Presunta
biografía sobre Rosita Fornés
Ada
Oramas
Retratar con palabras la trayectoria de una figura de alta popularidad
entraña varios riesgos. Uno de ellos es dejarse arrastrar por el
carisma del entrevistado, en otros, poseer una especial habilidad para
atraparlo en una red de preguntas que lo conduzcan hacia determinados objetivos
prefijados de antemano por el autor.
Desde su nacimiento a la fecha, están descritos, con excesiva prolijidad,
detalles de su infancia, pasando por su debut, a los 15 años en
el programa radial La Corte Suprema del Arte, en 1938, hasta
llegar a 1999, fecha en que constituyeron las sesiones de entrevistas,
con un fuerte acento en su vida privada, tal como es característico
en las biografías dedicadas en otros países a la intimidad
de una estrella, con el fin de atraer lectores aplicando la divisa de Maquiavelo:
el fin justifica los medios.
Y esta constante primó en el libro dedicado a Rosita Fornés,
por la editorial Letras Cubanas, en el cual su autor procura obtener
—y lo consigue— declaraciones que frisan el sensacionalismo por parte de
quien fue declarada en la década del 50, en México como la
primera vedette de América.
Rosita se ha mantenido en Cuba en primer plano de la popularidad desde
su regreso de México, en 1952 y un año después fue
elegida Mrs. Televisión, junto a Armando Bianchi, su compañero
en el arte por aquellos tiempos, quien meses después compartiera
su vida por espacio de treinta años. Aquel título era la
evidencia del mayor éxito de un artista ante las cámaras
y propiciaba la continua aparición en la pantalla chica. Y, desde
aquel momento, la Fornés centralizó espacios fijos en el
Canal 4, primero y en CMQ Televisión, posteriormente, en el Canal
6, el más importante hasta hoy en Cuba.
El libro testimonia no sólo esta etapa, sino el decursar de la carrera
de la artista y su proyección internacional, bien amplia básicamente
en territorio azteca, donde la denominaron "la novia de México",
país donde en el intervalo comprendido entre 1945 al 52, desplegó
una intensa labor que la colocó en el pináculo de la fama,
en cine y teatro. Varias páginas dedica el libro a su matrimonio
con el destacado actor Manuel Medel, padre de su hija, de quien Rosita
salió huyendo y, por años, no pudo regresar al país,
por sus amenazas.
También deja constancia de la película que rodó en
Puerto Rico, bajo el título de Palmer ha muerto, en 1965,
y refiere sus grandes éxitos en España, al igual que sus
giras por los países socialistas, en la década del setenta,
al igual que sus actuaciones en los ochenta, nuevamente en México,
en una reaparición que constituyó un verdadero acontecimiento.
Parte de la biografía se dedica a las opiniones de la artista sobre
colegas suyos de Cuba, de México, de Argentina, así como
de intelectuales conocidos y reconocidos en Hispanoamérica, con
un espacio verdaderamente excesivo, lo cual hubiera podido emplearse en
incluir fragmentos de críticas de la prensa acerca de la Fornés
y evitar que ella misma narrara las reacciones del público y la
crítica, pues las breves notas incluidas al final del libro no bastan
para dar una idea precisa de su trascendencia.
Incluso el material gráfico de que dispone Rosita podría
haber enriquecido mucho más el volumen, aun cuando las fotos seleccionadas
dan una idea de su labor en todos los medios y en la amplia diáspora
de sus facultades, que le han permitido incursionar en el arte lírico,
la música popular, de la canción al tango, pasando por la
zambra, un rezo a los orishas como Babalú y la teatralización
de textos musicales en Balada para un loco y El Comediante.
Otra vertiente de su carrera también está expuesta en las
páginas de esta presunta biografía , en cuanto a su trabajo
actoral que este año le valió el Premio Nacional de Teatro,
otorgado por el Consejo Nacional de las Artes Escénicas.. El libro
transita por toda una serie de puestas en escena y la pequeña pantalla,
no todas de igual rango y no enfatiza de modo suficiente en Confesión
en el barrio chino, de Nicolás Dorr, que fue el punto
más alto de esta faceta de Rosita, por lo cual mereció el
premio de actuación en el Festival Internacional de Teatro de
La Habana en 1984..
Evelio R Mora induce a la artista a opinar sobe acontecimientos históricos
nacionales e internacionales, en los cuales sus argumentos no poseen la
profundidad de análisis requerida. Creo que una trayectoria artística
de la envergadura de Rosita Fornés merecía detenerse en determinadas
etapas de su carrera y de su historia y no diluirse en vericuetos que nada
aportan a la visión integral de la artista más versátil
que ha pasado por la escena cubana, aclamada hace sólo unos días
en el Anfiteatro del Centro Histórico por miles de espectadores.
La Fornés sigue esperando un retrato a su medida.
Cuba
en Noticias, 12 de septiembre del 2001
Exterminaron
a LA MARIPOSA
por
Armando Canalejo
La policía de la Octava Estación, al mando del Capitan Lorenzo
Villafranca, ha dado una extraordinaria
batida a los menores delincuentes de la demarcación, al haber "atomizado"
nada menos que a la banda La Mariposa, la cual, bajo ese inocente
emblema, resultaba un peligro impresionante para la propiedad ajena. Bueno,
era una mariposa negra. Entre sus fechorías se cuentan
el asalto a una estación de la Policía Nacional, donde se
apoderaron de un gran armamento -- enorme, tremendo, grandísimo
--, y no conformes con ello, los bandidos obligaron al joven que estaba
de guardia a que entregara su propia arma, la cual, por cierto, era también
de gran calibre. Otra de las célebres acciones de La Mariposa
lo fue el desvío de un ómnibus lleno de fuertes, aguerridos
y jóvenes macheteros.
Felicitamos al Capitán Villafranca por ese ejemplar servicio de
desbaratar la peligrosa banda, cuyos aleteos ya habían ocasionado
importante pérdidas entre los vecinos de esa zona del Malecón.
El problema de las bandas barrioteras es viejo, tan viejo quizás
como el robo organizado, pero por lo que advertimos, ya la policía
se muestra dispuesta a exterminar dichos grupos. El jefe de la banda,
más conocido como Rabo de Nube, tendrá que responder muy
pronto por sus odiosos crímenes. De nada va a servirle esta
vez su espléndida juventud, ni su belleza, ni esa mirada fiera,
fría, con que lo atraviesa todo. ¡¡Ojalá
pudiera castigarlo yo mismo!!
Hoy cayó La Mariposa. Mañana caerá La Araña,
luego La Pájara Pinta, La Isla en peso, la Habanera
Tú, y así, por el estilo, acabaremos con tales animalejos
inquietantes.
Rosario
Suárez: la serenidad y el esplendor
En la cúspide de su carrera como primera figura del Ballet Nacional
de Cuba, Rosario Suárez se cansó de tanta inopia espiritual,
canceló su vida en la isla que la vio nacer y decidió buscar
nuevos horizontes, no exentos de incertidumbre.
"Lo dejé todo atrás con mucha tristeza'', recuerda. "Pensé
no volver a bailar''.
En su arte vital y deslumbrante es un mito precoz. Musa de su generación,
cada regreso de Suárez a las tablas deviene privilegio para los
sentidos. El VI Festival Internacional de Ballet de Miami
(sus fechas fueron cambiadas, debido a los terribles hechos de Nueva York
y Washington, para el 19, 20 y 21 de octubre), dirigido por Pedro Pablo
Peña, le acaba de ofrecer un escenario.
Las dos presentaciones previstas ya están rodeadas del embrujo que
acompaña las interpretaciones irrepetibles. "Baila Charín'',
en boca de sus numerosos devotos, es el anuncio que antecede estas esporádicas
actuaciones públicas.
"Se trata de dos piezas, un Pas de deux apenas conocido del coreógrafo
Petipa, titulado Talismán; y La muerte del cisne,
de Fokine'', dice. "Es la primera vez que los interpreto en Miami''.
Sencilla, terrenal, Charín para todos, dirige una academia de ballet
en la Calle 8, asistida por su inseparable hija Paola, recién egresada
de New World School of the Arts. Nada revela en su conversación
pausada y queda la fuerza telúrica que desencadena sobre el proscenio.
La fama no ha mellado un ápice su personalidad.
"Mi mamá me llamó Charín desde pequeña, cuando
yo ni soñaba bailar ballet, sino rumba. Luego, unas vecinas, quienes
hoy son famosas compositoras, las hermanas Diego, me embullaron para que
concurriera a una escuela de ballet que apenas se abría en La Habana''.
El
resto es historia
Egresada de la Escuela Nacional de Arte, desde 1968 ostenta el rango de
primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba, legendaria compañía
dirigida con mano de acero por Alicia Alonso, con la cual viajó
por más de 30 naciones. Luego sobreviene una breve pausa, ciertamente
arriesgada, acto de infidencia insólito dentro del rigor académico
y político del imperio de la "Primera Bailarina Absoluta''.
Charín se aventura en otro mundo al probar suerte en el grupo alternativo
Ballet
Teatro de La Habana.
"No resisto el estancamiento y el paternalismo. Me aburrí de repetir
los mismos personajes. Fue una experiencia provechosa en todos los sentidos.
Me entrené como actriz. Comencé a moverme diferente. Creo
que la estadía en el grupo resultó ser enriquecedora, más
gregaria, menos elitista''.
Regresó al Ballet Nacional poco antes de partir definitivamente.
Buena parte de la crítica especializada coincide en considerar a
Charín como una personalidad original en su arte depurado. Un crítico
llegó a decir, con marcado apasionamiento, que la bailarina cubana
reinventa los más conocidos personajes de la tradición clásica
cada vez que los interpreta. Se abunda, incluso, sobre su estilo, como
una suerte de temprano legado para futuros ejecutantes.
"Lo que me propongo es comunicarme con el público. El alarde técnico,
vencer las barreras que impone el cuerpo es aburrido. Yo quiero sorprender
con cosas nuevas, asombrar, contar una historia, reflejar la personalidad
de los personajes que interpreto. Mi aspiración es hacer arte sin
límites, lo cual resultó ser incongruente con los estrictos
parámetros de una compañía como el Ballet Nacionalde
Cuba''.
Talismán,
una de las piezas que trae al Festival de Miami, cuenta la historia de
dioses que llegan a la tierra para curiosear entre los humanos, no sin
antes ser advertidos sobre las tentaciones que les aguardan. La diosa llega
con un talismán, lo pierde, un maharajá lo encuentra y se
lo devuelve. Se enamoran, ella vuelve a perder el resguardo a propósito,
desaparecen sus facultades divinas y se queda en la tierra con su amante.
El segundo ballet escogido por Charín para el Festival es La
muerte del cisne, coreografía que Mijail Fokine hiciera especialmente
para Anna Pavlova en 1907, verdadero tour de force sobre la fragilidad
de la vida y la fuerza que nos hace defenderla. La bailarina siente una
admiración especial por la mítica Pavlova.
El año pasado en España protagonizó un espectáculo
exitoso bajo la dirección de Anna Cuoccolo, acompañada del
italiano Toni Candelero, titulado Anna Pavlova: diálogos del
alma, espectáculo que espera se repita este año. "Eran
como fotos que se animaban, pinceladas de la existencia de la excelsa rusa''.
Por otra parte, el escritor Abilio Estévez se ha propuesto escribirle
un texto para el próximo Festival del Monólogo de Miami sobre
la vida de una bailarina poco antes de presentarse al público.
"A veces siento el deseo de hablar durante una interpretación danzaria
donde todo debe ser dicho con movimientos, suspicacias, sugerencias. Esta
será una buena oportunidad para expresarme totalmente con el auxilio
de la palabra''.
El cine ya lidió con Charín cuando asumió una parte
esencial de su propia vida en el documental de Marisol Trujillo, Mujer
ante el espejo, sobre la experiencia del embarazo, así como
en la película de Aarón Yelín: Dos Gladys para
ti, obra del cine alternativo que diera sustancia a la década
del 80 en el arte cubano.
"Todo el mundo tiene una idea de lo que es una bailarina'', susurra Charín
sobre la Hidra de Mil Cabezas. "El público puede ser
implacable. Yo vengo con una idea preconcebida que puede no funcionar.
Los baletómanos de Cuba son una fuerza viva y constante. Después
de cada función se te acercan y te hablan de lo que fue bueno y
de las partes débiles o no logradas. Son críticos entrenados,
inmediatos en hacer sus conclusiones. Confío, sin embargo, en que
las cosas que se hacen con convicción, perduran''.
Ahora está dedicada en cuerpo y alma a la docencia. Tiene clases
con niñas y adultos de lunes a sábados en jornadas largas
y agotadoras donde a veces pierde la noción del tiempo y descubre
que no ha ingerido alimentos como es debido.
"Hay personas que quieren aprender a bailar, otras llegan para dejar sobre
el tabloncillo todo lo negativo del día'', comenta. "A mí
me satisface ayudar, contribuir al bienestar físico y espiritual''.
Charín siempre parece responder a la adversidad con una sonrisa.
Su rostro transparenta la serenidad de estar haciendo lo correcto.
"Cuando partí para España, mi hija, de apenas nueve años,
se mostraba inadaptada y triste. Me decía que estaba sola. Yo sabía
que vendrían tiempos mejores y trataba de transmitirle a ella ese
sentimiento. Ya se graduó. Ahora busca una compañía
donde bailar y quiere proseguir estudios superiores. Dejar un lugar donde
no tiene sentido regresar te da miedo, pero las tormentas se disipan con
trabajo y perseverancia''.
No pocas sagas suelen referir que las divas son seres complejos para la
vida cotidiana. Insufribles, con egos de talla extra.
"Creo que no encarno el estereotipo o mi familia hace lo posible por apoyarme
en todos los sentidos y no tengo tiempo ni disposición para hacer
de sus vidas un calvario. Sería una malagradecida. No puedo quejarme,
tanto mi esposo como mi hija se desviven para que yo siga siendo quien
soy''.
Charín, la leyenda, ha madurado y prestigia la ciudad de Miami con
su arte. Ahora vuelve a emerger de la autoimpuesta reclusión académica
para deleite de un público leal, que parece no tener fronteras.
Cuando las luces del VI Festival Internacional de Ballet de Miami
se encendieron, fue el cisne que fenece eternamente y la diosa enamorada
capaz de prescindir de sus atributos divinos en aras de ser libre y real.
"La noche de 1995 que me presenté por primera vez en Miami, en el
escenario del Gusman, el público me sorprendió con tan cálida
bienvenida, fueron tantos los aplausos y las expresiones de cariño
que por un instante pensé estar en el teatro García Lorca
de La Habana'', dice. "Fue como un deja vu: la prueba de que
valía la pena seguir bailando y ser feliz''.
El
Nuevo Herald, 13 de septiembre del 2001
Antonio
Colinas, premio Poesía de la Academia Castellano-Leonesa
Raidel
Hernández, de Cuba, gana en la categoría de noveles
Madrid
Antonio Colinas (La Bañeza, León, 1946) obtuvo ayer el IV
Premio 2001 de Poesía que otorga la Academia Castellano-Leonesa.
Según declaró el poeta, premio Nacional de Poesía
y autor de libros como Sepulcro en Tarquinia, Hacia el infinito
naufragio, Los silencios del fuego o Libro de la mansedumbre,
este galardón le llega en un 'momento creativo y de rendimiento'
por coincidir con la próxima publicación de su decimotercer
libro de poemas, Tiempo y abismo. Antonio Colinas obtuvo el galardón
a la mejor trayectoria literaria en la categoría de poetas consagrados,
dotado con 1,5 millones de pesetas. El jurado se decidió por Colinas
entre 20 finalistas.
En la categoría de noveles, el premio, dotado con 750.000 pesetas,
se disputó entre 10 finalistas. Finalmente recayó en Raidel
Hernández (Cuba, 1972) por su libro Alabanza del tiempo,
del que se destacó su construcción formal, en la que el joven
poeta ha sabido combinar clasicismo y contemporaneidad.
El jurado estuvo presidido por Carlos Bousoño y compuesto por Pere
Gimferrer, Antonio Piedra, Andrés Quintanilla y Javier Lostalé.
Los premios, convocados por la Academia Castellano-Leonesa, están
patrocinados por el BBVA en colaboración con la Fundación
Jorge Guillén.
El
País, 16 de septiembre del 2001
Cintio
Vitier, en su 80 aniversario
El
pasado 26 de septiembre, el poeta, ensayista, narrador y crítico
cubano Cintio Vitier arribó a su 80 aniversario. Sin lugar
a dudas, la labor intelectual de Vitier le ha reservado un merecido lugar
de honor en la historia de la cultura cubana. Integrante del grupo
Orígenes,
y autor de, entre otros títulos importantes,:
Lo cubano en lapoesía
(ensayo),
De
peña pobre (novela), Nupcias
(poesía)
Poetas
cubanos del siglo XIX (semblanzas), La crítica literaria
y estética en el siglo XIX cubano (crítica y ensayo),
Cincuenta
años de poesía cubana 1902--1952 (antología),
Las
mejores poesías cubanas (antología), Los grandes
románticos cubanos (antología), resulta imposible prescindir
de su trabajo como crítico, poeta, y aún lector inteligente
y agudo de José Martí. En 1959 dirigió la Nueva
Revista Cubana. Fue director de la Revista de la Biblioteca
Nacional José Martí (1962), del
Anuario Martiano
(1968--72) y de la Sala Martí (1968--73). La
Habana Elegante lo felicita y le desea salud.
Instituto
de Danza Alicia, en España
Toni
Piñera
Inmersa nuevamente en el trabajo aquí en casa, Alicia Alonso siempre
es fuente de buenas noticias, una de ellas su testimonio de participación,
días atrás, en la firma del documento con el que
la Comunidad de Madrid y la SGAE se comprometieron a apoyar al recién
creado
Instituto de Danza Alicia, adscrito a la Universidad
Rey Juan Carlos. En ese alto centro docente se impartirá, por primera
vez en España, la danza con un nivel universitario, dijo.
Al referirse a la gira que finalizó el BNC la pasada semana, la
bailarina cubana destacó, por sobre todo, que brilló nuevamente
la juventud de nuestra compañía: esos jóvenes bailarines
del cuerpo de baile, los solistas y las primeras figuras que ya son bien
conocidos y aplaudidos allá. Pero también los recién
graduados que dejaron en claro la tradición del BNC y la Escuela
Cubana de Ballet. "Hemos bailado todo el tiempo, sin descanso. Los teatros
abarrotados y un público deseoso de vernos. En España, particularmente,
nos esperan cada año por esta época". Entonces recordó
frases hermosas que escuchó a su paso por la península ibérica:
"No olviden de volver", y una que particularmente la emocionó cuando
le dijeron que el BNC debería llamarse Ballet Nacional de Cuba y
de España. "Es un elogio muy grande de ellos que quieren que uno
también les pertenezca".
Habló de los 10 años ininterrumpidos bailando en el Teatro
Albéniz, de Madrid, y señaló "hemos roto todos los
récords, bailar tanto tiempo, y cada año en un teatro fuera
de nuestro país. Es algo que nos hemos ganado con nuestro trabajo.
El Lago... volvió a acaparar la atención del público
español, pero Los millones de Arlequín, de Pedro Consuegra,
que se estrenó allí, atrapó al auditorio. El último
día, como se trata de oro y millones hicimos que cayeran del `cielo'
chapillas de oro. Fue como una lluvia dorada que cerró la temporada
y mucho gustó", expresó Alicia sonriente, mientras agregaba:
"Ahora estoy ensayando otra vez, porque quiero estrenar un ballet, coreografiado
especialmente para mí por Fokine, para la Gala Siglo XXII que tendrá
lugar en Luzor en el año 3100".
Granma,
24 de septiembre del 2001
El
disidente cubano Huber Matos, Premio Comillas de memorias
Cómo
llegó la noche abarca de 1952 a 1979
El ex comandante de la revolución cubana, preso político
durante dos décadas y actualmente disidente afincado en Miami Huber
Matos Benítez (Yara, Gramma, 1918) obtuvo ayer el Premio Comillas
de biografía, autobiografía y memorias por su obra Cómo
llegó la noche. El jurado del galardón, convocado por
Tusquets
Editores y presidido por Jorge Semprún, destacó 'el indiscutible
valor testimonial' de las memorias de Huber Matos. El Premio Comillas está
dotado con dos millones de pesetas y una estatuilla en bronce del escultor
Joaquín Camps.
Cómo
llegó la noche es un testimonio que abarca 27 años, desde
el golpe de Batista en marzo de 1952 hasta octubre de 1979, cuando Huber
Matos salió de prisión, según explicó ayer
el autor. Matos, que según su propio testimonio sufrió torturas
físicas y psicológicas durante sus años de cautiverio
castrista, expresó su deseo de que Cuba se convierta en un Estado
de derecho, 'el mismo compromiso que teníamos en 1959: restablecer
la democracia en Cuba'. El autor dedica una parte de su obra a su etapa
revolucionaria, de 1952 a 1959, y el resto a sus 20 años de cárcel,
en los que trató de que no le 'envenenara el odio'.
A la decimocuarta edición del Premio Comillas se presentaron 62
obras, de las que el jurado -formado por Miguel Ángel Aguilar, María
Teresa Castells, Jorge Edwards, Santos Juliá y Antonio López
Lamadrid, además de Jorge Semprún- seleccionó cuatro
finalistas. En el acta del fallo se destaca 'el indiscutible valor testimonial
de las memorias de uno de los más carismáticos dirigentes
de la revolución cubana, que encabezó la guerrilla al lado
de Fidel Castro hasta la toma del poder por éste en enero de 1959,
ocupando altos cargos en su Gobierno y que, por profundas divergencias
ideológicas con la orientación totalitaria que adquiría
la política de Castro, nueve meses después de la triunfal
entrada en La Habana junto a Fidel y Camilo Cienfuegos, fue juzgado sumariamente
y condenado a 20 años de cárcel, condena que cumplió
hasta el final'.
Tras salir de la cárcel en 1979 y pasar una corta temporada en Costa
Rica, se trasladó a Miami, en donde participó en 1980 en
la creación de la agrupación Cuba Independiente Democrática
(CID) como secretario general de la misma. Durante las décadas de
los años ochenta y noventa realizó numerosos viajes, especialmente
por los países americanos y también por España, y
desarrolló una continua y apasionada defensa de los postulados anticastristas.
En 1996 mostró públicamente su satisfacción por la
ley Helms-Burton, que reforzaba el embargo de Estados Unidos a Cuba. El
pasado mes de mayo, en un artículo publicado en El Nuevo Herald,
Huber Matos volvía a defender el embargo en su vertiente y concepto
más radicales.
Huber Matos fue encarcelado en 1959 después de explicar a Fidel
Castro en una carta las razones de su abandono de las filas revolucionarias.
'Mi espíritu no flaqueó en ningún momento, ni mi ánimo
se tambaleó nunca', explicó tras su liberación 20
años más tarde.
Cómo
llegó la noche se publicará en la colección Tiempo
de Memoria, de Tusquets.
El
País, 26 de septiembre del 2001
La
VI edición del Premio de Novela Fernando Lara
premió
al escritor José Carlos Somoza (Cuba, 1959) por su novela Clara
y la penumbra, una historia futurista sobre el mundo del arte. "Es
una novela de suspense, donde la intriga tiene mucha importancia. Todo
unido a un personaje que funciona como asesino o como destructor de obras
de arte'', afirma el escritor. Somoza obtuvo anteriormente los premios
La
Sonrisa Vertical 1996 (Silencio de Blanca) y el
Café
Gijón 1998 (La ventana pintada).
Eliseo
Cardona, El Nuevo Herald, 23 de septiembre del 2001
Entre
Tablas con Virgilio
Antonio
Paneque
Aporte de novedad para la escena cubana está llamado a ser el Premio
de Dramaturgia Virgilio Piñera que, convocado por la
revista Tablas, las ediciones Alarcos y el Consejo Nacional
de Artes Escénicas, llama a su primera edición a todos los
creadores nacionales del género.
También con el auspicio del Ministerio de Cultura y la colaboración
del Instituto Cubano del Libro, la
cita se realizará bienalmente, después de esta edición,
y constituirá un lúcido reconocimiento y postrer homenaje
a uno de los inmortales de la escena cubana, cuya proyección artística
e influencia en dramaturgos herederos trascienden los fluidos de la época
en que vivió.
Entre sus propósitos inmediatos, sus organizadores persiguen "estimular
la creación y promoción de obras literarias dramáticas"
de los autores, quienes podrán enviar a este certamen trabajos en
castellano que no tengan compromiso de publicación con ninguna editorial
ni estén incluidos en otro concurso.
Los originales deberán ser enviados a la revista Tablas Ediciones
Alarcos (San Ignacio No.166, entre Obispo y Obrapía, La Habana Vieja),
antes del viernes 14 de diciembre del presente año, y el ganador
merecerá un premio único e indivisible, consistente en diploma
y 3 000 dólares, así como su publicación y el correspondiente
pago por derecho de autor.
Si la pieza ganadora es resultado de la creación de varios autores
—precisan directivos de Tablas— el premio en efectivo será distribuido
entre ellos, previo acuerdo entre las partes.
El jurado de esta primera edición del Premio de Dramaturgia Virgilio
Piñera estará presidido por una de las figuras contemporáneas
más emblemáticas del género, Abelardo Estorino, e
integrado por otros dos miembros, cuyos nombres aún no se han dado
a conocer.
El anuncio público del ganador será informado el 22 de enero
del próximo 2002, con motivo del Día del Teatro
Cubano, en un acto que formará parte del Programa General de
la Feria Internacional del Libro de La Habana, cuya undécima edición
se desarrollará en febrero de ese año.
Granma,
28 de septiembre del 2001
Centenario
de la Biblioteca Nacional José Martí
La Biblioteca Nacional de Cuba fue fundada el 18 de octubre de 1901, amparada
en la ley militar No. 234 del Gobierno Interventor norteamericano. Su primera
ubicación
sería un salón de 30 x 7.5 metros, en el Castillo de la Fuerza,
con un fondo inicial de 3151 volúmenes donados por su primer director
Don Domingo Figarola Caneda, quién apenas unos meses después
de iniciado su mandato es obligado a trasladar la Biblioteca al departamento
de Instrucción Pública, y tres meses después a la
Maestranza de Artillería, donde permanecería hasta 1925.
La Biblioteca padece otro traslado de los fondos bibliográficos
nacionales, exactamente en 1929, esta vez una parte al Capitolio Nacional
y otra a los sótanos de la antigua Cárcel de la Habana donde
un incendio la destruyó.
Los despojos perpetrados contra la Biblioteca durante años y el
abandono oficial promovieron heroicas campañas lidereadas por el
historiador Emilio Roig de Leuchsenring, quien funda en 1936, la
sociedad Amigos de la Biblioteca Nacional, por medio de la cual denuncia
el caos educativo y cultural que vivía Cuba, y en especial, la máxima
institución bibliotecaria del país. En 1938 por demanda de
un ignorante y despiadado jefe de policía, José Eleuterio
Pedraza, la Biblioteca Nacional es trasladada otra vez, de la Maestranza
de Artillería al Castillo de la Fuerza. Pedraza ante los intentos
de defensa que alegaran los encargados del tesoro cultural de la nación,
amenazó con tirarlo todo al mar.
Por estos años es designado asesor técnico de la institución
el escritor José Antonio Ramos, quién emprendería
la catalogación y clasificación de los fondos existentes.
Ramos además confecciona e implanta un sistema decimal universal.
En su época se crea la junta de patronos y el 21 de marzo de 1941
se promulga la Ley No. 20, denominada de Financiamiento para la elaboración
de parte de la zafra de 1941, la que en su artículo 21 establecía
un impuesto de medio centavo sobre cada saco de azúcar de 325 libras.
El importe de esta recaudación sería entregado a dicha junta
para que se encargara de la compra del terreno y la construcción
de un edificio, al cual debía dotarse de las estanterías,
muebles y talleres necesarios.
En 1949, por iniciativa de Don Fernándo Ortíz, la junta de
patronos acuerda designar con el nombre de José Martí al
edificio que se construiría años después. La junta
adquiere por 300 000 pesos el terreno correspondiente. La colocación
de su primera piedra tuvo lugar el 28 de enero de 1952, y se comenzaron
los trabajos, una vez aprobado el plano de situación por el ministerio
de obras públicas. El 12 de junio de 1957, mediante el decreto número
1664, se dispone la entrega del edificio a la junta de patronos, así
como el traslado de la Biblioteca Nacional al nuevo inmueble.
Website
de la Biblioteca Nacional José Martí
Ciudad
de pura estirpe cubana
Waldo
González López
La Habana siempre ha sido y es mito y fábula, pero igualmente realidad
tangible, presencia irredenta de un paisaje arquitectónico, una
forma de trazar y caminar sus calles, una manera de asumir día a
día la existencia.
A sólo unos pasos y con apenas extender una mano, ya la tienes ahí:
sencilla y dúctil, mas también
inviolable y rebelde. La Habana posee su fabulosa poesía que asumimos
y consumimos con autenticidad inigualable, casi sin percatarnos, quienes
aquí vivimos y convivimos. Entre saludos fugaces, abrazos efusivos
y encontronazos inolvidables (de los que no escapa el amor), sus moradores
--que ya somos más de dos millones-- la amamos particularmente en
sus rincones de la Habana Vieja y el Malecón, como en sus arbolados
repartos de poéticos nombres (Santos Suárez y El Vedado,
Miramar y Arroyo Naranjo).
Lo mismo sucede con los de sus calles, cuyas nominaciones se me antojan
fragmentos de alguna novela de Alejo Carpentier (uno de sus mejores y mayores
amantes y admiradores, quien le dedicaría un sobrenombre genial:
La Ciudad de Las Columnas).
A esta ciudad cantada por tantos cubanos y extranjeros que se quedaron,
enamorados, en ella o que sólo estuvieron breves temporadas y partieron
tristes por abandonarla contra su voluntad, uno de sus poetas y estudiosos
más prolijos: Ángel Augier dedicaría un valioso volumen
que, en conjunto, resulta un hermoso canto a la capital.
Sí, Poesía de la Ciudad de La Habana, colección
de versos a ella dedicados, fue presentada sólo días atrás
en el Palacio de los Capitanes Generales, ámbito natural del bello
libro cuya sola presencia ya inspira a cualquier poeta.
El título, ante todo, es obra de fino laboreo, y su exquisito resultado
merece el elogio. ¿Quiénes cuidaron tan hermoso regalo que
ahora tienen los lectores? Bien, pues la cuidada edición es de Eliana
Dávila, el diseño interior y de cubierta de Berardo Rodríguez,
la corrección de Sonia Carreras y la composición y el retoque
de Evelio Almeida. A ellos, pues, nuestro reconocimiento por un libro de
tal empaque y jaez.
Pero, ante todo, hay que exaltar a su autor, cuyo talento y entusiasmo
son rasgos habituales en el mismo Ángel Augier de los ensayos biográficos
de Nicolás Guillén, los estudios sobre José María
Heredia, Julián del Casal y Juana Borrero, así como del volumen
sobre el vínculo de Rubén Darío y Cuba, sin olvidar
esenciales antologías poéticas ni sus propios poemarios,
cuyas más recientes muestras son Arbolario (l998) y Decimario
mío (l999).
Augier, como en algunos de los libros arriba mencionados, no ha cejado
en su riguroso laboreo como investigador y, en consecuencia, no ha escatimado
a su fértil empeño horas y más horas de dedicación
y exigente tarea.
Y ahora disponemos, por fortuna, de este importante volumen que reúne
nada menos que 119 autores cubanos y extranjeros, poetas y prosistas (aunque,
como es lógico, predominen los primeros), todo un conglomerado lírico
que constituye, sin duda, una coral multiforme por su polifonía
sonora y estrófica (sonetos, décimas, romances, versos libres...)
Otro rasgo sobresale en el análisis de la antología. Y es
el número de poetisas. Siempre se ha dicho que Cuba es tierra de
poetas. Ahora yo añado: también de poetisas, tal aquí
se evidencia. Textos de figuras como La Avellaneda, Dulce María
Loynaz, Serafina Núñez, Rafaela Chacón Nardi, Fina
García Marruz, Nancy Morejón y Mirta Yáñez,
entre otras confirman lo que digo. Justamente, de la habanera Rafaela Chacón
Nardi (l926-2001) son estos hermosos versos dedicados, por cierto, a uno
de sus ámbitos preferidos de la capital y donde se presentara Poesía
de la Ciudad de La Habana, el patio del Museo de la Ciudad: Del patio
al azul celeste / elevas tu arquitectura / que en su altivez bien procura
/ virtual obelisco agreste. / Yagruma del noroeste, / con su estampa soberana
/ le das la antigua Habana / corona de fiel verdor / y gracia y vivo esplendor
/ de pura estirpe cubana.
De otro importante poeta cubano contemporáneo, Miguel Barnet, son
estos versos de su libro La piedrafina y el pavorreal (l963):
"Las luces son blancas en La Habana de noche / el Malecón es propicio
al amor / y junto a Yemayá / un barco se hunde lentamente ante mis
ojos./ Imposible dormir en el paseo / es demasiado hermoso / y esta nostalgia
mía / y los fantasmas en mi traje / y las mujeres con las frutas
en las manos / y las caderas anchas con olor a musgo. / Y todo.
Y de alguien que, a pesar de su muerte repentina, dejó una huella
profunda en las letras y la plástica cubanas, el poeta y artista
plástico Fayad Jamís (l930-l988), son estos fragmentos de
"Si no existieras": Qué sería de mí si no existieras,
/ mi ciudad de La Habana. // Si no existieras, mi ciudad de sueño
/ en claridad y espuma edificada, / qué sería de mí
si tus portales, / tus columnas, tus besos, tus ventanas. / Cuando erré
por el mundo ibas conmigo, / eras una canción en mi garganta, /
un poco de tu azul en mi camisa, / un amuleto contra la nostalgia.
Sin duda, con Poesía de la Ciudad de La Habana, Ángel
Augier ha entregado un aporte de valía al cosmos lírico y
entrañable de nuestra emblemática ciudad, hoy más
que nunca amada en tan diversos ámbitos geográficos e idiomáticos.
Cuba
en Noticias, 10 de octubre del 2001
Naufragio
y sedición en la Isla de Juana (Poesía 1987 - 1995)
Es el título del poemario que hemos recibido en nuestra Redacción.
El autor es un joven habanero que, desde 1996, reside en Boston.
Jorge Salcedo -- tal es su nombre -- estudió Letras en la Universidad
de La Habana, aunque no concluyó sus estudios. Residió
en Ecuador desde 1992 hasta
1995, donde trabajó como editor cultural y diseñador gráfico
para periódicos de Quito y Guayaquil. Naufragio... fue editado
por la editorial Betania. Dejemos que sea el propio Salcedo quien
se presente a los lectores de La Habana Elegante:
Y
qué decir de mí, un poeta
definitivamente
reaccionario,
un
joven lejos del emblema y la causa
y
la sangre y el sueño;
un
cuerpo en el que rompen las estatuas
y
el polvo avanza de un lugar a otro
sin
heroísmo, hablando bajo
con
la hierba que crece,
con
el muñón del árbol que persiste,
y
el agua, claro, que resbala.
Esperamos que este poemario sea el primero de otros que los lectores no
demoraremos en agradecer, en hacer nuestros. La Habana Elegante
felicita a Jorge y a Betania por la edición que, a la calidad de
los textos, aúna la belleza de su cubierta.
Falleció
el escritor Guillermo Prieto
A la edad de 79 años falleció ayer en esta capital, víctima
de cáncer, el escritor Guillermo Prieto (La Habana, 1922), quien
se contó entre los raros narradores cubanos que apostó desde
la medianía del siglo pasado por una prosa de resonancias poéticas
que desbordó los límites del realismo. En tal sentido, su
producción se asocia con las de Miguel Collazos, Rogelio Llópiz
y Oscar Hurtado.
Entre sus libros destacan Acquaria, Cuentos de agua y Días
y días de Narciso. Por voluntad expresa del escritor, su cuerpo
será cremado, y en lugar del tradicional velatorio, sus colegas,
amigos y lectores podrán rendirle tributo cuando en los próximos
días, en fecha aún por precisar, se presente el último
texto que concibió, la noveleta La mansión, editada
bajo el cuidado de la poetisa y crítica Basilia Papastamatíu.
Granma,
11 de octubre del 2001
Ballet
Nacional de Cuba inicia gira por Estados Unidos.
Debut de Víctor Fowler
LA HABANA, 10 oct (EFE).- El Ballet Nacional de Cuba, que dirige
la bailarina Alicia Alonso, inicia hoy una gira por Estados Unidos, se
informó en La Habana, según un despacho de EFE.
Una nota divulgada por el departamento de prensa de esa institución
cultural indica que para estas presentaciones
la compañía cubana ha elegido el espectáculo "La magia
de la danza", que ofrece la posibilidad de apreciar la riqueza acumulada
en siglos de desarrollo del ballet clásico.
"Esa antología -señala- recoge importantes momentos del arte
coreográfico del siglo XIX, en versiones paradigmáticas que
constituyen una muestra del respeto y creatividad con que la escuela cubana
de ballet enfrenta la tradición".
Durante la gira por EEUU que se extenderá hasta el próximo
25 de noviembre, la compañía cubana de ballet también
interpretará las coreografías de Alicia Alonso sobre los
originales de "Coppelia", versión de Marius Petipa, y de "Giselle",
de Jean Coralli y Jules Perrot.
Nuestra Redacción ha sido informada -- por Víctor Fowler,
la estrella invitada de la Compañía -- que el debut de este
joven escritor, de quien no sospechábamos poseyera tales virtudes
danzarias, tendrá lugar en el prestioso escenario del Kennedy Center,
en Washington DC. Fowler, recientemente ascendido al rasgo de primo
viaggero assoluto -- amén de dissoluto -- interpretará
el solo Calibán (con guión de Roberto Fernández
Retamar y música de N G La Banda) y concluirá su
presentación con el Pas de Deux El Cisne Negro (en un arreglo
especial de Álex Pausides). La Habana Elegante
envió a uno de sus periodistas a La Habana, el cual consiguió
la foto de Víctor que aquí incluimos, y que nos lo muestra
en todo su potencial: interpretando a María Taglioni en el Grand
Pas de Quatre. Los roles de Carlota Grissi, la Cerito, y la Fanny
Essler, estuvieron a cargo de Antón Arrufat, Sara González
y Celina González. A Víctor se le unirá en Washington
la maitre del Ballet del Versalles (no de Versalles) Felixia La
de Párraga, la cual someterá a consideración del respetable
su Pas de Deux Tu Manigua En Mi Bohío (ballet mambí
en un acto, y con acompañamiento de la Orquesta y Coros del ICRT).
El vestuario, polvos y joyería, por cortesía de la Papa Blue
de Qui-Biz-Kein). Ofrecemos a los aficionados una foto de Felixia interpretando
Karmen en el pasado Festival Internacional de Ballet de La Habana. Como
puede apreciarse, sus extensiones son fenomenales y le dan ese aire de
seguridad en sí misma, tan necesario en la Isla.
Juventud
Rebelde, 11 de octubre del 2001
Dos
poemarios
Fernando
Rodríguez Sosa
Ediciones Unión ha publicado dos títulos que tienen varias
características en común. Ambos son poemarios y ambos, igualmente,
están firmados por dos autores galardonados con el Premio Nacional
de Literatura, la más alta distinción otorgada a un escritor
de la Isla por la totalidad de su obra. Se trata de La huella en la
arena (372 pp), de Antón Arrufat, y Libro de la ciudad
(428 pp), de César López.
"¿Cómo explicar mi asombro, al encontrar contra el espíritu
de los tiempos, libros que unan literatura y filosofía, y que sin
ser una cosa ni la otra, logren esa estrecha y difícil relación
en el entreverado de esa luz?". Así se pregunta la poetisa Reina
María Rodríguez, en el texto que presenta estos "poemas reunidos"
de Antón Arrufat (Santiago de Cuba, 1935), en La huella en la
arena.
Un volumen que ofrece al lector un panorama del ejercicio lírico
que, a lo largo de casi cuatro décadas, ha desarrollado el también
narrador, ensayista, crítico y dramaturgo. Quehacer poético
que está recogido, entre otros títulos, en cuadernos como
En
claro (1962), Repaso final (1963), Escrito en las
puertas (1968), La huella en la arena (1986), Lirios sobre
un fondo de espada (1995) y El viejo carpintero (1999).
El acercamiento a esta antología posibilita el contacto con la poesía
de un escritor de lúcido y cuidado verso. Un discurso que, a través
del hábil manejo de diversos recursos estilísticos, traslada
su mensaje. Un mensaje que es muestra de esos temas que han preocupado,
y ocupado, a su poesía, elogiada por lectores y críticos
en su real alcance y trascendencia.
Libro de la ciudad es, asimismo, en cierto sentido, una obra totalizadora.
Porque en estas páginas se reúnen los poemas incluidos por
César López en su serie dedicada a la ciudad, aparecida en
1967, 1971 y 1997. Libro de sólida factura, expresión de
un modo muy propio y singular de abordar el hecho poético en su
más perdurable dimensión.
"Realismo y evocación se conciertan en los tres libros — apunta
otro poeta, Efraín Rodríguez Santana —: a la intensidad descriptiva
con marcados acentos épicos, se funde el símbolo y las insinuantes
y desbordantes paradojas que imperan con crudeza y que rebelan inusitadas
combinaciones existenciales entre los que habitan y deshabitan la ciudad."
César López (Santiago de Cuba, 1933) ha dejado, y aún
deja, su personal y auténtica huella en la lírica cubana
contemporánea. Además narrador y ensayista, su bibliografía
atesora volúmenes como Circulando el cuadrado (1963), Silencio
en voz de muerte (1963), Apuntes para un pequeño viaje
(1966), La búsqueda y su signo (1971), Quiebra de la perfección
(1983), Ceremonias y ceremoniales (1990) y Consideraciones,
algunas elegías (1994).
La huella en la arena, de Antón Arrufat y Libro de la
ciudad, de César López, son dos entregas editoriales
cuya lectura resulta obligada para quienes pretendan profundizar en la
obra de estos conocidos y reconocidos autores. Mas, no solo por ello, sino
también porque ambos cuadernos son el más fehaciente testimonio
de dos poetas que enriquecen el universo lírico cubano de entre
siglos.
Juventud
Rebelde, 13 de octubre del 2001
La
identidad de Achy Obejas: escritora cubana
Olga
Connor
Achy Obejas es poeta antes que nada.
Por eso no nos deben extrañar los pasajes de intenso lirismo en
su última novela, Days of Awe (Ballantine), que presentó
en Miami a principios de septiembre.
Autora de Memory Mambo y We Came All the Way from Cuba So You
Could Dress Like This?, esta periodista del Chicago Tribune
comenta que sus primeros premios fueron en literatura.
En 1986, el Fellowship en Poesía del National Endowment for the
Arts, difícil de conseguir, pero que recibió sin esfuerzo,
sin presentar un proyecto específico. ``Cuando recibí el
cheque de $20,000 del Tesoro de Estados Unidos, firmado por Ronald Reagan
--que era el héroe de mi papá-- una amiga le tiró
un rollo entero de fotos'', dice riéndose. Apenas podía creerlo.
A pesar de esto, desde muy temprano fue atrapada por el incentivo de las
rotativas.
``El periodismo fue una manera práctica de aplicar mis conocimientos'',
explica. ``En el proceso me enamoré del periodismo por otras razones:
por la urgencia, por el impacto, y porque me da entrada a todo tipo de
gente que en otros sentidos no serían parte de mi vida''.
Se refiere a que a los 25 años (ahora tiene 45), tuvo la oportunidad
de entrevistar, en Chicago, a Jorge Luis Borges, y luego, en 1996, a Octavio
Paz, el gran poeta mexicano.
Desde muy joven escribió para el Reader, un semanario al estilo
del Village Voice, y también anuncios de radio y comerciales en
la TV en español.
Recientemente ha provisto quizás sin quererlo, material de consulta
para profesores y estudiantes universitarios de la literatura latinoamericana,
con su artículo en The Village Voice: From Havana with Love,
A New Generation Faces Cuba's Dark Reality, que refleja una visión
panorámica y altamente informativa de la última literatura
cubana.
Aunque escribe en inglés, sorprende su excelente manejo del español,
lo que atribuye a su padre, quien, ``de manera tiránica'', los obligaba
a ella y a su hermano a leerlo y hablarlo desde que llegaron al exilio,
cuando Obejas tenía sólo 7 años.
``¡Habla español, es tu idioma!'', le decía su padre
como una consigna.
Desde hace cinco años, también lo practica con su amiga,
la artista cubana Tania Bruguera, a quien conoció en un programa
de intercambio en el Instituto de Arte de Chicago.
En su adolescencia, vivió la bohemia de la gran ciudad que aún
es el centro de su vida. Se habían mudado para Michigan City, y
al otro lado del lago estaba Chicago.
``En días claros se podían ver las luces de la gran ciudad''.
En la secundaria iba a conciertos y al teatro, y luego con sus amigos se
escapaba a los clubes, porque a los 17 se hacía pasar de 19, que
era el requisito. Oía jazz en los fabulosos centros nocturnos de
Chicago y frecuentaba las barras de los travestis.
``Eran lugares fascinantes e increíbles. Siempre identificaba el
arte y la cultura con Chicago, ni me pasó por la mente ir a otra
ciudad''.
Quizás fuera ésta la razón de que por mucho tiempo
escribiera crítica de la vida nocturna de la ciudad para el Chicago
Tribune.
Todo esto la llevó a no graduarse hasta 1993 de Master's en Fine
Arts de Warren Wilson, una universidad en las Carolinas que le permitía
estudiar sin estar en residencia.
Days of Awe transcurre en Cuba, lo que la llevó a viajar
a la isla. Se basa en la vuelta de una joven que quiere saber el secreto
de su padre, un judío que esconde su origen.
``Yo había viajado a Cuba en el 95, y volví en el 97. En
el 98, regresé, porque quería investigar, tener algún
tipo de conocimiento directo de la vida diaria. Viví en La Habana
Vieja, pero no me jacto de haber experimentado la realidad cubana, tenía
el privilegio de haber venido de afuera.
``Allí parezco cubana, y en el momento que quiero, paso por alguien
de La Habana. Pero cuando quería usar las computadoras de los hoteles,
tenía que especificar que era norteamericana, me aprovechaba de
la doble identificación''.
En La Habana, asistió a todas las sinagogas que pudo, pero anónimamente.
Tuvo la suerte, además, de que en el momento que se decidía
a escribir sobre el tema judío en Cuba, la investigadora Schulamith
Haladi llegaba con una beca al Museo Judío de Chicago, y precisamente
le dieron el nombre de Obejas para que se conocieran.
``Ella me enseñó a ver las claves'', dice la escritora. ``Por
ejemplo, en la santería hay un rito que es el despojo: se coge una
gallina viva y se pasa por el cuerpo entero, pero eso no tiene nada que
ver con lo que se hace en Africa, pero sí con un rito sefardita
de la noche antes de Yom Kippur. Esencialmente, cogen la gallina y le dan
una vuelta por encima de la cabeza''.
La pregunta es si esto es coincidencia o influencia, en este caso, tendría
que ser de los judíos en los africanos cubanos, ya que con la Conquista
llegaron muchos judíos españoles a Cuba. Entre ellos, gente
importante como Luis de Torres, intérprete de Cristóbal Colón,
que se queda en Cuba, una de las personas que comienza la industria del
tabaco en la isla; Rodrigo de Triana, el médico del Almirante, quien
sale de España precisamente el mismo día que se da la orden
de expulsión de los judíos. Y seguirían llegando como,
en el siglo XVII, el obispo Santa Cruz, que era en realidad judío
escondido.
Obejas aclara, sin embargo, que ``el cuento de Days of Awe es imaginado,
no es historia, no es verídico, no es autobiografía''. Se
toma libertad creativa, porque lo que en realidad le interesa es la tensión
entre la identidad privada y la identidad pública.
Es por esto que se ven problemas en la novela, que quizás se den
de modo más agudo en estos días en otros países, como
es el caso de los Anusim en el suroeste de Estados Unidos y en México;
pero que quizás se hayan experimentado en la Cuba de fines de los
años 30, cuando se rechazó a la mayoría de los judíos
del buque San Luis, cargado de refugiados de Alemania --en Estados Unidos
y Canadá no dejaron exiliarse a ninguno. O en los 40, cuando una
pareja a lo Romeo y Julieta se suicidó por amor en El Bosque de
La Habana.
``Es como una memoria histórica que llevan los judíos dentro
de sí'', y que ella traslada en la novela a la realidad cubana,
explica. Y es también un reflejo del problema de dilucidar cuál
es la parte cubana y cuál la parte americana en una cubanoamericana
como ella.
``La persona que mejor ha escrito sobre esto es un chicano que se llama
Richard Rodríguez, los sentimientos que él expresa en una
voz literaria extraordinaria me afectaron muchísimo'', dice la escritora.
Además, siente una afinidad, casi una identidad personal con los
judíos --aparte de su apellido de conversa--, pues se crió
en un barrio judío de Michigan City.
Sentía las semejanzas entre los modelos de esa sociedad y los de
su familia. Se parecían a ella físicamente. Y, sobre todo,
estaban obsesionados con las noticias internacionales, al igual que sus
padres.
Estaba siempre asistiendo a la sinagoga, donde invitaban a personalidades
judías de importancia internacional. Allí conoció
a Betty Friedan y a Isaac Rabin, comenta.
``Los veía como una comunidad muy progresiva, que oía música
clásica, que leía, y me afectó, sobre todo, su gran
sentido de justicia social, sus valores cívicos. Yo no vivía
en Miami, y ése fue mi mundo. Para mí fue un shock bastante
fuerte dejar Michigan City''.
Cuando se ahonda en lo profundo de la literatura de Achy Obejas, sin embargo,
y si se le pregunta a ella ¿quién es?, destaca sobre todas
las otras influencias su filiación cubana. Y lo declara muy orgullosamente
y aunque escriba en inglés: ``I am a Cuban writer''.
El
Nuevo Herald, 14 de octubre del 2001
La
sombra, el asombro
Rogelio
Riverón
Conformar un estilo requiere de un aprendizaje que a muchos, aunque parezca
raro, no les resulta. Es un juego peligroso, qué duda cabe, pienso
mientras recuerdo libros truncos por el empecinamiento en repetir procederes
demasiado extáticos como para seguir siendo arte. Tratar de que
el estilo rebase la costumbre, de que, sin carecer de rostro, constantemente
se transforme, es una tarea difícil, pero un escritor no tiene más
remedio que cumplirla, so pena de hacer el ridículo.
Ena Lucía Portela, hasta ahora, parece dueña de una manera
de escribir en que las fórmulas se hallan tan bien resueltas, que
uno sigue creyendo en la originalidad. Me refiero a ello puesto que su
estilo —ya que de eso hablamos— se regodea en el lenguaje para amasar una
atmósfera casi siempre cargada, como nubes bajas. A partir de ese
detalle alguien pudiera pensar que a sus textos les sobran palabras, pero
otros creemos que las usa con una precisión en la que no faltan
la parodia y una superstición precisamente lexical, promisoria.
La sombra del caminante (Ediciones Unión, 2001) es una novela
en la cual la meticulosidad consigue una bella exaltación del texto
literario. Ena Lucía Portela se vale de una historia de homicidios
para desarrollar una tesis sobre los estados del alma, que pasa de ser
un catálogo de ansiedades, por obra, quizás, de la irrupción
de un sutil discurso ensayístico y de su propensión a la
irreverencia. El lenguaje reclama nuevamente un rol más digno que
el de mensajero. Contar la historia importa tanto como la historia misma,
y para conseguir su fin Ena Lucía pasa de ser escueta a ser puntillosa,
inserta con alegre precisión en el discurso vocablos de la jerga,
se finge displicente en el uso de los pronombres, desafía a los
cazadores de diminutivos, es onomatopéyica cuando menos lo esperamos
y nos ofrece, al fin y al cabo, una inteligente recreación del habla
popular.
Para sus personajes que viajan del mundo hacia sí mismos la Portela
guarda una especie de misericordia literaria que los exime de parecer caricaturas.
Debe ser gracias a una peculiar sensibilidad que ronda todos los pasajes
de esta novela sobre la violencia, que el que la lee se reconoce a salvo
de tantos lugares comunes establecidos por quienes recurren al tema. Y
por el sentido de totalidad, tan bien diseñado en La sombra del
caminante, una especie de ópera que hace guiños burlones
a la cultura pop, y a la tradición cultural más o menos rancia.
La novela cubana del presente se mueve por una diversidad que debiera alentarnos.
Es cierto que algunas se dan por satisfechas con haberse planteado ciertos
desbordamientos, antes de ver sus efectos en esa suerte de estética
nacional, panorámica, que sería nuestra narrativa. Pero hay
otras, no pocas, que acarrean la gota verdadera al torrente, gracias a
que consiguen significar más allá de lo que es evidente.
La sombra del caminante resulta, por su polisemia y por su envidiable ambigüedad,
una de esas auténticas gotas.
Granma,
15 de octubre del 2001
Pablo
Milanés hizo vibrar al público en la presentación
de Pablo Querido
AFP/ El cantautor cubano Pablo Milanés junto a otros intérpretes
iberoamericanos hicieron vibrar a las 10 000 personas que en la noche del
lunes presenciaron, en Ciudad México, el nuevo material discográfico
del artista antillano, Pablo querido, donde también se escuchó
la voz del colombiano Gabriel García Márquez, premio Nobel
de Literatura.
Durante dos horas, Milanés deleitó a quienes asistieron al
Auditorio
Nacional de la capital mexicana, acompañado del Grupo Ilapu (Chile),
Alberto Cortéz (Argentina), Eugenia León (México),
Fito Páez (Argentina), Soledad Bravo (Venezuela), Lucecita Benítez
(Puerto Rico), Milton Nascimento (Brasil) y Fher (vocalista del grupo mexicano
Maná).
Los artistas interpretaron 19 melodías impregnadas de romanticismo,
entre las que figuraron baladas rock, boleros, salsa y ritmos musicales
caribeños.
Entre gritos, aplausos ensordecedores y chiflidos, Milanés llegó
al escenario ataviado con camisa y pantalón de mezclilla, ambos
de color azul, para ofrecer las melodías que en el disco interpretó
con artistas que no pudieron asistir al concierto, como Armando Manzanero
(México), Caetano Veloso (Brasil), Iván Lins (Brasil), Ricardo
Arjona (Guatemala) y Marco Antonio Muñiz (México).
Antes de cantar Para vivir, Comienzo y final de una verde mañana,
Sandra, La novia que nunca tuve y El amor de mi vida, Milanés señaló
que se siente "el hombre más feliz de la Tierra, porque se cumplió
mi sueño y el de muchos amigos, el estrenar el disco Pablo querido,
en compañía de maravillosas personas".
"Dar un poco de atención a la poesía suaviza los sentimientos
y el alma, en esta época tan dura", agregó Pablo, uno de
los fundadores de la Nueva Trova cubana.
El recital continuó después de que García Márquez,
a través de un vídeo, leyera unas palabras que quedaron registradas
en la historia del disco que se presentaba y que forman parte de la introducción
del mismo.
Nuevamente una gran cantidad de chiflidos se escucharon cuando el romanticismo
de la noche llegó con Milanés y con Alberto Cortéz,
al ofrecer la pieza Juegos de muerte.
Eugenia León interpretó Ya se va aquella edad y logró
hacer bailar a Milanés con esa pieza que contiene una mezcla de
ritmos caribeños. Más tarde Fito Páez cautivó
al público al cantar con el cubano la balada rock Sábado
corto.
El sabor de la salsa y el calor de la candela se hicieron presentes en
la noche, cuando Soledad Bravo y Lucecita Benítez movieron sus caderas
al ritmo de ese género musical, en compañía de Milanés
y de varios coristas.
Pablo esperó sentado al brasileño Milton Nascimento para
cantar a dúo La soledad, y ambos mantuvieron prendado al público
para recibir al cantante cubano Francisco Céspedes, quien con su
compatriota interpretó La felicidad e hizo gritar al público.
Milanés finalizó su recital con una sonrisa en el rostro
al interpretar la canción Yo pisaré las calles nuevamente
(que no estaba programada para esa noche) y que dedicó al chileno
Miguel Enríquez, fundador del Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR), cuyos integrantes lucharon contra la dictadura de Augusto Pinochet.
Encuentro,
17 de octubre del 2001
Una
colección devuelve la vida a la música del barroco latinoamericano
El
Programa Repsol YPF graba tres discos
J.
A. R. | Madrid
La extrema espiritualidad de unos sonidos que han atrapado la esencia de
la vida de tiempos remotos. Es eso lo que contienen tres discos compactos
de música barroca latinoamericana que acaban de aparecer: El
Gran Barroco del Perú, El Gran Barroco de Bolivia y Selva
y vergel deMúsicas
en la Real Audiencia de Quito y el Virreinato del Perú. Más
adelante irán apareciendo nuevas grabaciones como parte del Programa
Repsol YPF para la Música de Latinoamérica. Se trata de una
sofisticada aventura que cuenta con el apoyo de la Unesco, que ha considerado
la iniciativa como una investigación equiparable en ambición
y rigor a las que realizara Cousteau en el campo de la oceonografía
o, en el mundo de la arqueología, las de las excavaciones del Valle
de los Reyes, en el Nilo.
El musicólogo Alejandro Massó está al frente de este
proyecto que desarrolla sus investigaciones en Perú, Bolivia, Argentina,
Ecuador, Colombia, Guatemala, Cuba y México.
'Hasta el momento se han rescatado más de 10.000 partituras, de
las que se han grabado unas 200', explica Massó. No es una tarea
fácil. Lo que ha quedado de las composiciones de entonces está
tremendamente desperdigado. 'Con lo que muchas veces el trabajo se convierte
en una auténtica pesquisa detectivesca. Parte de una composición
puede estar en una pequeña iglesia y el resto en cualquier otro
sitio. Así que es necesaria una sofisticada tecnología, que
analiza la trama de papel en la que se componía, para reconstruir
cada pieza'.
El programa también reconstruye edificios o instrumentos. En los
discos, las partes corales han sido interpretadas por el Coro Exaudi
de La Habana, dirigido por María Felicia Pérez, y se han
grabado en la capital de Cuba. Las partes instrumentales, que interpretan
los solistas del mismo grupo, se graban en cambio en los lugares donde
fueron tocadas hace siglos. La iglesia de San Lorenzo de Potosí
(Bolivia) o el templo parroquial de Andahuaylillas (Perú), por ejemplo.
Pequeñas piezas de una belleza cristalina, cantadas en quéchua,
español o latín, casi siempre escritas por autores anónimos.
Una iniciativa impagable.
El
País, 21 de octubre del 2001
Convocatoria
al Premio de Poesía Eugenio Florit
La asociación "ALAS de la Histórica Pequeña Habana",
organización de servicios a la comunidad por
medio del arte y la literatura, fundada el 29 de octubre de 1999 e inscrita
en el estado de Florida, Estados Unidos, como una corporación no
lucrativa el día 25 de agosto del año 2000, convoca al I
PREMIO
DE POESIA EUGENIO FLORIT.
Las
bases del premio son las que siguen:
1.-
Participantes:
Hispanohablantes nacidos en ambos lados del Atlántico sin importar
el lugar de residencia actual y poetas que escriban en español sin
distinción de raza o lugar de nacimiento.
2.-
Obras:
Cada concursante podrá presentar una sola obra, con entera libertad
de rima, medida y temática, y deberá ser original e inédita,
escrita en español, no premiada en otro concurso ni pendiente a
fallo de otro premio de poesía.
3.-
Presentación:
Originales por quintuplicado, impresos a doble espacio y por una sola cara
en pliegos de 8 1/2" x 11", debidamente encuadernados, cosidos o grapados
y en perfectas condiciones de legibilidad. Rige el sistema de plica, en
la portada de la obra sólo se imprimirá el título
y el
seudónimo
del autor y en el exterior de un sobre pequeño se repetirán
los mismos datos sellando la información personal del autor:
nombre y apellidos, nacionalidad, domicilio, teléfono, correo electrónico
y breve reseña bio-bibliográfica.
4.-
Extensión:
Los trabajos no deben tener más de 48 pliegos impresos incluyendo
la portada, el índice y las portadillas en caso de que el poemario
esté dividido en varias partes. La extensión de los trabajos
en relación a la cantidad de versos o líneas debe ser no
menor de 500 y nunca exceder la cantidad de 700 versos.
5.-
Envío:
I PREMIO DE POESIA EUGENIO FLORIT. ALAS de la Histórica Pequeña
Habana. 1548 SW 8th St. Miami, Florida 33135. Los trabajos participantes
pueden ser enviados a la dirección que antecede por correo ordinario
o podrán entregarse personalmente en dicho local de lunes a viernes
y en horario de oficinas. Para información llamar al (305)649-0315.
6.-
Admisión:
Queda abierta la admisión de trabajos a partir del día lunes
15 de octubre del 2001, aniversario del nacimiento de Eugenio Florit, y
se recibirán hasta el día viernes 15 de marzo del 2002, a
las seis de la tarde. Para los trabajos enviados por correos, se aceptará
esta última fecha como
válida
siempre que esté consignada en el matasellos del sobre.
7.-
Premio:
Se entregará un premio único e indivisible en ceremonia a
efectuarse en el día lunes 15 de abril del 2002, día en que
se terminó de imprimir, en el año 1937, el libro Doble
acento, uno de los títulos cardinales del poeta cubano y de
la literatura hispanoamericana en general. El jurado, cuya sentencia será
inapelable, no está facultado para declarar desierto el premio que
estará dotado con $500 USD, la publicación de la obra ganadora
con una tirada de 500 ejemplares y una obra de arte (pintura o escultura)
donada por un artista miembro de ALAS. Los derechos reservados de la primera
edición serán compartidos por el editor y el autor, que recibirá
cincuenta ejemplares de la misma.
8.-
Resumen:
El hecho de concursar en este premio de poesía implica la total
aceptación de las siete bases definidas arriba. Los originales no
premiados no serán devueltos por correos, pero se marca un plazo
de treinta días a partir de la fecha de premiación para que
puedan ser recogidos presentando un documento de identidad o una carta
notarizada delegando dicha responsabilidad en otra persona para el caso
de los autores que no residan en la ciudad de Miami.
Una
escultura tallada en la leyenda
Antonio
Paneque Brizuela
Están
en turno las estatuas de Matusalén, Pepe Antonio, el indio Hatuey,
Julito el Pescador y Rosa la Bayamesa... el plan contempla los deseos de
inmortalización individual de los cubanos...
El Caballero de París, especie de estampa andante de La Habana,
reflejada en Cuba virtualmente por todas las artes, acaba de ser abarcado
por la escultura mediante una estatua del pintoresco
personaje caminando por las calles de la ciudad que, tomando de la quijotesca
figura su brebaje mítico, la convirtió también en
mito del deambular citadino.
José Villa Soberón, escultor y cómplice de más
de una componenda plástica para restaurar los tiempos, darle vida
al pasado y retomar tradiciones, es el autor de esta obra que muestra a
Julio Lledín, frente a la Basílica de San Francisco de Asís.
Gestor de la estatua de John Lennon en el parque capitalino de 17 y 8,
y de una de Germán Valdés (Tíntán) en Ciudad
Juárez, Villa revela la paternidad de la idea que sitúa a
Julio Lledín en medio de una trilogía de esculturas signadas
por un mismo sello conceptual y de intenciones: colocar la obra sin que
mediaran elementos entre ella y el público que la pudieran distanciar,
"más al alcance de la gente", a fin de hacerla más participativa.
"Tan pronto quedó inaugurada en el parque de 17 y 8 la escultura
de John Lennon, con Fidel todavía presente — explica Villa — Eusebio
Leal me solicitó que hiciera una estatua del Caballero de París
para ubicarla cerca del lugar donde reposan desde hace un tiempo sus restos
en la Plaza de San Francisco de Asís, en la acera de enfrente".
Develada ya para el público, aunque se espera por su inauguración
oficial, la escultura está al aire libre, como marchando por los
sitios que frecuentaba en La Habana Vieja. Ha sido concebida, según
su autor, "con el sentido de perpetuar en La Habana una imagen que durante
décadas fue leyenda obligada de la ciudad y sobre la cual han hecho
referencia expresiones culturales como la música, el cine, las artes
plásticas y la literatura".
Lejos de una presencia tranquila, sentada o recostada en los postreros
lugares donde habitó Lledín, la escultura refleja su otra
faceta vagabunda: el caminar por la ciudad que lo hizo famoso desde el
lado más opuesto del éxito y dio vida a sus delirios hasta
convertirlo en algo así como el alucinado más famoso de nuestra
historia. "La escultura de este Caballero refleja una figura menos envejecida
que la conocida por mi generación en los portales de la calle 23.
Más joven, pues preferí situarlo aproximadamente en la década
del 50 al 60".
"Cuando al Caballero de París se le observaba con detenimiento,
inspiraba mucha ternura y yo traté de que conservara esa expresión.
Lo más difícil de conseguir fue darle una expresión
cálida, bondadosa, que emanara tranquilidad, a pesar de tener una
imagen fuerte con su pelo largo, su ropa y su capa.
"Traté de concebir su imagen un poco como él fue realmente
y un poco como, a lo mejor, él se imaginó que era".
Granma,
25 de octubre del 2001
Tarde
feliz para Mayra Montero
Fiesta del libro constituyó la presentación de la novela
Como
un mensajero tuyo, de la escritora cubana
residente en Puerto Rico, Mayra Montero. Escritores, artistas y público
en general acudieron al Palacio del Segundo Cabo para entrar en contacto
con esta importante voz de la narrativa latinoamericana, dueña ya
de una prolífera obra, tanto en el campo de la cuentística
como de la novela.
Mirta Yáñez y Vitalina Alfonso tuvieron a su cargo la presentación
de esta novela publicada por Letras Cubanas, primer título de Mayra
Montero editado en la tierra que la viera nacer.
En diálogo con el público, Mayra habló de sus inicios
como periodista, profesión que sigue ejerciendo y a la que mucho
tiene que agradecer su oficio literario. Se refirió a los múltiples
elementos de ficción que se conjugan en Como un mensajero tuyo,
cuya trama parte de las peripecias vividas por el cantante Enrico Caruso,
en La Habana de 1920, tras una bomba que estallara en plena representación
de Aída, en el Teatro Nacional. Reveló que tres eran las
versiones que pudo recoger de testigos de la época y que finalmente
se decidió por la que consideró más propicia para
desarrollar sus intenciones de mirar en el entorno de una época,
de una cultura y de elementos relacionados con religiones provenientes
de Africa y de China.
Recordó la autora que aunque en aquel tiempo Caruso estaba casado
con una norteamericana, eran bien conocidas la debilidades del tenor por
las faldas, e incluso su agresividad donjuanesca. Un terreno fértil
para que naciera la tórrida historia de amor que ella narra entre
el napolitano y la cubana Aida Petrirena Cheng.
Tarde feliz para Mayra Montero, quien firmó muchos libros luego
de declarar emocionada el valor que le otorga a sus raíces cubanas
y la importancia que tiene para un escritor ser publicado en su país.
(RPB)
Granma,
26 de octubre del 2001
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En
concierto nocturno la transgesora Marta Strada
Evelio
Taillacq
Temperamental, rebelde, diferente y auténtica, Marta Strada sigue
siendo la intérprete que se ha distinguido por romper moldes y convenciones
a lo largo de una exitosa carrera artística. Una personalidad que
no se doblegó ante totalitarismos ni imposiciones. Una artista transgresora
que llenó la vida nocturna de una época convulsa en su país
y que, pese a la marginación a que se le condenó oficialmente,
siguió siendo la estrella prohibida de toda una generación.
Horas antes de su presentación estelar de este sábado a las
9:00 p.m. en el Hoy como Ayer (2112 S.W. 8 St. Miami. 305 541-2631), conversamos
con la artista. ``Yo entré en el mundo del espectáculo sin
proponérmelo'', confiesa y cuenta: ``Estudiaba canto con Mariana
De Gonish y actuación con Antonia Rey y Andrés Castro por
vocación, sin esperar nada, sólo porque me gustaba''.
Una presentación ante la prensa y productores de televisión
permitió un cambio radical en su vida. ``Me seleccionaron entre
todos los alumnos para aparecer en TV cantando Prisionero, recuerda.
``Yo estaba casada con un gran hombre, Raúl Miranda (hermano del
famoso deportista Willy Miranda y del legendario periodista Fausto Miranda)
y tenía dos niños pequeños. Decía `yo no puedo
dedicarme a cantar', imagínate'', pero, según nos narra,
fue su esposo quien la alentó.
``Y me di a la tarea de buscar canciones extrañas, diferentes''
--como su manera de interpretarlas. ``Mariana, mi maestra rusa me decía
que `no', que así no se podía cantar. Yo le decía
que `así es como yo lo siento y no lo puedo hacer de otra forma'.
Me dejó por incorregible'' y ríe al rememorar a quien fuera
profesora de grandes cantantes líricas en Cuba.
La carrera de la Strada --``puedes poner Marta Calle y me da igual''--
fue un meteoro y su rostro dramático, sus manos expresivas y el
modo desgarrado y patético de interpretar marcaron una época
violenta en la isla. ``Como amo la naturaleza, le pedí a mi familia
--que estaba fuera del país-- que me mandaran canciones sobre el
viento, la lluvia, el mar, los árboles'' y de España, Portugal,
Italia y Francia le fueron llegando los temas que iba estrenando en la
radio y televisión.
Abrázame fuerte, En días como hoy --``fue
un disparate gramatical que discutí mucho con la autora, pero así
pegó''--, Abrete Sésamo, La mamma, Venecia
sin ti, Perdóname mi vida y otros hits le sirvieron para
marcar la diferencia en la canción que se escuchaba en la Cuba de
los años 60. ``Todo marchó hasta que me vetaron y me sacaron
de la radio y la televisión al final de esa década'', su
carga emotiva y su intención irreverente, junto al hecho de no plegarse
ante las normas que exigía la política cultural cubana, opacaron
su fama.
``Pero tenía gente que me amaba y que, aunque no podía defenderme,
sí asistía a los conciertos'' que muchas veces se hacían
sin promoción, pero que se abarrotaban en La Habana. ``Ahora me
he reencontrado con algunos de esos amigos'', y ése es el mayor
valor que le da a su regreso al escenario.
``Hacía más de cinco años que no actuaba. Favio y
Eduardo (los propietarios de Hoy como Ayer), tuvieron que convencerme para
volver'', apunta Strada, quien incluirá este sábado, además
de las canciones emblemáticas de su repertorio ``poemas controversiales''
y algunos estrenos.
``Le pedí a Jesús Cristo, quien es mi amigo, con quien converso
y discuto, que me saliera bien la voz --hacía mucho que no cantaba--
y me salió un trueno luminoso, mejor que cuando empecé. El
siempre responde a lo que le pidas. Menos dinero y cosas materiales, para
eso es tacaño. Pero para lo demás, siempre cuenta con él''.
El
Nuevo Herald, 26 de octubre del 2001
La
galería Cernuda Arte presenta: Tropical Surrealism / Surrealismo
Tropical
Se trata de una exposición de obras pictóricas del joven
artista habanero Sinuhé Vega, el cual nació
en La Habana en 1971, llegó a Estados Unidos en 1980 y marchó
luego a estudiar a Florencia. Jesús Hernández, en una
reseña para el Diario Las Américas (19 de octubre del 2001)
apunta acerca de la obra de Vega: "No hay naturaleza inerte en los lienzos
de
Sinuhé. Las frutas, como símbolo por excelencia del Trópico
Caribeño, son moldeadas por el color y la forma dándole un
movimiento que resulta en vida humana". Y añade más adelante:
"Los temas suelen ser comunes. También las inquietudes del artista.
La nostalgia, la razón, el amor, el deseo, la memoria y la esperanza"
(p.4). La obra de Vega se inserta en un universo en el que la nota más
característica es quizá la voluptuosidad de la mirada, ésa
que -- espoleada por el deseo -- cubre y recubre las superficies carnosas,
siempre apetecibles, de las frutas. Son las volutas del deseo las que,
por ejemplo, hacen que una obra como "Los enamorados", cuya idea misma
no puede ser más banal -- en lo que tiene de lugar común:
dos peras inclinadas una sobre la otra -- se resuelva, no obstante, en
la deliciosa síntesis de deseante complicidad que establece con
el ojo del visitante a la galería.
La
exposición estará abierta desde el 29 de septiembre hasta
el 9 de octubre del 2001. Cernuda Arte. 3155 Ponce de León
Blvd., Coral Gables, FL 33134-6825, tlf (305) 461-1050, e-mail: rcernuda@bellsouth.net
www.cernudaarte.com
La
Redacción
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