como guardianes del poema.
Tú y la humildad desaforada
de esa insistencia en el geranio azul del verso,
ese infantil furor de los que nada esperan.
Naves de guerra que rechinan sólo en Cuba.
Lourdes Gil. Nació en La Habana. Estudió en New York University y en la Universidad de Madrid. Enseñó en el City University of New York. Tiene cinco libros de poemas publicados, y uno de ensayos que esta en proceso de publicacion. Ha dirigido dos revistas literarias (Románica y Lyra) y ahora Cubanacán. Ha ganado entre otros premios el Cintas (en 1979 y 1991).
CANCIÓN DEL DESTERRADO
1
Como Colón, hacia sus Indias
fabulosas.
Como Colón, con todo su equipaje
en la mirada.
2
Desterrado, senil, sin
piernas donde crecer, sin
árbol donde asomar su fruta, sin
tiempo suyo de reloj y olvido, sin
el amanecer en sus uñas arañando la almohada, sin
deletrear su infancia, con
extraviadas palabras, con
gestos perdidos, con
un abrazo de viento
está
el Exiliado:
A años luz la patria lo ha hecho
envejecer.
EL LIBRO DE LOS HEROES
(SOLO DE CUBANOS)
"Permiso para un leve sobresalto"
José Lezama Lima
"¿Qué quieren esos hombres con sus torsos
/desnudos
y sus picas en alto?"
Dulce María Loynaz
LA PRIMERA CARGA AL MACHETE
A caballo, desnudos, con su mejor machete
en mano, cientos de negros esclavos
buscan fundar sobre el cuerpo del otro
una nueva nación, una noctívaga
sensibilidad que nos recupere la Historia.
MELLA (SEGÚN LA FOTO DE TINA MODOTTI)
Así, de perfil, ¡qué importa
que fundaras partidos inservibles
y reverberaras en la historia y la vagina
irredenta de Modotti!
Así, de perfil, tu imagen
de apolo deshollinador de tanta
fealdad cotidiana, esa mitad
de tu rostro de atleta que su cámara fijó,
de macho legendario ensimismado paseándose
por nuestros libros de texto y por la épica
insular de Lezama, ¡cómo no iba
a provocar en mí
adoración y dolor a la vez!,
ahora que sólo eres
una pérdida ilustre
y no un férvido amante ejercitando
sobre mi cama su mejor
praxis.
ADVERTENCIA
Compañeros, no hace falta -dijo una vez Roque
con razón- llamarnos "camaradas" todo el tiempo,
en especial si no ha habido una cama por medio.
Jesús Barquet (La Habana, 1953). Poeta. Reside en los Estados Unidos desde 1980. Desde 1991 trabaja como profesor de literatura hispanoamericana en la Universidad estatal de Nuevo México, Las Cruces. Los poemas que aquí incluímos los hemos tomado de "El libro del desterrado" (México, 1994) y de la plaquette "El libro de los héroes" (República Dominicana, 1994).
El Crepúsculo de los Fetiches
(eine kleine nachtmusak)
Por la noche los fetiches
-cuando el mundo está dormido-
abandonan los trapiches
de lo cierto y conocido.
Los zapatos de Burdines
-corriendo a campo travieso-
llegaron a los confines
de este mundo patitieso.
Bogando por alta mar
en el sentido contrario
entraron en Alamar,
¡qué cortejo funerario!
Balsas que meten la pata
por la llanta que cojea,
provocaron la piñata
de tristísima ralea.
Los relojes de Cartier,
cansados de ver el mundo
desdoblarse en el no-ser,
se atrasaron un segundo:
a la Bolsa de Valores
se le quemó los frijoles
y cundieron los temores
y hablaron los caracoles.
El trapo y la escueta escoba
se pusieron a bailar
a deshora y a cantar
las traiciones de la Trova.
Con una labia alardosa
los teléfonos modernos
hablaban de "la imperiosa
necesidad de movernos
a pasos agigantados
hacia el Reino de las Cosas".
Mortales, amodorrados,
como tristes mariposas
en sus cajas, construidas
con puntual seguridad,
entregamos nuestras vidas
al bin de la coseidad.
"¡Qué cosa tan espantosa
es la cháchara cansona
de estos vagos Pieles Rosa:
canción que en cant desentona!"
"Del sonido deletéreo
se adjudican el derecho,
y al Metafísico aéreo
dan con un canto en el pecho".
Eran radios en estéreo
los que así contradecían
las estaciones, y al férreo
controlador maldecían.
Por su parte los eunucos
televisores callaban
reservándose sus trucos
y, en secreto, se apagaban.
Todas las malas noticias
usurpaban a las buenas
o a las malas las ficticias
ficciones de las cadenas.
No sabiendo a qué atenerse
la ardiente inseguridad
optó por desvanecerse
en la pura oscuridad.
Volvieron a las cavernas
en esos largos minutos
que alumbraron las linternas
de los objetos astutos.
En eléctricos crepúsculos
las viejas computadoras
escribieron sus opúsculos
con letras enredadoras.
Abrigaban tersos mundos
de cristales empañados
y con signos vagabundos
nos tuvieron engañados.
El ágil salto de cama
y la almohadita plumosa
se colgaban de las ramas
de la Uncaria tormentosa;
ésta hacía maravillas
curando la enfermedad
y ocultaba en apostillas
promesas de falsedad.
En el viejo botiquín
de la pocilga del baño
despotricaban sin fin,
añadiendo injuria al daño,
mercenarias vitaminas,
jabones con peste a rayo,
las vencidas medicinas
y las curas de caballo.
Champús que tumban el pelo,
pasta de dientes sin brillo,
en su sonrisa de hielo
asoma un puente amarillo.
En una tienda del Dólar
la porcelana de China
tiene al sinólogo scholar
atareado en una mina:
saca guerreros baratos
de los estantes de acero,
ejército de cegatos
soldaditos, traicionero
batallón de un invasor
que nos invade jugando
y que imita a un perdedor:
suministra conquistando.
Latería warholiana
y los parias del Teflón,
con Blanca, la palangana,
desprovistos de emoción,
declararon terminada
la Edad de la Exportación
y entonaron la olvidada:
"¡Viva la Devolución!".
Margarita, la pistola,
asaltó un 7-Eleven:
descubrió por carambola
que donde las dan las deben.
Partenón de Coca-Cola
en pirámide latosa;
terca torre de Mazola
exquisitamente sosa.
Muro de los alimentos,
Paradisos en conserva,
comestibles monumentos,
partenógena caterva.
Dicen Severo Sarduy,
dicen que a ti me parezco:
si tú estuvieras aquí
me darías lo que merezco.
Malabarista ambidiestro,
decimista que razona:
yo te pondré una corona
desconocido Maestro.
Tú hiciste hablar a las Cosas
como un Walt Disney mulato,
si en mis palabras reposas,
¡yo en tu sombra me dilato!
No el Ratón, ¡el Colibrí!;
ni el Pato Donald, ¡cocuyos!
Lo cubano que perdí
lo encontré en los libros tuyos.
Ayer pasé por los cines
de la Segunda Venida
cuando oí que Tres Patines
se quejaba de la vida.
El de la triste figura,
Caballero de París,
cavaba una sepultura
donde estuvo tu país.
El Chori pintó un grafito
que decía: "¡Abajo aquél
que tú sabes!". Don Fidel
se fugaba en un barquito.
La nave no navegaba
en su caja de cristal
donde Patillas moraba:
Palacio Presidencial.
Allí lo dejamos solo
para que sirva de ejemplo
a los turistas del Polo:
en su cristalino Templo.
Por fin el Sol despertó
alumbrado en las canciones
del poeta, y acertó
con su rayo de ilusiones
a rechazar las visiones
que la noche convocó.
LA PROPORCIÓN DEL HOMBRE
dibujo de Leonardo Da Vinci,
en la Academia, Venecia.
Quien concibió este Adán crucificado,
el que midió su cuerpo con la vara,
y lo cerró en el círculo, en la clara,
perfecta simetría del cuadrado;
el que le regaló su propia cara
-y lo dejara así sacrificado
en efigie, sobre el papel, sagrado
y a la vez vivo- el que lo creara.
No pudo concebir un esperpento
con las manos clavadas al madero,
ni del lento, verídico y sangriento
final escamotear lo verdadero:
con sus tintas remotas le da aliento
y lo deja vivir de cuerpo entero.
Néstor Díaz de Villegas, 1956. Cumanayaguense. Estudió Pintura en la Academia de San Alejandro. Durante su Época Gris (1974) escribió un poema (Oda a Carlos III) que lo llevó a la cárcel. Cinco años más tarde lo encontramos en Miami friendo hamburguers en el Burger King de la US 1 y la 57. Estivador, chuchero, mariguanero, vendedor de seguros, periodista. Ha escrito y publicado, en Xerox, Vida Nueva (1984) y La Edad de Piedra (1992). La Universidad de Redlands, en California, publicó sus poemas de juventud en un volumen, Canto de Preparación. En 1997, Vicio de Miami (Schwarz) y Anarquía en Disneylandia, (Deleatur), ilustrado por Ramon Alejandro. Poemas suyos han aparecido en Mariel, Catálogo de Letras y Linden Lane. Es un apasionado discipulo de Bowie y de Sarduy.
VIVIR SIN HISTORIA
He viajado poco, he vivido menos.
No se explica este cansancio y sin embargo
estoy cansado.
Desde mi margen contemplo
a los hombres-pararrayos, a los hombres-volcán,
a los hombres-liebre.
Contemplo al héroe de última hora
y al mártir del momento.
Contemplo las inmolaciones, los sacrificios,
las bellas catástrofes que harán historia.
Yo no tengo historia
y sin embargo estoy cansado.
Cansado de la historia, entre otras cosas,
y de las inmolaciones
y de los sacrificios
y de las bellas catástrofes
y sobre todo de los héroes
y sobre todo de los mártires.
Pudrirse de grima en una cárcel
puede ser mala suerte o mala leche.
Mas ya cansa tanta tragedia:
tanta viuda atrincherada en su luto,
tanto hijo huérfano,
tanto exilio, tanto padecer.
La orfandad es bonita pero también cansa.
El dolor de los demás es bonito pero también cansa.
Atención bayameses:
bajad las voces
detened la marcha
deponed las banderas
y las bayonetas.
Traigo un secreto que confiaros:
vivir sin historia es vivir.
TRES POEMAS MARTIANOS
One
Conozco al monstruo,
he vivido en sus entrañas.
Saben bien.
Two
Conozco al monstruo,
he vivido de sus entrañas.
Yo también soy monstruo.
Three
Conozco al monstruo,
el monstruo me conoce a mí.
Somos felices en nuestro conocimiento.
Gustavo Pérez-Firmat (La Habana, 1949). Doctorado en literatura comparada por la Universidad de Michigan. Desempeña una cátedra de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Duke. Poeta y ensayista. Los poemas aquí incluídos fueron tomados de "Poesía cubana: la Isla entera", España, 1995.
HE VENIDO de lejos y he soñado.
Cada sueño en mis manos era el viaje
hacia el país inaccesible.
Cada viaje en mis sueños, la imagen
indivisa: carroña de la sed
al despertarse el cuerpo. Apetito voraz
del tiempo sobre ciudad desconocida:
El paisaje ruinoso de sus campos,
la mugre y la asfixia, bendecidas.
Una vez más el sueño y el deseo
golpeando los ojos hacia donde
extraño lugar del que regreso.
II INVOCACION A JOYCE
James Joyce y yo compartíamos
el mismo cuarto de La Habana.
Cada noche,
antes de apagar la luz,
él me miraba.
Toda su estatura
sobre sus largas piernas
y sus dos manos
mostrando al revés
los bolsillos.
Ambos tuvimos padres
que fueron casi todos los oficios,
nacidos en el centro
de ciudades antiguas y olvidadas,
queridas por nadie y por todos,
e idéntico miedo
de beber la sangre de Jesús.
Abandonamos patria,
hogar y religión.
Por las noches bebíamos vino,
hablabamos de las sirenas,
amamos el latín y las imágenes.
Siempre vamos juntos.
Como a Borges, soy de los que salva
y a los que no conoce.
Rita Martín (1963, La Habana). Graduada de Filología en 1986, se ha desempeñado como profesora adjunta e investigadora literaria en la Universidad de La Habana y el Instituto de Literatura y Linguística de la Academia de Ciencias de Cuba. En 1991 y 1992 publicó los poemarios El cuerpo de su ausencia y Estación en el mar. Poemas y cuentos suyos han sido publicados en las antologías Un grupo avanza silencioso; Los últimos serán los primeros y Bridges to Cuba. Tiene en proceso de edición su colección de cuentos La flor de Elisa y su poemario Tocada por el astro. Ejerce la crítica literaria. Actualmente, reside en Miami.
REINALDO ARENAS ESCRIBE
SU AUTORRETRATO
La dicha en vilo, detenido el gesto,
bailo el dulce danzón de los umbrales:
la nostalgia deshace el palimpsesto
de la luz acechando los panales
negros del dolor. Echo estos restos
a las aguas enfermas y albañales
del mar. La Historia lanza sus denuestos
contra mis migratorias iniciales.
En la boca la gracia de la mueca
y en los ojos las heces del invierno.
Está a punto la nave del retrato.
Sólo falta el embuste que diseca
y pone a la fortuna el rudo cuerno:
que Virgilio me esconda su zapato.
EL SOMBRERO DE ZEQUEIRA
para pedro marqués de armas
Por la puerta de ayer de Monserrate
traje las joyas y el manto de la piña,
el reloj de la Habana, la lampiña
fuente de la sed y el disparate.
Traje la pompa y el aire que me abate,
el hedor de la muerte, la rapiña,
los ojos asustados de la niña
por un viejo color de escaparate.
Por la puerta de ayer de la Tenaza
llevé el agua a las quintas, la modorra,
los triunfantes despojos habaneros,
e instalé mi locura en las terrazas,
en la ciudad incesante que se borra
cada vez que me pongo este sombrero.
Francisco Morán (La Habana, 1952). Poeta y ensayista. Reside en los Estados Unidos desde 1994. Ha publicado: Casal à Rebours (ensayos y otros delirios), Ecce Homo, y Habanero Tú (poesía).
Mis amores
a Julián del Casal
Tengo, como el poeta, el triste amor impuro
De las ciudades; tengo el amor escondido
De los efebos (ah tu cuerpo, esculpido
En el metal del sueño, que acaricio en lo oscuro).
Tengo el amor amargo de las muchachas suaves
(Ah tu cintura de agua, ah tu sonrisa luego
Del abrazo, tus falsos juramentos, tu ego,
Tu palidez, tus pechos leves como dos aves).
Tengo el amor sagrado de la sangre heredada,
Amor que no se ocupa de quejas ni traiciones;
El amor de los libros, mis amigos más viejos,
Y el de algunos amigos, como los libros, viejos.
Tengo el amor ridículo de la hierba pisada,
Del vino de Khayyam, del queso y los tostones.
Y tengo (como el rizo que guarda un camafeo)
El amor desgarrado de Dios, en Quien no creo.
Lectura de Chuang Tzu
Una vez yo, Félix, soñé que era Chuang Tzu, Chuang Tzu releyendo el Tao Te King a la luz suave de la lamparilla de papel perlado.
Y sólo tenía conciencia de mi felicidad al aspirar el añejo aroma de los rollos de seda, donde la mano misma del Maestro había trazado los bellos caracteres que yo descifraba sin esfuerzo, sin saber que era Félix.
Y Chuang Tzu se quedó dormido y soñó que era una mariposa revoloteando aquí y allá, una mariposa perfecta en todo sentido, sin más conciencia que mi felicidad como mariposa, sin saber que era Tzu.
Y despertó de pronto de su sueño, y fue de nuevo él mismo, Chuang Tzu, sin duda alguna, y se preguntó si sería acaso un hombre que había soñado ser una mariposa, o una mariposa que soñaba ser Tzu.
Y desperté de mi sueño, o de ese sueño que es toda lectura, y fui de nuevo Félix, yo, qué duda cabe.
Y me pregunto ahora qué seré cuando vuelva a despertar, un filósofo chino al que he leído, un escriba insular que no leeré jamás, un insecto feliz de no saber qué son los libros a no ser en un sueño.
O qué otra cosa.
Félix Lizárraga. (La Habana, 1958). Licenciado en Teatrología y Dramaturgia por el Instituto Superior de Arte de La Habana en 1983. Sus poemas y relatos han aparecido en La Gaceta de Cuba, Unión, El Caimán Barbudo, Naranja Dulce, Albur y otras revistas literarias. Ha publicado Beatrice (Editorial Unión, La Habana, 1982. Premio David, 1981), Busca del Unicornio (Centro Provincial del Libro y la Literatura, Coleccion La Puerta de Papel, La Habana, 1991). El poemario A la manera de Arcimboldo fue mención en el concurso Julián del Casal de 1993 y actualmente esta en proceso de edicion por la Colección Baralanube de Editions Deleatur. Tiene inéditos una trilogía de libros de relatos: El bosque de yeso, Tríptico de una noche (Eclipse) y La rosa secreta, y los poemarios Brocelianda y Los panes y los peces. Reside en Estados Unidos desde 1994. Esta ficha es realmente impresionante, y lo sería aún más si pudiésemos publicar el resto.
VOZ DE UVA
Ahogo. Palabras cortadas por
la lluvia.
Mira que lloras me dicen
cuando niña
un día que el sol iluminaba
y trago aire.
Viajes, ausencias, pedradas,
mil ilusiones varadas,
nada me ha hecho llorar.
Será que en la garganta
el aire de la lluvia
me arrugó las cosas
como encajes en un armario,
y ahora escribo sola
oyéndome llover.
No tengo miedo, soy una brisa.
Soy sangre.
Guadalajara, México
21 de abril, 1997
PAX FOR THE ILL
para Leonor A. de Ulloa
¿Y si no miro y si tampoco toco?
Si no me acerco o trato,
¿me tratarán entonces?
¿me aceptarán?
Y si no busco, o hablo,
¿me dejarán tranquilo,
¿me escucharán?
Si no me muevo mucho, escucho
y solamente silbo.
Si nada más deseo sólo ser
en un lugar que nada cueste
a nadie más.
Que no compita, que no repita,
que sólo sea ese cuerpo
que me ve,
¿seré feliz entonces?
¿tendré la paz?
¿podré vivir tranquilo?
¿Existiré?
Blacksburg, Virginia
Noviembre 1997
PALMA, ESPINAS, VIENTO
In memoriam Luis Garcés
En el espejo de las caras
de mis hermanos
veo el paisaje
de una isla perdida.
Una ciudad que se cae,
campos de llanto,
fuentes de lágrimas,
balsas que no terminan.
No sé adónde nos lleva este sendero.
Pero en esta otra ciudad de los espejos,
"o de los espejismos",
levanto esta casa de aire,
en ella invoco a mis espíritus,
y bailo, canto y coloreo.
Mi casa:
en la entrada, la palma,
sus paredes, espinas.
Mi techo: el viento.
Claremont, 26 abril, 1998
Enrico Mario Santí. Ensayista, poeta y profesor de literatura hispanoamericana en la Universidad de Georgetown en Washington, D.C. Es autor de varios libros de crítica y estudios literarios. Entre ellos se encuentran: Pensar a José Martí. Notas para un centenario (1996). También publicó una selección de textos de Octavio Paz (Octavio Paz / Primeras letras, 1988). En 1995 la editorial La torre de papel publicó su poemario Son peregrino.
DEFINICIÓN MUY CLÁSICA
Y entonces vendrán las preguntas:
Señorita, ¿ por qué el Eros?
Y yo me ajustaré las gafas
-- toda muy doctoral --
y hablaré del símbolo oculto
y del destino social,
del pecado y de la alquimia,
de la libido y del ego.
Me encanta parecer profunda.
Gato en almíbar, si te vieran...
ECLIPSE
Cuerpo I
un cabello de luna terso y frío
un cabello de luna que la noche ha perdido
en el hoyo argentado de tu sexo:
sombra y rápida muerte
ésta que das cuando me tomas:
estás en mí como una prueba
estoy en ti como un aviso
Cuerpo II
en tu lecho de ayer se soltaron diez palomas
una a una las vi brotar
luminosas sobre el vientre
y yo
madre del hijo que jamás tendremos
recogí dulcemente su cadáver
en el cuenco rojinegro de mi boca
Daína Chaviano (La Habana, 1957). Narradora y poeta. Desde 1991 reside en los Estados Unidos. Los poemas aquí incluídos fueron tomados de la antología "Poesía cubana: la Isla entera", España, 1995.
XVIII
Obayé ko baye abenté:
qué me importa que el mundo se acabe
si utilizaron mi casa, MI CASA,
mi vivienda favorita, mi Ité Alaké:
mi Trono, coño,
como si fuese ikún nikún: un basurero.
Y cuando bajaban del Monte
se llenaron la boca para decir
que su mo bo: su revolución era más verde
que mi Ikó Erí: mi palma.
Utilizaron el color de mi símbolo
para que la gente bajara la cabeza
y ninguno de aquellos protegidos del misterio,
por respeto a mi poder,
me dijeron al pasar, Maferefún Leyí,
Maferefún Obakoso;
porque venían como pavos reales
y entreteniendo la manigua
y yo me aguanté para ver hasta dónde
iba a llegar el pajareo,
el relajo que se traían entre pecho
y espalda estos presumidos.
Después, para que yo me olvidara
de cobrarles el insulto
de tanta imprudencia
y de tanta sinvergüenzería juntas,
me vinieron con una fiestecita,
con un cantico cualquiera
y para ponerle la tapa al pomo,
destriparon un par de gallinas.
Con eso nada más pretendieron hacerle
ebó a mi Majestad
y por si fuera poco, para no variar,
le metieron mano a mi Seré: mi querida,
mi Obiaya: mi coquito sagrado,
mi Obíeyo: mi novia, mi Oñikán: mi dulce fino;
como si yo fuera un obiní ñáña:
un afeminado, un emí were: un poquita cosa.
Se olvidaron que yo como carnero,
que a mí, a Oba Funké, El Grande,
hay que traerme en bandeja
de plata harina y quimbombó,
guardiente del bueno,
tabaco y dinero a manos llenas.
Se olvidaron que para rendirme pleitesía
hay que dejar sin plátanos
a todo un platanal, sin discutirme;
porque en este gallinero
el único gallo soy yo, EL UNICO
y sin mí no hay artillería suficiente
que haga temblar los cielos,
ni puede hablar el Fundamento sobre la estera
en el mismito centro del cuarto
donde están todos los santos.
Se olvidaron estos maricas que mi bonitura, mi gracia,
mi fistulería de bambollero ebánico y orgulloso
las bajó el mismo Olofi
de tokán tokán: de todo corazón
y como bola de candela atravesé la atmósfera.
Por eso cuando mis pies tocaron la tierra,
ese día, nació la primera ceniza,
el polvo mágico de la adivinación
sin el cual la humanidad
no tiene ni tendría capacidad de leer
el signo de lo innombrable, de lo eterno.
Se olvidaron que yo castigo sin compasión,
que no perdono.
Se olvidaron que yo mato
al que se atreva a faltarme,
porque yo soy el Oricha Tobí: el Santo Fuerte,
el innegable Lemó: lirio de la candela,
el que deslumbra,
el negro lindo y mimado que se viste de punzó,
Rey de Oyó, Rey de Reyes,
el gran Oricha Dueño y Señor del Batá.
Así fue como se me subió el berrinche a la cabeza
en todo su esplendor y con la fuerza de un rabo de nube.
Y como yo soy Emí Bori: el que más manda,
ahí mismo decidí
que se acababa la rumba de un cantazo,
que esta partida de guanajos se quedaban sin bembé,
que no iban a encontrar olorí:
tamboreros para armar ceremonia.
Y mi nariz empezó a echar humo
y comencé a botar fuego por la boca
hasta que las cuentas blancas de mi eleke orisá:
collar de santo,
se hicieron triza.
Por eso decidí que iba a poner
a esta país de mierda
como un obató orubó: como un zapato viejo,
para que nadie se creyera
que a mí se me puede
marear la cabeza con mentiras;
porque yo soy Sanfán Kon Alafi
hasta en la China;
porque yo soy el Oricha del trueno,
del fuego, de la guerra,
de los tambores, del relámpago
y ahora van a saber de una vez y por todas
que nadie, nadie sobre este mundo,
los tiene más grandes que yo.
Porque cuando Changó Ilarí se encabrona,
cuando los ojos de Changó echan candela,
hasta los cuchillos, carajo, tienen miedo.
Alina Galiano (Manzanillo, 1950). Poeta. Reside en Estados Unidos desde 1968. Los poemas que aquí presentamos fueron tomados de la antología "Poesía cubana: la Isla entera", España, 1995.
El emigrante
Cuando llegue el momento,
aunque sea tarde y te apresuren y te griten,
pon en el armario oscuro los recuerdos,
ciérralo despacio, como puedas,
y trata dedejarlo para siempre
en el rincón más limpio de la casa.
Deja dentro esos rostros que se agitan y lanzan
sus entrañables advertencias;
no te lleves a ninguna parte esos claros mensajes,
esos cielos absolutamente desquiciantes.
Clausura ese paisaje pavoroso,
y déjate llevar sin sobresaltos
hacia las tibias grutas sumergidas,
hacia el gran remolino en que se acercan
las señales abiertas, el lenguaje de sombras.
En tus bolsillos llevarás, de todos modos,
ambiguos talismanes, objetos proverbiales que vendrán
a iluminar el inmenso exorcismo:
barajas incompletas,
pañuelos, abalorios,
secretos códigos, insignias,
emblemas de cartón,
la imagen única del ave
serena y disecada,
dibujos coloreados de los trajes
que se esfumaron en el extraño sueño...
alguna cosa más, pero ligera;
témele al exceso de equipaje.
Reinaldo García Ramos (1944). Fue miembro del grupo de escritores que se dieron a conocer en las Ediciones El Puente a principios de los 60. En 1980 emigró a los Estados Unidos. Fue uno de los fundadores de la revista Mariel (1983-1985). Entre sus libros está Caverna fiel (Verbum, 1993).
CANTO PRIMERO
(fragmentos)
El mar ondulando.
Alta y solitaria, alta y
solitaria, oigo que dices.
Hará cuestión de algunas horas
también pensé decir cosas hermosas.
Salieron lombrices (amebas sobre todo),
viejas maricas agazapadas
en las alcantarillas,
inaplazables
adolescentes envejeciendo bajo el primer
puñetazo,
hogueras,
airados diosecillos
disputándose trozos de excrementos,
aullidos,
embarcaciones repletas alejándose,
embarcaciones balanceadas,
hileras de inocentes sacándose los ojos
confiados
(así lo afirman las últimas orientaciones)
.........................................................
Pero tú cantarás,
óyelo bien,
tú le retorcerás el cuello a los pavorreales
y te cagarás sobre los castos árboles,
tú te meterás en el culo el campanilleo dominical
de los heladeros,
tú alimentarás con arsénico a los últimos parientes de
la "Antigua Esperanza",
tú lanzarás "los zapaticos de Rosa" al zarzal en
llamas.
Tú denunciarás ante los guardacostas a la
que pesca en el mar (oh, señora, quién la viera a usted
trasladando su considerable cuerpo a un madero que se bambolea,
mandando al carajo la corona de laurel, huyendo en la oscuridad
de la chusma intransigente y añorando la chusma diligente.
Me temo que en esas circunstancias no podría componer su soneto
"Al partir"...Perla del mar, estrella del...),
tú te masturbarás sobre el "torrente prodigioso"
(ahora, ahora, que nadie me vigila)
y harás cola para las pezuñas del toro (lo demás va para
la Unión Soviética) muerto por Heredia en 1832
de cuarenta versos endecasílabos,
tú reventarás con un maullido el tímpano de los
que aún sueñan "sueños de gloria engolfadas y perdidas
en la profunda noche de los tiempos".
Tú revolverás la mierda que se esconde siempre
tras la divina retórica.
Tú enseñarás a desconfiar de las grandes palabras,
de las grandes promesas,
de las grandes pantomimas heroicas.
Tú atosigarás con blasfemias la ciudad que te asfixia.
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CANTO SEGUNDO
(fragmentos)
Me voy.
Pero
siempre hay que irse.
Siempre hay que echar acorrer y perderse.
Siempre hay que liquidar jadeando los últimos trapos, los
últimos sueños,
y salir desnudos como quien deja un crimen.
Y salir huyendo silenciosamente.
Y salir gritando silenciosamente.
Y entrar en lo oscuro silenciosamente.
Salir de lo oscuro y entrar en lo oscuro silenciosamente.
Isla,
contra ti se estrellan todas las audacias.
Eres triste como la carta de un amigo en el exilio,
como la figura de la vieja marica con el pelo
pintado,
como la voz del que voceaba las reses en el patio de la
infancia.
Con tus perennes sabanas donde pasta el aburrimiento una
vaca hambrienta, eres triste.
Con tus casas hechas para otros climas,
con tus estaciones que no estacionan,
con tus avenidas desprovistas de árboles y amuralladas,
antes, de anuncios, ahora de consignas,
con tus mujeres ya estrictamente imbéciles
(vacunas o bollunas),
con tus hombres escépticos y rumberos
("mangánsones"),
con tu juventud exhibicionista,
con tu filosofía del pan con timba,
con tu choteo y tu meneíto,
con tu abrumadora colección de maricas escandalosas,
con tu inmenso y polvoriento verano,
con tu único río,
con tu única carretera,
con tu único producto,
con tu árbol simbólico,
con tu cacareada alegría:
Eres triste.
Y sin embargo, es éste el lugar que más amas
por encima de todas las cosas.
Y sin embargo, es éste el lugar que te asediará siempre,
y querrás retener... ¿Qué ha pasado?
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Reinaldo Arenas (Holguín,1943-Nueva York, 1990).
Narrador y poeta. Entre sus obras se encuentran: El mundo alucinante, El palacio de las blanquísimas mofetas, Otra vez el mar (de donde tomamos los fragmentos que aquí ofrecemos al lector), El color del verano, y Antes que anochezca.
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