El
exilio rinde tributo a la patrona de Cuba
Ketty
Rodríguez
En un ambiente de fervor religioso, unos 15,000 cubanos celebraron anoche
en la Arena American Airlines una misa para conmemorar los
40 años de la llegada de la Virgen de la Caridad del Cobre a Miami.
La imagen de la Patrona de Cuba tuvo una entrada triunfal ante los vítores
de sus devotos. La Virgen,
vestida de blanco y con el niño Jesús en sus brazos, fue
colocada en una urna de cristal, adornada con flores amarillas y llevada
en hombros hasta el altar ubicado en el centro de la Arena, después
de la procesión por la Bahía de Biscayne a su salida de la
Ermita.
``La Virgen de la Caridad es el emblema de todos los exiliados, no sólo
de Cuba, sino de todas partes'', dijo en el sermón el padre Mulano,
de Colombia.
Ayer se repitió lo sucedido el 8 de septiembre de 1961, cuando miles
de cubanos exiliados la esperaron y la recibieron en el estadio Bobby Maduro,
donde celebraron la primera misa multitudinaria en suelo norteamericano.
La imagen de la Virgen, que pertenecía a la Parroquia de Guanabo
en Cuba, llegó a Miami gracias a las gestiones diplomáticas
realizadas por la Embajada de Panamá. Anteriormente había
estado en la Embajada de Italia.
La celebración eucarística fue encabezada por el obispo de
Miami, John Clement Favalora, y los obispos auxiliares Agustín Román,
Gilberto Fernández y Thomas Wensky, asistidos por decenas de sacerdotes,
diáconos y religiosas.
El alcalde de Miami, Joe Carollo, estuvo presente en la misa. ``Cuba será
libre pronto si los cubanos de allá y los que estamos regados por
el mundo rogamos a la Virgen de la Caridad'', dijo Carollo, y el público
estalló en aplausos.
``Es la imagen que ha visto el sufrimiento del exilio y ha acompañado
a los presos políticos y a los balseros'', declaró Julio
Estorino, miembro de la Archicofradía de la Caridad del Cobre.
La imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre hizo su aparición
a finales de 1612 o principios de 1613 en la Bahía de Nipe, en Cuba,
de acuerdo con la tradición católica cubana, y en 1916 fue
proclamada Patrona de la isla.
El
Nuevo Herald, 9 de septiembre del 2001
Tributo
a los orichas en el día de la Caridad del Cobre
Evelio
Taillacq
Aunque su nombre de pila es Francisco Martín, artísticamente
--este músico cubano, iniciado en la religión yoruba desde
hace 25 años--, se hace llamar Oba (Rey, en lengua lucumí),
Frank Lord's. Desde hace cuatro años dirige y produce artísticamente
la nueva agrupación musical Latin Express que esta noche hará
su debut en el Club Tropigala (4441 Collins Ave., Miami Beach. 305 672-7469)
para festejar el día de la Virgen de la Caridad del Cobre (Oshún,
de acuerdo al sincretismo entre las religiones católica y yoruba,
de origen africano), patrona de la Isla de Cuba.
``Hacemos música folclórica cubana, con base en los toques
religiosos de los yorubas. Una fusión de ritmos africanos de la
cultura yoruba y cubanos, como la rumba, el guaguancó y la columbia,
entre otros géneros populares, mezclados con el sonido disco y el
house music'', informa Oba, quien compone y hace los arreglos de muchas
de las canciones interpretarán esta noche e un espectáculo
que han llamado: Afro-Cuban Tribute To The Orisha's.
Además de tocar el iya (tambor `madre' de los batá), Oba
es el akpwon (cantor en lengua lucumí) y nos aclara que, independientemete
de que su mayor inspiración como cantante es Lazaro Ros, consagrado
akpwon cubano, su agrupación se diferencia del trabajo que ha venido
haciendo durante décadas el grupo Sintesis, de Cuba, en que, mientras
aquella banda radicada fusiona la música yoruba con el rock, Latin
Express lo hace con el sonido disco y el house music.
En la presentación en honor a la Virgen de la Caridad, participan,
Kino Moreno, coro y percusión variada; René Sánchez,
percusión; Jorge Marcos, batería; Paul Kuase, bajo y percusión;
Carlos Vadés, guitarra y percusión; Alexandra Aznares, cantante
y percusión, y Liza M., cantante y bailarina, además de sus
hijos Kizzia Lord, de 9 años, como corista y bailarina y Jahnib
Lord, de 6 años, corista y tumbadora.
También actuará el grupo Iroko Afron Cuban Academmy, con
coreografía de Elena García. ``Será un espectáculo,
con base religiosa, con toques batá y cantos a los orishas (deidades
yorubas), pero todo con un sentido artístico'', nos aclara Oba y
agrega: ``Es, además, la presentación de nuestro álbum,
del que haremos varios temas'', con los que se fusionan culturas y religiones
en una festividad de gran importancia para los cubanos en particular y
para muchos letinoamericanos en general.
El
Nuevo Herald, 7 de septiembre del 2001
La
Iglesia denuncia la pobreza en Cuba
Servicios
de El Nuevo Herald
La
Habana
La Iglesia Católica denunció las condiciones de pobreza en
que vive gran parte de la población en Cuba y advirtió sobre
la existencia de una brecha social que divide actualmente a los cubanos,
al conmemorarse el día de Nuestra Señora de la Caridad del
Cobre, patrona nacional de la isla.
``Cuántas necesidades, cuántas penas veía en las miradas
de nuestros hermanos'' que participaron
en una procesión por el centro de la capital cubana y que ``hoy
carecen de lo necesario para subsistir'', dijo el arzobispo de La Habana,
cardenal Jaime Ortega.
``Qué doloroso resulta pensar cómo enfrentarán las
necesidades cotidianas de la casa aquéllos que no tienen acceso
a remesas (en divisas) que les manden sus familias desde fuera'', señaló
el prelado en una homilía en la que expuso las diferencias sociales
existentes entre la población que tiene acceso al dólar y
aquella que no lo tiene.
Explicó que esa situación ha creado en Cuba ``un nuevo tipo
de migración: el del que se va para trabajar y mandar dinero para
los que quedaron'' en la isla.
``Esto nos duele de corazón'', afirmó el cardenal, que hizo
un llamado ``al amor y a la reconciliación nacional'' para superar
la crisis económica y social que afecta al pueblo cubano.
Aseguró que la Iglesia presta asistencia actualmente a unos 8,000
ancianos de la capital, entregando pequeñas porciones de leche en
polvo y otros productos que ``no se pueden comprar sino con dólares,
y no todos tienen dólares, y uno se pregunta cómo'' solucionan
esa escasez.
En cuanto a las diferencias raciales, el religioso lamentó que ``hay
muchos negros en las cárceles y, es verdad, son los más pobres''.
Ortega pronunció la homilía en el templo de la Caridad del
Cobre, hasta donde llegaron centenares de personas tras recorrer varias
cuadras por el centro de La Habana en una procesión encabezada por
la imagen de la Virgen y que se extendió por casi dos horas sin
que se produjeran incidentes.
Entonando himnos religiosos ejecutados por una banda, los feligreses portaban
velas encendidas y banderas cubanas mientras caminaban por las estrechas
calles de una de las zonas más antiguas de la capital, dando vivas
a la virgen y rogando por el bienestar de la población.
En una mezcla de catolicismo y sincretismo religioso, los fieles llevaban
girasoles o vestían alguna prenda de color amarillo, el color del
atuendo que luce la imagen de la Virgen, a quien la tradición cubana
identifica con Ochún, orisha del panteón Yoruba, diosa del
amor, la femineidad y el río, que simboliza la purificación.
Los seguidores de Ochún reconocen en Nuestra Señora de la
Caridad del Cobre a su máxima deidad y le rinden tributo cada 8
de septiembre, participando de las celebraciones organizadas por la Iglesia
Católica.
Entonando el himno nacional y bajo fuertes aplausos de la feligresía,
la imagen de la Virgen fue colocada nuevamente en el altar mayor del templo,
donde el escudo nacional y la bandera de Cuba tienen un lugar preponderante
entre los íconos religiosos que se encuentran dentro de la parroquia.
Actos litúrgicos similares se realizaron en otras seis ciudades
del país en honor a ``Nuestra Señora de la Caridad del Cobre'',
coronada Patrona de Cuba durante la visita del papa Juan Pablo II a la
isla, en enero de 1998.
El
Nuevo Herald, 10 de septiembre de 2001
La
fe sigue siendo virgen
por
Redacción ENCUENTRO
Los cubanos veneraron una vez más a su patrona, la Caridad del Cobre;
el culto a la virgen mulata es uno de los más extendidos y populares
de la Isla. Tiene el mérito de haber sobrevivido a los peores tiempos
y recrea la fama de quien califica como generosa y cumplidora con su gente.
El altar de la Iglesia del Cobre en Santiago de Cuba es una muestra impresionante
de cómo han cambiado las peticiones de los cubanos a su virgen en
los últimos años. En un salón del santuario se
guardan celosamente las ofrendas de personas agradecidas que venerarán
a "Cachita" hasta el fin de sus días. Antes predominaban las ofrendas
de los enfermos: muletas, prótesis de piernas y brazos y hasta la
piedra que creció anormalmente en la vejiga de una pobre señora.
También eran frecuentes las peticiones de presos, de mujeres que
no podían ser madres y de sobrevivientes de rocambolescos accidentes
de tráfico. Ernest Hemingway dedicó la medalla dorada
de su premio Nobel a Cuba, y la dejó allí, en la casa de
la Caridad. Pero cambiaron los tiempos y comenzaron a llegar al santuario
pequeños envoltorios con tierra de Angola, Etiopía y Nicaragua,
uniformes de oficiales del ejército que estuvieron a punto de morir
en una de las guerras internacionales a las que les envió su Revolución,
zapatillas de los atletas de elite, que después de dedicar públicamente
su triunfo al pueblo y a Fidel, le entregaban en privado la medalla a la
Virgen de la Caridad del Cobre. Llegaron mensajes ambiguos de convictos
que no eran ladrones ni asesinos y se preocupaban por "el futuro de Cuba".
Más tarde, se sumaron fotos de náufragos desde alguna playa
de La Florida, trozos de tablas de alguna balsa y velas gigantescas venidas
de otros lugares, made in USA casi siempre.
Varió también la afluencia a las procesiones y las misas,
aunque, probablemente, las velas y los girasoles que se ponían en
las habitaciones de las casas siguieron siendo infinitas, y la veneración
y el amor, confesados o no, invariables.
Este sábado, las peregrinaciones por el día de la Caridad
reprodujeron la triste tónica de los últimos años.
La vida se ha hecho difícil y las peticiones a la deidad son cada
año más elementales y precarias. A los habituales ruegos
de salud y prosperidad para familiares y amigos, se unen ahora pedidos
de protección contra el hambre y la pobreza. El arzobispo de La
Habana, cardenal Jaime Ortega, reconoció en su homilía a
la virgen que la gente en Cuba teme a la miseria y denunció las
condiciones infrahumanas en que viven muchos. "Cuántas necesidades,
cuántas penas veía en las miradas de nuestros hermanos que
hoy carecen de lo necesario para subsistir" —dijo Ortega refiriéndose
a los participantes en la peregrinación que tuvo lugar este sábado
en la capital. El cardenal mencionó claramente la brecha social
que se abre entre los ciudadanos que pueden acceder al dólar y los
que no, y calificó la migración económica de migración
de pobres, "del que se va para trabajar y mandar dinero a los que se quedaron"...
"Esto nos duele en el corazón", afirmó. Ortega rogó
por la reconciliación nacional y el amor entre los cubanos, pues,
según él, es la única manera de superar la actual
crisis.
En una larga y emocionada homilía pronunciada en el templo de la
Caridad del Cobre de Ciudad de La Habana, el cardenal llamó a las
cosas por su nombre y habló de racismo y de discriminación
de los ciudadanos de raza negra. "Hay muchos negros en las cárceles
y, es verdad, son los más pobres".
Las calles del centro de La Habana acogieron este sábado una procesión
respetuosa y triste que duró casi dos horas, y en la que no hubo
incidentes violentos, a pesar de la discreta pero vigilante presencia policial.
Una banda acompañó a los feligreses que cantaron una mezcla
de cantos a La Caridad y a su deidad sincrética Ochún. La
gente vestía de amarillo, portaba velas encendidas, llevaba girasoles,
cantaba el Himno Nacional y daba vivas a la virgen. Todos rogaban por el
bienestar de la nación.
En Santiago de Cuba, las monjas que cuidan la Iglesia del Cobre debieron
esperar hasta muy tarde para cerrar las puertas del templo. Las flores
cubrían casi totalmente la imagen de la virgen, y la gente no paraba
de llegar desde los más disímiles sitios del país
a cumplir promesas, o, sencillamente, a agradecer. "Cada año vienen
más" —aseguró una de las hermanas encargadas del cuidado
de la Iglesia. "La gente se une en épocas difíciles en torno
a la Caridad. Este año tenemos más ofrendas que nunca. Miel,
mucha miel para que la comida no falte".
Encuentro,
11 de septiembre del 2001
Carta
a la Caridad del Cobre
Ramón
Fernández Larrea, Barcelona
Alta
e ínclita Patrona Caridad del Cobre:
Desde que los dos Hoyos y el Moreno te descubrieron, haciendo de boya en
la Bahía de Nipe, en la
Isla pasó una cosa rara con el sexo: como ya había una virgen,
el resto dejó de serlo.
Y no quiero meter la cabeza en ese himen, que es cosa individual y muy
de cada cual, que es como decir cada uno. Y cada uno y cada cual, o ambos
los dos, son muy dueños de hacer como el avestruz –ese pollo de
núcleo– y meter cabeza, tronco, extremidades y pechuga al horno,
donde mejor le quepa la arepa. Donde no le dé el sol. O entre las
piernas, que es de donde parecen surgir en este mundo las ideas más
peludas y pilimpimpudas.
Yo me voy a lo otro: al chapoteo de Chapotín, que es un choteo con
chapapote, y que me perdone aquel Juan Moreno, el negrito esclavo y cabezón
que se empiraguó una mañana de 1608 con un par de aborígenes
hermanos, a quienes tal vez por unas jetas inundadas de baches, producidos
por un taíno acné juvenil, los zetaceos de armadura bautizaron
en cristiano moderno como Juan y Rodrigo Hoyos.
Déjame completar la historieta, para que los chismosos que no estén
enterados cojan tamaño de bola y vean por dónde va el trillo
con mi venao:
Era una mañana de 1608. Una mañana como todas, pero un poco
más taína, porque todavía se usaban los hatos, que
no era una especie de calzoncillo, sino el inicio de esa institución
alegre y social que en su posterior desarrollo fue llamándose Campos
de reconcentración, Campos de concentración, Unidades Militares
de Ayuda a la Producción y Escuelas Secundarias Básicas en
El Campo. Una algazara constreñida inventada por Sebastián
Ocampo, (de ahí la disyuntiva: ¿Ciudad Ocampo?), perfeccionada
por Valeriano Weyler y ampliada luego, con divertidos toques de imaginación,
por otro gallego.
Esa mañana de 1608 –que otros dicen 1604 y algunos con delirium
tremens 1628– se estaba cocinando algo en el Hato de Barajagua (no
confundir con Baraguá, que no fue un hato, sino un hito. Heto é
así). Lo que se estaba cocinando era un gran caldero con sopa de
jutía. La jutía estaba renuente a dejarse hervir, y, como
la única manera de matarle los microbios y de paso sacarle la sustancia
era ese procedimiento, el roedor, del que nadie especifica si era conga
o carabalí –aunque yo me inclino a pensar en lo primero, porque
los congos son más malditos, con esos ojos botaos–, quiso poner
una regla para sumergirse en la olla: ya que se iba a buscar una salación,
había que echarle sal.
Entonces los aborígenes se miraron entre sí, como sólo
eran capaces de mirarse los aborígenes en esa época, y, al
constatar que no había sal en la despensa y que tampoco había
cura cerca esa mañana para solicitarle una dispensa, pensaron que
estaban bien jodidos, y que la jutía iba a volver a su rama florida
y que nuevamente les tocaba hacer uso de un desayuno de período
especial, con tisana de hojas de naranjas. Y como no estaba aún
establecida la cubana costumbre de ir a jeringar al vecino para pedirle
"una cucharadita de sal, mi amiga, que mira qué casualidad que me
he quedado sin nada, y la bodega está cerrada y no han adelantado
la de este mes", además de que el vecino más cercano estaba
como a tres días de camino, en la villa del Cobre –fundada en 1598,
pero que todavía no funcionaba al kilo, ni tenía bodeguero
asignado –, miraron en derredor, como solían mirar los taínos
a los que le amenaza un cocimiento de hojas de naranja, y encontraron una
solución: mandar a un par de verracos a buscar sal.
Y como nadie daba el paso al frente, porque toda la tribu del Hato estaba
como hatada a la jutía, unos cogiéndola por el cuello, algunos
por el rabo y dos o tres, de los más crueles, apretando sus zonas
más íntimas, se decidió que los más dispuestos
y verracos eran Guatiní y Caucubú, que casualmente eran los
más feos y podían producirle un infarto masivo a la jutía
si el bicho los enfocaba bien. Y como ya habían cogido nombre cristiano,
los hermanos Hoyos fueron designados para aquella valiente misión.
Y como los Hoyos eran de Santiago, se fueron en comparsa a buscar sal.
Y como para buscar sal había que remar por la bahía de Nipe,
y ellos eran poco adictos al trabajo físico y no tenían salero,
eligieron al infante Mbongo Mbatanga, que era un negrito esclavo y cabezón
de diez años, más esclavo que cabezón, que en realidad
se llamaba Juan Moreno pero tenía la talla perfecta para dar remo
que aquí no pican.
El resto de la historia es harto conocida: bogart bogart hasta que humphrey,
boga boga vuelve a bogart. Tormenta repentina. Olas fuerza 3-4. Encueve
hasta nuevo parte metereológico. Nueva salida al mar. Cero guardacostas
a la vista. Y de pronto, como si dijéramos de repente, allí,
en lontananza, casi en longaniza que es como se dice "en lontananza" cuando
estás herido de hambre: Tú. Habanera tú, Cachita,
tan linda y bonita. Flotando como un dirigente.
Para resumir la sinopsis –que duele mucho–: bulto blanco a babor. Como
nadie estaba conspirando en México en esa época, descartaron
al yate Granma. Entonces era: o mujer muerta o ave palmípeda que
la ha palmado. Splaaaaash… splaaaaash... Bongo le dio a Borondongo, Borondongo
le dio a Bernabé (remo lento del negrito Juan Moreno que canta como
un gondolero, con todas sus gónadas) …splash splash splash… Aaaaahhhhh
(remo acelerado del negrito, que deja de cantar por falta de rubato, y
grito de asombro de Juan y Rodrigo Hoyos, que estaban aprendiendo a asombrarse
en castellano).
Eras tú, mi santa, con las vestiduras secas. En un brazo, el niño
Jesús con una bola del mundo que todavía tenía a Yugoslavia
completa, en trance bronce, un poco rúbeo que es como se dice colorao
en el diccionario. En el otro, un crucifijo de oro. Y una inscripción
en la tabla, que los tres remeros pronto se dispusieron a descifrar: "Yo
soy la virgen de la Caridad". Entonces surgió un agujero para los
Hoyos en el descifre: ambos tenían un tercer hoyo en su educación,
una especie de Laguna de la Leche. Ninguno de los dos sabía leer.
Y cuando posaron su vista en el mandinga, éste dijo algo así
como Maferefún, que suena a latín, pero es analfabeto antiguo.
Ahí se dieron cuenta de que estaban embarcados, valga la redundancia.
Y se quedaron embotados, valga otra vez la redundancia. Y te llevaron raudos
y veloces en la piragua de Guillermo Cubillos para el Hato de Barajagua,
que ya se estaba convirtiendo en un animado poblado, y que, de los diez
módulos culturales sólo tenía Parroquia.
Allí sí leyeron tu curriculum y te pusieron en el altar mayor,
y se frotaron las manos, porque a falta de cine o discoteca, ya sabían
en qué entretenerse los fines de semana. Y hasta hubo uno, de nombre
Marías de Olivera, que se brindó él solito, sin que
lo empujara nadie, para dedicarse a tu cuidado. Lo que confirma mi hipótesis
de que en todas las épocas hay un listo que inventa cualquier cosa
para zafarle al trabajo.
Ya el resto lo sabe hasta el burro de Bainoa: Benedicto XV te hizo Patrona
de Cuba en 1916 y empezaron a imprimirse las estampitas donde no salen
los indios –¿no te decía yo que eran muy feos?– pero sí
dos blancos rezando entusiasmados y el prieto dando Festival de San Remo.
Y yo, feliz mortal lejos de Nipe, viendo toda la butifarra histórica
posterior, los teje manejes de la historia y de nuestra indiosingracia,
me atrevo a enumerar leves inquietudes, a propósito de la leyenda
y tu significancia:
guán:
Si todo el casuístico y casuarínico decursar de tu aparición
tuvo que ver con esa mineral de color blanco, sin cuya presencia en nuestra
mesa el jurel sabe a mascota de catcher, y el tomate a kimono de Kioto,
que tiene tres letras y empieza con ese, ¿nuestro provenir se saló
para siempre? ¿Estamos salados como el salami? ¿Salambó
a tutiplén tutirimondache? ¿Un transcurrir de saladitos con
láguer de pipa? ¿Me boté a Guanabacoa en busca de
un bacalao?
tu:
Creo que inauguraste una mala costumbre. Más que mala, pésima.
Desde entonces la gente pudiera pensar que lo bueno viene por agua, y eso
no es cierto. Con las modestas excepciones de un primo mío, que
encontró una careta y un snokel en Bacuranao una mañana,
y de un socio que se dio de bruces lee, flotando casualmente, con una caja
de pollos congelados y una lata de pintura en la inundación de 1994,
cerca del hotel Riviera, no todo lo bueno viene por agua. Si te pones a
mirar, en el líquido elemento lo mismo encuentras un tiburón
tigre, a Jacques de Sores haciendo surfin, un submarino ruso con la propela
ideológicamente dañada, un condón nada umbilical,
un sólido misil albañal fabricado en el Cerro esa misma mañana
por un estreñido consuetudinario o dos haitianos practicando patuá
de foiegrá.
trí:
¿No podías haber hecho como en Fátima o Lourdes? ¿O
es que el truco de la cueva estaba ya muy gastado? Sé que me dirás
que en aquellos dos lugares te le apareciste a unos pastorcillos, y que
en la Cuba del siglo XVI el sector ganadero andaba poco desarrollado, es
decir, que los terneros estaban aún muy verdes. Si hubieras esperado
un par de tres siglos, hubiera sido diferente. Pero creo que no tanto.
Sigue poco desarrollado. Ahora hay mucho rebaño y un solo pastor,
que no es niño ni alemán.
for:
(o chevrolé) Eso de andar flotando sobre un tablón también
ha sido nocivo para las inclinaciones del cubano. Entre tu ejemplo y el
de la Kontiki, el fenicio está que da al pecho.
y
fai: Ya que te ibas a aparecer de todos modos, se pudiera haber elegido
una bahía más cercana. Porque la cosa de y si vas al Cobre
quiero que me traigas, se pone cruda en la actualidad, para como está
la andanza por carretera. Todos te tenemos en una medalla, lo que falla
es la cadena. La de puerto-transporte- economía interna. Menos en
la Bahía de la Habana, que es un natural yacimiento de petróleo,
tenías campo abierto para la flotación.
Ha
pasado el tiempo, todo el tiempo. Y hasta un águila sobre el mal.
Como Patrona, has de salir, crecer y multiplicarte y poner orden en los
asuntos. Acabar de una vez con el mal busto imperante. Y darnos más
fe y un futuro promisorio, aunque lo tuyo sea lo ecuménico y no
lo económico. Porque si tu misión sólo consiste en
posar con los remeros, como en una final de Olimpiada, y tu cadena es perpetua,
¿qué nos toca entonces a nosotros, abominables pescadores?
Cobrizo
y encobrenado Ramón
Encuentro,
9 de julio del 2001, Año II, edición 156
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