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La más verbosa presenta la entrevista realizada por Udo Kawasser
a Carlos A. Aguilera con motivo de la publicación del libro de éste
Die Chinamaschine. Incluimos también dos viñetas de nuestro
fratello Emilio Ichikawa, tituladas respectivamente "El
vacilón, un ejercicio de identidad" y "Caballos." Y puesto
que aquí hablamos de identidad, entre otras cosillas, conviene hacer,
cuando menos, un par de aclaraciones: primero; que no hay ningún
parentezco entre Kawasser e Ichikawa (el primero es alemán,
como Wagner), mientras que Ichikawa es, como todos sabemos, cubano-nipón
(lo de cubano se anuncia en su pasión por el vacilón, y lo
de nipón, por su estilo de samurai). Lo segundo que quisiéramos
aclarar aquí es que caballos, afortunadamente, no alude a "El Caballo."
Y hacemos bien en aclarar esto último para que nadie vaya a caer
en el desatino de acusarnos de castristas, o, lo que es peor, de caballistas,
o de acaballados (como ya pasó en el pasado imperfecto). Habiendo,
pues, identificado con absoluta transparencia la identidad de nuestra Redacción,
dejamos al lector en libertad de disfrutar las verbosidades del presente
número.
Verbosamente, La Redacción
Entrevista con Carlos A. Aguilera Udo Kawasser -- Una de las principales razones por las que tuviste que salir de Cuba fue por tu colaboración en la revista Diáspora(s). ¿Qué circunstancias llevaron a la fundación de esa revista y en qué forma colaboraste en ella? --
La cerrazón cultural y política del país, la ausencia
de un debate "real“ entre intelectuales/Estado, y el secuestro de todo
espacio crítico por el gobierno cubano nos hicieron fundar la "revista"
en 1997 y mantenerla hasta el 2002. Diáspora(s) más que una
revista o colección-de-textos pretendía ser una máquina
de guerra, una suerte de territorio desde donde fuera posible pensar de
otra manera, fuera de los estereotipos
ad usum pero, también,
fuera, de la versión maniquea Estado-errores corregidos, tan "natural“
en la mayoría de las revistas que funcionan en Cuba ahora mismo.
-- Como se habla muchas veces de los colaboradores de la revista cómo grupo, ¿hubo o hay una estética común? --No, no hay una estética común. Sí pedazos que se rozan. Diálogos. Pero no una “bolsa” donde se puedan encajonar las diferentes escrituras que allí intervinieron. Cada uno tenía (tiene) estilos contrapuestos, maneras disímiles de pensar-escribir, y creo esto hizo interesante a la revista -- incluso, al proyecto en general -- ya que significó avanzar hacia muchos lugares, abrir-cerrar literaturas. -- Al hojear la revista se nota que autores extranjeros, muchos entre ellos de lengua francesa y alemana, juegan un papel importante. Hay textos traducidos de Adorno, Deleuze, Derrida etc., y al hablar contigo siempre aparecen nombres como Thomas Bernhard y Robert Walser. ¿Cómo se explica esa orientación tan fuerte hacia teorías y estéticas extranjeras, y cómo podían acceder a esos autores y textos, dado que en Cuba no se puede comprar cualquier libro? -- La Revolución cubana ha sido perversa no sólo porque ha durado más de 40 años en el poder, sino porque ha confundido diferencia con nacionalismo, identidad con policía. Abrirnos a otras tradiciones/escrituras no sólo era una manera de polemizar (y parodiar) eso que aparentemente heredábamos: la literatura cubana del siglo XIX, Orígenes, las teorías sobre el escritor comprometido, el realismo-socialista, etc. También, era una manera de insertarnos en el mundo, romper la cáscara donde nos habían encerrado. (Hay que dejar en claro que el discurso teológico de la Revolución tiende a identificar todo lo que está afuera con el Mal; todo lo que está adentro con el Bien). De ahí que en Diáspora(s) publicáramos por primera vez en Cuba a Bernhard, Sloterdijk, Carmelo Bene, Brodsky, Jandl, por sólo citar algunos. Editar estos textos no sólo significó mostrar en amplitud estas literaturas; también, contraponerlas a todo lo que se conocía hasta ese momento dentro: procesar de otra manera. -- En varias ocasiones indicaste que "en Cuba toda revista está sometida a las restricciones propias de la política cultural del país“. ¿Cómo lograron hacer 8 números desde 1997 y qué contratiempos encontraron? --Encontramos todos los contratiempos imaginables (imaginables en un país totalitario, claro está). Desde no tener computadora para tipear los textos hasta amenazas de la Seguridad del Estado; desde falta de papel hasta negativas para recibir permisos de salidas y viajar fuera del país. Estar en esa cuerda floja, creo, nos dió fuerza. La cuestión no era ir contra el Estado (¿de qué manera una escritura puede ir contra un Estado?), sino "pensar" las maneras en que éste se relaciona con las ficciones que tiene alrededor y mostrar cómo las secuestra, como les chupa la sangre. También, la manera en que estas ficciones devienen despotismo. Como ya he escrito en otra parte, no hay nada más corrompible que un escritor. Siempre está listo para ser "vendido", vuelto a utilizar. -- La tradición origenista se ha convertido, como lo dice Carlos M. Luis en su prefacio, “en una de las fuentes ideológicas del poder oficial”. ¿Cómo te explicas ese proceso? ¿Y cuál es tu relación con el origenismo? -- Mi relación con Lezama u Orígenes es polémica, "negativa“. Por una parte, pienso que Lezama es uno de los más grandes escritores cubanos de cualquier tiempo. Es decir, de los que mejor logró construir un mundo realmente complejo dentro de la literatura. De los que mejor logró talar. Por otra, creo que los mitos origenistas (incentivados en gran parte por Lezama y Cintio Vitier) son ridículos o reaccionarios: Cuba como país elegido o espacio de redención, la poesía como encarnación de la Historia, lo cubano, la búsqueda de un origen que "ilumine" todo... De aquí se explica que después de varios procesos: indiferencia, negación, congelamiento, ahora estén siendo utilizados por el fundamentalismo político cubano (de la misma manera que se utilizan ratoncitos en un circo) y formen parte de cierta apariencia pública. Es la lógica de los regímenes despóticos: para lograr lo que quieren se aprovechan de todo. Incluso, de lo mismo que ellos han aplastado. -- ¿Por cuáles razones finalmente decidiste irte de Cuba? ¿Cómo pudiste salir y llegar finalmente a Graz? -- La ausencia de sociedad
civil: un espacio donde puedan someterse a diálogo las diferentes
voces
que intervienen in media res pública, junto al miedo, la
carencia, la censura, me hicieron tomar la determinación de aceptar
la beca que me ofrecía el PEN club alemán en la ciudad de
Bonn y salir. Por otra, hay que dejar en claro que aunque Diáspora(s)
era una revista "literaria", o que por lo menos intentaba funcionar dentro
del mundito de las letras, tenía una función política,
esto es, de hablar otra cosa de lo que el Estado quiere se hable, y esto
la hacía demasiado peligrosa, ya que en Cuba está prohibido
hacer revistas que no estén avaladas directamente por el Estado.
(Existe una ley que tiene como pena mínima 10 años de cárcel.)
Lo que significaba que sólo podríamos actuar hasta que ellos
quisieran. Ellos tenían (tienen) todos los derechos y podían
bajar la guillotina en cualquier momento. Es el eterno juego entre ilusión
y Ley -- algo que supo muy bien describir Kafka --: Sólo vas a poder
pasear por el castillo en tanto sepas que estás vigilado, sólo
vas a poder salir del castillo en tanto sepas que estás entrando
en él.
-- Mientras tanto el título de la revista se ha convertido en destino de sus colaboradores. ¿Hay todavía autores que participaron en ella en Cuba? ¿Cómo se ha desarollado la situación en Cuba desde de que te fuiste hace un año y media? -- Cuba ha ido hacia lo peor,
si es posible hablar de lo peor en un país cuyo gobierno ha fusilado
a varios miles de personas, ha arrasado con una de las mejores economías
de América latina en el año
59, ha hecho campos de concentración para homosexuales, artistas
o personas diferentes en general, o ha obligado a emigrar a más
del 10 porciento de su población, para sólo hablar de sucesos
reconocidos internacionalmente.
-- Se puede decir, y tu mismo lo dijiste en una ocasión, que “el poder” es el tema central de tu obra. ¿En qué consiste para ti el oficio del escritor? ¿En que consiste la diferencia entre escribir bajo un regimen autoritario y en una sociedad democrática-capitalista? -- Bueno, no creo en un oficio-de-escritor.
Creo más bien en escritores sin oficio. Escritores que no escriben
todos los días y se demoran en procesar. Que tienen incluso "problemas“
con la institución literatura, que no la aceptan del todo, que constantemente
se colocan trampas para desviarse e inventar un nuevo camino, un claro
en el bosque, como decía Heidegger.
-- Al leer tus textos, por ejemplo, el poema "Mao" y "Los Paraísos de Carton", uno se da cuenta que China juega un papel destacado en tu imaginario poético. ¿Cómo se explica esa presencia de China en tu literatura y también en la de muchos de tus contemporaneos? ¿Y hasta que punto influye tu propia descendencia en eso? ¿Hablas chino? -- China ocupa un lugar central en el imaginario de occidente. Es un país nopaís, un Otro radical, un hueco. Casi todo lo que sabemos de ella se reduce a estereotipos. Lo más importante para mí con este libro no era precisamente China (ese lugar lleno de gente incomprensible, como diría Gombrowicz), sino la manera en que Occidente se apropia de todo para construir ficciones, la manera en que simplifica y radicaliza. Por lo tanto, no es tanto un libro sobre China (aunque también lo es: sobre todo esa China totalmente destartalada a la que tenía acceso yo en Cuba), como sobre la mirada occidental, ese ojo puesto en función de la caricatura o la paranoia. -- Cuba cuenta dentro de las naciones que supieron generar toda una gama de estereotipos. Por un lado están los estereotipos prerevolucionarios de una Cuba del ron, tabaco, chicas y playas tropicales, y por otro lado tenemos las esterotípicas imágenes revolucionarias de un Ché Guevara con la boina, de hombres barbudos que son la vanguardia socialista y de la isla David que hace frente al Goliath EEUU. En la última década, de repente el Occidente descubrió, gracias a la película de Wim Wenders, de nuevo la música cubana y orquestró su nostalgia con los ritmos del son. ¿Cuál diferencia encontraste tú entre la percepción de Cuba desde adentro y desde afuera? ¿Cómo te explicas tú esa onda cubana que transcurrió el mundo entero? -- Es muy complejo porque
hay estereotipos en todas direcciones. Por una parte los que exporta el
gobierno cubano: estereotipos totalmente reaccionarios o turísticos,
hechos para "comprar“ clientes y traer dinero, que distorsionan la verdad,
por lo menos la verdad del que vive día a día en la calle.
Por otra, los que tiene la gente que vive en Cuba, una mezcla de banalidades
oficiales con clichés privados, hechos la mayoría de las
veces para sobrevivir, no para explicar/explicarse nada. Por último,
los que existen fuera de Cuba, que varían su intensidad en relación
a lugar o personas, climas o gobiernos. Trazar un mapa de todas estas diferencias
es extramadamente complejo, ya que el gran estereotipo entonces sería
banalizar todos estos matices que están en juego, encapsularlos;
algo a lo que siempre aspira el poder.
-- Tú estancia en Alemania te llevó a escribir el texto “Apuntes para un viaje a Alemania”. ¿En qué estás trabajando por el momento? ¿Qué proyectos estás preparando? -- Una antología sobre la relación intelectuales-Estado para la que intentaré convocar a 10 ensayistas cubanos de adentro-fuera de la isla, y que hará posible diseccionar los diferentes períodos de la Revolución, las complejidades que la han atravesado. Una serie de dossiers sobre literatura cubana en diferentes revistas de habla alemana. Una novela sobre emperadores africanos, dictaduras, etc., escrita como una suerte de microcosmos. Aunque para ser sincero, esto último está sólo en notas. Aún no me he tirado en la piscina, como escribía, a propósito de Melville, Lawrence. -- No sólo estás escribiendo prosa y poesía, tambien estás constantemente acompañando la realidad cubana con tus ensayos agudos y polémicos que se publican en los lugares más destacados como en la revista cubana del exilio en España, Encuentros, o en la Frankfurter Rundschau y Manuskripte. ¿Cuáles tendrían que ser las condiciones para que regreses un día a Cuba? ¿Y existen condiciones para que en Cuba se pueda desarrollar algo como una sociedad civil que podría sostener un cambio democrático? --No, ahora sólo hay desierto. Para un regreso tendría que existir esa sociedad civil de la que hablas. Tendría que haber un territorio donde fuera posible nuevamente la discusión, el diálogo. Tendría que haber "democracia", con las comillas que ésta siempre tiene. Es decir, tendrían que cambiar muchas cosas, tantas, que es casi mejor continuar dando vueltas por el mundo, como un insecto que de pronto se ha vuelto loco.
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