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Falsa leyenda de la existencia
de una ceiba bajo la cual se celebraron el primer cabildo y la primera
misa de esta villa.
(fragmento del capítulo de igual título tomado de La
Historia de La Habana, de Emilio Roig de Leuchsenring)
Ya hemos
dicho en trabajo anterior (155), que con objeto de recoger la tradición
existente de haberse celebrado a la sombra de una ceiba que existía
al Noroeste de la actual Plaza de Armas, la primera misa y el primer cabildo
en esta villa, en el mismo lugar en que se trasladó La Habana al
lugar que hoy ocupa, el gobernador Francisco Cagigal de la Vega erigió
el año 1754 una columna de tres caras que ostentaba en lo alto una
pequeña imagen de la virgen del Pilar y en su base dos inscripciones
alusivas a esos acontecimientos, una en latín y otra en castellano
antiguo.
..........................................
¿Existió realmente aquella ceiba?
¿Se celebraron a su sombra la primera
misa y el primer cabildo de esta villa?
En cuanto a la existencia de una ceiba en
los alrededores de la actual Plaza de Armas, es más que probable
dada la abundante y rica vegetación que, según hemos visto,
poseían en aquellos primitivos tiempos las tierras que se eligieron
para lugar definitivo de la instalación de la Villa. Pero
ello no permite asegurar que en el sitio preciso en que Cagigal levantó
el mencionado pilar conmemorativo existiese una ceiba, ni mucho menos que
esa ceiba fuese la que se eligió para celebrar bajo ella la primera
misa y el primer cabildo.
Sí hay constancia, por los Libros de
Cabildos de este Ayuntamiento, de que existió en la primitiva plaza
de la villa una ceiba que se utilizaba para fines tan poco merecedores
de recuerdo y consagración como era el de atar a ella los individuos
-- casi siempre negros esclavos -- que debían sufrir la pena de
azotes públicos impuesta por el Cabildo dentro de las atribuciones
judiciales que entonces poseía.
.........................................
Pero esta ceiba no es ni puede ser la que
según la tradición se alzaba en el lugar donde Cagigal levantó
el pilar conmemorativo, porque, además de las razones que acabamos
de aducir, la plaza de la Villa a que se refiere el acuerdo municipal de
8 de febrero de 1556, no es la Plaza de Armas actual: ya sabemos que el
lugar de dicha plaza fue variado en el año 1559, por haberse comenzado
a levantar allí La Fuerza; y ello nos lleva a afirmar que esa ceiba
a que se refiere el acuerdo municipal de 1556 no fue la ceiba legendaria
-- la de la primera misa y el primer cabildo -- pues en aquel entonces
la plaza de la Villa ocupaba lugar distinto al de la actual Plaza de Armas.
Fernando Ortiz ha lanzado (156) una nueva
opinión sobre la ceiba de la leyenda habanera, opinión que
nos limitamos a recoger, sin comentarla, porque su autor hasta ahora no
ha expuesto las razones en que se fundamenta. "Nosotros opinamos
-- dice Ortiz -- que el simbolismo de la ceiba de El Templete no era de
carácter religioso, y que representaba por sí misma y a virtud
de la consagración cívica que de ella se hizo, algo más
que un hecho histórico". Y agrega que, a pesar de servir la
ceiba a que se refiere el acuerdo municipal de 1556, para atar a los negros
recalcitrantes condenados a la pena de azotes, no considera que ello la
hiciera objeto de abominación. "Creemos -- expresa
-- que la ceiba de El Templete [la de El Templete, repetimos nosotros,
no creemos fuera la de los azotes] fue el emblema de la municipalidad
de la villa de La Habana, y el más antiguo y permanente emblema
de libertades ciudadanas que conservamos en Cuba. A esa ceiba debiera
concurrir nuestro pueblo habanero en peregrinación cada vez que
sienta mermada sus libertades".
La ceiba de La Habana Elegante
fue plantada, primero, en la Plaza de Armas (Jackson Square)
de Nueva Orleáns y, luego, tras-plantada a la ciudad de Arlington.
Su semilla fue traída de La Habana, y la sombra que ofrecen sus
ramas se extiende a donde quiera que un habanero o un cubano quiera pensar,
padecer, imaginar la Ciudad en peso. A ella no fue nunca atado un
negro, ni un chino, ni nadie por tener uno u otro credo. Ella nos
convoca todos los años y lo seguirá haciendo para recordarnos
la importancia de las virtudes cívicas. Y mientras haya uno
sólo de nuestros amigos que acuda a este llamado, nada secará
la vida que circula por el tronco de nuestra ceiba. Es la noche del
15 de noviembre y ya empezamos a llegar. Damos la vuelta y pedimos
un deseo o maldecimos: no vivimos en la tierra más fermosa
del mundo, pero nos llenamos la boca de su tierra, y sólo le pedimos
que nos ofrezca un lugar donde caernos muertos.
¡Ojalá que el invierno
se prolongara muchos meses, que el cielo permaneciera siempre nublado,
que no hubiera más astro que la luna, que no se escuchara más
voz que la del viento entre las hojas secas y que la nieve principiara
a caer, colocando sus arandelas alrededor de los troncos de los árboles,
poniendo sus caperuzas sobre las montañas eternamente verdes y empezando
a extender los pliegues del sudario en que todos nos hemos de abrigar!
¿Qué mejor mortaja que la de
la nieve puede ambicionarse en un pueblo que bosteza de hambre o agoniza
de consunción?
Julián del Casal
Francamente, sigo considerando a
La Habana como un sepulcro. Un vasto sepulcro dividido a su vez,
en sepulcros más pequeños. Pero aclaro enseguida que
tal impresión sepulcral no tiene nada que ver con la arquitectura
de la ciudad; tampoco nace dicha impresión de esas típicas
sensaciones de aplastamiento propias de las grandes ciudades. La
Habana, por el contrario, es una ciudad grande, pero nunca una gran ciudad.
Un aire provinciano se respira todavía en su ámbito y en
cuanto a las gentes definen de un plumazo que no son moradores de una imponente
urbe en virtud de esa falta de distancia privativa de tales moradores.
No, si yo digo que la ciudad me sigue pareciendo un vasto sepulcro se debe
pura y simplemente a una contingencia privada y personal: me refiero a
la miseria. Así; como el Vía Crucis de la Pasión
tiene sus Estaciones, así también tengo yo por la ciudad
señaladas mis tumbas, partes de ese vasto sepulcro, y en el correr
de los años y tras una vuelta de algunos pasados en el extranjero
no he logrado que tal impresión desaparezca, o, al menos, se atenúe.
Y si voy a hablar con mayor franqueza, aunque tenga que enfrentarme con
el ridículo, declararé que hasta evito cuidadosamente ciertas
calles y ciertas casas en las cuales estas marcas de la miseria me hicieron
padecer más de lo acostumbrado. Pero aclaro también
en seguida que si las evito es precisamente porque ni una pizca de delectación
hay en mi alejamiento de ellas. Sencillamente las veo como puentes
cortados, fragmentos de mi existencia que en nada me religan ni podrían
religarme con mi vida presente. ¿Qué tengo yo que ver,
por ejemplo, con el Virgilio del año 38, inquilino de un cuarto
en la calle Galiano? Y si fatalmente debo pasar por tal lugar lo
observo con la misma indiferencia que todo mi ser asumiría ante
el sepulcro de Tutankamen... No podría tener piedad con cadáveres
ajenos. Entre estos milenarios también se clasifica el mío
de ese año 38.
Virgilio Piñera
A la manera de los druídas
celtas que veían el árbol como una forma más de predecir
el destino e igualmente pensando que cada hombre posee un árbol
por dentro, hoy nos toca a nosotros darle vueltas,o sea, templarnos,alrededor
de nuestra mítica ceiba. ¿Templar o no templar? esta
puede que sea la cuestión que debemos descubrir escondida en esa
nieve con la que Casal "maldijo"(¿¡Biendijo!?) a La Habana
y que tú Morancillo amigo conseguiste para nosotros. Algunos se
roban el fuego de los dioses, otros parecen robanrse la nieve que toda
llama supone.Yo pongo mi mano en el fuego y me reservo la razón,
la templaria razón de reivindicarme bajo la ceiba, buscar en nuestro
Iroko iluminado y misterioso algún güije poseedor de las antiguas
escrituras y creerme -¿Por qué no Juanitín Donne?-
que un hombre sí es una isla, sobre todo si la que se habita es
la más fermosa de todas.
( Tomado del Manuscrito Aché: TEMPLES,TEMPLOS Y TEMPLETES, traducido
especialmente por Karlos "Amergin" Hernández Pintado, para el amigo
Sir Francisco Morán)
Karlos (Miami)
Al deambular por esta Habana que
amo más que cualquier otra ciudad en el mundo, me he preguntado
muchas veces si sus destinos no han sido regidos siempre por unos fabulosos
coleccionistas de casas, avenidas, muelles, parques y edificios públicos.
Es decir: por hombres que temen ver terminado su placer al lograr una obra
perfecta.
Alejo Carpentier
La suerte que yo deseo
cabe bajo una cascada.
Pido a esta ceiba sagrada
-en cuya sombra me veo-
ascender hasta el trofeo:
sumergirme en la mañana
infinita de La Habana,
donde mi corazón rueda
y viaja en esa moneda
hacia su luz más cubana.
Agustín Labrada (México)
Antes de la llegada del gobernador
actual, Don José Cienfuegos, se cometían muchos asesinatos
en la Habana. Es cierto que no todas las cruces pintadas o de madera
que se ven en las paredes de las casas indican que en ese lugar un hombre
haya derramado la sangre de otro. La mayor parte de estas cruces
han sido colocadas por devoción, y tal vez también para preservar
el lugar que ellas decoran de los accidentes horrendos que recuerdan otras
cruces. Si se hubiesen colocado una por cada asesinato cometido de
día o de noche en las calles de la Habana, habría que abrirse
paso en medio de cruces contiguas, a excepción de ciertas calles
donde, algunas paredes tendrían el privilegio de tenerlas colocadas
unas sobre otras.
E. M. Masse, L'Ile de Cuba et La Havane, 1819
He tenido unos meses ajitados pues
tuve mi segunda hija, mi esposo y yo al igual que mi hija mayor estamos
muy contentos. Gracias por invitarme a esa gran fiesta, que no es más
que otro aniversario de la fundación de la Villa de San Cristóbal
de la Habana, y que todos los cubanos celebramos donde quiera que estemos.
Deseo darle la vuelta a la legendaria ceiba y pedirle que mantenga
hermosa a la bella Habana con sus adoquines y sus vitrales, con su música,
su literatura, en fin, con su cultura . Y que algún día los
cubanos que estamos fuera de la Isla nos encontremos, todos, en el templete
festejando una vida mejor.
Saludos,
María Ofelia.
Un hombre puede andar a través
de las calles de la Habana a cualquier hora de la noche sin encontrar nada
que se parezca a un amante [...]
John Howison: Foreign Scenes and Travelling Recreations,
1825.
Querido Francisco, que es Conde y
no esconde, un par de versos para que pongas al pie de tu "Ceiba Real".
Un par de viejos versos, escritos mientras acodoba la espera en una ventana
del Segundo Cabo, y la Plaza de Armas, el Templete y su ceiba, los Capitanes
Generales y el país se iban hundiendo en la virtualidad de las utopías,
y el bosque la memoria de un árbol...
Sentarnos.
Sentarnos en el árbol del silencio.
Mirar un seco bosque de rostros y conjugación prihibida,
máscara y penumbra
en la inversa vastedad de lo palpable.
(.....)
Afuera,
a unos pasos del portal
aguárdanme mil ojos
colgados lluvia a lluvia,
colgados en un hilo de costosa esperma.
Mural de verbos
nunca pronunciados en los himnos.
Aguárdanme mil ojos
ahorcados en el árbol de la luz
y del silencio.
Germán Guerra, Conde de Lagunillas (Miami)
Los calores nos lanzan a veces sobre
los parques. ¿Qué es lo primero que vemos en esos sitios
de ocio bien llevado? La confusión de paseo y parque.
Mientras el primero, contentémonos con distinciones elementales,
está como destinado al desfile, a mostrar en el domingo o en los
días de fiesteo o de hondura de efemérides, la algazara del
pueblo que encuentra en su propio fluir y girar el contentamiento de su
sangre. El parque marca como un retiro y es en su soledad donde se
elabora el oro apagado del recuerdo.
José Lezama Lima: El parque o el oro apagado del recuerdo
(1949)
"Te pido, Ceiba, como el niño
algo crecido que ya sabe que una estrella fugaz nada concede, pero siente
algo raramente sagrado en la silenciosa petición, que se cumplan
los deseos más puros de los cubanos."
Un abrazo
Rolando (Stuttgart, Alemania)
Alégrate, isla siempre ilustre,
por el robusto y continuado florecer que las letras cubanas experimentan
hoy en el ámbito de lo hispánico y universal. Si a
menudo "escribir es llorar," también con el salmista creemos que
"los que siembran entre lágrimas cantando van a segar."
Manuel García Castellón
University of New Orleans
De la Ceiba, en mi memoria,su raiz
mas que su frondaje. El olor de la
tierra madre mezclado con la savia que ya anuncia el tronco poderoso.
De la Ceiba, junto a aquel nuestro mar, el desafío de su edad, más
que los mitos de un tiempo contado por los hombres. De la Ceiba hoy celebro
su fijeza, porque nos convoca siempre. Para Morán , desde
el desierto de California,
Madeline (California)
Fue destruido el patíbulo
u horca, en la Plaza de la Punta, para ser sustituido en esta fecha por
el garrote. Cerca estaba la Cárcel y el Castillo de la Punta.
Hasta el año 1810 las ejecuciones se efectuaban al frente del Monserrate
de las Ursulinas.
Castellanos: Panorama histórico, 1830.
¡Hagamos luz del agujero negro!
Rogelio Saunders (Barcelona)
Debajo de la Ceiba y del Laurel tengo
mi confianza
*
Buru watáta - Buru Nené
Baila, Mariquilla, baila
Arriba entoto me juran ganga
Rayo parta a lo gangolero
*
para que la paz vuelva a la patria
para que la patria sea reunificada.
Mariela Gutiérrez (Canadá)
Un año más, dando la
vuelta a la ceiba virtual de La Habana Elegante y pidiendo, como
cada año, luz para el camino de esa isla y de todos los que allí
nacimos para ver por donde vamos y hacia dónde debemos dirigirnos.
Pero pidiendo, sobre todo, que acabemos de entender el significado de la
palabra hermandad. Otra vuelta más, la tercera, para pedir larga
vida para La Habana Elegante y para su artífice, Francisco
Morán, Conde de Pozos Dulces. Un abrazo desde
México.
Odette Alonso
Las ventanas están abiertas
de manera que pueden verse todas las habitaciones, donde están sentadas
en mecedoras, y a traen a los señores a quienes les gusta columpiarse.
Ni los españoles ni los extranjeros se avergüenzan de entretenerse
con ellas en las ventanas, lo que no parece sorprendente para nadie, no
obstante observarse desde las casas de enfrente.
Eduard Otto. Reiseerinnerungen an Cuba, Nord und Südamerica,
1838-1841.
Para los cubanos, donde quiera que
estén, hago un ferviente deseo porque los dioses nos concedan el
balance exacto entre la historia y los sueños de futuro, el orgullo
y la humildad, la responsabilidad colectiva y la libertad individual, el
odio a la injusticia y un corazón lo suficientemente grande para
perdonar a los injustos.
Uva de Aragón (Miami)
Nocturnidad y fijeza
de la ciudad amada
en su ronda
deseante
del salmo
de uno de sus hijos:
Déjanos, Habana,
vivir (o morir)
de tu locura,
siempre. -
Rita Martin
Cuba: la última morada
Un cable de la AFP informa
que el exilio cubano de Miami emprende un lento y doloroso camino de retorno
a Cuba para descansar en su última morada.
Un alto funcionario de la Unidad Provincial de Servicios
Necrológicos de La Habana explica con cierto orgullo "revolucionario"
que los servicios que el Estado Socialista brinda a los
restos mortales de esos cubanos que regresan a Cuba -como para toda
la población- son totalmente gratuitos, sin importar si dejaron
el país por diferencias políticas o si lo hicieron por razones
económicas. Es decir ningún impuesto especial a los que tuvimos
que dejar el país por "diferencias políticas", al menos por
ahora.
"El Estado no ha tocado ni una sola propiedad a nadie, esté
afuera o no esté afuera", aseveró el necrólogo burócrata
al periodista francés. Triste destino el que nos espera
a los que no podemos regresar a Cuba: En un ataúd o en una
urna convertido en cenizas. Por eso mi deseo hoy ante esta Ceiba
es uno: una Cuba para todos los cubanos, una Cuba en la cual podamos entrar
y salir sin pedir permiso a los cancerberos del régimen o esperar
regresar en un ataúd o en una urna.
Humberto López (Suecia)
¡Qué triste y solemne
a la vez resultan los preparativos para un viaje, especialmente cuando
se trata de dejar la Habana!
Leon Beauvallet: Rachel and the New World; a trip to United
States and Cuba, 1850
"Para la ceiba una croqueta, una
calabaza partida en dos, mi copia personal de una película de Lana
Turner (Imitation of Life, por cierto), la almohada que manchó Gerardo,
una vela encendida en un vasito rojo, la escalera que está arrimada
a la pared amarilla, una tarjeta de brigadista de 1980, y un cd lleno de
canciones rabiosas y románticas. Claves no tan crípticas
que delatan lo iluso, arrebatado y melancolico del emisor."
José Quiroga (Washington)
.... Y me creí poeta
Te recordé, Habana Vieja,
creyéndome poeta.
¿Qué puedo agregar hoy? Creyéndome falsamente
poeta, sigo recordándote, Habana Vieja. Mis versos
no reafirman mis sueños. Podría repetirlos si el
Director me lo permitiese. No debo hacerlo.
Te recuerdo, Habana Vieja, con la nostalgia
de un poetastro, con la sinceridad de un
genuino habanero.
Unas lágrimas
por un dolor
Un dolor por
un ensueño
Un ensueño
por una esperanza
Una esperanza
por un devenir
Un devenir por
una aspiración
Una aspiración
por un sigilo
Un sigilo....
por un dolor
Roberto Esquenazi-Mayo (Universidad de Georgetown)
Yo te amo, ciudad,
porque la muerte nunca te abandona,
porque te sigue el perro de la muerte
y te dejas lamer desde los pies al rostro,
porque la muerte es quien te hace el sueño,
te inventa lo nocturno en sus entrañas,
hace callar los ruidos fingiendo que dormitas,
y tú la ves crecer en tus entrañas,
Gastón Baquero
Una Vuelta a la Ceiba
me manda hacer Francisco,
no quiero ser arisco,
mas... vuelta a la misma
Ceiba?
Otras Ceibas y Ceibos
reclaman el concurso
de mis modestos esfuerzos.
Have fun, pessoal, e nao esquecam
a grande Natureza.
Jesús Barquet, Sao Paulo, 2000
Qusiera pedirle un deseo a la ceiba,
por supuesto, me lo reservo. Cordiales saludos desde Bélgica.
Regla Jiménez
Deseamos que todo lo que hemos logrado,
lo podamos disfrutar con salud y buen ánimo.
Chantal y Esteban
¡Adios!... Ya cruje la
turgente vela...
el ancla se alza... el buque, estremecido,
las olas corta y silencioso vuela!
Gertrudis Gómez de Avellaneda
Mi deseo para la ronda de la Ceiba,
con agradecimiento para Francisco
¿ Qué cosa quería Usted? Matarile rile rile
¿ Qué cosa quería Usted? Matarile rile ron.
Yo quería libertad. Matarile rile rile
Yo quería libertad. Matarile rile ron.
Diana Alvarez Amell
Fuimos a la Casa Dominica, el café
para extranjeros mejor conocido de la Habana. En él se encuentra
de todo -- desde ciruelas en dulce hasta cocktaile de ginebra -- con una
excepción, no hacen café, para decepción nuestra.
Al lado opuesto se encuentra la tienda de este vasto salón de refresco,
y la visita a dicha tienda nos proporcionó un rato agradable.
N. B. Dennys. An account of the cruise of the S. George
on the North American and West Indian Station during the years 1861-1862.
Una vez mas venimos al pie de esta
ceiba "virtual" aquellos que estamos demasiado lejos (en la carne, no en
el espíritu) de aquella verdadera que se alza en La Habana como
símbolo de la permanencia de nuestro amor por esa nuestra ciudad
de columnas, de mar, de noches tibias. Quisiera que esta fuera mi último
mensaje desde el exilio. Quisiera que todos lo cubanos pudiéramos
estar allí frente al Templete, frente a la ceiba antigua, y poderosa.
Mi saludo a todos los cubanos, los de aquí, y los de allá,
que llevan
consigo, marcada con el fuego del amor real, la silueta de la isla.
Sergio Fernández
Miami, Florida
Pero lo que más
alabo
De tanta desdicha junta,
Es que llegando a la Punta
De verme se asombra el cabo:
Después de esto luego trabo
Con el oficial porfias,
Y él al ver las ansias mias
Oyendo tocar campanas,
Me dice con voces llanas:
¿Son por tí esas agonías?
Manuel de Zequeira y Arango
Cuanto lamento no haberte conocido
mejor, pero las imnumerables veces que te visité, tuve la satisfacción
de caminar mis gestiones, te transité muchas veces en todas direcciones,
pero no pasamos una sola noche juntos por mi voluntad, siempre prefería
a mi novia que era Güines, cuando viví en tus entrañas
lo hice por siete meses y 20 días en tu fortaleza de La Cabaña
en presidio. Estuve allí por el mal uso que le dieron a tu fortaleza.
Pero eras bella por todas partes y ahora extraño las caminatas,
la última fue cuando en 1962 caminé un corto tramo al descender
del auto de alquiler frente a la entrada del aeropuerto de Rancho
Boyeros un 16 de agosto de 1962. Un recuerdo desde Chicago.
Henio del Castillo
El oficio de cada exiliado es añorar, anhelar un regreso, porque
es condición sine qua non de todo el que se marcha de un lugar,
tener la posibilidad real de regresar. El exilio de los cubanos es desgarrador,
porque no se cumple esa condición básica y primaria. Por
eso este mensaje va encaminado a paliar el sufrimiento de los que, como
yo, luchamos a diario con la nostalgia arrolladora del adiós definitivo,
de la SALIDA DEFINITIVA. Patria es Humanidad, nos dijo nuestro Apóstol
José Martí. Por eso hoy, todos los cubanos de la diáspóra,
en esta patria universal, diseminados por ella, debemos realizar una cadena
de aliento y esperanza de que pronto volveremos a darle la vuelta a esta
ceiba que simboliza nuestros vínculos de tradición con esta
tierra que nos vio nacer y que llevamos adentro.
Ezequiel Pérez Martín, desde Mendoza, Argentina,
un lugar donde no se conocen las ceibas.
Querido amigo Francisco: Me acuerdo
de la fecha de hoy y les quisiera acompañar en el Templete a todos
Vds., y a todos los hombres y mujeres de Cuba deseándoles,
como les deseamos todos desde España, un futuro próspero
y libre. Besos a todos,
Mª Dolores.
camino y mientras tanto te miro desde
aquí abajo, desde este mundo diminuto de hormiga, y pienso que estás
muy alta, demasiado alta allá arriba en tu copa, ojalá me
veas, porque deseo muchas cosas, y ya no estoy seguro que puedas volver
realidad ni siquiera una de ellas, la más insignificante, y si puedes,
si realmente puedes concederme el más modesto de los desos, adivínalo!
Jorge Luis Camacho, Arkansas
La primera ronda,
"caminarás los mundos,
las calles, los senderos,
nuevos rostros tendrás..."
pero te persigue
la ciudad:
cualquier
diferencia
es un cambio
de los sentidos.
Armando Guerra
Lento racimo de cangrejos a la orilla
de una autopista en Puerto Rico, una insignia olvidable, frutas y la maravilla
de mi auto hacia el pueblo deIsabela, dos ceibas en el centro de una autopista
en Puerto Rico.
Abrazos a la ceiba habanera,
Juan Carlos Quintero Herencia
¡Qué cosas tan bonitas
de Cuba acabo de leer a través de vuestras páginas! Mi más
sincera felicitación a la Isla y a su gente. Desde España,un
abrazo y muchas felicidades a todos los cubanos. Vuestra ceiba conseguirá
la libertad y la felicidad para todo el pueblo cubano. Mi abuela era cubana.
MªAsunción
Cuántos como yo, habaneros
y cubanos a más no poder, andamos desperdigados por el mundo, con
el deseo infinito, ya patológico de regresar, a una Habana Elegante
como aquella que inspiró a tantos poetas, y no ésta
de hoy, plaza de bulliciosas manifestaciones que alimentan a un hombre
despreciable... que, por demás, no es habanero. Mi mensaje al pie
de la Ceiba, es muy sencillo: por favor, vete ya hacia la dimensión
que tú prefieras, vistiendo tu uniforme de guerra, para que en otra
galaxia, te reconozcan por el hábito que te convirtió en
Tirano.
Miguel A. Díaz
habanaelegante@pipeline.com
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