En el presente número enregamos a los lectores un regalo del
poeta, narrador, ensayista e investigador Rogelio Saunders. Saunders se
ha dedicado, pacientemente, a escudriñar la vida y obra de
Brindis de Salas y ya La Habana
Elegante ha ofrecido otras muestras de ese trabajo. Completamos
este Café París con el artículo La permanencia de
una memoria recobrada,
de Héctor Antón sobre el Catálogo que recoge diez años de trabajo de Aglutinador. Tanto a
Saunders como a Antón les agradecemos sus valiosas
colaboraciones.
La Redacción
Una
composición de Brindis de Salas
presentación de
Rogelio Saunders
“Brindis de Salas no fue compositor”. Tal es la afirmación que
se repite en su historiografía. Poco a poco, sin embargo, voy
llegando a la conclusión de que quienes hablaron sobre él
no sólo no lo sabían todo, sino que ignoraron una gran
parte de su vida y su obra. No sólo, por razones más o
menos comprensibles -- su vida de concertista, hombre de familia y
miembro de la nobleza en Alemania -- sino también por su intensa
inserción en Martinica y lo que este hallazgo que hoy presento
revelaría. (Y es que ni siquiera sus transcripciones han sido
estudiadas en detalle, en particular su Paráfrasis de Lucia di Lammermoor, sobre la que
llamó la atención el crítico argentino Frexas.)
Después de conocer esta partitura, esta Romanza sin palabras (género
romántico por excelencia), no se puede afirmar sin más
que Brindis de Salas no fue compositor. Debe tenerse en cuenta,
además, que fue inscrita en el registro de la propiedad
francés en el año 1876, cuando Brindis de Salas
tenía 24 años. Como no soy músico, no puedo opinar
sobre su calidad o su estilo. Sólo puedo señalar su
existencia para que otros (críticos, aficionados, historiadores,
músicos) conozcan y juzguen.
Esta primicia, si lo es, se debe a la
generosidad de La Habana Elegante
y de su editor, Francisco Morán, a quienes va el primer
agradecimiento.
Hágase Brindis.
(Sabadell, julio de 2007)
Importante:
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