Desaforadamente, Jesús J. Barquet
Francisco Morán
Hoy la azotea recibe al profesor, poeta y ensayista cubano, Jesús J. Barquet. Dueño de una voz con un registro muy personal, los poemas de Barquet se mueven entre un concentrado lirismo -- casi murmurador -- y una ironía elegante y mesurada. Una y otra cuerda se alimentan, sin embargo, de un mismo caudal: de la sensualidad que se desborda por los espacios más insólitos de la escritura. Los poemas de Barquet se ofrecen al banquete de los cuerpos que pueblan sus calles, sus encrucijadas, sus callejones sin salida. El tuteo basta para desnudar a los héroes, para obligarlos a combatir, no en las celebraciones de la Historia, sino en el regocijo cómplice de los sujetos deseantes. Mella no es ya más la imagen heroica, colgada del logotipo de la Unión de Jóvenes Comunistas, sino el apolíneo seductor, el remero de perfil que convoca al placer -- no al sacrificio --, que seduce y se deja seducir. Se trata de una nueva manera de asumir lo heroico, no en la negación, sino en la relectura deconstructiva de su monumentalidad estatuaria. Lo mismo sucede con la tensa relación que apreciamos entre Cuba -- el tantas veces cantado paraíso insular -- y la imperiosa necesidad de roer y corroer el mito, tal y como podemos apreciar en "Coplas por la muerte de mi patria".
Muchos de los asuntos "cubanos" que (a)traen la mirada de Barquet -- como es el caso de las frutas -- son recreados con un ansia que no parece nacer de la nostalgia, ni del pintoresquismo fácil, sino de la mordida del deseo.
El tratamiento del tema clásico -- también de larga resonancia entre nosotros -- encuentra en un poema como "Tiresias" la maldición que persigue al desterrado y, al mismo tiempo, el desquite que éste se toma en la profecía del cambio.
No cabe la menor duda de que la variedad -- que es también fijeza -- hace de la obra poética de Jesús J. Barquet, una verdadera aventura de los sentidos. Entremos a los giros de la escritura como quien entra a las ruinas circulares de la noche donde un hombre sueña el cuerpo de otro...
JESÚS J. BARQUET
(Poeta y crítico literario. Nace en La Habana en 1953. Llega a los Estados Unidos en 1980, vía Mariel. Desde 1991 reside en Las Cruces, Nuevo México)
Autor de los siguientes poemarios:
Sin decir el mar. Poemas (1971-1978). Introd. Carlos Miguel Suárez Radillo. Madrid: Playor, 1981.
Sagradas herejías (elegías). Introd. Lourdes Tomás Fernández de Castro (Miami: Sibi. 1985). Ícaro (Plaquette) (Nueva Orleáns, 1985). Un no rompido sueño (Santo Domingo: Punto Creativo, 1994). Segundo Premio en el 19o. Concurso de Poesía Chicano/Latino", University of California-Irvine, 1993.
El Libro del desterrado (Chihuahua: Azar / Universidad Autónoma de Chihuahua, 1994). El Libro de los héroes (Plaquette) (Escuela de Diseño de Altos de Chavón, República Dominicana, 1994).
Jardín imprevisible (Plaquette) (Las Cruces, Nuevo México, 1996-1997). Naufragios. Transacciones de fin de siglo (1991-1998). Introd. Virgilio López Lemus (Chihuahua: Azar, 1998). Primera Mención de Honor en el 3er. Concurso Internacional de Poesía "Frontera Ford Pellicer-Frost'98", Cd. Juárez, 1998; y Mención de Honor en el 1er. Concurso Internacional de Poesía "Gastón Baquero", Madrid, 1998. Selección de Naufragios / Shipwrecks. En Entre líneas III. Trads. Claudia González y Jeannette Geiman (México: Instituto Nacional de Bellas Artes, 1999, pp. 103-119). Naufragios / Shipwrecks. Edición bilingüe. Trads. Gilberto Lucero y el autor. Introd. Pío Serrano (Puerto del Sol, vol. 36, no. 1, 2001, pp. 43-195).
Autor de los siguientes libros de crítica literaria:
El grupo Orígenes y la eticidad cubana: recuento de un proceso. Disertación Doctoral Tulane University, 1990 (Ann Arbor: UMI, 1990). Consagración de La Habana. (Las peculiaridades delgrupo Orígenes en el proceso cultural cubano). (Coral Gables, Fl: University of Miami, 1992). Premio Letras de Oro 1990-1991 en Ensayo, University of Miami, 1991. Escrituras poéticas de una nación: Dulce María Loynaz, Juana Rosa Pita y Carlota Caulfield (La Habana: Unión, 1999). Premio Lourdes Casal de Crítica Literaria, Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, La Habana, 1998. De próxima aparición: Teatro y Revolución Cubana/Subversión y Utopia en Los siete contra Tebas, de Antón Arrufat.
Autor de la "Bio-bibliografía de Eliseo Diego", Revista Interamericana de Bibliografía / Inter-American Review of Bibliography (vol. 44, no. 3, 1994, pp. 501-550), y de la traducción al inglés de Study in Black and White, de Virgilio Piñera (en colaboración con Esther Lezra, Claude Fouillade, Richard Rundell) Horizontes (vol. 39, no. 77, 1997, pp. 132-142).
Co-editor de las antologías Más allá de la Isla: 66 creadores cubanos (co-editora Rosario Sanmiguel) Puentelibre (vol. 2, nos. 5-6, 1995), y The Island Odyssey, 2001: Contemporary Cuban Poetry (co-editora Kathleene West) Puerto del Sol (vol. 36, no. 2, 2001).
Sus artículos, ensayos y poemas han aparecido en revistas de las Américas, el Caribe, Japón y Europa, tales como Encuentro de la Cultura Cubana (España), Mariel (EE.UU.), Unión (Cuba), Casa de las Américas (Cuba), La Gaceta de Cuba (Cuba), Eureka (Japón), Revista Nacional de Cultura (Costa Rica), Caribe (EE.UU.), Latin American Theatre Review (EE.UU.), Svet Literatury (Rep. Checa), Revista Iberoamericana (EE.UU.), Revista Casa Silva (Colombia), La Palabra y el Hombre (México), Afro-Hispanic Review (EE.UU.), Revue Française d' Etudes Américaines (Francia), The Americas Review (EE.UU.), Cuadernos Hispanoamericanos (España) y Plural (México).
Sus poemas han aparecido en las siguientes antologías:
Poesía cubana: La isla entera (antología), eds. Felipe Lázaro y Bladimir Zamora (Madrid: Betania, 1995). Bridges to Cuba/ Puentes a Cuba, ed. Ruth Behar (Ann Arbor: University of Michigan, 1995).
Las palabras son islas. Panorama de la poesía cubana del siglo XX (1900-1998), ed Jorge Luis Arcos (La Habana: Letras Cubanas, 1999). La isla en su tinta, ed. Francisco Morán (Madrid: Verbum, 2000). Memorias recobradas, ed. Ambrosio Fornet (Villa Clara, Cuba: Capiro, 2000). ReMembering Cuba. Legacy of a Diaspora, ed Andrea O'Reilly Herrera (Austin: University of Texas, 2001).
Otros reconocimientos:
Finalista del Premio ¨"Letras de Oro" 1990-1991 en Poesía con "Al borde de la luz." University of Miami, 1991. Ganador de la Beca Cintas de Creación Literaria, Arts International, Institute of International Education, Nueva York, 1991-1992. Seleccionado para aparecer en Who's Who among Hispanic Americans en 1992-1993, y 1994-1995. Escritor-en-Residencia, del Programa de Altos de Chavón, República Dominicana-Nueva York, verano de 1994. Ganador de la Beca Fulbright, Universidad de los Andes y Casa de Poesía Silva, Bogotá, Colombia, 1997. Ganador de la Beca Rotary para Profesores Universitarios, Universidade de São Paulo, Brasil, 2000-2001.
Sobre su obra han escrito: Odette Alonso Yodú, Jorge Luis Arcos, Madeline Cámara, Héctor Contreras, Alejandro González Acosta, César Sotelo, Ba Heller, Rosario Sanmiguel, Mirta Suquet, Olympia Underwood y Nidia Vincent, entre otros.
Se puede visitar su página electrónica: http://web.nmsu.edu/~jbarquet/
EL ARTISTA ADOLESCENTE
a Manuel y Klarissa, que pintan
No puede decir si permanece o si sale
corriendo cuerpo abajo hasta el olvido.
Está seguro de que no ha muerto todavía.
Vive
de lo que le dan los transeúntes, de
cantar en las esquinas, de caminar
sobre el río de estos tiempos,
de entorpecerse el paso a cada instante,
está en el café y en los tormentos,
en el olor del día.
Busca
una mano que añadirse, nace
del disparo de dos cuerpos, usa la soledad
cuando algo escribe -- la siente rastrillar bajo las uñas --,
ara campos
se dispone
(constantemente se anima),
puede vérsele tocando a cada puerta -- a veces grita.
Está hecho de tiempo, no hay remedio.
(no recogido en libro, 1971)
NATURALEZA MUERTA
(con mango, uvas, piña, mamey y plátano)
Hay sol, no maduro aún
pero desplegando seguro infinitudes
venideras. En la torpe mesa del hombre
el sol, con manchas tercas
presagiando su sabor.
Está el noble rosario vegetal aún no morado,
sola su hermosa hermandad en tanto ruego
humano por vivir. Están finísimas, perfectas,
similares en la virtud del bien, en la alegría
del Buen Degustador.
Está orgullosa en su trono la reina convencional.
Capa y espuelas le lucen siempre. Fuerte escozor
deja siempre en la voz del hombre que la pronuncia.
Descanse pues su grandeza solitaria,
nunca cariciosa.
Está también la sangre de los hombres más puros.
Oval parece porque ha ido ocultando
su negro mineral, su magro instinto.
Oscura parece porque allá se nos fue
la sangre del instinto, el instinto de la sangre.
Precisa la atención: dormido se despliega,
callado se enmudece su ternura. Le cubre
un caracol de tiempo irreversible, hasta que
estalla su sueño en la gruta compañera.
Ahora, ¡silencio!, reposa.
Sostiénelos un cristal nuevo, un arrebato
de la mejor transparencia
que el hombre haya padecido alguna vez.
Sobre la mesa, en flor o muerta,
alguien contempla su inmanencia.
(Tomado de Sin decir el mar)
TIRESIAS (1)
-- Sí, hube de gozar ambos placeres, padecer
ambas inhibiciones, concebir besar y ser besado;
hube de amar cada vez lo contrario, lo complementario
que engendra sucesión: quizás fui
padre, pude haber sido madre, yo, Tiresias,
por la intolerancia celestial castigado, perdí
la humana facultad de ver
para ganar la divina de prever.
Fui hombre, luego mujer, ahora
soy casi un dios, mañana...
¡qué no podré ser mañana!, arrojado como estoy
al azar de los animales y la ligereza de los dioses.
Pero
alerto que vendrá
un tiempo nuevo en que retorne el hombre a la Naturaleza,
un tiempo en que el viento, las palabras, el cuerpo, las montañas
sean un solo río creciente y proporcionado
desembocando en el mar,
ay y que yo no pueda verlo sino sólo preverlo
en aquellos apócrifos amantes de mi imaginación
que se besan desaforadamente
en el centro de la noche de la ciudad
de árboles de palomas volando descuidadas
con un libro abandonado a los pies, porque esa noche venidera
ya no se leerá más (2)
sino en la riqueza virginal de nuestros cuerpos
despidiendo entre caricias los galeones
de bodegas atestadas de libros
que hemos leído tanto...
Yo, secular, aprovecharé la sombra en los rostros de la noche
para deshacerme para siempre de la muerte.
Pero mientras,
continuaré en este circo terrenal esquivando el castigo de los hombres
disfrazados de dioses, que será -- lo preveo --
desterrarme de los alrededores.
Por eso, amigos míos,
iniciemos una fiesta a la entrada del placer
e invitemos sin reservas a todos los ángeles.
Los recibirá un recinto de sándalo y temblores,
de azulaciones ebrias, lluvias y cantos devoradores.
Luego una puerta augusta,
esa que todos alguna vez hemos atravesado
sin poder ya regresar.
Como siempre, el vaho de los cuerpos inhibirá por un instante a los Iniciados.
Mas en seguida estos bautizarán sus cuchillos en la sangre
de los Sacrificados:
en una semilla el dolor, el goce, el adormecimiento;
¡ay, pero si hubiera un ángel siempre a la entrada del mundo!
para cada cual un ángel
que no nos pidiera otro regalo que un beso, ni
otro gesto que nuestra mano acariciando su cuerpo contra la noche,
pero que El no haya estado
y tener entonces que atravesar
solitarios
desde niños
ese umbral
donde asoma la Muerte,
donde somos la Muerte,
no la que abraza de improviso sin verla sino la
Lenta Sucesiva que nos lleva del brazo a contemplar
la huida de las hojas, la sucesión de los días,
el humo final de las hogueras infantiles, lenta-
mente de la mano la Sucesiva paseándonos por las moradas
donde los cuerpos más heterogéneos se explican las verdades (3)
viviéndolas, desenterrándolas, redescubriéndolas,
durmientes de saber, porque soñar es saber:
un sueño de palabras que habrían recuperado al fin
su manantial exacto pero olvidado de la sinceridad:
palabras
desnudas, como te quiero yo, ángel, ante mis ojos,
aunque todavía nos quede esta prisión irrenunciable de la piel
que hemos hecho gozosa
ya que no nos fue dada la posibilidad de desgarrarla
como con zarpas de oso.
(Tomado de Sagradas herejías)
___________
NOTAS:
1- "Júpiter y Juno dialogaban acerca de quiénes recibían más placer en el éxtasis carnal: si las hembras o los varones. No se ponían de acuerdo, y decidieron someterse al parecer del sabio Tiresias, que había gustado del amor bajo los dos sexos. ¿Bajo los dos sexos? Sí, porque caminando un día por un bosque vio dos serpientes acopladas; dióles con su bastón y... ¡oh, cosa admirable!, se convirtió él, allí mismo, en mujer. Siete años después vio a las mismas serpientes acopladas y pensó: Si a quien os hiere dais contrario sexo..." Volviólas a tocar con su bastón y quedó al punto transformado en varón. Tal fue la historia de Tiresias. Este sabio juez, nombrado para dirimir la contienda, se inclinó por la opinión de Júpiter. Desairada Juno, privólo de la vista. Y como no era posible que un dios se opusiera al castigo dado por otro, Júpiter, queriendo recompensar a Tiresias, concedióle el don de la adivinación, reparando así en parte el mal que la diosa le había causado. Ovidio, Las metamorfosis, 3, 101.
2 - "y aquel día ya no leímos más." Dante, Infierno, 5.
3 - "Sí, de la Región de los Muertos,
de las preciosas moradas habrán de volver
y habrá entonces conocimiento verdadero." Poema náhuatl.
DESTIERRO SIN ÁNGEL
para aimée, noble
Ay, ángel, ¿dónde estás, cómo poder verte?
¿En qué arista del mundo tu recuerdo despidiéndome?
¿Qué largo adiós esta suerte de tierra desconocida?
¿Qué he hecho de mí o qué me han hecho?
¿Qué aún busco
que ya más nunca encontraré?
¿Quién como tú que en un recóndito
recodo del tiempo me aguarde todavía?
Si ya no puedo amar,
si ya no son mis brazos para abrazar sino
para ponerme el disfraz de cada día.
Si ya no sé quién soy ni dónde
se quedó detenida para siempre la vida.
Ay, ángel, ¿dónde estás, cómo poder verte?
Aquel sabor natal, aquellas gentes
que me enseñaron a amar:
las plantas, las calles, los amigos, la casa.
Ay de la patria, raro ventrículo de la razón
de vivir,
suerte de orgullo inmaterial,
de árbol enraizado en su paisaje,
de gaviota volando sobre su propio lar.
Pero, ¿cuál patria?
¿Aquel montón de tierra sobre el mar?
¿El azaroso lugar donde nací?
¿O un hambre del espíritu: una imperiosa
necesidad terrenal
de ese Ser único que todos anidamos?
Nada sé.
No sé ahora ni quién soy
tras este haberme vaciado tanto:
Adiós a las playas de infinitas holguras,
Adiós a las costumbres de familiares texturas,
Adiós a nuestras huellas inocentes y amantes
sobre la arena.
Para ahora de nuevo comenzar, de nuevo
cargarme de extrañas criaturas sin perseguir
ni siquiera una Forma.
Ay, ángel, ¿dónde estás, cómo poder verte?
Quizás también tú me hayas abandonado.
(Tomado de Sagradas herejías)
ELOGIO DE LAS COSAS
I
No me preguntéis por las cosas.
No ven mis ojos sino lo blanco,
la hoja en que transcribo una turgencia.
No ven sino lo que adivino, una
cándida luz, una esperanza.
Y de nada de esto
me dan razón las cosas.
II
Sólo un silencio nos llega de las cosas
que una vez nos colmaron. Cuando
volvemos a contemplarlas,
allá en el tiempo claro de la memoria,
nos hablan en silencio del antiguo
calor de sus maderas: sus texturas susurran
sin palabras
-- nos preñan --
el motivo que una vez las preñara.
Y es como un grito ese silencio
que nos llega de las cosas,
cuando nuestros ojos acarician
calladamente
el escondido estupor de sus materias brutas.
(Tomado de Un no rompido sueño)
TEOLOGÍA DE LA NIEVE
Sólo la nieve.
Sólo la nieve azul que desconozco
impregna mis motivos.
Sólo su esperma inaugural, el
incentivo espesor de sus cristales
que descubrí entre los libros,
configuran mi signo, me
brindan una estela
que todavía no aprendí.
Todo lo demás es lento y desandado
como una oruga:
Primaveras de cartón,
sobras de almuerzos obreros
y catedrales cabeceantes.
Todo lo demás es hartazgo,
salvo la nieve
azul que desconozco
sobre mis hombros descalzos.
(Tomado de Un no rompido sueño)
MELLA
(según la foto de Tina Modotti)
Así, de perfil, ¡qué importa
que fundaras partidos inservibles
y reverberaras en la historia y la vagina
irredenta de Modotti!
Así, de perfil, tu imagen
de Apolo deshollinador de tanta
fealdad cotidiana, esa mitad
de tu rostro de atleta que su cámara fijó,
de macho legendario ensimismado paseándose
por nuestros libros de texto y por la épica
insular de Lezama, ¡cómo no iba
a provocar en mí
adoración y dolor a la vez!,
ahora que sólo eres
una pérdida ilustre
y no un férvido amante ejercitando
sobre mi cama su mejor
praxis.
(Tomado de El Libro de los héroes)
COPLAS POR LA MUERTE DE MI PATRIA
nacer es aquí una fiesta innombrable
José Lezama Lima
Ya la patria no es nada:
Ni un recuerdo, ni un anillo, ni los padres
aquellos
que alguna vez se amó
y que por compasión la tierra
acabó por tragárselos.
Ni la playa desde la cual venía a contemplarnos
el ideal,
pues otras playas del mundo se nos han interpuesto
y sus aguas enturbia malsanamente la memoria, esta
torpe insistencia
de la nostalgia en que no debemos confiar.
Ni aquellos callejones y azoteas desérticas donde hacerse al amor,
ahora que tantas calles del mundo nos han transitado.
Ni la cobriza turgencia de una piel cuya ausencia
disímiles pigmentaciones nos llevó a conciliar.
Ni la sorpresa que ahora dudamos si lo fue.
Ni aquel viento conforme y escaso, milagro
únicamente concedido al llegar junto al mar.
Ni siquiera la infancia, prematura vejez asumiendo
una falsa inocencia y ocultando su espanto.
Ni tampoco esas cuatro letras que podría
pronunciar aquí como un conjuro o un bálsamo
serán más nunca mi patria,
aunque consten en toda acta oficial y nacer
fuera allí
alguna vez, para alguien,
una fiesta innombrable.
(Tomado de El Libro del desterrado)
NEW MEXICO
Aquí vislumbro campo, y viviré.
José Martí
He venido a quedarme detenido,
fijo en el aire, que no pasa,
en un espacio donde no me reconozco
sino por negación.
Esas montañas
no serán nunca los Andes, esas arenas
nunca serán el Sahara, ese río
aunque sucio también y mal interpretado
jamás será el Almendares*, ni yo
-- este lugar que constituye mi cuerpo --
podrá hacerme ser aquí
el que una vez era.
Algo
que hoy sólo puedo concebir como un viaje
por mares y ciudades e historias
me ha depositado aquí sin yo haberlo esperado,
en un aquí que únicamente me afirma
por negación.
* Río pequeño en La Habana.
(Tomado de Naufragios)
PAN DORMIDO
No pausa ni exabrupto
sino sólo tu cuerpo, dormido, sobre una superficie
en que apenas distingo trazos,
en que únicamente te confirman mi ceguera
y mi fe.
No pausa, es suceder
donde nada se fija, como peces
cuando un extraño se asoma
(aguas de plenitud disolviendo una harina
amasada en la víspera, rápida fuga que expulsa
el mismo volumen líquido que atesora),
mucho menos estatua
que colocar en los altares o exhibir en un circo
de provincia, sino masa nocturna que crece, olorosa,
y corona.
Tampoco exabrupto, sino volver a buscar
en el placer cada mañana, en cotidiana
instalación o turgencia
que el propio olor delata
(otros pasan de largo, mi deseo
no alcanza su resurrección: te falta yo),
y la rutina dominguera convertida en ritual
de comunión no obstante los sabidos
saluditos cordiales.
No pausa ni exabrupto, sino tu lento
cocinar desde la noche y hacia el día.
(inédito)
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