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El Monstruo Humano Pedro Marques de Armas
Podemos rastrear la figura del monstruo humano en un periplo que va de
las dos últimas décadas del siglo XVIII hasta mediados del
XIX; su emergencia en Cuba apenas dista de la europea y promueve las mismas
o parecidas preguntas. Participa, pues, de un discurso fascinante (y no
menos fascinado) que sólo más tarde al cargarse de un saber
médico ya normativo se trivializa.
NOTAS 1) Descripción de diferentes piezas de historia natural. Antonio Parra. Havana. 1787. (Editorial Academia, 1989). Ver láminas 71, 72 y 73, y pp. 194-195. 2) “Carta crítica del hombre muger”. José Agustin Caballero. La literatura cubana en el Papel Periódico de la Havana. Letras Cubanas, 1990, pp 75-78. 3) “Monstruo”. José Antonio Saco. Papeles sobre Cuba, Tomo I, Dirección General de Cultura, 1960, pp 392-394. 4) El Museo de Anatomía y la Clase de Clínica datan de 1834. Sirvió de impulso a importantes transformaciones en el Hospital Militar que sólo a partir de esta época deviene institución “positiva”, es decir, productora de saber. Si antes había sido “refugio de caridad”, ahora, poco a poco, el hospital se convierte en instancia “curativa” y plaza para la formación de médicos según el modelo de la medicina observacional. Su reforma corrió pareja a la normativización de la sociedad, a la cual queda engranado como parte de una compleja red de controles. 5) La Cátedra de Medina Legal se establece en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio. En 1842 se traslada a la Universidad de la Habana. El curso impartido por su primer profesor, José Lletor Castroverde, sustituido en 1850 por Ramón Zambrana, dedica un capítulo a la problemática del hermafroditismo. (Discurso inaugural para la apertura solemne del Primer Curso de Medicina Legal y Jurisprudencia Médica. José de Lletor Castroverde. Habana. 1839. Imprenta de R. Oliva, p. 24). 6) Los anormales. Michel Foucault. FCE, 2000. Ver Clase del 22 de enero de 1975, pp 61-82. El caso de Ana Grandjean se desarrolla en pp. 79-81. 7) Citado por Martinez Fortún y Foyo en Historia de la medicina de Cuba, s/e, p. 41. 8) Además del citado artículo de José A. Caballero ver, entre otros, “Carta sobre la educación de los hijos” y “Carta sobre la confusión de los trages”. Ob.cit, pp 63-66 y 75-78 respectivamente. 9) Autos acordados por la Real Audiencia de la Isla de Cuba. Habana. 1840. * * * No queremos terminar esta nota sin indicar (y comentar) algunos textos de similar importancia en los que asoma la figura del monstruo humano en Cuba: “Un vecino fidedigno de la ciudad de Trinidad en esta isla participa lo siguiente: Una parda libre de esta ciudad acaba de dar a luz una niña con un solo ojo grande en medio de la frente, sin narices, una sola oreja de un lado y lo demás del cuerpo bien formado; desde los codos hasta el extremo de los dedos de la manos tiene el cutis de un blanco hermoso, y el resto del cuerpo muy prieto. Dicen que antes de expirar resollaba por el ombligo... “Noticia particular de la Havana”. Papel Periódico de la Havana No 50 (3) (23 de junio) 1793. ...“Parda libre que dio a luz trillizos, uno parecía español, la otra india y el otro negro” (Papel Periódico de la Havana No 19 (74-75) (5 de marzo) 1795. ...1817. “Expulsión de tres fetos, uno de ellos un monstruo”. Tomás Romay. Diario de la Habana, 27 de abril/1965. Obras Completas. Tomo I, p. 32. ...1835. Historia de los gemelos de Siam [traducido por F.C., con una lámina]. Imprenta del Gobierno. Se trata de una obra citada por Bachiller y Morales en su “Catálogo de libros y folletos...”, incluido en Apuntes para la historia de las letras y de la instrucción pública en Cuba (Tomo III, Habana, 1861, p. 172), la cual no hemos podido localizar. Los gemelos de Siam, Eng y Chang, mundialmente conocidos, fueron mostrados por toda Europa a partir 1829; pasaron luego a Estados Unidos y más tarde recogieron varios países de América Latina. Llegan a La Habana por primera vez en 1835, según lo anuncia el Diario de Gobierno de ese año. El texto citado por Bachiller formaba parte, con toda seguridad, de la campaña de publicidad desatada en torno a los siameses, quienes, procedentes de Charleston y conducidos por su representante, Santiago W. Hall, serían expuesto a la “pública curiosidad de este vecindario”. Se sabe de una segunda visita a La Habana, ésta en enero de 1858. Los siameses tenían entonces 47 años de edad. ...1844. “De la influencia de la imaginación de la madre en la produción de monstruos”. Repertorio Médico Habanero 1(12):192. Todavía en el siglo XIX la imaginación es invocada en la génesis de cualquier patología, lo mismo física que mental; constituye una de esas “causas lejanas” a las que se echa mano en todo momento y que desmienten una concepción etiológica claramente jerarquizada. El texto en cuestión alude al caso de una mujer que, por haber presenciado un hecho de sangre, (el degollamiento de un cerdo) le nace un hijo con “una especie de herida o hendidura en la garganta, cuyos bordes mucosos daban sangre al menor contacto”. Para probar su tesis, el autor pasa de la imaginación como genésis (o de su génesis imaginaria) a una suerte de embriología “fantástica” superada sin dudas por la medicina de la época: “pues estando la madre en el tercer mes de su embarzado, época del embrión en que la hendidura subhyoide no está todavía formada, una impresión profunda pudo suspender toda la fuerza formadora”. Consejo: “que se le haga saber a la madre la parte de la acción que la imaginación puede ejercer sobre el hijo, a fin de que en el próximo embarazo se separe la vista de lo que pueda conmover e imprimir un sello indeleble en el débil ser que lleva en su seno”. ...1845. En la misma revista 1 (5) (100) aparece una breve nota titulada “Sobre un hombre-esqueleto”, con una lámina adjunta. ...Entre 1813 y 1845 se publican en el Diario de la Habana numerosas descripciones (notas breves, referencias, etc) de mostruos nacidos en esta ciudad. El 8 de octubre de 1818, por ejemplo, nace uno de éstos del parto gemelar de una morena libre en una casa de la calzada de San Luis Gonzaga. Muerto a los pocos días, no tenía cabeza ni extremidades y presentaba en el costado derecho “una mata de pelo”. El Dr. José A. Bernal, que lo asistiera, presentó un esquema del monstruo a la Sociedad Económica Amigos del País, luego de haberlo entregado al conocido cirujano italiano Dr. José Chiappi, quien procedió a realizar su disección ante un nutrido grupo de galenos entre los que se encontraban Romay y Pérez Carrillo. ...1887. “Un caso teratológico: monstruo cyclocefaliano”, Francisco Obregón y Mayor, Revista de Ciencias Médicas de la Habana, (4), pp 109. ...1932. Notas sobre un monstruo doble. Sergio García Marruz. Habana. Imprenta Seoane y Fdez. 16 p. ...1953. “Pseudo hermafroditismo”. Gálvez Fermín Nicasio. Revista cubana de obstetrica y ginecología. Habana, 15 (6) (23-32) ...1955. Imposible el hermafroditismo ni el cambio de sexo en la especie humana. Angel C. Arce Fernández. Habana. 15 p. ...1955.
“Hermafroditismo verdadero. Primer caso en Cuba”. IX Congreso Médico
Nacional. Habana. p. 46.
HISTORIA NATURAL. DESCRIPCION DE UN HERMAFRODITA Tomás Romay Habiendo comprehendido que el Dr. D. Bernardo Cózar, ayudante director de la marina nacional de este apostadero, había reconocido el 28 del pasado abril un marinero hermafrodita, quise examinar un fenómeno que aún no había visto en la especie humana. Entre los brutos observé esta monstruosidad hace 20 años, en dos caballos que traxeron de un lugar de esta isla al Excmo. Sr. D. Gabriel de Aristizábal. Posteriormente tuve una cabra hermafrodita que me regaló el farmacéutico D. Agustín Hernándes. En los caballos los órganos de ambos sexos estaban igualmente caracterizados, aunque con imperfección; en la cabra ambos eran desproporcionados a su tamaño: el masculino demasiado pequeño, y el femenino excesivamente grande, presentándose siempre como en estado de calor. Por ese motivo y porque á cualquiera objeto le acometía en la aptitud que los cabrones más ardientes, la saqué prontamente de mi casa. Conducido pues, por el Dr. Cózar y en consorcio del Dr. D. Juan Pérez Carrillo, pasamos a la habitación destinada a los Sres. Comandantes de la marina de este puerto, y sabiendo que en uno de sus cuartos baxos estaba el hermafrodita, le distinguí entre otros cinco marineros que allí estaban; no porque sus facciones sean hermosas, sino porque advertí en ellas, y en sus modales y en la voz ciertos rasgos de terneza femenil, aunque con bozo y vellos en la barba. No los tiene en ninguna otra parte del rostro ni en todo su cuerpo, únicamente baxo de los brazos y el empeine. Su estatura es mediana, las carnes proporcionadas, la musculación y los contornos de su cuerpo semejantes a los de muger. Los pechos son iguales en tamaño, figura y perfección a los de una doncella de su edad, no les falta areola ni pezón. En la parte inferior del pubis, donde es natural a todos los hombres, se descubre un pene de dos pulgadas de longitud, con prepucio y glande perforada; por lo cual careciendo de uréter, y no habiendo experimentado ninguna erección, no puede orinar por él ni exercer actos viriles. Conservándose siempre este pene dentro de los dos labios, que caracterizan el sexo femenino, hace las veces de clítoris, aunque de una magnitud excesiva. El labio izquierdo se presenta más abultado que el opuesto, porque dentro de él está contenido y pendiente de su cordón uno de los testículos, poco menor que el huevo de una paloma casera. El derecho es testicondo, situado sobre el anillo inguinal del mismo lado; más comprimiéndolo hacia baxo, desciende hasta la parte superior del labio y vuelve a contraerso por su cordón. Baxo
el pene clítoris se percibe el efínter uréter por
donde orina, y el orificio de la vagina, tan estrecho que intentando el
Dr. Cózar introducirle el dedo índice, no pudo conseguirlo;
y el hermafrodita se quexó como que sentía dolor: lo que
acredita no haberse violado ese conducto: aseguró que nunca había
menstruado, ni sentido jamás estímulos venéreos, ni
inclinación a alguno de los dos sexos. Reconocido posteriormente
y repreguntando el 2 del presente en la imprenta de los Sres. Arazosa y
Soler, en presencia del conde de O´Reilly, de D. Antonio del Valle
Hernández y varios otros sugetos, confesó que se inclinaba
con preferencia a los hombres, por lo cual había tomado su trage,
aún participando más del sexo femenino.
Sin embargo de su autenticidad, varias personas poco instruidas en la física y en la historia, juzgan imposible reunirse en un mismo individuo los órganos que distinguen los dos sexos, aún con la imperfección que hemos advertido en el caso presente. Pero es demostrado que en la mayor parte de los vegetales se encuentran aquellas partes tan perfectas, que una misma planta se fecunda a sí misma y reproduce, a las cuales clasificó Lineo. Entre los irracionales, especialmente en las ostras, es muy frecuente hallarse en un propio individuo los caracteres de ambos sexos; pero por mas perfectos que aparezcan, no se fecundan a sí mismo. Cuanto mas perfecto es el animal, tanto más imperfecto son los órganos de algunos de los dos sexos y por consiguiente tanto menos posible es la propagación unipersonal. De aquí es, que no sólo ningún animal perfecto ha podido fecundarse a sí mismo, pero ni tampoco ha exercido alternativamente las funciones de varón o hembra; y aún añade Valmont de Bomare, que los individuos de la especie humana llamados hermafroditas o andróginos, lejos de ser hombres y mujeres al mismo tiempo, no son ni lo uno ni lo otro con perfección. Tal
es hasta ahora Antonio Martínez. No puede exercer las funciones
viriles, porque careciendo su pene de úreter, es incapaz de seminar,
aún cuando poseyera los órganos destinados a la preparación
de ese líquido. ¿Y podrán concebir faltando la perfección
necesaria a las partes que contribuyen á esta operación?
Carece de ninfas, de carúnculas mirthiformes y por consiguiente
de rima menor; y el no haber menstruado a los 19 años teniendo suficiente
vigor acredita la imperfección del útero y demás órganos
internos. Si este hecho no fuere bastante para probar la existencia de
los hermafroditas, lo esforzaré con otros muy semejantes. Dos refiere
Valmont de Bomare. El primero observado en París, el año
de 1751; el segundo mucho más extraordinario, se presentó
en la misma ciudad en 1765. Llamábase este hermafrodita Grand Jean
y se bautizó en Grenoble como mujer en el año 1732, conservándose
con su traje y con todas sus inclinaciones hasta los 14 años. Empezó
entonces a mirar con un placer desconocido a las mismas jóvenes
que había tratado antes con la mayor indiferencia, sintiendo ciertas
pasiones que le persuadieron no pertenecer al sexo que había simulado.
Varió de traje, y engañado por su estímulos y deseos,
se casó como hombre, juzgándose capaz de exercer todas sus
funciones. No sucedió así, y delatado a los magistrados de
León, fue declarado infame, condenado como profanador de un sacramento
a ser azotado, á un calabozo cargado de prisiones y últimamente
a perpetuo destierro. Elevada la causa al parlamento de París, sus
jueces mas ilustrados en la física y el derecho, pusieron en libertad
a ese iluso, declararon nulo su matrimonio, y le previnieron se vistiese
y comportase como mujer, pues era ese su sexo dominante.
Aun fue más ruidoso en toda España, y más digno de la contemplación de un naturalista, lo sucedido en Granada el siglo anterior. El año de 55 nació en Zujar, pueblo de la abadía de Baza, obispado de Guadiz, una niña que se llamó Fernanda Fernandez. Educada por unos padres honrados y cristianos, y teniendo ella las mas piadosas inclinaciones tomó ella el hábito de religiosa capuchina en un Monasterio de Granada el 10 de abril de 1774 a los 18 años de edad, y profesó al siguiente. Desde el principio de su juventud advirtió que cuando estornudaba, tosía, o hacía algún esfuerzo estraordinario, se le desprendía por entre los labios sexuales un cuerpo carnoso de una pulgada o poco más de longitud, el que prontamente volvía a ocultarse sin causarle alguna incomodidad. Su pudor no le permitió reflexionar sobre este fenómeno, ni menos comunicarlo a sus compañeras. Así permaneció hasta la edad de 32 años en que empezó a sentir inclinaciones al bello sexo, frecuentes desprendimientos de aquel cuerpo extraño y propulsiones involuntarias. Informó entonces al confesor de los nuevos afectos y movimientos que notaba, suplicándole la extrajese de aquel monasterio donde juzgaba no debía permanecer siendo de otro sexo. Mas aquel director y los demás que tuvo en el espacio de cinco años, despreciaron su instancia, atribuyendo a un fuerte histerismo los estímulos carnales que sentía, y a la relaxación del útero o de la vagina el cuerpo extraño que se presentaba en ella. Mas, su último confesor el padre Fray Esteban Garrido luego que fue informado de todo lo que padecía, reflexionando detenidamente y consultando a los mejores teólogos y físicos, previno a la superiora del monasterio, separase a Sor Fernanda de las demás religiosas y la custodiase baxo de llave, hasta la resolución del Illo. Sr. Arzobispo de aquella diócesis, D. Juan Manuel Moscoso y Peralta. Instruido este prelado por el padre Garrido, dispuso entrara en el Monasterio una comadre, reconciese la expresada monja y expusiera su dictamen. Practicóse el examen, y habiendo certificado ser varón la persona reconocida, se extraxo del monasterio el 21 de enero de 1792 con trage de mujer seglar. Depositada en lugar seguro, fue nuevamente reconocida por dos médicos, dos cirujanos y una partera, y unánimes atestaron entre otras particularidades las siguientes: Descubríanse baxo la región hipogástrica dos labios unidos en la parte superior al monte de Venus, y en la inferior al perineo, formando la rima mayor. Separados los labios no se encontraron ninfas ni clítoris; pero en el sitio que debía ocupar éste, se manisfestó el conducto urinario, por donde salía ese líquido. Dos líneas más abaxo no se halló el orificio externo de la vagina, y en su lugar estaba un perfecto pene demarcado su balano en la parte superior por una línea membranosa, que lo circunscribía, y terminaba con el uréter por donde deponía mensualmente desde los 14 a los 15 años una corta cantidad de sangre, expeliendo también por el mismo conducto un líquido seminal, cuando experimentaba alguna erección o estímulos venéreos. El pene carecía de prepucio; cuando se observó tendría pulgada y media de longitud, y en su erección aseguró llegar a tres pulgadas. En la base de ese miembro se encontraron dos eminencias colaterales redondas y pequeñas en forma de testículos, cubiertos por la misma túnica que interiormente cubre las partes carnosas de los labios. En virtud de lo expuesto atestaron unánimente los expresados facultativos, que prevaleciendo en esta persona los órganos principales, que caracterizan el sexo masculino, debía reputarse por verdadero hombre, y como tal usar el correspondiente traje. Confirmándose con este dictamen el prelado diocesano, anuló la profesión de Sor Fernanda Fernandez, la hizo vestir de hombre, y el 11 de febrero de 1792 la remitió a sus padres al pueblo de Zújar; todo lo cual consta del expediente archivado en el curia eclesiástica de Granada. Para ilustrar más la historia natural en un punto incierto todavía aún al mismo conde Buffon, convendría haber observado si este sujeto fue capaz de fecundar alguna muger. Sin un dato tan decisivo, estoy persuadido que si este ilustre filósofo se hubiera instruido de todas las circunstancias tan autorizadas en el caso referido, no habría dicho: “que no tenemos ningún hecho bien comprobado en orden a los hermafroditas, porque la mayor parte de las personas que han creído hallarse en ese caso, no eran sino mugeres en quienes cierta parte sexual había tomado demasiado incremento”. No dudo que Hipócrates y Plinio han dado ocasión para dudar de la existencia de los hermafroditas, refiriendo unas transmutaciones de hombres en mugeres y de éstas en varones que sólo pudieron verificarse en el cerebro del autor de las Metamorfosis. Para que sucediera lo que atestan esos autores, era preciso trastornar y aún destruir la organización peculiar de cada sexo. Mas como para merecer el nombre de hermafrodita, no se ha exigido nunca la perfección absoluta ni en uno solo de los órganos que distinguen los sexos, sino que ha bastado la reunión imperfecta y monstruosa de ambos; de aquí es que han sido reconocidos desde los siglos más remotos, y aún castigados muy injustamente por las naciones más ilustradas y cultas. Las leyes de Grecia y Roma los condenaban a ser precipitados en el mar o en los ríos; cuyo suplicio se executó despiadadamente con Tiresias, sin embargo, de la energía con que ella misma sustuvo en el Aeropago el privilegio con que la había distinguido la naturaleza, entre todos los individuos de su especie. Es muy digno de leerse este juicio en el tomo 5 de la Filosofía de la Naturaleza. También pueden verse las historias de varios hermafroditas en Pablo Zaquías, Pignatelli, Clericato y Venette en su Tableau de l´amour conjugal. Pero nada es tan fácil ni tan convincente como reconocer a Antonio Martínez: todavía existe en esta ciudad, y el propio lugar donde yo le examiné. Habana y mayo 8 de 1813. Dr. Tomás Romay. Diario
del Gobierno de la Habana, Mayo 8 de 1813.
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